La desvalorización femenina es un hecho que se remonta a siglos atrás en nuestra historia, las religiones mayoritarias, expulsan a la Diosa Madre para imponer sólo al Dios Padre;
En el Antiguo Testamento (texto sagrado para los cristianos, judíos y musulmanes) retratan a la mujer como culpable, a pesar de que en la historia ambos comen del fruto prohibido, es a Eva a la que le cae el mayor castigo:
“-Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces en razón de tu desobediencia: con dolor darás a luz los hijos”
Esta historia (entre otras) se ha alojado en el inconsciente colectivo haciendo estragos; Se inocula una especie de odio hacia lo femenino, que persistirá a lo largo de la historia hasta nuestros días…
Incluso Buda dijo que las mujeres no podían iluminarse, pues para ello deberían antes reencarnarse en hombres…
Esta es una herencia que estigmatiza universalmente a la mujer, como símbolo de pecado, de inducir al vicio y a la perdición. La desvaloriza.
Desde los tiempos de Moisés se encargaron de despojar de todo valor a la mujer y de desplazar a la Diosa, así que hoy en día cuando pensamos en la Divinidad olvidamos el aspecto femenino que también abarca, por eso es necesario que recobremos a la Diosa, y unifiquemos las energías creadoras Dios-Diosa.
Alejandro Jodorowsky dice en su libro “Manual de Psicomagia”:
“En el inconsciente colectivo la mitología permanece activa y puede actuar, de forma sutil, sobre nuestra realidad. Aunque hayamos olvidado el lenguaje de los símbolos, éstos influyen en nuestro comportamiento.”
Las religiones patriarcales han sido determinantes para extender la idea de que la mujer es inferior al hombre y por ende debe someterse a éste.
Por ejemplo en la Edad Media en Europa la iglesia instauró la inquisición con la finalidad de perseguir a la brujería;
En otras palabras, a causa de ello acabaron exterminando cerca de tres millones de mujeres acusadas de pactar con el maligno, que en realidad eran mujeres espiritualmente sabias, parteras y/o sanadoras que conocían las propiedades curativas y cosméticas de las plantas, de los minerales etc. vivían en sana armonía con la naturaleza, eran consejeras, tenían conocimientos sobre la sexualidad y la reproducción (para conseguirla o frenarla) y brindaban una gran ayuda a la sociedad.
Pero para la iglesia suponían una gran amenaza por sus conocimientos y por ser tan beneficiosas para el pueblo, por lo tanto no podían dejar que éste las tomara como imprescindibles para su bienestar, ese hecho les daría poder a las mujeres, y eso no lo podían permitir los grupos dominantes del medievo, así que optaron por acusarlas de que lo que hacían era cosa del diablo.
La misoginia de la iglesia, jugó un papel decisivo en la creación del mito de la bruja como ser maléfico y propició las persecuciones al exaltar la imagen demoniaca de la mujer e instigar el sentimiento de odio que predominó hacia todo lo femenino. También afirmaba su inferioridad frente al hombre. El poder judicial y el poder religioso no estaban separados, así que si sobresalía alguna mujer sabia, acababa en la hoguera…
Al comienzo la caza de brujas fue dirigida por la inquisición, pero en el siglo XVI estos son reemplazados por los tribunales laicos, o sea, los jueces civiles.
No fue sino hasta 1657, cuando ya habían muerto millones de personas, (Honestamente hablando, la persecución no fue sólo contra las mujeres, pero cabe destacar que la inmensa mayoría de las personas procesadas por brujería fueron mujeres.) que la Iglesia condenó las persecuciones.
Los siglos posteriores no fueron especialmente halagüeños tampoco para la posición de la mujer en la sociedad, relegada al rol de ama de casa, y el de procreadora…
Hubo que luchar mucho para conquistar un lugar digno, que gracias a muchas heroicas mujeres, podemos disfrutar de ciertos derechos y reconocimientos, pero por como yo lo veo, aún hay mucho que trabajar, para llegar a un nivel de igualdad universal.
De esos barros vinieron estos lodos… puesto que hoy en día la ONU sigue recabando datos sobre la discriminación de la mujer:
“Las desigualdades entre el hombre y la mujer están muy arraigadas en las sociedades.
Las mujeres están mal representadas en los Gobiernos, los Parlamentos y los consejos de administración de las empresas. Tampoco tienen acceso a un trabajo decente, se enfrentan a la segregación ocupacional y sufren diferencias por su sexo.
A veces también se les niega el acceso a la educación básica y a los servicios de salud y, en todas las regiones del mundo, son víctimas de la violencia y la discriminación.”
Y esto es lo que dice la UNESCO:
“Muchas sociedades siguen teniendo patrones de desvalorización hacia la mujer: La igualdad de género es fundamental para la realización de los derechos humanos de todas las personas.
Sin embargo, las leyes discriminatorias contra las mujeres aún persisten en todos los rincones del mundo.
En todas las tradiciones jurídicas existen muchas leyes que continúan institucionalizando la condición de segunda clase para las mujeres y las niñas. Estas formas de discriminación menoscaban el empoderamiento de la mujer.
En la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW)
El artículo 15(1) establece de manera explícita que los Estados que han ratificado la Convención deben reconocer a la mujer la igualdad con el hombre.
Treinta años después de que la Convención entró en vigor, el reconocimiento de los derechos de igualdad respecto al hombre todavía continúa siendo ilusorio para millones de mujeres en todo el mundo.”
