martes, 26 de abril de 2016

El MECANISMO DE DEJAR IR (Dr. David R Hawkins.)



AMOR
Capitulo XII (Tercer Escrito)

Unidad 
A medida que el estado avanza, toda la existencia tiene un significado diferente, y nos volvemos conscientes del ser interior y la esencia de todas las cosas, en lugar de sólo su forma. Debido a este cambio de percepción, la perfección de todas las cosas se revela. Esta experiencia está fuera del tiempo; no hay pasado ni futuro. En su vibración más elevada, el amor no ve separación entre el individuo y el resto del universo. 
Nos sentimos en total unidad con todas las cosas. 
En este estado, la unidad total de todas las cosas tiene un mayor sensación de Realidad que las percepciones ordinarias del yo en el mundo, y que sólo puede ser descrita como profundidad. 
A medida que se producen los cambios internos, nuestro estilo de vida puede o no mostrar un cambio para el observador externo. 
Sin embargo, los hábitos y el comportamiento, aunque puedan parecer ser los mismos, ya no son compulsivos o guiados. 
A menudo se pueden eliminar, modificar o cambiar sin molestias indebidas. Por otra parte, en efecto, pueden haber cambios repentinos en el estilo de vida, incluyendo cambios importantes en la profesión, debido al cambio de valores internos y a la expansión de los intereses y la visión. 
Ahora que estamos conectados a una dimensión mayor, puede haber una inmersión en ella a través de la contemplación, la meditación, el arte, la música, los gestos, la lectura, la escritura, la enseñanza, y la participación en los grupos espirituales con objetivos similares. 
El dejar ir se vuelve ahora más automático y continuo.
Los períodos de quietud interior y belleza comienzan a ocurrir con mayor frecuencia y duración. Estos pueden ocurrir a un nivel muy profundo. 
Curiosamente, es posible que sean seguidos de episodios de gran agitación interior y lucha. Estos períodos de intenso trabajo interior se producen porque ya no podemos tolerar la negatividad. Ahora que tenemos un mayor poder de conciencia, somos capaces de llegar al fondo y manejar los problemas en los niveles más profundos de la conciencia. 
Estos pueden ser problemas tales como los relativos al origen de nuestra identidad o concepto del yo.
Pueden también suceder avances de gran serenidad y paz después de períodos prolongados de entrega continua, como se ve en el siguiente ejemplo. 
En un momento dado, estando en un estado de alegría constante, se produjo un acontecimiento que trajo a la consciencia un conflicto que se originó en la manera más profunda en la que podemos relacionarnos con los demás. 
Fue difícil de ver y experimentar, pero debido a que el estado predominante tenía tal elevada energía, fue posible dejar que el conflicto interior saliera y dejar que siguiera su curso, para ser resuelto de una vez por todas. 
Siguió durante diez días seguidos, incesantemente, y en ese período de tiempo, el enfoque fue el de entregar constantemente el conflicto y dejarlo ir sin tratar de alterarlo de ninguna manera. Durante un tiempo, el conflicto interior parecía que podría ser interminable; sin embargo, la experiencia previa con el proceso de la entrega había confirmado que todos los sentimientos, tarde o temprano se vencen, si seguimos dejando que se vayan. 
Desplazarse temporalmente a una pequeña cabaña en medio del bosque intensificó el proceso porque no habían otras distracciones. A continuación, se profundizó en el origen del conflicto y los sentimientos más dolorosos vinieron con toda su fuerza. Hubo una gran confusión interna, a veces incluso agonía y desesperación. Determinado a no dejar o permitir ningún bloqueo en el flujo del proceso, por último, el fondo de la fosa se alcanzó y se llegó hasta la negra desesperación de la intensidad abrumadora. A pesar de ello, se supo que todo iba a ir bien, ya que la identificación principal no era con la desesperación, sino con la entrega en si. 
Finalmente, toda resistencia a la desesperación fue total y completamente dejada. Instantáneamente se desvaneció. 
La desesperación, que había sido abrumadora y casi insoportable, ¡se desvaneció en un instante! En su lugar, se produjo una profunda paz más allá de lo descriptible. 
Era infinita en su dimensión, curiosamente poderosa y totalmente inexpugnable. 
Hubo un profundo silencio interior, y se detuvo toda percepción del tiempo. En lugar de "tiempo", solo había el movimiento de los fenómenos del mundo sucediendo. 
