viernes, 8 de abril de 2016

LA SENSIBILIDAD HUMANA (2ª PARTE)


LA SENSIBILIDAD A LAS COSAS
Como comprenderán, el acercamiento humano vino precedido por un acercamiento instintivo a las cosas de la vida.
Desde un principio de los tiempos el hombre se sintió impelido a la acción social, aunque condicionándola siempre al afán o al deseo de lo inmediato. Esta sensibilidad a las cosas creó el Maya de su propia vida, las raíces del Karma, el apego a los valores materiales, el desarrollo de los sentidos y el surgimiento de la mente razonadora.
El intelecto, tal como lo conocemos actualmente, es un efecto superior de la sensibilidad a las cosas que desarrolló el hombre primitivo, y que aun perdura en nuestra sociedad moderna.
Los motivos del deseo, el incentivo de la conquista de lo inmediato y la acumulación de los valores materiales crearon aquella conciencia o sentido de “yo” que propició el surgimiento de la mente en lo profundo del cerebro embrionario del hombre primitivo.
Los pequeños puntos de luz o de fuego que iban encendiéndose dentro de aquellos cerebros rudimentarios crearon las bases de un acercamiento natural a la luz del entendimiento que los Ángeles solares, o los Prometeos del Cosmos, guardaban celosamente en los elevados niveles del Plano mental para concederla a todos aquellos seres humanos que realmente estuviesen preparados para contenerla y que hubiesen pronunciado, esotéricamente hablando, determinada nota invocativa de carácter espiritual.
Cuando en los estudios esotéricos se nos habla de la obra mística de los Ángeles solares, se nos dice que su misión es iluminar el camino de los hombres hasta que éstos sean capaces de valerse por sí mismos y de evocar su propia luz por efecto de un creciente acercamiento causal, y esta realidad viene corroborada por la verdad’ reconocida de que “sensibilidad, luz y acercamiento humano” son términos sinónimos que deben ser convenientemente interpretados, a medida que vayamos introduciéndonos en zonas cada vez más profundas de nuestra naturaleza psicológica.
Iremos observando, mediante este proceso de intravisualización, que todo es luz, conciencia y sensibilidad en la vida del Universo y que a cada expresión de sensibilidad le corresponde una zona específica de luz y un motivo creador a desarrollar.
La estructura de la conciencia humana se levanta pues sobre una base de sensibilidad, pudiendo señalarse así, de acuerdo con la enseñanza esotérica, que la sensibilidad a las cosas produce la luz de la mente y que la sensibilidad a los demás seres humanos determina la luz del corazón, aquel tipo de luz cósmica que es el fundamento del amor tal como se expresa en nuestro Universo.
La conciencia humana podría expresarse simbólicamente como una esfera luminosa con tres tipos de luz: una demostrando la luz de la mente, otra demostrando la sensibilidad del corazón y la tercera, que emana del centro superior de la cabeza, cuya misión es unificar las dos luces anteriores de la mente y del corazón, creando una nueva modalidad de luz que sólo está al alcance del perfecto Iniciado. A partir de este punto estamos introduciéndonos ya en una zona de alta sensibilidad espiritual, estamos penetrando en los llamados “Misterios del Reino” y en la comprensión real del destino divino del hombre aquí en la Tierra.
LA SENSIBILIDAD AL YO ESPIRITUAL
Se trata del descubrimiento de los lazos místicos de unión que vinculan a Dios, el Creador, con esta expresión de conciencia en el Universo que llamamos “ser humano”. Se pretende, esotéricamente hablando, introducir nuevos valores en la Ciencia Psicológica de nuestros días, elevando el concepto de sensibilidad a las altas Fuentes universales de procedencia y poner en actividad ciertos definidos centros dentro del mecanismo humano, que deberán relacionar en un futuro más o menos lejano la estructura psico-física de su constitución material con la esencia espiritual de su vida, es decir, establecer una línea luminosa de vinculación entre aquellos dos elementos dentro de la entidad humana que místicamente denominamos “Cáliz y Verbo” y esotéricamente
“El Alma y su Mecanismo” abriendo así el camino a los campos fecundos de la Psicología esotérica que constituye la meta inmediata de nuestra Psicología moderna.
El mágico contacto del “Yo espiritual” con sus vehículos de expresión y la respuesta de éstos a la Vida divina que se expresa por medio de este Yo, toma, como Uds. saben, el término místico de Sendero. Todo ser humano capaz de expresar siquiera en una débil medida conciencia y sensibilidad se halla ubicado en un determinado estadio de este místico Sendero que conduce a la Iniciación y que debe crear una nueva conciencia social, con la participación consciente de lo divino en el seno de la sociedad humana. Se trata, también, tal como, anteriormente hemos apuntado, del contacto realizado por las energías que se expresan por medio del centro cardíaco con las del centro del entrecejo, con su consecuente resultado del desarrollo de los mil pétalos místicos que constituyen la expresión oculta del centro coronario.
Vean ustedes como la Ciencia del Yoga en cada uno de sus aspectos característicos es la expresión de los tramos que se van construyendo dentro del cerebro para constituir aquel sutilísimo puente de luz que llamamos “Antakarana” el cual, si bien lo observan, es otra forma de expresar el significado místico del Sendero. Como siempre, el supremo dictado de la analogía hermética marca la pauta de nuestra investigación esotérica.
Y ya para terminar nuestra conversación de hoy debería decirles quizás que toda vida poseyendo un alma y una forma de expresión, en no importa qué Plano, dimensión o Reino de la Naturaleza, es sensible y es precisamente por el desarrollo de esta sensibilidad que toma contacto con la Vida de Dios. Siempre será esta respuesta sensible al gran Aliento vital de la Naturaleza la que motivará que las formas expresivas sean más o menos sutiles; de ahí que a partir del Reino mineral en donde las formas han alcanzado su grado máximo de condensación hasta el sutilísimo e ignorado mundo de los Arcángeles, cuyos Cuerpos están constituidos por éteres de la más elevada sublimidad, todo el contenido universal se mueve según el ritmo que señala el principio de sensibilidad, siendo la conciencia resultante la que condicionará la potencia vibratoria,
