jueves, 2 de junio de 2016

DIFERENTES... PERO IGUALES.



DIFERENTES... PERO IGUALES.
Diferentes…pero iguales. Hijos e Hijas de la Tierra bajo un mismo Sol, Luz que nos da la vida, Luz que ilumina a todos por igual, sin importarle para nada los dogmas, creencias, religiones, costumbres, miserias y virtudes que tanto nos siguen separando a la humanidad.
Buenos y malos, luz y oscuridad, positivo y negativo…el ser humano se empeña una y otra vez en la dualidad. Solo existe la dualidad para la mente ignorante, limitada, que desconoce sus orígenes, su verdadera esencia.
Y como el hombre se hace y se considera dual, hace al Creador a su imagen y semejanza.
Se quitan vidas humanas ahora, y se han quitado siempre en nombre de Dios, de Alá, de Jesucristo… Quien conozca algo de la historia, sabrá de lo que hablo.
En estos días la humanidad está muy sensibilizada por los actos de terrorismo acaecidos en Francia, bueno, la humanidad de Europa, claro está. Y hago este matiz porque cuando actos de terrorismo, de violencia contra inocentes, de violaciones, de torturas, de asesinatos a sangre fría o por daños colaterales, se suceden en otros lugares que no sean Europa o América, la sociedad se queda impasible, escucha las noticias cuando las dan por los medios de comunicación, se lamentan pero siguen con sus vidas encogiéndose de hombros. ¡No podemos hacer nada! Es la exclamación más oída y leída.
¡Claro que se puede hacer…exactamente lo mismo que haces cuando ese acto de terrorismo o de violencia te salpica o pone en peligro la seguridad y la malentendida libertad de tu sociedad! Y digo malentendida porque ofender las creencias religiosas de una parte de la humanidad no es libertad. Es un atentado en toda regla contra la dignidad humana. Porque por encima de las religiones, está el ser humano, hijo de un Padre y Madre. La madre Tierra que le da forma y sustento, y el padre Sol que le da la vida y calor en el plano físico y espiritual.
Si el Sol se apagara, el ser humano y toda vida sobre este planeta, se extinguiría, y no haría excepciones con nadie.
Las religiones fueron producto de seres humanos como nosotros que llevaban en su Corazón y en su Alma el recuerdo de quienes eran realmente, e iniciaron su propia búsqueda y autoconocimiento. Enseñaron a sus semejantes ese camino, y la ignorancia humana lo derivó en religiones que lejos de orientar y nutrir el alma del ser humano, lo alejaron más de su verdadera esencia y de sus semejantes.
El que unos terroristas musulmanes maten en nombre de Alá, no significa que el Islam sea el enemigo de la humanidad. El que unos terroristas bajo el nombre de ETA asesinaran en España, no significa que todo el pueblo vasco fuera asesino. El que un grupo de terroristas bajo el nombre de IRA matara y sembrara el terror, no significa que todo el pueblo irlandés lo fuera. El que hace siglos unos terroristas bajo el nombre de las santas Cruzadas y en nombre de Cristo asesinaran a inocentes, no significa que la iglesia católica lo fuera. Radicalismo, fanatismo, hay por doquier. Al terror hay que aislarlo, a los terroristas y asesinos ponerlos bajo la Ley, pero no arremeter contra los creyentes de una religión determinada. Es muy triste observar cómo en estos días, cuando he ido a sitios públicos, en el metro, autobuses…cuando subía o había un hombre o una mujer de raza árabe, eran mirados con sospecha y a veces con desprecio.
Somos muy manipulables, porque no sometemos a reflexión y análisis todo lo que vemos, escuchamos y leemos en los medios de comunicación. Es más fácil dejarse llevar por la mayoría que ser uno mismo, responsable de sus actos, emociones, decisiones, en una palabra, ser coherente, consciente y auténtico.
Hay que plantarse ya. Salir a la calle, decir ¡¡basta ya!! pero no cuando los políticos lo crean oportuno o la manipulación a la que estamos sometidos gane la contienda. Hay que plantarse definitivamente contra todo tipo de violencia, injusticia, manipulación y mentira, pero no cuando nos afecte directa o indirectamente, sino en todo momento, circunstancia y lugar. Porque no hay seres humanos de primera, de segunda y de tercera, y algunos ni tan siquiera tienen un grado. Todos somos iguales.
Un pueblo podrá tener sus leyes, sus costumbres, creencias, religión, profetas o mesías…pero siempre con dignidad. La dignidad de un Hijo del Creador.
Y mientras no seamos conscientes de ello, y sigamos siendo arrastrados por una sociedad ciega, indolente y cuadriculada, seguiremos sufriendo las consecuencias.
¡Podemos hacer mucho a nivel individual! Cada cual tiene el poder de dirigir su vida y conquistar su propia libertad, pero la de verdad…no la de pacotilla.
En medio de tanta desazón, desaliento y energías muy densas, mi corazón confía en los niños. Esos niños que están recibiendo y nutriéndose de lo más intoxicado de la sociedad. Niños que son maltratados a todos los niveles, ignorados, sean de un continente o de otro. Da igual. Pero confío en sus corazones, porque se que han venido a cambiarlo todo. Son fuertes y poderosos, porque tienen verdadera Magia en su corazón, y serán los que poco a poco, con paso firme y potente, vayan derrumbando los cimientos de esta sociedad enferma.
Me hago niña con ellos, y yo también digo: ¡¡ME PLANTO, YA BASTA, ME BAJO DE ESTE TREN QUE NO LLEVA A NINGUNA PARTE!!
ALMA VIAJERA

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