martes, 5 de abril de 2016

El MECANISMO DE DEJAR IR (Dr. David R Hawkins.)


IRA
Capitulo VIII (Segundo Escrito)
El Reconocimiento
Uno de los grandes secretos de las relaciones es el reconocimiento. El comportamiento de los demás hacia nosotros siempre incluye un regalo escondido. 
Incluso si ese comportamiento parece negativo, hay algo en él para nosotros. Muy a menudo algo aparece en forma de señal para nosotros para ser más conscientes. Digamos, por ejemplo, que alguien nos llama "estúpido". Nuestra respuesta natural es la ira. Podemos utilizar la energía de esa ira de forma consciente: "¿Sobre qué me está pidiendo esa persona que sea más conscientes?" Si nos hacemos esa pregunta, podemos llegar a la conclusión de que estábamos siendo egocéntricos; estábamos siendo indiferentes; estábamos fallando en reconocerlo; y no estábamos siendo consciente ni nos dábamos cuenta de lo que estaba pasando en la relación. 
Si seguimos este procedimiento constantemente, llegaremos a la consciencia de que todo el mundo en nuestra vida actúa como un espejo. Realmente están retornándonos el reflejo de lo que no hemos podido reconocer en nosotros mismos. 
Nos están forzando a buscar lo que necesitamos abordar. ¿Qué aspecto de nuestro pequeño yo necesita ser abandonado? 
Esto implica que tenemos que dejar nuestro orgullo constantemente a el fin de deshacer la ira, por lo que podemos estar agradecidos por las continuas oportunidades de crecimiento que se nos presentan en el curso de la experiencia cotidiana. Para ello, hemos de resistir la tentación de caer en la complacencia de hacer "malos", a nosotros mismos y a los demás. Si nos fijamos en los aspectos de nuestro “pequeño yo”, hacer “malos”, a nosotros mismos y a los demás es una de sus actividades favoritas (por ejemplo, la política y los medios de comunicación). Esto se debe a que el pequeño yo ignora las mejores maneras para lograr nuestros objetivos. No ve la alternativa, que es elegir cambiar una situación desde la libre elección. Una forma en la que nos forzamos a salir de las situaciones insatisfactorias es haciendo “malos”, a nosotros mismos o a la situación En lugar de elegir encontrar simplemente un trabajo mejor, por ejemplo, nuestro pequeño yo hace el trabajo, al jefe y a los compañeros de trabajo "malos". Debido a la imagen de maldad, la situación ahora se convierte en intolerable, y nos vemos obligados a cambiarla. 
Cuánto más fácil habría sido si hubiéramos elegido simplemente pasar a una situación mejor. Sin embargo, debido a nuestro sentido de la obligación, la culpa es muy a menudo el bloqueo de esta forma más simple. En otras palabras, debido a que nos hemos beneficiado de una situación, nos sentimos culpables por abandonarla. Así que el inconsciente ingeniosamente crea todo el mecanismo de maldad para obligarnos a salir de situaciones sin salida. 
Esto sucede a menudo en las relaciones interpersonales en las que sentimos que hemos de hacer que la otra persona sea "mala" a fin de justificar el dejarla. Recurrir al mecanismo de la maldad es simplemente una negación de nuestra propia libertad de elección. Uno de los orígenes de la ira surge de los actos no reconocidos de amor que hemos expresado a los demás. 
En este contexto amor significa las formas simples y cotidianas del cariño que tienen lugar en toda relación humana en forma de pensamientos, consideración, gestos corteses, ánimo, y disponibilidad. Muy a menudo, puede continuar durante años un diálogo interno sobre nuestro resentimiento por la falta de aprecio de la otra persona de nuestros sentimientos acerca de ellos. Si esto es así para nosotros, debe ser también el caso de los demás. Hay gente, por tanto, en nuestra vida que andan por ahí con un sinfín de pensamientos mentales acerca de nosotros, que tienen que ver con nuestra falta de aprecio de sus sentimientos hacia nosotros. Toda esta bruma de ira puede ser compensada y prevenida cuando vemos el enorme valor de simplemente reconocer los gestos de los demás hacia nosotros. Esto significa reconocer todas sus comunicaciones hacia nosotros. 