la estructura molecular y la belleza de las formas con que se revestirán durante el curso de sus particulares o específicas evoluciones.
Pregunta: Según usted todo en la vida es sensible y todo tiene una conciencia. ¿Puede aplicarse este principio de sensibilidad a la suma inmovilidad de una roca, por ejemplo?
Respuesta: Tal como acabo de decir todos los Reinos, aún el Mineral, son sensibles a la Vida y poseen una conciencia de acuerdo con esta sensibilidad.
En realidad, todo es energía espiritual más o menos condensada. En el Reino mineral, insisto en lo dicho anteriormente, esta condensación ha llegado a sus extremos límites.
De ahí su expresión pesada y tosca, pero en ciertos estratos o niveles de este Reino existen la belleza y la sensibilidad a la luz tal como lo demuestran las piedras preciosas.
Tenemos también, dentro del Reino mineral, algunos elementos de tipo radioactivo, tales como el radio, el uranio, el plutonio, etc., conteniendo una sensibilidad a la luz y al fuego eléctrico de la Naturaleza (Kundalini) realmente impresionante. Vea, si no, el testimonio vivo de la energía solar generada por una explosión nuclear a partir de estos elementos ...
Pregunta: Comprendo el principio de sensibilidad, tal como usted lo ha explicado. ¿Podríamos suponer entonces que la evolución de la humanidad sería acelerada elevando el índice de sensibilidad a la luz y a la belleza, por medio del Arte creador? ¿Qué opina usted?
Respuesta: Pues que está usted en lo cierto y esta verdad la habían comprendido perfectamente los griegos anteriores a la Era cristiana.
Mediante la evolución de las artes, que expresaban sensibilidad a la belleza de la Forma y de los conceptos filosóficos que trataban de adueñarse del secreto de la Luz, Grecia adquirió un tipo de sensibilidad realmente insuperable. En realidad, pudieron alcanzar en momentos de su historia la visión y la representación objetiva de un Arquetipo, entendiendo por Arquetipo el Modelo que la Mente de Dios ha ideado como meta de una civilización, de un Arte, de una Cultura o de una condición social. En definitiva, el ser humano está tratando constantemente de conquistar y revelar un Arquetipo, o un grupo de arquetipos menores, y esta tendencia innata que es esencialmente sensibilidad marca el ritmo de la evolución universal.
Pregunta: ¿Cómo adquirir sensibilidad? ¿Hay algún sistema para lograrlo?
Respuesta: Pues sí, habida cuenta que sensibilidad y conciencia vienen engarzadas en la doble cadena de la Vida y de la Forma.
Son como las dos caras de la misma moneda, y en lo que al ser humano se refiere, aspectos vivos de una misma función psicológica y social. Por lo tanto, si se aviva la conciencia por el estímulo intelectual del conocimiento y del discernimiento aumenta el ritmo de la sensibilidad. De idéntica manera, cuando la entidad psicológica se hace sensible a los múltiples aspectos de la Naturaleza, va adquiriendo proporcionalmente las capacidades de conciencia y de integración mental.
Como verá, se trata de un fenómeno conexo realmente consubstancial, no se puede evolucionar en un sentido sin que se evolucione automáticamente en el otro. Esta verdad nos impulsará quizás, caso de que sea reconocida, a realizar unos renovados esfuerzos por adquirir más luz de entendimiento y más sensibilidad de corazón...
Pregunta: Entonces... ¿es muy importante, según usted, ser conscientes y ser sensibles al propio tiempo a la Vida y a sus múltiples expresiones?
Respuesta: Tan necesario le es al ser humano ser consciente y ser sensible a las cosas de la vida como el comer y el respirar.
Sólo la entidad humana plenamente sensible a la vida y profundamente consciente de sus múltiples expresiones naturales o las que surgen de las reacciones de sus propios ambientes sociales, podrá triunfar de todas las dificultades y de todos los problemas que surgen del cotidiano vivir, pues habrá alcanzado un verdadero equilibrio de su personalidad psicológica. Pero, este equilibrio exige mucha atención, un gran control y un profundo discernimiento, es decir, un esfuerzo constante y sostenido.
Pregunta: Esta sensibilidad y esta conciencia... ¿Pueden disociarse en algún sentido? Es decir, ¿puede existir la una sin la otra durante el proceso evolutivo?
Respuesta: Nunca pueden separarse completamente la sensibilidad y la conciencia. Lo que ocurre es que alguno de ambos aspectos puede predominar circunstancialmente según las características particulares que deba desarrollar alguna Raza humana, durante el curso de la evolución planetaria.
Por ejemplo, la Raza Lemur fue especialmente sensible al aspecto material de la vida, con una extensa gama de sensaciones a educir y un aspecto de conciencia casi completamente obscurecida.
La Raza Atlante fue muy sensible al aspecto psíquico o astral, pero demostró también un gran tecnicismo científico.
La Raza actualmente de ser sensible a la vida espiritual. En todas las Razas, como en todos los hombres, hallaremos siempre esta condición psicológica que unas veces les hace más sensibles y otras más conscientes. Llegará una etapa, sin embargo, en que la sensibilidad y la conciencia se integrarán o fusionarán en un todo mayor y mas incluyente y llegarán a un perfecto estado de equilibrio.
Según hemos aprendido esotéricamente tal estado de fusión recibe el nombre de SAMADHI, o, dicho en términos más asequibles a nuestra mente occidental, de Liberación, de perfecta identificación con el Espíritu divino que alienta por doquier.
Vicente Beltrán Anglada
http://universo-espiritual.ning.com/

