domingo, 6 de marzo de 2016

DIALOGO CON EL MAESTRO (por L.Moreno)




Maestro!...Qué difícil es llevar adelante este mensaje! Qué duras son las mentes humanas! Supongo que será necesario un milagro para que comprendan, pues de lo contrario es francamente difícil llegar a la razón y el corazón del hombre de este siglo.
Hijo mío, nunca tendrás milagros a tu alrededor ni producirás prodigio alguno, pues si las personas acudieran por el milagro, mañana para saciar su curiosidad te pedirán otro y al día siguiente otra nueva sensación que encandilara sus sentidos.
El hombre de este siglo vive del espectáculo, y de su dependencia básica a los sentidos. Aprende a afrontar sus problemas en la forma que le enseñan, aprende a desear en la medida que los anuncios comerciales le seducen, es feliz por su capacidad de ajustarse al modelo del actor de moda o del patrón cultural que se crea para cada tiempo.
Existe la droga física, pero no es menos cierto que la hay psíquica y que produce tanta dependencia como la primera y tan peligrosa, y esa seducción hacia los prodigios y hacia los milagros es una farsa de llamarnos a nosotros vuestros tutores payasos, magos o actores.
El verdadero milagro se hace hacia dentro y en el silencio de la realización diaria.
El hombre que sin ver cree, fortifica una fe construida por sí sismo y sus cimientos son sólidos ante el vendaval. Pero el que hoy acude a vosotros por el milagro y le creéis convencido, mañana os abandonará por haber asistido a otro prodigio que ha realizado otra alternativa.
Guárdate por tanto de los prodigios, de los milagros y de la espectacularidad, pues como el Maestro dijo: 'No es tiempo de milagros' sino de madurez interior, de realización personal y grupal para conseguir la felicidad real del ser.
El mayor de los prodigios que podéis conquistar es el de una Humanidad libre, sin enfermedad, sin violencia, amante del progreso y del desarrollo hacia el espíritu.
De todas formas Maestro, el trabajo que se vierte para el razonamiento y para progresar en la sabiduría del espíritu no lo entiende nadie. La gente pide avistamientos y pruebas que dejen con la boca abierta a propios y extraños.
Ya te lo he explicado, vuestro trabajo está en función de la madurez del que ha despertado a su realidad interior y a su deseo de evolución. Los que buscan feria o espectáculos, siguen de feria en feria durante toda una vida pero sin haber trabajado en sí mismos.
Serán pocos, hijo mío, pero son ellos, en su compromiso personal de ser y estar seguros de sí, con el ansia de ser motivadores del misterio y no dejarse arrastrar por las apariencias. Estos serán los que acudan a vuestras puertas. No tengáis prisa, no os sintáis solos, pues el futuro está en función de la calidad humana y no de la cantidad.
El Cristo que buscáis no esta en un fenómeno más o menos milagroso sino en vuestro corazón y sólo cuando emprendáis el camino hacia vosotros mismos habréis comprendido y llegaréis al verdadero milagro.
Pero los grupos programan reuniones, avistamientos, sanaciones y prodigios para conseguir adeptos o llegar al convencimiento. ¿Hacen mal?
No, ellos están precísamente para eso. pues para llegar a la montaña hay que subir muchos peldaños, todos hacen la escalera y todos están en la lógica de la continuidad.
Las afinidades genéticas, culturales, geográficas y étnicas establecen sus propias demandas, sus propias lógicas. Son esos grupos a crear sus Maestros, sus prioridades. Por ello las religiones son formas de acceso hacia el propio ser, y es en él donde radica la verdad, su verdad, la que tiene que vivenciar. Juan debe conocerse y comprenderse si desea comprender y conocer a Pedro.
Haced vuestro propio milagro y no os dejéis seducir por los espectáculos externos y por una descomunal cultura montada por y para el show. Sed protagonistas de una vez por todas.
Nosotros no venimos para causar admiración o para haceros pensar que somos inalcanzables. Venimos para ser hermanos y para dialogar en el eterno canto de la Fraternidad Cósmica. Fueron vuestros antepasados los que nos llamaron Dioses y nos edificaron templos de piedra. No deseamos que de nuevo hagáis lo mismo, pues sólo conociéndose y sintiéndose como seres cósmicos y como partes divinas podréis ser uno con nosotros en la sencillez y en la realización práctica de la vida.

(por L.Moreno)

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