viernes, 14 de abril de 2023

TODOS LOS SERES SON LA MENTE ÚNICA

 

 


Todos los Budas y todos los seres vivientes son la Mente Única; no hay otro Dharma que éste. Esta Mente que carece de principio, no surge a la existencia y no cesa a la existencia. No es ni azul ni amarilla, no tiene forma ni aspecto, no pertenece a las categorías del ser ni del no-ser, no es antigua ni nueva; no es ni larga ni corta, ni grande ni pequeña, pues se halla fuera de toda delimitación o designación, fuera de todo intento para ser percibida o considerada como un objeto. Es la realidad como tal. Pero a la menor reflexión, caerás en las elucubraciones. Sin limites e insondable, se la puede comparar con el espacio vacío.

 

Así pues, esta Mente Única como tal es el Buda y entre el Buda y los seres vivientes no hay diferencia alguna. Sin embargo, los seres andan siempre buscando en el exterior, apegándose a toda clase de características, pero con esta clase de búsqueda lo único que consiguen es llenarse de oscuridad. Prisioneros de sus propias proyecciones, confunden los conceptos sobre el Buda con el Buda real y la mente que busca con la mente real, vagando así durante innumerables eones de forma completamente inútil. No saben que el Buda aparecería naturalmente ante ellos con sólo pacificar los pensamientos y liberarse de la discriminación. De este modo, ha de saberse que esta mente como tal es el Buda y el Buda es la totalidad de los seres vivientes. Cuando se expresa como ser viviente dicha mente no disminuye, cuando aparece como "Buda" no incrementa en lo más mínimo.

 

Respecto a las seis perfecciones e infinidad de otras prácticas similares, así como a los méritos tan numerosos como los granos de arena del río Ganges, ya se hallan reunidas en ti de modo completo, sin que una práctica temporal las haya acumulado con el paso del tiempo. Cuando la ocasión se presente manifiéstalas y cuando no, permanece sereno. Si no tienes una firme fe en que esta mente es el Buda y prefieres practicar apegándote a toda ciase de rasgos particulares con la intención de acumular méritos, en ese caso caerás en una visión falsa que te apartará de la Vía.

 

Esta mente como tal es el Buda y no hay otro Buda ni ninguna otra mente. Esta mente luminosa y sin mancha se asemeja al espacio vacío, pues carece de cualquier característica o apariencia concreta. Pero producir un estado mental particular a causa de la inclinación conceptual de la mente, es apartarse de la esencia de los dharmas y aferrarse a sus características. Sin embargo, desde los tiempos sin comienzo jamás ha existido un "Buda adherido a las características". Practicar las seis perfecciones e infinidad de otras prácticas con la intención de convertirse en Buda es seguir un sendero gradual, pero desde los tiempos sin comienzo jamás ha existido un "Buda por etapas". Es suficiente con despertar a esta Mente Única para reconocer que "ni el más ínfimo dharma es obtenido". Este es el Buda real.

 

El Buda y los seres vivientes no se distinguen de la Mente Única. Esta mente es como el espacio vacío que jamás se confunde ni se degrada. Así, contempla el modo en que el sol ilumina el mundo entero. Al levantarse, su luz se expande sobre la tierra sin que por ello el espacio se vuelva más luminoso, y a su puesta, cuando las tinieblas cubren la tierra, el espacio tampoco se oscurece. Aunque luz y oscuridad parezcan fuerzas antagónicas, contempladas desde su naturaleza, el espacio que las sustenta permanece vacío e inmutable. Tal es lo que ocurre con la mente del Buda y de los seres vivientes.

 

Hay quienes consideran al Buda como dotado de las características de pureza, luminosidad y liberación, mientras consideran a los seres vivientes con los rasgos particulares de impureza, oscuridad y encadenamiento a la vida-muerte, pero aquellos que secundan dicho planteamiento jamás alcanzarán la Iluminación durante innumerables eones, pues aún permanecen aferrados a las características. Por el contrario, en esta Mente Única no queda el menor dharma que obtener, pues esta mente es el Buda. En la actualidad, los practicantes incapaces de despertarse a ésta mente en su esencia se dedican a la proliferación conceptual, a buscar al Buda en el exterior y a practicar aferrados a las características. Se trata de un proceder erróneo que nada tiene que ver con la Vía de la Iluminación.