LA SENSIBILIDAD HUMANA (1ª PARTE)


LA SENSIBILIDAD HUMANA
Nuestra conversación de hoy se centrará en el aspecto psicológico de la sensibilidad humana, teniendo en cuenta que siendo esta conciencia psicológica el resultado de las energías provenientes de los tres Planos de vida y existencia conocidos, es decir, el mental, el emocional y el físico, deberá tener también tres zonas bien delimitadas en la vida del ser humano.
Habrá pues una sensibilidad de tipo mental al pensamiento, una emocional en orden al sentimiento y una sensibilidad puramente física que dependerá del correcto funcionamiento de los órganos que constituyen su compleja estructura.
Tenemos así en el ser humano tres amplias zonas de sensibilidad con tres grandes corrientes de energía circulando entre ellas y produciendo en sus diversas interacciones los diferentes tipos psicológicos, así como construyendo las bases del destino humano en sus infinitas modificaciones kármicas. Hay, sin embargo, una cuarta corriente de energía o una nueva zona de sensibilidad abierta para todos los componentes de la Raza, pero que sólo pueden utilizar las personas de mente muy desarrollada y de corazón abierto a las necesidades colectivas o sociales.
Tal corriente de energía y la zona mística en donde converge y se expansiona constituyen aquello que corrientemente denominamos "vida espiritual".
Hay, así, cuatro grandes zonas de sensibilidad humana que deben ser progresivamente conquistadas a fin de consumar lo que en lenguaje esotérico llamamos "un ciclo de evolución mundial", y todos los seres humanos deberán ser conscientemente responsables algún día de sus particulares parcelas de cumplimiento, las que les correspondan dentro de las ilimitadas medidas de sensibilidad que forman parte de la gran conciencia planetaria. Así, por grados de sensibilidad, avanza la humanidad por el Sendero de Cumplimiento, único camino, en verdad, que le capacita para ultimar el proceso de su vida kármica aquí en la Tierra.
Hay un “Centro de Sensibilidad Cósmica” definida esotéricamente EL CORAZÓN DE DIOS, hacia el cual tienden o gravitan aparentemente las humanidades de todos los planetas dentro del Sistema Solar “en donde vivimos, nos movemos y tenemos el ser”, desde donde se proyectan las energías del AMOR, substancia creadora de nuestro Universo de Segundo Rayo.
El motivo esencial de la vida de todo ser humano es este centro cósmico de Amor y la energía que del mismo dimana produce el fenómeno de la SENSIBILIDAD, el estímulo supremo de la evolución; pudiendo ser catalogadas todas las conciencias o almas en evolución dentro del Universo, o del planeta, por su grado de acercamiento a la Vida cósmica, o sea, por su grado de sensibilidad a lo más elevado. En lo que al ser humano concretamente se refiere, la expansión de esta sensibilidad innata del corazón que se propaga o extiende a todo su equipo psicológico y a todos sus niveles de percepción y de contacto, se la define técnicamente como fraternidad, siendo este sentimiento indescriptible de fraternidad la base misma de la Creación del Universo, es decir, que la Creación no es esencialmente mental en lo que a nuestro Sistema solar se refiere, aun cuando sea la Mente la que prepara y confecciona sus ocultos diseños y arquetipos, sino que es la vida del Corazón la que en un potentísimo e incomprensible impulso cósmico de Amor se introduce en la Mente y la capacita para crear. La imaginación creadora, sobre la cual tanto énfasis deposita el hombre intelectual, no es una cualidad de la Mente sino una función viva del Corazón.

