CAMBIA TU REALIDAD PARA ALBERGAR
EL TERCER SECRETO.
Para encontrar el camino a tu fuente debes permitir que la vida siga el curso que desee.
Toda experiencia tiene niveles mezquinos y sutiles; éstos son más delicados, vivos y significativos que aquellos.
A manera de ejercicio, advierte cuando alcances niveles sutiles en tu conciencia, y compáralos con los mezquinos.
Por ejemplo: Amar a alguien es más sutil que guardarle rencor o rechazarlo. Aceptar a alguien es más sutil que criticarlo. Promover la paz es más sutil que fomentar ira y violencia.
Ver a alguien sin juzgarlo es más sutil que criticarlo.
SÍ te permites sentirlo, el aspecto sutil de cada experiencia tranquilizará tu mente y reducirá el estrés, el pensamiento errático y la presión en el nivel emocional.
La experiencia sutil es pacífica y armoniosa.
Te sientes en paz; no estás en conflicto con nadie; no hay dramas desproporcionados ni necesidad de ellos.
Cuando lo hayas identificado, comienza a favorecer el aspecto sutil de tu vida. Valora este nivel de conciencia; sólo si lo haces crecerá. SÍ favoreces los niveles mezquinos, el mundo te devolverá el reflejo de tu percepción y seguirá siendo divisivo, perturbador, estresante y amenazador.
En el nivel de la conciencia, la elección es tuya: en la diversidad infinita de la creación, cada percepción da origen a un mundo que la refleja.
Ejercicio 2: meditación Cualquier experiencia que te ponga en contacto con el nivel silencioso de la conciencia puede llamarse meditación.
Tal vez hayas descubierto espontáneamente alguna rutina que te produzca una paz profunda. Si no, puedes adoptar algunas de las prácticas formales de meditación de las distintas tradiciones espirituales.
La más sencilla es la que se desarrolla mediante la respiración; Siéntate en silencio y con los ojos cerrados en una habitación iluminada con luz tenue y libre de distracciones (teléfono, llamadas a la puerta).
Luego de permanecer así unos minutos, toma conciencia de tu respiración. Nota cómo el aire entra de manera suave y natural, y cómo sale de igual manera.
No intentes modificar el ritmo de tu respiración ni hacerla más profunda o superficial.
Al concentrarte en tu respiración te sintonizas con la conexión mente-cuerpo, la fina coordinación de pensamiento y prana (energía sutil de la respiración).
Algunas personas se concentran mejor en su respiración si repiten un sonido: una sílaba al exhalar y otra al inhalar.
El sonido ah-hum se utiliza tradicionalmente para este propósito. (También puedes adoptar los mantras o sonidos rituales que encontrarás en cualquier libro sobre espiritualidad oriental.)
Practica esta meditación durante diez o veinte minutos dos veces al día. Notarás que tu cuerpo se relaja.
Como solemos acumular enormes cantidades de cansancio y estrés, es posible quedarse dormido. No te preocupes si esto ocurre, o si al calmarse tu mente surge una sensación o pensamiento. Confía en la tendencia natural del cuerpo a liberar el estrés. Esta meditación no implica peligro ni produce efectos secundarios negativos en una persona saludable.
(Un dolor o incomodidad continua podrían ser síntomas de una enfermedad no diagnosticada; si estas sensaciones persisten, consulta al médico.)
El efecto relajante perdurará y te sentirás más consciente de ti mismo. Tal vez comprendas algo de repente o surja súbitamente un momento de inspiración.
Quizá te sientas más centrado; pueden presentarse chispazos imprevistos de energía o conciencia. Los efectos varían de persona a persona, por lo que debes mantenerte abierto a lo que venga. No obstante, el propósito general de la meditación es el mismo para todos: aprender a relacionarse con la conciencia, el nivel más puro de la experiencia.
Deepak Chopra.
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