 

Fuente: enseñanzas sobre la mente única del maestro zen huang-po (Miraguano Ediciones, 2013)

 

LOS RITMOS DE LA VIDA Y LA SALUD

 


El ambiente determina cambios en la expresión de nuestros genes. Las situaciones del ambiente y el entorno pueden hacer, por ejemplo, que se exprese o no un gen en uno u otro de un par de hermanos gemelos criados en ambientes diferentes.

 

La potencialidad de enfermar claramente puede estar asociada a los genes, pero resulta que las enfermedades verdaderamente de origen genético representan un porcentaje mínimo de todas  las causas de enfermedad.

 

Aproximadamente en un 92% de la población, las enfermedades no dependen de un daño genético congénito. Hay alteraciones genéticas no congénitas que pueden desarrollarse en la vida por exposición a factores mutagénicos de diversos ordenes como: químicos, físicos, pero también debemos considerar una forma de “radiación interna” que corresponde a aspectos emocionales y mentales. Hay ciertas enfermedades neurodegenerativas cuyo desarrollo está más asociado a condiciones ambientales adversas sostenidas que a predisposición genética.  No podemos negar las causas genéticas, pero mi mensaje hoy es que un gran porcentaje de las enfermedades está más asociado a hábitos dañinos, a ritmos de vida enfermizos, que desde la conciencia podríamos modificar.

 

Dentro de esas condiciones ambientales adversas debemos considerar el estrés prolongado, como un factor desencadenante. Uno de los sistemas de respuesta al estrés  es el sistema nervioso neurovegetativo, simpático y parasimpático. Éste envía sus señales al resto del organismo por algunos nervios a través de impulsos eléctricos, que la mayor parte del tiempo no son mediados por la voluntad, así por ejemplo, mientras tú estás durmiendo, simultáneamente estás respirando, tu sistema cardíaco-vascular está activo, tu sistema digestivo está funcionando. Entonces éste sistema neurovegetativo funciona automáticamente, sin necesidad de que sea consciente o voluntario; es un sistema más autónomo, que está regulando desde una programación involuntaria movimientos de contracción y de expansión de músculos, vasos sanguíneos, vísceras y órganos de tu cuerpo. Esta programación involuntaria puede estar condicionada por vivencias del pasado.

 

Cuando el estrés es sostenido por largos períodos, se altera la respuesta simpática. Normalmente el sistema simpático te prepara para una respuesta de estrés corto que biológicamente no es dañino, nuestros cuerpos están diseñados para un estrés de corta duración. Es decir un estrés que puede ser de 15 a 30 minutos, algo así cómo correrle a un animal, perseguir algo, saltar una piedra, huir, conseguir un alimento, cosas que tienen que ver con la supervivencia. Eso está en nuestras memorias ancestrales, pero después de eso viene el reposo y la recuperación de la armonía simpático-parasimpático. Pero imaginemos que uno tuviera que correrle a un tigre, todo el día, toda la noche, una semana, un mes. Ese estado de contracción sostenida por simpaticotonía no permite el estado de recuperación por el parasimpático. El sistema parasimpático provoca respuestas, por lo menos a nivel muscular, de relajación, respuesta de pausa.

 

La vida es ritmo. Y la clave de la salud son los ritmos; y la clave del ritmo son las pausas.

 

Si no hay pausa, la vida se acorta, la vida se vuelve enfermiza. Entonces ese sistema simpático parasimpático está respondiendo al estrés y muchas veces le seguimos corriendo “al tigre” toda la vida. El tigre ya no está, pero tenemos la foto, la imagen, el recuerdo del “tigre”. Y seguimos peleando con la foto del tigre. Me refiero a qué las memorias se quedan allí, son hechos ya pasados pero siguen presentes y se activan en los recuerdos.

 

Y cada vez que recuerdo ese pasado estoy activando un estrés similar al que viví en esa situación, además con exaltación del estado emocional asociado a la vivencia referida. Esto ocurre en nuestro cerebro mamífero, pues no experimentamos las cosas solamente desde el intelecto, también desde un estado emocional que es traducido por el hipotálamo en impulsos neuroquímicos. Entonces viene la rabia que no procesada puede llegar al resentimiento, ò el miedo, que puede en  extremo llevarnos a un pánico, ò  la tristeza, que puede devenir en una depresión, ò la preocupación, la ansiedad que puede conducir a la obsesión. Todo esto  como una respuesta latente frente a cómo hemos experimentado, percibido o significado algo, que cada que se revive está allí. Es sorprendente como nosotros nos quedamos con “el tigre”.