De la misma manera, SHAMBALLA, que a la percepción esotérica aparece como el máximo centro de actividad creadora en nuestro planeta y donde son manipuladas las energías ígneas del Primer Rayo no es sino la centralización del más elevado aspecto del Amor, expresándose como Voluntad o como Poder, es decir, el resultado de la recepción y proyección de la Sensibilidad cósmica, o del Amor universal. Igual analogía puede ser aplicada a todos los planetas del Universo, sea cual sea la corriente de energía de Rayo que caracteriza a su Logos regente y condiciona su evolución; el Amor del Corazón que surge de aquel infinito Centro de proyección magnética está en la base de todas sus creaciones, siendo cada uno de los siete Rayos, o corrientes vitales de energía cósmica, solo unas simples modificaciones o cualidades magnéticas que surgen de aquel indescriptible Corazón Logoico que late al impulso supremo del Segundo Rayo de Amor, de Sabiduría y de Sensibilidad.
EVOLUCIÓN DE LA SENSIBILIDAD
La sensibilidad evoluciona, a igual que la conciencia, a la búsqueda de los Bienes inmortales. Su grado de acercamiento a los mismos indica siempre la calidad de un Misterio, siendo éste alguna posible meta iniciática para el ser humano, un objetivo inmediato que ha de ser cumplido y la apertura de un ilimitado campo de observación al final del cual, allá en el lejano horizonte es intuida, más bien que percibida, una meta todavía más lejana y sublime. Por el cumplimiento de la Ley, entendiendo por Ley la observancia del principio causal de Servicio y Sacrificio, se avanza hacia aquella lejana meta y van consiguiéndose todos los poderes imaginables en el orden psíquico y en el espiritual con un creciente desarrollo de la sensibilidad innata y de una condición psicológica de polarización o gravitación hacia algún definido centro creador más elevado.
La Humanidad actual se mueve todavía, desde el ángulo de la evolución, inducida mayormente por impulsos instintivos dictados por las necesidades inherentes a la vida psicológica.
El límite de sus observaciones y las fronteras que limitan la sensibilidad a la vida espiritual crean las necesidades de carácter inmediato. La lucha se centraliza en el campo emocional, en aquellas zonas de actividad en donde la mente y el deseo tratan de resolver el proceso kármico y de hallar adecuadas soluciones a los múltiples problemas que surgen del cotidiano vivir, esotéricamente podríamos decir que se trata de actividades kamamanásicas, es decir, conducidas por la doble motivación de la mente intelectual y por la fuerza incentiva del apremiante deseo de lo inmediato. Un clamor de aspiración se eleva también del centro oculto de la humanidad originando unos remolinos de luz que son observados muy atentamente por los Augustos Responsables planetarios, ya que les indican, sin lugar a dudas, que un grupo de seres humanos empieza a ser sensible a la vida interior y a extender su visión a metas más lejanas dentro de los insondables confines de su vida psicológica.
Tales remolinos de luz dentro de la gran masa de actividad kamamanásica indican asimismo que hay ciertos puntos de “iluminada crisis” dentro de la humanidad orientados hacia aspectos superiores y de más amplia e incluyente sensibilidad.
El individuo que se halla en el centro de alta tensión de alguno de tales remolinos de luz y está luchando por emerger a la superficie de más elevadas realidades, está guiado por un tipo de intención o de aspiración superior y tiende hacia un aspecto de sensibilidad superior, más allá y por encima de la que constituye la meta inmediata de la inmensa mayoría de la humanidad.
De manera que cuando en los diferentes tratados esotéricos se nos habla de la Iniciación, está informándosenos acerca de esta expansión de conciencia en busca de “más luz”, lo cual indica también que la sensibilidad mental, la emocional y aun la física están abriéndose progresivamente paso hacia las corrientes inmortales de la Luz del Cosmos. A partir de esta inevitable y sincera búsqueda de luz y de sensibilidad se le abren al discípulo en entrenamiento espiritual unas zonas de cumplimiento universal realmente impresionantes; es como si avizorara desde su lugar o punto kármico en el tiempo, desde el centro ALFA de su vida el punto OMEGA de su destino creador, un destino que comparte -salvo las distancias y las proporciones cósmicas- con todos los Dioses que ejercitan su poder creador sobre mundos y Sistemas solares...
En los estudios esotéricos que hacen referencia a las técnicas de entrenamiento espiritual se insiste frecuentemente en la capacidad que tiene el discípulo de atraer más luz a las áreas psicológicas de su vida, y se le observa desde el ángulo oculto, espiritual o ashrámico, de acuerdo con la intensidad de aquella luz, la cual se localiza en ciertas zonas de la cabeza desde donde irradia en forma de ondas concéntricas de un vivísimo color blanco azulado. Esta proyección de luz causal, o “Luz en la Cabeza”, le indica al Maestro el grado de sensibilidad de un discípulo a las zonas causales de donde irradia la Luz del Alma y esta sensibilidad, de carácter iniciático, es, a su vez, el centro mágico de atracción de un sinnúmero de elementos dévicos o angélicos coexistentes con el éter, a quienes la tradición esotérica denomina “los Ángeles de la Luz” y son una especie particular de AGNISHVATTAS. Absolutamente conocedores de sus múltiples expresiones, son los eficaces colaboradores del discípulo en el difícil arte de construir el Antakarana, o “puente de arco iris”, que se extiende del centro Ajna al centro Coronario, el del Loto de los Mil Pétalos.
El Antakarana es también un resultado místico de la sensibilidad del corazón, la cual infunde la luz en la cabeza del discípulo y le orienta hacia el Bien supremo, creando todos y cada uno de los tramos o estadios espirituales que en lenguaje místico llamamos “el Sendero”. El Sendero es eterno, pero indica siempre “un grado de sensibilidad a la luz” y la culminación del mismo se pierde en las indescriptibles e insondables abismos del Cosmos absoluto, ya que existe un indisoluble engarce magnético entre todas las almas que pueblan los distintos e incalculables Universos, de la misma manera que existe una permanente e indestructible unión de todos los elementos dévicos en sus infinitas jerarquías a través del Éter, esta substancia de origen cósmico que los grandes Rishis del pasado denominaban “la Sangre de los Dioses”.
De idéntica manera, este mágico sentimiento de solidaridad y fraternidad se demuestra en la Ley de evolución de los Reinos de la Naturaleza los cuales, según el dictado de la analogía universal, vienen a ser como perlas engarzadas unas a otras por medio de un sutilísimo hilo de Luz creado y vivificado por el propio Espíritu del Logos planetario Quien, a su vez, es vivificado en virtud del enlace magnético de Su vida con la Vida del Logos solar.
La Ley de Vinculación Cósmica, cuyo secreto es SENSIBILIDAD, se extiende así desde el más elemental núcleo atómico a la más esplendente Galaxia y a medida que el Espacio se va llenando de mundos y de Sistemas solares en incesante movimiento, más profundamente se aprecia el claro sentido de la Ley social de Relaciones que le permite al ser espiritual establecer contacto con las más alejadas dimensiones cósmicas.
Bien, esta idea de Sensibilidad que estamos tratando en nuestra conversación de hoy, pese a que en ciertos momentos la hayamos situado en las más elevadas zonas de cumplimiento universal, debe quedar concreta y definidamente confinada en nosotros a la correcta vivencia y a las mas elementales reglas de convivencia social.
LA SENSIBILIDAD SOCIAL
La acción social, desde el ángulo de la sensibilidad, deberá expresarse naturalmente por grados de acercamiento humano.
La civilización y la cultura de los pueblos de la Tierra demuestran los grados de sensibilidad cósmica que pudo ser introducida en el ambiente social del mundo en cualquier momento determinado del tiempo o de la historia a través de individualidades “altamente sensibilizadas”. Cuando en los estudios esotéricos se analiza la vida del Discípulo cualificado dentro de un Ashrama de la Jerarquía, se hace siempre desde el ángulo de la sensibilidad espiritual expresada en forma de acercamiento humano, siendo ambas virtudes consubstanciales y no pudiendo existir por separado.
Así, el término Iniciación indica “un alto grado de integración social”, una sensibilidad exquisita hacia las necesidades de la humanidad y un decidido esfuerzo por mejorarlas en la medida de las propias fuerzas. El Servicio -tal como se nos ha explicado ocultamente- es “un instinto natural del Alma”, ya que la motivación principal de un Alma al tomar cualquier cuerpo de manifestación es la redención, es decir, un impulso de amor y de sacrificio en bien de las innumerables células que constituyen la estructura orgánica de dicho cuerpo. Todos los seres humanos que se sacrificaron por sus hermanos en no importa qué tiempo de la historia planetaria ni en qué tipo de sociedad humana a través de las edades, fueron discípulos de los Maestros, pertenecientes a alguno de los Ashramas de la Jerarquía en sus distintos Rayos y demostrando sensibilidad y acercamiento en sus vidas, es decir, servicio creador. En otro nivel, pero siguiendo siempre las leyes inmutables de acercamiento humano que rigen la evolución social de la humanidad, todos los seres humanos que de una u otra manera se esfuerzan, trabajan y luchan por los demás, olvidados de sí mismos en el gozo supremo de la acción social, demuestran sensibilidad al Alma y cumplen con su deber preparando el camino de su Iniciación como discípulos en el corazón del Maestro.
De ahí la confianza de la Jerarquía en el corazón sensible de la humanidad, de ahí sus solicitudes y desvelos en favor del gran “discípulo mundial” como un todo, el cual, pese a todas las aparentes contradicciones existentes y fracasos en el orden social, tiene un corazón sensible y trata de ser correcto en sus relaciones con los demás. En el fondo del ser humano subyace la gloria de la acción social y del acercamiento humano; su expresión correcta dependerá del grado de desarrollo de su sensibilidad natural por medio de la actividad del centro cardíaco. La sensibilidad humana es cosa del corazón, de la misma manera que la conciencia de las cosas es algo que pertenece a la mente a medida que ésta va evolucionando por medio de la actividad del centro del entrecejo. Ambos centros, en su mutua interdependencia, constituyen los motivos esenciales y espirituales del ser humano y a medida que ambos centros se unifican y coordinan mediante la impersonalidad, el servicio y la renuncia al “yo” separado y egoísta, se desarrolla en el individuo el Centro Coronario, abriéndose progresivamente cada uno de los Mil Pétalos que en el mismo se hallan contenidos.
Vicente Beltrán Anglada
http://trabajadoresdelaluz.com.ar/
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Expresión universal e individual de los 7 rayos.