Esto es bastante palpable para millones de mujeres tanto de occidente donde se supone que hemos alcanzado derechos de igualdad, que a mi juicio y como hemos visto, más sobre el papel que en la realidad, como del resto del mundo, donde se vulneran por sistema los derechos humanos fundamentales de las mujeres y niñas.
Son alarmantes los casos de violencia machista, y asesinatos de mujeres a manos de sus parejas. La explotación sexual. La cosificación de la mujer en los medios de comunicación… Sueldos inferiores… Etcétera.
Sin mencionar ciertos países en vía de desarrollo, así como de los países orientales, donde en nombre de las leyes machistas, de la religión y/o la tradición, se practican barbaridades, como la mutilación genital, casamientos concertados con niñas, etcétera.
Podríamos estar hablando, sin temor a equivocarnos de un auténtico holocausto femenino…
¡Siglos y siglos de odio!
Al final todo ese odio ha provocado auto-odio en las mujeres inoculado por tantas generaciones de infravaloración deslizándose en el inconsciente femenino…
Toda esa energía negativa luego repercute en las mujeres en forma de enfermedades, en neurosis de fracaso y de rechazo inconsciente a ser mujer.
Por ejemplo en la antigüedad, la menstruación -sin duda alguna, función biológica esencialmente femenina-, hay muchas creencias en las que se pone de manifiesto que la menstruación era algo impuro, sucio y debían someterse a rituales varios de limpieza y purificación.
En el Antiguo Testamento habla de que las mujeres eran impuras mientras menstruaban y no podían acercarse a los templos y tampoco podían tocar objetos sagrados.
Hoy en día quizás de un modo distinto se sigue viviendo como algo sucio, impuro, algo que hay que esconder… muchas son las mujeres que se quejan de ésta como un “castigo divino”, expresando la suerte que tienen los hombres de no tener que pasar por el “calvario” del sangrado mensual…
Louise L. Hay, en su libro “Usted puede sanar su vida” en el apéndice del significado emocional de las enfermedades en el apartado de “Problemas con la menstruación” esto es lo que dice que significa:
- Rechazo de la propia feminidad.
- Culpa, miedo.
- Creencia en que los genitales son pecaminosos o sucios.
Son millones las mujeres que acusan intensos dolores menstruales, síndromes premenstruales con un amplio catálogo de síntomas: desde la hinchazón, pasando por fiebre, irritabilidad, etc. hasta a padecer microdepresiones, por citar algunos… Son muchas las que acaban pasando por cirugía para extirpar miomas uterinos, endometriosis, cáncer de útero u ovarios… etc.
A mi juicio es importante conocer el origen de las cosas, pues al igual que las enfermedades corporales es importante detectar qué fue lo que provocó tal situación para sanarlas desde la raíz, es bueno saber la historia para conocer el origen de esta neurosis colectiva que arrastramos generación tras generación. En algún momento ha de cesar este statu quo y sanar de una vez por todas, esta grave situación. Sé que aunque tenga buenas intenciones, yo sola, o con una mera meditación, no voy a cambiar el mundo pero me inspiro en el siguiente cuento:
“En un lugar de oriente, había una montaña muy alta que con su sombra tapaba una aldea y los niños crecían raquíticos. Una vez un viejo, el más viejo de todos, salió de la aldea con una de esas cucharitas chinas de porcelana en la mano. Los vecinos le dijeron: – ¿Adónde vas, viejito? – Voy a la montaña. Respondió.– ¿Y a qué vas?– Voy a mover la montaña.– ¿Y con qué las vas a mover? – Con esta cucharita. –Jajaja, Viejo loco… ¡Nunca podrás! – Sí, nunca podré, pero alguien tiene que comenzar a hacerlo.”
Esta es una meditación que ha sido canalizada a través de los Registros Akáshicos, preguntando por una meditación que pudiera ayudar a un gran número de personas, mis Maestros y Guías de Luz me comunicaron esta meditación alegando que era preciso sanar el lado femenino en nuestro planeta, que era urgente comunicar y reconectar con la energía de la Diosa…
Así nace este mensaje de amor, sanador, con la misión de ser compartido y expandido lo máximo posible, para ayudar a recordar el valor de lo femenino.
Al hacernos conscientes de esta desvalorización que ha permanecido durante siglos hasta nuestra actualidad, podemos empezar a actuar en el presente para sanarla. Para que podamos empezar a reconciliarnos con nuestra feminidad, reconocer nuestro valor, aceptar con amor nuestra naturaleza cíclica, y darnos nuestro legítimo lugar, en armonía y sano equilibrio con todo. Recobrar el orgullo de ser mujeres, y cesar el castigo que nos implantaron en lo más profundo de nuestra psique.
Al mismo tiempo, también puede ser una buena herramienta para todos aquellos hombres que quieran explorar su lado femenino y conectar con la energía de la Diosa. Para poder sanar e integrar lo femenino, aceptando a la mujer como su igual y reconociendo su valía.
El video es modesto y lo he hecho lo mejor que he podido con los medios que tengo, pero lo importante es el mensaje de salud y amor hacia la feminidad que tanta falta hace en esta sociedad patriarcal.
Si te resuena y te resulta útil por favor, compártela con las mujeres que creas que les puede ayudar esta meditación, y también con los hombres que estén interesados en conectar con su parte femenina, pues lo que das te lo das.
Namaste, Susana López.