Al día siguiente la experiencia continuó y, de hecho, fue incluso fortalecida. Después, por curiosidad, hubo una re-entrada en el mundo para ver como sería experimentar la vida ordinaria en este estado de conciencia. 
Incluso al caminar por la Quinta Avenida de la Ciudad de Nueva York, la misma profunda quietud, armonía y paz prevalecían. Esta penetrante paz y quietud parecía subyacer a todo el caos superficial, el ruido y la confusión de la ciudad. 
Era como si el poder y la fuerza de esa dimensión de la quietud fuera el poder que permitía que todo pasara y se mantuviera todo junto en una unidad continua. 
En la esencia de esa quietud había un poder ilimitado, y estaba claro que se trataba del mismo poder que contrarrestaba y equilibraba la negatividad colectiva de la ciudad. 
Como era fuera, era dentro. Del mismo modo, era evidente que este mismo poder cohesivo es el que también contrarresta la negatividad de la personalidad. 
Sin oposición, esa negatividad destruiría a la personalidad y al cuerpo con ella. Hemos dicho en apartados anteriores que las emociones inferiores están asociadas a una acumulación de energía en los centros de energía inferiores del cuerpo llamados "chakras". A medida que nuestra conciencia se eleva, debido a que dejamos ir la negatividad, esta energía tiende a subir a  los centros superiores de modo que, en el nivel del amor, la energía se ha desplazado hasta el chakra del corazón. 
A medida que el amor se vuelve incondicional y siempre- alegre, la dimensión personal del amor da paso al amor universal. 
En general, podemos decir de una persona que ha alcanzado el nivel del amor que es "de gran corazón" o " todo corazón". Esta frase expresa el cambio de interés y enfoque de la vida de la persona hacia aquello que es amor. 
Este cambio de enfoque hacia lo alto va acompañado sobre todo de un cambio de la percepción, un punto de vista diferente del que caracteriza el foco de atención de una persona que está involucrada en las emociones negativas. 
Por ejemplo, cuando una persona está en un estado de ánimo bajo, un caballero anciano de pie descuidadamente vestido en una esquina sería percibido como un "vago". 
Con esta caracterización van otros pensamientos negativos tales como: “Podría ser peligroso, -evitémosle"; "Nos está costando impuestos- probablemente en bienestar"; "La policía debería limpiar las calles de vagabundos"; "Él debería estar en la cárcel o en un hospital mental". 
Por el contrario, la persona que está en un estado de amor podría verlo como una persona interesante, cuyo rostro refleja una gran cantidad de experiencia de la vida, carácter y sabiduría. Puede parecer como un alma liberada que mas o menos ha terminado con el mundo y se ha convertido en un ser, más allá del hacer y el tener. 
Hubo un encuentro con un hombre así en la Quinta Avenida, durante ese estado de quietud interior total descrito anteriormente. Mientras caminaba por la acera, el anciano caballero percibió ese estado de quietud interior con una sola mirada y, a cambio, se descubrió totalmente. 
Los ojos miraban ampliamente de tal modo que nada se ocultaba, y el alma se abrió completamente para ser leída. 
Era evidente que era un hombre que se había dado cuenta de su propio Ser interior verdadero y estaba totalmente en paz. 
Era, de hecho, parte integrante de esa poderosa energía positiva y amorosa que sostenía a toda la ciudad. 
Con esa mirada compartimos nuestra unidad, -nuestra unidad atemporal. A pesar de ser extraños, nuestras almas se unieron y resonaron la una con la otra. El único Ser irradió. 
Esa unidad era la energía que contrarrestaba toda la negatividad de la Ciudad de Nueva York en ese momento. 
En nuestra mirada abierta, había una unidad cósmica (calibra como verdadero). Hubo un saber interior totalmente silencioso de que la unidad reflejaba una energía infinita que estaba contrarrestando toda la negatividad de la Ciudad de Nueva York en ese momento, porque el poder que se compartía era infinito. Sin un contrapeso, la ciudad se auto-destruiría. 
Hubo un estado silente, prevalente, e infinito de conciencia. Hubo un momento profundo en el que una de las leyes de la conciencia fue verificada por experiencia: El Amor es la Ley Suprema del Universo (la afirmación calibra en 750).
Dr. David R Hawkins
http://rosacastillobcn.blogspot.com.es/


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