Antes de iniciar nuestra segunda conversación acerca de LOS SIETE RAYOS tengo especial interés en repetir lo dicho al respecto en la conversación del mes pasado, en el sentido de que RAYO es una definida cualidad o característica de la Divinidad solar expresada en forma de energía y manifestada por medio de una Entidad psicológica de elevada trascendencia espiritual y a través de un planeta sagrado. Tal como dijimos en aquella oportunidad, SIETE son las cualidades distintivas de la Divinidad, psicológicamente descritas como: Voluntad dinámica. Amor atrayente, Inteligencia creadora, Armonía y Belleza, Investigación científica, Devoción a un Ideal (el propio Universo) y Magia de Orden y Cumplimiento. 
SIETE son, por tanto, las Entidades psicológicas o Señores de Rayo, llamados también LOGOS PLANETARIOS o, utilizando la conocida frase bíblica, LOS SIETE ESPIRITUS ANTE EL TRONO DE DIOS, siendo lógicamente SIETE los Cuerpos de expresión física o "planetas sagrados" que utilizan dichos LOGOS. Tales planetas son: Vulcano, Júpiter, Saturno, Mercurio, Venus, Urano y Neptuno. Dijimos también y les ruego que al insistir sobre este delicado tema apelen ustedes al testimonio de la propia intuición, que el DIOS o LOGOS de nuestro Universo podría ser -de acuerdo al sentido místico de ciertos cantos orientales de la más lejana antigüedad- la encarnación cósmica de un elevado ADEPTO de la Estrella SIRIO, de la Constelación del Can...
Ahora bien, si estas explicaciones esotéricas se hacen difíciles de comprender o no aparecen como válidas ante el juicio intelectual, acepten al menos -ya que estas explicaciones están al alcance de todas las mentes medianamente cultivadas- que la concepción septenaria de la Naturaleza es evidente con sólo que observemos la obra divina tal como ella se demuestra a nuestro inmediato alrededor. El distinto colorido de la Naturaleza, a partir de los tres colores básicos, el rojo, el azul y el amarillo nunca rebasará el número de SIETE y el resultado de las infinitas combinaciones que pueden ser realizadas utilizando un simple rayo de luz solar nunca rebasarán la norma universal demostrada a través del espectro del mismo, es decir, el de los SIETE colores -corrientemente denominados del arco iris-rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, índigo y violeta, aunque en una increíble pluralidad de matices. Lo mismo podemos decir con respecto a “la escala de sonidos” de la naturaleza, que sólo puede reproducir SIETE NOTAS fundamentales, las que constituyen la Ciencia esotérica de la Música: do, re, mi, fa, sol, la, si, pudiendo ser extendidas estas Notas en una prodigiosa riqueza de tonos y subtonos que abarcan el conjunto de la Naturaleza, desde el humilde canto del más pequeño insecto hasta el A.U.M. solar que emite la propia Divinidad.
* LOS RAYOS Y LA VOZ HUMANA
En este orden de ideas... ¿Nos hemos detenido a pensar alguna vez en el misterio que subyace en el ejercicio de la voz humana? Se trata de un misterio realmente iniciático que no ha sido reconocido ni comprobado todavía en forma científica. De poder serlo se entraría en el dominio de la verdadera Magia creadora, la que produjo un día el Universo manifestado. La voz humana tiene SIETE particulares sonidos, tres de ellos pertenecen al aspecto positivo o creador. Se trata de la voz masculina la cual en su gran variedad de matices solamente puede dar las voces de tenor, barítono y bajo. Se nos dice ocultamente que la expresividad de tales voces o sonidos y el aspecto dinámico de su naturaleza provienen de la Constelación de la Osa Mayor. La voz femenina, como ustedes saben, se manifiesta en las características de soprano, mezzosoprano y contralto, las cuales, utilizando la analogía, podríamos decir que se hallan íntimamente vinculadas con la Constelación de las Pléyades.
Existe otro tipo de voz humana que al parecer sirve de nexo de unión entre ambos tipos genéricos de voz; podríamos definirla “la voz neutra” que unifica y coordina ocultamente la infinita profusión de voces masculinas y femeninas. Ustedes habrán oído voces de hombre con inflexiones femeninas y también voces de mujer con inflexiones masculinas. En tal estado NEUTRO de la voz -si es que podemos expresarlo así- se halla contenido el secreto del ser ANDRÓGINO que aparecerá en nuestro planeta en estados cumbres de la evolución de la humanidad, aunque con un tono y musicalidad que están más allá de nuestro concepto de la voz humana. 
No nos extenderemos en comentarios acerca de esta idea que acabo de emitir, ya que no puede entrar todavía en el campo de la investigación científica, pero acepten al menos, dentro de un plan de perfectas evidencias, que existen SIETE tipos de voz perfectamente delimitados en lo que al ser humano se refiere.
Cada tipo de voz expresa alguna definida particularidad de Rayo y el estudio de su analogía nos llevaría a conclusiones cósmicas, por ejemplo, su relación con la VOZ que emite cada uno de los SIETE Logos planetarios, Señores de un planeta sagrado, en relación con algún plano o dimensionalidad de la Vida universal. Esta relación se extiende, siempre por analogía, a la actividad de determinado Reino, de alguna cualificada Jerarquía creadora o de alguna definida Raza humana. 
En estas elevadas analogías que abarcan funciones cósmicas tenemos de nuevo ante nuestra atenta consideración cuanto dijimos en anteriores conversaciones acerca de la Magia universal, cuyo resultado era la Creación motivada por la pronunciación de una VOZ, un MÁNTRAM o un SONIDO que rasgando los éteres del espacio los ponía en incandescencia produciendo una luz o un color específico que al sustanciarse se convertía en una definida forma geométrica, la forma geométrica de cada Plano que en su séptuple conjunto constituiría la base geométrica del Universo.

