El contacto interno
crea un espacio abierto, de no-mente, en el que puede florecer el amor. Pero si
la mente dirige tu vida los problemas aparecerán.
LA ALEGRÍA DE SER Y EL
ARTE DE ESCUCHAR
Has usado la palabra
Ser ¿Puedes explicar su significado?
El Ser es la Vida Una,
eterna y omnipresente, más allá de la miríada de formas de vida que están
sujetas al nacimiento y a la muerte. Sin embargo, el Ser no sólo es
trascendente, también impregna profundamente cada forma, y su esencia es
invisible e indestructible.
Esto significa que
ahora mismo puedes acceder al Ser porque es tu identidad más profunda, tu
verdadera naturaleza amorosa. Pero no trates de agarrarlo con la mente. No
trates de entenderlo. Sólo puedes conocerlo dejando la mente en silencio.
Cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el
ahora, puedes sentir el Ser, pero nunca podrás entenderlo mentalmente. La
iluminación es recuperar la conciencia del Ser y residir en ese estado de
"sensación-realización".
En el estado de
conciencia normal, es decir, no iluminado, el poder y el infinito potencial
creativo que residen en el ahora quedan totalmente oscurecidos por el tiempo
psicológico. Tu vida pierde la cualidad vibrante, la frescura, la maravilla.
Las viejas pautas de pensamiento, emoción, conducta, reacción y deseo se
expresan en acciones absolutamente repetitivas; son un guión mental que te da
una especie de identidad, pero distorsiona o encubre la realidad del ahora.
Entonces, la mente crea una obsesión en la que el futuro sirve para escapar de
un presente insatisfactorio.
LA ALEGRÍA DE SER
En las dimensiones
profundas del Ser ya eres completo y total ahora.
Para notar si te has
dejado atrapar por el tiempo psicológico, puedes usar un criterio muy simple.
Basta con preguntarse: ¿Hay alegría, fluidez y ligereza en lo que estoy
haciendo? Si no es así, el tiempo encubre el momento presente, y percibimos
erróneamente la vida como una carga o como un esfuerzo.
Si no hay alegría,
fluidez o ligereza en lo que haces, eso no significa necesariamente que tengas
que cambiar lo que haces. A veces basta con cambiar la manera de hacerlo. El
"cómo" siempre es más importante que el "qué". Trata de
conceder mucha más atención a lo que haces que al resultado que esperas obtener.
Concede toda tu atención a lo que el momento te presente. Esto implica aceptar
plenamente lo que es, porque no puedes conceder toda tu atención a algo y al
mismo tiempo resistirte a ello.
En cuanto honras el
momento presente, toda infelicidad y esfuerzo se disuelven, y la vida empieza a
fluir con alegría, suavidad y amor. Si tus actos surgen de la conciencia del
momento presente, cualquier cosa que hagas, hasta la acción más simple, quedará
impregnada de calidad, cuidado y amor.
Por tanto, no te
preocupes por el fruto de tus acciones: mantente atento a la acción misma. El
fruto ya vendrá cuando corresponda. Ésta es una práctica espiritual muy
poderosa. En el Bhagavad Gita, Una las enseñanzas espirituales más antiguas y
hermosas que se conocen, el desapego del fruto de la acción recibe el nombre de
karma yoga. Se describe como la senda de la "acción consagrada".
Cuando cesa el esfuerzo
compulsivo por alejarse del ahora, el amor del Ser fluye en todo lo que haces.
En cuanto tu atención se orienta hacia el ahora, sientes una presencia, una
quietud, una paz. Ya no dependes del futuro para conseguir la satisfacción o la
realización; no buscas en él la salvación. Por lo tanto, no te apegas a los resultados.
Ni el éxito ni el fracaso pueden cambiar el estado de tu Ser interno. Has
encontrado la vida subyacente en tu situación de vida.
En ausencia del tiempo
psicológico, tu sentido de identidad procede del Ser, no de tu pasado personal.
Y así la necesidad psicológica de convertirte en algo distinto de lo que eres
deja de presionar. En el mundo, en lo relativo a tu situación de vida, puedes
hacerte rico, adquirir conocimientos, tener éxito, liberarte de esto o de
aquello, pero en las dimensiones profundas del Ser ya eres completo y total
ahora.
LA TOTALIDAD
En ese estado de
totalidad, ¿Aún seríamos capaces de conseguir objetivos externos? ¿Tendríamos
deseos de conseguirlos?
Por supuesto, pero ya
no tendrías expectativas ilusorias de que algo o alguien del futuro va a
salvarte o hacerte feliz. En lo relativo a tu situación de vida, puede que te
queden cosas por conseguir o adquirir; son parte del mundo de la forma, del
mundo de la ganancia y de la pérdida. Sin embargo, a un nivel más profundo, ya
estás completo y, cuando tomas conciencia de ello, todo lo que haces queda
envuelto en una energía alegre y juguetona. Estando liberado del tiempo
psicológico, ya no persigues tus objetivos con sombría determinación, impulsado
por el miedo, la ira, el descontento o la necesidad de convertirte en alguien.
Tampoco te paraliza el miedo al fracaso, que para el ego implica una pérdida de
identidad. Cuando tu sentido de identidad se deriva del Ser, cuando te liberas
del "devenir" como necesidad psicológica, ni tu felicidad ni tu
sentido de identidad dependen de los resultados, y por tanto estás libre del
miedo. No buscas la permanencia donde no puedes hallarla: en el mundo de la
forma, de la ganancia y de la pérdida, del nacimiento y de la muerte. No pides
que las situaciones, condiciones, lugares o personas te hagan feliz y después
sufres si no responden a tus expectativas.
Respetas y honras todas
las cosas, pero ninguna importa demasiado. Las formas nacen y mueren, pero tú
eres consciente de lo eterno que está detrás de las formas. Sabes que
"nada real puede ser amenazado".
Cuando éste es tu
estado de Ser, ¿Cómo puedes fracasar? Ya has triunfado.
EL ARTE DE ESCUCHAR.
Cuando escuches a otra
persona, no te limites a hacerlo con tu mente; escúchala con todo tu cuerpo. Y
mientras escuchas, siente el campo energético de tu cuerpo interno. Esto aleja
la atención del pensamiento y crea un espacio tranquilo que te permite escuchar
sin interferencias mentales. Estás dando espacio a la otra persona, espacio
para ser. Es el regalo más precioso que le puedes dar. La mayoría de la gente
no sabe escuchar porque casi toda su atención está ocupada por el pensamiento.
Suelen prestar más atención a su propio pensamiento que a lo que la otra
persona les está diciendo, y ninguna a lo verdaderamente importante: el Ser de
la otra persona debajo de las palabras y de la mente. Por supuesto que no
puedes sentir el Ser de otra persona si no es a través de tu propio Ser. Estás
empezando a tomar conciencia de la unidad, que es amor. En el nivel más
profundo del Ser, eres uno con todo lo que es.
La mayoría de las
relaciones humanas consisten principalmente en la interacción de unas mentes
con otras, y no en seres humanos que se comunican, que están en comunión. Así
no puede crecer ninguna relación, y por eso suelen ser tan conflictivas. Cuando
la mente dirige tu vida, el conflicto, la lucha y los problemas son
inevitables. Estar en contacto con el cuerpo interno crea un espacio abierto,
de no-mente, en el que puede florecer el amor.
Eckhart Tolle
Fuente_ La Iluminacion Espiritual