Capitulo IV (Tercer Escrito)
APATÍA Y DEPRESIÓN
ELIGIENDO LO POSITIVO.
Un efecto sorprendente de la voluntad de dejar nuestra negatividad interior es el descubrimiento de que el polo opuesto de los sentimientos negativos existe.
Hay una realidad interior que podemos llamar nuestra "grandeza interior" o "Ser Superior".
Tiene mucho más poder que la negatividad interior. A cambio de dejar ir las recompensas que estábamos recibiendo de la posición negativa, ahora estamos sorprendidos por las recompensas positivas que se derivan del poder de nuestros sentimientos positivos.
Por ejemplo, cuando dejamos de culpar, experimentamos el perdón.
Nuestro Ser Superior, que podríamos decir está compuesto de nuestros sentimientos más elevados, tiene capacidades casi ilimitadas. Puede crear oportunidades de empleo.
Puede crear situaciones para la sanación de las relaciones.
Tiene el poder de crear oportunidades para relaciones cariñosas, oportunidades financieras, y la curación física. A medida que dejamos de darle autoridad y energía a todos los programas negativos que se derivan de nuestro propio pensamiento, dejamos de regalar nuestro poder a los demás y empezamos a recuperarlo de nuevo.
Esto se traduce en un aumento de la autoestima, el retorno de la creatividad, y la apertura de una visión positiva del futuro que sustituye al temor. Podemos experimentar con alguien con quien tengamos una relación pobre debido a aferrarnos a los resentimientos. Podemos sentarnos y decirnos a nosotros mismos que esto sólo será un experimento.
El propósito de esto, nos decimos, es estrictamente aprender; es decir, queremos familiarizarnos con las leyes de la conciencia y observar los fenómenos que se producen.
Reconocemos las recompensas que hemos estado recibiendo de nuestros sentimientos negativos. Entregamos cada una de ellas y, al mismo tiempo, dejamos de resistirnos a aquello en nosotros que estaría dispuesto a sanar la relación. En este punto, no es necesario tener ningún contacto personal con la otra persona.
Estamos haciendo este experimento por nuestro propio bien y no por ellos. Al buscar en nosotros mismos, nos preguntamos, "¿Qué está encubriendo la ira?" En el fondo de esa ira, probablemente encontremos miedo. Y junto al miedo, encontraremos también celos. Encontramos la competitividad y todos los otros pequeños componentes del complejo sentimiento que han bloqueado la relación.
Al simultáneamente dejar ir lo negativo y dejar de resistir lo positivo se produce un cambio de energías internas, acompañado de un cambio sutil en nuestra autoestima.
Dejar ir nuestra resistencia a estar dispuestos a que algo positivo suceda en la relación es todo lo que se necesita.
A continuación, podemos simplemente sentarnos y ver que es lo que ocurre. En este experimento, no estamos interesados en si la otra persona "lo consigue." Sólo estamos interesados en lo que nosotros consigamos. Sólo estamos interesados en mover nuestra propia posición en el asunto y, luego, simplemente observamos lo que sucede.
Por lo general sobreviene una experiencia muy gratificante, que tendrá diferentes formas dependiendo de las circunstancias.
Otra causa de la apatía es el residuo de una experiencia traumática y abrumadora vivida anteriormente que no haya sido resuelta.
La mente se proyecta en el futuro con la esperanza de que el pasado será repetido.
Cuando descubrimos esta dinámica inconsciente, podemos optar por ver de nuevo lo complejo de la emoción, desarmarla en las partes que lo componen, dejar los aspectos negativos, y dejar de resistirnos a los positivos. Al hacer esto, nuestra perspectiva del futuro cambian. Podemos perdonarnos a nosotros mismos que, en un momento anterior de abrumadora emoción, simplemente no supimos cómo manejar la situación. Hubieron una gran cantidad de residuos que nos dejaron emocionalmente incapacitado en ese momento. Pero, debido a que en la mente inconsciente no existe nada parecido al tiempo, podemos elegir cualquier momento presente para sanar los sucesos pasados. A medida que avancemos a través de nuestra propia curación emocional y por nuestro propio bien, ese suceso pasado comienza ahora a adquirir un significado diferente.
Nuestro Ser Superior comienza a crear un nuevo contexto para ello. Podemos ver el regalo oculto.
Podemos terminar reconociendo con gratitud que nos dio una nueva oportunidad para aprender, crecer y adquirir sabiduría.
Una de las áreas más comunes en las que vemos este agobio emocional es después de un divorcio. Demasiado a menudo es seguido de la amargura y el deterioro de la capacidad para crear una nueva relación amorosa. La falta de voluntad para dejar de culpar sigue afectando a las emociones, lo que puede durar años o incluso toda la vida. Cuando nos topamos con la amargura, lo que hemos descubierto en realidad es un área sin cicatrizar en nuestra propia estructura emocional, y el esfuerzo que ponemos en su curación traerá enormes recompensas.