SONIDO, COLOR Y FORMA GEOMÉTRICA DE LOS PLANOS DEL UNIVERSO
El Logos de cada planeta sagrado o cada Señor de Rayo emite un sonido, produce un color y determina las formas geométricas que caracterizan la red etérica que circunda, vivifica y define cada uno de los Planos de la Naturaleza.
Utilizando la visión esotérica y teniendo presentes algunas de las SIETE claves de la analogía hermética, podría ser clasificado nuestro Universo de acuerdo con los SIETE sonidos (la Voz particular de cada uno de los Logos planetarios), los SIETE colores, expresando las cualidades distintivas de los mismos y SIETE formas geométricas caracterizando la expresión en cada Plano de la actividad de cada una de las SIETE Jerarquías creadoras, de los SIETE Reinos y de las SIETE razas raíces, pudiendo ser comprendido, dentro de una elevada concepción poética y mística, que la totalidad del Universo apreciada desde el ángulo de visión de algún exaltado LOGOS Cósmico, aparecerá sin duda como un impresionante conjunto de sonidos, colores y formas de inenarrable belleza, surgiendo todo ello del misterioso CENTRO de Creación que es la Vida de nuestro Logos solar.
Esotéricamente se nos dice que el Universo “en el cual vivimos, nos movemos y tenemos el ser”, contemplado con la visión de algún elevado RISHI, aparece como una maravillosa Flor de SIETE Pétalos, cada uno de los cuales con su propio y distintivo color. Extendiendo esta idea en alas de nuestra fantasía podríamos imaginar que el Olfato de Aquella excelsa Entidad cósmica puede oler la fragancia de la Mística Flor Universal, el perfume que emana de sus cualidades inmortales, e incluso que el Aliento vivificador de aquellas inmensas soledades cósmicas llevará a los afinados oídos del Gran RISHI, el Canto particular que emite cada uno de los sagrados Pétalos produciendo aquellos místicos Sonidos esotéricamente cualificados como “MÚSICA DE LAS ESFERAS”.
Concretando nuestras ideas al respecto para un estudio más detallado de los Rayos, deberemos insistir sobre lo dicho en nuestra primera conversación en el sentido de que cada uno de ellos, como perfectas Entidades psicológicas, se manifiesta cíclicamente como Vida, Cualidad y Apariencia, o más concretamente todavía, como Sonido, Color y Forma geométrica. De ahí que estudiando las particularidades de cada Rayo de acuerdo con el espíritu de singularidad que los define, podríamos decir que al primer RAYO le corresponde la Nota más elevada del Pentagrama Cósmico, la Nota SI, el Color más vivo, el ROJO y la Forma geométrica más perfecta, el CÍRCULO, símbolo perfecto de DIOS cuando surge de un dilatadísimo Ciclo Praláyico con la Intención o determinación de Crear. La cualidad psicológica de la VOLUNTAD DINÁMICA DE CREAR en los elevados niveles del Sistema solar, al descender a los más bajos niveles de la Naturaleza origina el Reino mineral y el cuerpo físico denso de todos los seres vivientes.
Al Segundo RAYO le corresponde la segunda Nota del Pentagrama, la Nota LA, el color AZUL intenso y su forma geométrica es el CÍRCULO con un punto en el centro. Su cualidad psicológica es el AMOR INCLUYENTE y su vibración descendida a los mundos inferiores produce el Reino vegetal y constituye la base creadora del vehículo emocional de los seres humanos.
Al Tercer Rayo le corresponde la tercera Nota del Pentagrama, la Nota SOL. Su color es el AMARILLO y su forma geométrica el TRIÁNGULO EQUILÁTERO perfecto. Su cualidad psicológica es la Inteligencia Creadora y su vibración descendida al mundo de las formas origina la vida del Reino animal, así como el principio de MANAS en el ser humano.
Al Cuarto RAYO se lo denomina ocultamente el Rayo de Armonía ya que su principal misión en el Universo es servir de centro de relación y vinculación entre todos los demás Rayos. Le corresponde la Nota FA, el Sonido místico de la Naturaleza -tal como esotéricamente se nos dice. Su color distinto es el VERDE y su forma geométrica el CUADRADO. Su cualidad psicológica es Equilibrio y Armonía. Se expresa en los planos intermedios de la Naturaleza por medio del Reino humano, el intermediario entre los Reinos subhumanos y el Reino espiritual. Por tal motivo al Cuarto Rayo, tal como incide sobre la humanidad se le denomina de Armonía a través del Conflicto, por cuanto el ser humano debe alcanzar la armonía y el equilibrio estable de su vida a través del proceso doloroso e inevitable del Karma. Simbólicamente hablando, el Reino humano debe construir un perfecto TRIANGULO EQUILÁTERO sobre las bases del CUADRADO o del CUATERNARIO inferior, es decir, la TRIADA espiritual Atma-Budhi-Manas sobre el soporte de la base cuadrada constituida por la mente inferior, el vehículo emocional, el cuerpo etérico y el cuerpo físico denso.
Al Quinto RAYO le corresponde la Nota MI del Pentagrama Cósmico. Su color específico es el Anaranjado y su forma geométrica la Estrella de Cinco Puntas. Su cualidad característica es la Investigación Concreta de los hechos divinos que constantemente están produciéndose en la Naturaleza. Se expresa por medio del Quinto Reino de la Naturaleza, definido también como de “las Almas Liberadas” y su misión es llevar a nuestro Universo para ser debidamente explayadas.
Los Misterios del Yoga energías provenientes del Quinto Plano Cósmico, donde se origina el principio de MANAS, tal como lo conocemos a través de la literatura teosófica y sobre el cual se basa la entera estructura física de nuestro Universo y la conciencia del ser humano.
El Sexto RAYO, cuya característica psicológica es la Devoción a un Ideal, tiene como Sonido distintivo a la Nota RE y su color distintivo es el INDIGO, viniendo determinado este color por su directa relación con el Segundo RAYO del cual es una proyección especial. Se expresa por medio del Sexto Reino de la Naturaleza. Su forma geométrica será por analogía la Estrella de Seis Puntas que surge del Hexágono perfecto.
El Séptimo RAYO, el Rayo de la Magia, del Orden y del Ceremonial, tiene como Sonido específico la Nota DO del Pentagrama. Su color distintivo es el VIOLETA, producido por una mezcla -si podemos expresarlo así- del Rojo del primer Rayo y del Azul del segundo, expresando esta analogía la cualidad de SÍNTESIS asignada a este Rayo- el cual debe reflejar en su acabada perfección la Voluntad del Creador con respecto a su Obra Universal, el SÉPTIMO REINO DE LA NATURALEZA. La cualidad psicológica del Séptimo Rayo es, por tanto, de orden, organización y cumplimiento. Comprendida esotéricamente la idea podríamos considerar que este Rayo expresa la perfección del Universo, tanto en el aspecto de VIDA como en el de FORMA, pues es un reflejo en el mundo físico de la MONADA espiritual. Su expresión geométrica -si nos atenemos a la analogía- será sin duda la Estrella de Siete Puntas, revelándose a través de cada una de ellas un color específico y la emisión de una nota distinta, dándonos quizás así una idea certera de las cualidades de Magia y de Síntesis asignadas a este Rayo.
Vicente Beltrán Anglada 
http://trabajadoresdelaluz.com.ar/

Los planetas sagrados y los 7 rayos.





Los planetas sagrados y los 7 rayos.