 

El tigre ya se acabó, se murió hace tiempo, lo que nos perseguía o perseguimos, pero lo seguimos sintiendo.

 

Ese es el mundo del condicionamiento, y ese condicionamiento afecta la expresión del sistema nervioso y su neuroquímica que viaja en nuestra sangre, activando sustancias como el cortisol y la adrenalina, que va acelerando y descoordinando el latido cardíaco, que pueden llegar a afectar el sistema inmunológico, los ritmos del sistema digestivo, el ritmo de la respiración.

 

Ahí somos víctimas de una programación, del pasado, de un condicionamiento.

 

En respuesta consciente podemos desarrollar hábitos o ritmos saludables, como la atención plena en la respiración y la meditación que nos permiten la pausa y reacondicionan de manera positiva nuestra respuesta al estrés.

 

Dr. Jorge Iván Arango Caro

Médico y cirujano de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia. Ejerce la medicina integrativa y terapias de sanación desde hace mas de 25 años. La Sintergética, como visión de síntesis de la vida y la salud, es hoy eje de su consulta.

Es socio de AMIBIO (Asociación de Médicos e Investigadores en Bioenergética) y actual Vicepresidente de Proyección Social de la AIS (Asociación Internacional de Sintergética).


 

CÓMO EMPEZAR A PENSAR CON EL CORAZÓN -

 

 


Traducido con Amor desde...https://upliftconnect.com

 

Accede a la inteligencia innata del corazón

Durante demasiado tiempo, particularmente en el mundo moderno y occidental, hemos pensado que el corazón es simplemente un mecanismo de bombeo responsable de llevar sangre a nuestros órganos.

 

La importancia física del corazón no debe ser subestimada, es compatible con la vida y envía la sangre de la vida a las extremidades, similares a árboles, de nuestro sistema vascular, pero esta es una visión demasiado simplista de lo que el corazón es capaz de hacer.

 

La última investigación de Gregg Braden   desarrolla la antigua técnica de usar el corazón como un órgano inteligente.

 

La inteligencia del corazón ha sido ignorada durante demasiado tiempo. Sin embargo, lo que hemos aprendido sobre la sabiduría del corazón en los últimos años a través del Instituto de Matemáticas del Corazón y mediante la investigación de psicólogos, neurobiólogos y enseñanzas de sabiduría resurgida de nuestro pasado antiguo, debería inspirar a todos a mirar el corazón de una manera forma completamente nueva.

 

Para aquellos que no están acostumbrados a usar su inteligencia innata, es decir, su intuición, sintonizar con el corazón para obtener respuestas a las preguntas más profundas y difíciles que posiblemente puedan reunir puede parecer ridículo. ¿Por qué preguntar al corazón si permanecer en una relación que es desafiante, o incluso si debe someterse a un procedimiento médico?

 

Puede parecer ignorante o incluso azaroso hacer preguntas como estas al corazón, pero tiene una sabiduría que el intelecto no puede igualar. Este es el por qué:

 

El corazón no envía información a través de un filtro egoico.

 

El corazón conoce tu pasado, tu presente y tu futuro. Su inteligencia no se preocupa por tus construcciones egoicas. El corazón simplemente habla desde un lugar completamente neutral.

 


¿Qué lecciones aprenderás si sigues tu corazón?

 

Puedes considerarlo como un amigo cercano que desea lo mejor para ti y que no se preocupa por verse bien ante tus ojos.

 

Hridaya

Hay un término antiguo que no tiene una traducción directa al inglés que describe esta inteligencia del corazón. Hridaya , es la energía que está contenida dentro del chakra del corazón. Esto no es solo el corazón físico, sino el corazón espiritual. Contiene la inteligencia de Dios, o la mente trascendental.

 

La palabra proviene del idioma sánscrito, y el significado sería algo como esto:

 

Hrid  = centro

 

Ayam  = esto

 

Así, el corazón espiritual siempre te trae a tu centro. No se desviará de tu ser más elevado, siempre contemplando una visión de 360 ​​grados (y más allá) de cualquier situación que puedas enfrentar.