En cualquier situación que implique sufrimiento, tenemos que preguntarnos a nosotros mismos: "¿Cuánto tiempo estoy dispuesto a pagar el precio? ¿Cuáles fueron las propensiones kármicas por las que empezar? ¿Cuánta culpabilidad es suficiente? ¿Hay un tiempo para ponerle fin a esto? ¿Cuánto tiempo aguantaré? ¿Cuánto sacrificio estoy dispuesto a pagar a la otra persona por sus errores, reales o imaginarios? ¿Cuanta culpa es suficiente? ¿Cuánto auto-castigo es suficiente? ¿Cuándo cederé el secreto placer del auto-castigo? ¿Cuándo terminarán los reproches?
"Cuando realmente lo examinemos, siempre vamos a encontrar que nos hemos estado castigando por ignorancia, ingenuidad, inocencia y la falta de educación interior. Podemos preguntarnos: "¿Cuándo me formaron en las técnicas de autosanación emocional? Cuando fui a la escuela, ¿me impartieron cursos sobre conciencia? ¿Alguien alguna vez me dijo que yo tenía la libertad de elegir lo que pasa en mi mente? ¿Alguna vez me enseñaron que podía rechazar toda la programación negativa? ¿Alguien alguna vez me habló de las leyes de la conciencia? Si nadie lo hizo, ¿por qué nos molemos a palos por tener inocentemente creencias sobre ciertas cosas? ¿Por qué no dejamos de molernos a palos hasta ese momento?
Todos hicimos lo que creíamos que era mejor en el momento. "Parecía una buena idea en ese momento" es lo que podemos decir acerca de nuestras acciones pasadas y las de los demás.
Todos hemos sido involuntariamente programados, estando nuestra consciencia desactivada.
Por nuestra confusión, ignorancia e ingenuidad, adquirimos los programas negativos. Entonces los ejecutamos.
Pero ahora podemos elegir dejarlos. Podemos elegir una dirección diferente. Podemos elegir estar más sensibilizados, más conscientes, más responsables y discernir mejor.
Podemos negarnos a permanecer como una cinta de grabación en blanco, recogiendo cada programas que el mundo nos da.
El mundo está más que dispuestos a explotar nuestra ingenuidad y jugar con nuestra pequeñez, con todas sus vanidades y temores. Cuando nos demos cuenta de como fuimos manipulados, explotados y engañados, la ira llegará.
Estate preparado para manejarla. Permítete estar enfadado.
Es mejor estar enfadado que apático por un tiempo. Con la ira, tenemos una gran cantidad de energía. Podemos hacer algo al respecto. Podemos pasar a la acción. Podemos cambiar nuestra opinión. Podemos revertir la dirección. Entonces, es fácil dar el salto de la ira al coraje. En el nivel de coraje, podemos verlo, examinarlo, y observar cómo sucede todo.
Empezamos a ver que con nuestra pequeñez compramos gato por liebre. En esa investigación, tropezaremos con nuestra propia inocencia interior. Cuando la redescubramos, podremos desprendernos de una gran cantidad de culpa.
Cuando la culpa se vaya, la necesidad del auto-castigo se irá con ella, y eso nos eleva de la apatía y la depresión. Podemos optar por revalidarnos a nosotros mismos, nuestras cosas buenas y nuestra valía. Y podemos ver cómo los demás fueron programados igual que nosotros. Ellos, también, estaban haciendo lo que pensaron que era mejor en ese momento. Ya no tenemos que culparlos ni a ellos mismos ni a nosotros nunca más. Podemos renunciar a todo el juego del culpar en la medida en que ha quedado obsoleto y es ineficaz.
Las Compañía que Frecuentamos Otra técnica a valorar para salir de la apatía, la depresión y las situaciones en las que estamos siendo predominantemente dirigidos por el pensamiento, "no puedo", es elegir estar con otras personas que han resuelto el problema con el que luchamos. Este es uno de los grandes poderes de los grupos de autoayuda.
Cuando estamos en un estado negativo, entregamos una gran cantidad de energía a las formas de pensamiento negativas, y las formas de pensamiento positivas son débiles. Los que están en una vibración más alta están libres de la energía de sus pensamientos negativos y han potenciado las formas de pensamiento positivo.
El simple hecho de estar en su presencia es beneficioso. En algunos grupos de autoayuda, a esto se le llama "pasar el rato con los triunfadores".
La ventaja aquí está en el nivel psíquico de la conciencia, y se produce una transferencia de energía positiva y re-iluminación de alguna de las propias formas latentes del pensamientos positivo. En algunos grupos de autoayuda a esto se le llama "conseguirlo por ósmosis". No es necesario saber cómo sucede, sino simplemente que sucede. Es común presenciar este fenómeno.
Por ejemplo, en nuestra sociedad la mayoría de la gente ha sido formada para ser lógica y de hemisferio izquierdo en su orientación. Cómo siempre, algunas personas desde su nacimiento están orientadas hacia el cerebro derecho.
Esas personas de hemisferio derecho se caracterizan por un mayor poder de la intuición, la creatividad, la comunicación telepática, y la consciencia de las formas de pensamiento y las vibraciones de energía. Con frecuencia incluida entre estas capacidades está la de ver el campo de bio-energía que rodea el cuerpo humano llamado el aura. Cuando se está en presencia de personas con esta capacidad, se vuelve posible compartir esa capacidad.