LOS PLANETAS SAGRADOS

De acuerdo con la sabiduría esotérica son denominados “Planetas sagrados” aquellos cuyo Logos Regente posee la “Quinta Iniciación Solar”, siendo por tanto un ADEPTO cósmico. Tales son los planetas sagrados de nuestro Universo y el tipo de Rayo que los cualifica:

RAYO PLANETA

1º Vulcano
2º Júpiter
3º Saturno
4º Mercurio
5º Venus
6º Neptuno
7º Urano

Hay que tener en cuenta que RAYO indica indistintamente CUALIDAD y ENERGIA y que, de acuerdo con la sabiduría esotérica, tales son las cualidades expresivas de cada RAYO:



RAYO CUALIDAD

1º Voluntad Dinámica
2º Amor Atrayente
3º Inteligencia Creadora
4º Armonía y Belleza
5º Ciencia Concreta
6º Devoción e Idealismo
7º Orden, Magia Ceremonial y Cumplimiento

Extremando los detalles podríamos establecer por analogía un nuevo cuadro de relaciones entre Rayos, centros etéricos y glándulas endocrinas, tal como se manifiestan en el ser humano:

RAYO CENTRO GLÁNDULA
1º - Coronario - Pineal
5º - Entrecejo - Pituitaria
3º - Laríngeo - Tiroides
2º - Cardíaco - Timo
4º - Plexo Solar - Páncreas
6º - Sacro - Gónadas
7º - Base Columna Vertebral - Adrenales

Si efectúan ustedes una nueva tabulación de acuerdo con los datos suministrados en esta conversación de hoy, tendrán una idea más elaborada de las relaciones armónicas que pueden ser establecidas a partir del Centro de nuestro Sistema Solar y a través de los planetas sagrados, hasta converger en el ser humano. Estas correspondencias analógicas fáciles de establecer, como podrán comprobar, les ayudarán a tener una idea más completa de nuestra constitución humano-divina, iluminando creadoramente aquellas zonas habitualmente obscuras o confusas que van de nuestro corazón al Corazón universal. Tal es nuestro intento en este estudio de los SIETE RAYOS que hoy hemos iniciado. Interesa fundamentalmente para que nuestro estudio sea genuinamente práctico, que hagamos de los Rayos cualidades psicológicas fácilmente adaptables a la particular condición de cada uno. Cuanto más concreto y positivo sea este examen de cualidades incorporables a nuestra conducta y cuanto más activa, dinámica y conscientemente podamos integrarnos en cierto tipo de Rayo, aquél al cual pertenecemos, mayor será el conocimiento que podremos tener de nosotros mismos.

Todos podemos incluirnos en uno u otro de los Rayos expuestos con sólo observar atentamente nuestras reacciones psicológicas, mentales, emocionales o físicas a los impactos de los hechos que suceden dentro y fuera de nosotros en el devenir de nuestra existencia cotidiana. Hay que tener en cuenta que cuanto más perfecto sea esta observación más concreta y definida será nuestra orientación hacia la propia vida de Rayo y más profundamente clarificada nuestra línea de actividad psicológica y espiritual. De no ser así... ¿de qué nos serviría un estudio sobre los RAYOS?

La comprobación científica de los mismos nos brindará una imagen de las grandes motivaciones que crearon las distintas civilizaciones del pasado y las que condicionan el presente, así como las incidencias raciales y kármicas que a través del tiempo configuraron el destino de la humanidad durante los períodos cíclicos de la evolución. Nada en verdad nos hará más amorosamente comprensivos con respecto a los demás que el reconocimiento de las energías de los Rayos incidiendo sobre sus vidas y dotándoles de su peculiar singularidad y expresividad. Es con tal espíritu de recta intención que iniciaremos nuestro habitual coloquio el cual, como siempre, evocará de nuestras mentes y corazones la luz de los más elevados comentarios.

Pregunta: Usted ha dicho que RAYO implica indistintamente energía y cualidad psicológica. ¿Podría aclarar más esta idea?

Respuesta: Con mucho gusto. Un Rayo es una corriente de energía que proviene del Corazón de la Divinidad por medio de un planeta, sea éste sagrado o no. Podemos decir que cualidad es el matiz o colorido de este Rayo expresando en forma de energía un estado de conciencia de la Divinidad. 

Usted comprenderá pues que no podemos separar energía de cualidad, como no podemos separar la actividad del sistema nervioso de la del sistema sanguíneo dentro del organismo físico. Utilizando la analogía, base del conocimiento esotérico, y examinándonos desde el ángulo psicológico vemos que somos unas almas que utilizan un mecanismo físico, emocional o mental para manifestar diferentes cualidades, las cuales en forma de corrientes de energía son el distintivo de nuestro ser. La calidad o sutilidad de las energías dependerán de los niveles desde donde emanan; existen así energías mentales, emocionales y etérico-físicas que caracterizan al ser psicológico completo conocido técnicamente como Personalidad humana, pero existen también, aunque no sean tan corrientes y estén prácticamente fuera del alcance del ser humano corriente, las energías búdicas, átmicas y monádicas que caracterizan al “Hombre Espiritual”.

Habida cuenta de que en cada nivel de la Naturaleza o Plano del Sistema Solar se expresa determinada cualidad o tipo de Rayo, sabremos determinar por el carácter de los hechos, de los acontecimientos o de los estados de conciencia que seamos capaces de exteriorizar, la característica peculiar de los Rayos que entran en juego o concurren en la expresión de los mismos. Energía y Cualidad y el estado psicológico que determinan en la expresión de cualquier hecho individual son un fenómeno conexo de Rayo, lo mismo que las cualidades y energías que concurren en la manifestación de cualquier proceso de vida en la Naturaleza matizándolo con un sello distintivo, singular y original. Es una forma de aplicar las conocidas palabras de Cristo: “Por sus frutos los conoceréis”. En este caso el Árbol es el símbolo perfecto de un Rayo, siendo las energías y las cualidades que del mismo emanan los frutos mediante los cuales el Árbol puede ser identificado y reconocido.

Pregunta: Según usted el conocimiento de los Rayos puede constituir la ciencia de nuestra vida. ¿En qué forma podríamos entender concretamente esta idea?