 

El yogui Bhagavan escribió una vez para explicar este corazón espiritual con más detalle:

 

Del mismo modo que existe un centro cósmico desde el cual surge todo el universo y tiene su ser y funciona con el poder o la energía dirigente que emana de él, también existe un centro dentro del marco del cuerpo físico en el que tenemos nuestro ser. Este centro en el cuerpo humano no es de ninguna manera diferente del centro cósmico. Es este centro en nosotros que se llama Hridaya, el asiento de la Conciencia Pura, realizado como Existencia, Conocimiento y Bienaventuranza. Esto es realmente lo que llamamos el asiento de Dios en nosotros.

 

A la inversa, la mente-cerebro piensa en nuestras experiencias pasadas, nuestras creencias erróneas basadas en esas experiencias, y toma todo tipo de giros y vueltas a través de un paisaje conceptual que hemos creado para darnos una respuesta "correcta" a las preguntas profundas de la vida .

 

La mente-cerebro crea percepciones falsas donde el corazón es verdadero.

 

Un budista zen también puede describir lo que sucede cuando pensamos con la cabeza (cerebro) en lugar del corazón.

 

Colocamos una niebla, un tipo de superposición perceptiva sobre una situación y luego agregamos una inversión emocional. Llamamos a esto 'real', pero esto no podría estar más lejos de la verdad.

 

Sin embargo, creemos que tenemos que obtener un  siddhi  (gran logro o milagro) para obtener sabiduría o inteligencia supranormales. Entonces, seguimos confiando en las falsas percepciones de la mente-cerebro.

 

La neurobiología del corazón.

Además, si observáramos la neurobiología simple del corazón, hay muchas más fibras que conducen del corazón al cerebro que del cerebro al corazón. Esto significa, como Gregg Braden señaló recientemente en una charla, que hay mucha más comunicación que se envía  desde el corazón al  cerebro y luego se recibe de él.

 

Como explica el Instituto HeartMath  , el corazón también comienza a latir en el feto antes de que el cerebro se haya formado, un proceso que los científicos llaman autorrítmico.

 

Los humanos también formamos un cerebro emocional mucho antes que uno racional, y el corazón tiene su propio sistema nervioso complejo independiente conocido como "el cerebro en el corazón".

 

El corazón también puede crear un nivel de  coherencia  en el cuerpo a través de su ritmo, que regula todos sus sistemas y corrige incluso las células enfermas.

 

Y, finalmente, el  campo electromagnético  del corazón es aproximadamente 60 veces mayor en amplitud que el cerebro, y penetra en cada célula del cuerpo. El componente magnético es aproximadamente 5,000 veces más fuerte que el campo magnético del cerebro y puede detectarse a varios pies de distancia del cuerpo con magnetómetros sensibles.

 

Aprovechar la inteligencia del corazón te dará sabiduría.

 

Cómo pensar con la sabiduría del corazón

Esto es lo que Braden  sugiere  para ayudarnos a aprender a aprovechar la sabiduría masiva del corazón:

 

Centrarse en el corazón (y chakra del corazón). Esto envía una señal al corazón de que buscas su inteligencia.

Ralentiza tu respiración Esto envía otra señal a tu cuerpo de que buscas una inteligencia más alta, y no la del ego normalmente estresado y asustado. La respiración profunda calma el sistema nervioso y el cerebro.

Conjura un sentido de gratitud, compasión o amor. Estos son los sentimientos que desencadenan una activación en la energía del corazón.

Haz una pregunta a tu corazón. La pregunta debe ser breve y al punto.

Todos experimentarán la inteligencia del corazón de manera un poco diferente. Puedes sentir mariposas en sus entrañas, una sensación cálida que crece alrededor de tu cuerpo, o hormigueo en las puntas de sus dedos. Es posible que no sientas ninguna sensación corporal, pero tengas una respuesta clara y breve que le llegue a la mente. Sabe que probablemente no necesitará una historia prolongada para "justificar" su sabiduría. El corazón habla directa y claramente. Si no es así, intenta este proceso nuevamente para que tu cuerpo sepa que buscas la inteligencia del corazón y no el ego.

La práctica hace a la perfección . Cuanto más a menudo hagas esto, más fácil será aprovechar el asiento de la conciencia pura, la hridaya.

 

Johanna Bassols

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