Esto fue cierto incluso para un escéptico, lógico, científico de hemisferio izquierdo masculino que se encontraba en compañía de personas con la capacidad de ver el aura.
Al seguir sus instrucciones sobre la manera de ver el aura, sorprendentemente, vio de hecho un campo visible de luz alrededor de las cabezas de la gente.
En particular, el aura alrededor de un hombre que parecía ser algo casi como un "ectoplasma" colgado en su mayor parte sobre la oreja izquierda. En el lado derecho de la cabeza, sin embargo, no había prácticamente nada a la vista. Para saber si este fenómeno era real y proveniente de la imaginación, se confirmó al tocarlo alguien cercano y experto en ver el aura. Ella también vio un aura que era muy ancha en un lado y prácticamente inexistente en el otro. La capacidad para ver el aura estaba disponible sólo cuando se estaba en presencia de otras personas con esa capacidad.
Al salir de la situación de instrucción donde habían estado personas que podían ver el aura, la capacidad ya no estaba.
En los años siguientes, en compañía de amigos que podrían ver el aura, la capacidad retornaba.
Una vez, en presencia de una psicóloga mujer en una clínica, -cuyo trabajo era el diagnóstico psíquico por medio de la observación de las auras de las personas y sus cambios en los patrones de color-, de repente tuvo la capacidad no sólo de ver el aura, sino también ver sus colores brillantes y observar el cambio del aura en respuesta a las emociones fluctuantes.
Con sólo hablar con ella, esa capacidad estaba disponible de repente. Es como si cuando estuvieras próximo al aura de las personas con ciertas capacidades, una cierta transferencia de la capacidad pudiera tener lugar. En pocas palabras, estamos ya sea positiva o negativamente influenciados por las compañías que frecuentamos.
Es poco probable que vayamos a superar la inhibición si elegimos estar en compañía de otras personas que tienen nuestros mismos problema. Este fenómeno se hizo evidente en el caso de una mujer divorciada que vino a consulta. Quería saber si debía ir o no a psicoterapia. Sus quejas eran una úlcera recurrente y dolores de cabeza por migraña. A medida que la historia se desarrollaba, la gran amargura sobre su divorcio traumático desafortunadamente salió. Se había unido a un grupo de concienciación feminista, dijo. Ella describió este grupo en particular como casi compuesto totalmente por mujeres divorciadas que estaban amargadas, enfadadas y llenas de odio hacia los hombres.
Como grupo, estaban obteniendo una gran recompensa de su negatividad. En realidad, sus vidas eran tristes y mas bien patéticas, mientras luchaban por recuperar su autoestima a través de los extremos y el marcado desequilibrio emocional.
Después de escuchar su historia e investigar las circunstancias de su vida, se le sugirió que en lugar de psicoterapia, siguiera una simple recomendación durante un período de tres meses.
Si no funcionaba, entonces, podría reevaluar la necesidad de la psicoterapia. La recomendación se limitaba simplemente a suspender su asociación con el grupo y con sus amigas amargadas y divorciadas y, en su lugar, buscar la compañía de personas que habían logrado restablecerse las relaciones a pesar de divorcios anteriores. Al principio ella se resistió y dijo que no tenía nada en común con los miembros de ese grupo.
Luego reconoció dos hechos básicos. Primero, ahorraba mucha más energía fomentar las relaciones con personas positivas.
En segundo lugar, una de las leyes - es "lo semejante atrae a lo semejante"; la amargura atrae a la amargura, mientras que el amor atrae al amor. Se preguntó a si misma: "¿A que me ha llevado mi amargura? ¿He conseguido algo que fuera positivo y útil".
A medida que pasaba el tiempo, dejó de pasar tiempo con su grupo y comenzó a buscar la relación con personas más sanas, más equilibradas. En compañía de gente más feliz, se le estimuló la consciencia de la cantidad de negatividad que estaba conteniendo dentro de sí misma. Ella empezó a ser consciente de que estaba conscientemente manteniendo la negatividad y eligiendo mantenerla, y comenzó a ver el coste de esa negatividad.
Su vida social cambió. Se volvió mas sonriente y feliz. Sus dolores de cabeza por migraña desaparecieron. Con el tiempo, se enamoró de nuevo y bromeó diciendo que ¡enamorarse era la mejor cura que había descubierto nunca para la úlcera!
Si nos encontramos en un estado de apatía, podemos descubrir los programas subyacentes preguntándonos a nosotros mismos que estamos tratando de probar. ¿Estamos tratando de demostrar que la vida está podrida? ¿Que este es un mundo sin esperanza? ¿Qué no fue culpa nuestra? ¿Qué no se puede encontrar el amor? ¿Que la felicidad es imposible?
¿Qué estamos tratando de justificar? ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por tener "razón"?
Al reconocer y dejar de lado los sentimientos que surgen en respuesta a estas preguntas, las respuestas comienzan a aparecer.
(Dr. David R Hawkins.)
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