Respuesta: De acuerdo con lo dicho anteriormente, el Alma universal, el Rayo, las cualidades espirituales, las energías en actividad e incluso las apariencias fenoménicas u objetivas, proceden de la misma Fuente cósmica. La primera ciencia de nuestra vida consiste en reconocer este hecho indiscutible. Se trata, en principio, de un conocimiento concreto. Cuando tal conocimiento puede ser aplicado en la acción se convierte en ciencia de vida, teniendo en cuenta que todo el caudal de conocimientos mediante los cuales nuestra mente existe y tiene su razón de ser, es sólo un leve indicio del poder de los Rayos. La aplicación concreta de tales conocimientos permitirá convertir nuestra existencia psicológica en un canal libre y expedito para la expresión de los Rayos. Si sabemos que nuestro ser espiritual, o Alma solar, está conectado con determinado tipo de Rayo, el segundo por ejemplo, pero que nuestra mente es netamente investigadora o científica demostrando la cualidad del quinto Rayo, tendremos que esforzarnos por infundir mucho amor a nuestra mente para que ésta no devenga inerte, fría, excesivamente calculadora.

Usted dirá seguramente que esto ya lo hacemos espontáneamente aun cuando no poseamos conocimiento alguno acerca de los Rayos que concurren en la expresión de nuestra vida psicológica. Yo insisto, sin embargo, en el hecho de que a menos que tengamos una cierta visión espiritual con respecto a los Rayos, nos será muy difícil introducir cambios fundamentales en nuestra mente y en nuestra conducta. Cuando éstos se producen siempre será un indicio de que “intuitivamente” hemos hallado el camino de alguno de nuestros Rayos condicionantes, utilizando el destello o rastro de luz que su proyección o su energía dejó en nuestros corazones en algún momento cumbre de la existencia. Al insistir en la utilización de las energías del proceso expansivo de un Rayo descubierto, sus cualidades penetran en nuestra existencia personal y su actividad puede ser convenientemente dirigida y controlada. Como usted verá, la Ciencia del Conocimiento intuitivo se traduce progresivamente en Ciencia de Impresión y de Contacto, cerrándose así un pequeño ciclo dentro del inmenso período cíclico cubierto por la fuerza expansiva de un Rayo.

Pregunta: ¿Cómo podríamos saber cual es el Rayo de la Mente o el Rayo del Alma?

Respuesta: Yo diría que viviendo en una constante y serena observación de todos los hechos que ocurren a nuestro alrededor y nuestra reacción psicológica a los mismos. Habitualmente no observamos las cosas con la debida y necesaria atención; de ahí que nuestros juicios carecen de profundidad e integridad psicológica, cerrándosenos así el camino de los Rayos que condicionan nuestra vida personal y espiritual. Y si no sabemos de nuestros Rayos, que son esencialmente nuestra propia vida, ¿cómo podremos establecer dentro de nosotros los nobles Senderos de la alta espiritualidad, o expresar en forma racional y científica las energías que provienen de aquellas Fuentes? Hay que darse cuenta que los Rayos destilan energía y sustancia psicológica que flotan -por así decirlo- por el ambiente psíquico en donde desarrollamos nuestras actividades cotidianas. Este conglomerado de energías mentales, emocionales y etéricas nos condicionan casi absolutamente y nos impiden “ser conscientes” de las propias y singulares energías que constituyen la expresión o cualidad característica de nuestro verdadero Yo espiritual.

Así, para conocer exactamente la índole de los Rayos que no son propios, deberemos vivir muy profundamente atentos al devenir incesante de los hechos y de las situaciones ambientales y, singularmente, a nuestras reacciones psicológicas a las mismas. Esta atención, actuando a modo de un potente imán, nos hará progresivamente conscientes de los Rayos que condicionan nuestra vida.

Pregunta: Encuentro plausible la idea que usted acaba de emitir y he de confesar que la misma amplia considerablemente el conocimiento que tenía acerca del término místico de Sendero. Ahora bien, mi pregunta es ésta: ¿Puede realmente el conocimiento de los Rayos depararme más amplias oportunidades en el devenir del propio Sendero?

Respuesta: Naturalmente que sí, por cuanto el término Rayo significa indistintamente vida, cualidad y apariencia, así como la relación entre sí de estos tres aspectos constituyentes del ser humano por medio de una energía unificadora de Rayo, que podríamos denominar monádica o de síntesis. Quiero significar, volviendo a lo dicho anteriormente, que en una avanzada etapa de nuestra vida surgirá espontáneamente esta “energía sintetizadora”, es decir, que a través de nuestra dedicada atención y una larga serie de profundos análisis llegaremos a descubrir un día que nuestro Sendero espiritual corresponde a la línea de luz y energía de determinado tipo de Rayo. Esto llega a saberse con infalible seguridad y absoluta certeza en un definido estadio de nuestro proceso de evolución. Sabremos entonces en forma consciente y continuada y no en virtud de esporádicos destellos de intuición, cuál ha de ser nuestra actitud y nuestras actividades físicas, emocionales y mentales para que respondan limpia, activa y dinámicamente a las influencias del Rayo causal de nuestra vida, al de nuestra Alma superior, el cual constituye de hecho el verdadero SENDERO hacia el Corazón del Logos planetario a través del cual se manifiesta aquella energía característica o determinada de Rayo.

¿Comprende usted el proceso? Cuando esotéricamente hablamos del aspirante espiritual, de las diversas etapas del discipulado, del Iniciado o del Maestro, nos estamos refiriendo a que dentro de la línea expresiva de los Rayos se han evidenciado etapas y han ido desarrollándose actividades, cualidades y propósitos dentro del proceso liberador de la vida humana, que han culminado en la realización perfecta de un determinado Arquetipo de Rayo. Sabemos por ello que existen Maestros de Compasión y de Sabiduría en todos los Rayos y que en cada Rayo de manifestación cíclica podemos identificar a personas corrientes, a aspirantes espirituales, a discípulos y a Iniciados. Dentro de esta inmensa “Escalera de Jacob” de la evolución planetaria construida con la sustancia creadora de los Rayos hallaremos a todo tipo de seres humanos, toda jerarquía de huestes angélicas y a todas las unidades de conciencia en evolución en todos los Reinos de la Naturaleza. El conocimiento de los Rayos, tal como dije al principio de esta conversación, es de naturaleza cósmica y fundamentalmente constituye un campo obligado de investigación no sólo para los esoteristas, para los místicos o para los filósofos, sino también y muy particularmente para los científicos de nuestro mundo que tantos y tan valiosas conquistas y descubrimientos han realizado en el orden técnico.

En el transcurso de las próximas conversaciones continuaremos estudiando el tema de los Rayos, tratando de ampliar constantemente nuestras ideas a fin de tener una imagen de los mismos lo más clara, concreta y positiva que nos sea posible...

Vicente Beltrán Anglada
 

Fuente:http://trabajadoresdelaluz.com.ar/
http://universo-espiritual.ning.com/
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