Por ejemplo, si los amigos nos llaman por teléfono, les damos las gracias por habernos llamado. La razón para hacer esto es que hace que las otras personas se sientan completas y seguras con nosotros. Es un reconocimiento de su valor en nuestra vida, y todos se sienten satisfechos cuando reconocemos su valor. 
Por este simple mecanismo del reconocimiento, es posible, en cuestión de días, transformar todas nuestras relaciones de una manera bastante espectacular. Este reconocimiento no tiene porque salir al mundo exterior, sino que puede tener lugar dentro de uno mismo. 
Al examinar nuestras relaciones, podemos preguntarnos: "¿Qué he dejado de reconocer en aquellos con los que tengo contacto diario?"Es una experiencia muy valiosa escoger a alguien en nuestra vida que, en nuestra opinión, sea fundamental para nosotros, y ahora para nosotros mismos, empecemos a ver cómo hemos fallado en reconocerlo. Entregamos todos nuestros sentimientos negativos acerca de ellos, y empezamos a darles mérito, afirmando su valor para nosotros. Su valor puede ser simplemente el de ser un estímulo para nuestro crecimiento emocional y desarrollo. El esposo molesto o el vecino con el ceño fruncido está tratando de decirnos algo. Casi siempre en este tipo de situación, esas personas no se sienten reconocidas por la contribución que hacen a nuestra vida. Una vez que su valor para nosotros haya sido reconocido, el gruñido se detiene. Expectativas Cuando dejamos de presionar a los demás con nuestras expectativas, creamos la oportunidad para que ellos de forma espontánea nos respondan positivamente. Podemos, como medida profiláctica, contrarrestar los resentimientos al cambiar lo que hemos hecho por los demás del nivel del sacrificio al nivel de un regalo de amor. 
A continuación, podemos reconocer en nosotros este paso y pasar a dejar caer nuestras expectativas, lo que disolverán las resistencias en los demás. Un simple experimento ilustra este cambio. Había un hombre que trajo dos camisetas nuevas de México. Las nuevas camisetas eran de un diseño totalmente diferente al tipo de ropa que estaba acostumbrado a usar. 
El primer día que decidió usar una de las camisetas, se dio cuenta que tenía una expectativa interna y una especie de orgullo sutil por hacer algo nuevo y diferente. Sin embargo, en lugar de entregar el orgullo, decidió mantenerlo; es decir, que a propósito no utilizó la técnica del dejar ir para entregar el orgullo y simplemente déjalo estar ahí. Quería ver qué pasaría, cómo respondería la gente. Ese día, llevó con orgullo la camisa nueva y, por supuesto, nadie siquiera lo mencionó, a pesar del hecho de que era totalmente diferente a su atuendo habitual. Debía haber destacado realmente, pero no hubo ni un solo comentario. Cuando volvió a su casa, tuvo que reírse de lo cierto que era el término del empresario Robert Ringer para ese tipo de situaciones en su "teoría chico / chica". (Chico busca chica, por lo tanto, la chica no tiene interés en el chico. Tan pronto como el chico ya no está interesado en la chica, la chica ahora quiere al chico). A la mañana siguiente decidió que se pondría la otra camiseta nueva, pero esta vez entregó toda su vanidad y expectativas de destacar. Dejó ese pequeño orgullo de estar haciendo algo nuevo y diferente, y reconoció el amor de todos sus amigos y el papel importante que han desempeñado en la felicidad de su vida. En el momento en que lo consiguió a través del proceso de dejar ir, estuvo totalmente entregado a llevar la camiseta. Sabía que estaba totalmente entregado, porque era aceptable que se dieran cuenta de la nueva camiseta, y era aceptable también que no lo hicieran. Ese día fue de repente, ¡el día de la camiseta nueva! Casi cada persona con la que se topó comentó la nueva camiseta, le preguntaron dónde la había conseguido, y pasó el día recibiendo mucha atención. 
Este experimento explica con humor el punto clave de: ¡Conseguimos lo que queremos cuando dejamos de insistir en ello! Las expectativas de los demás es una forma de correo emocional en negro. Podemos sentir nuestra resistencia cuando los demás llevan ciertas emociones "buenas" hacia nosotros. Podemos dejar de ser chantajeados emocionalmente al ver como lo hacemos con los demás, y, a continuación, podemos dejar de querer manipular sus respuestas emocionales hacia nosotros. Otra forma de prevenir la ira es la de tomar la decisión interior de no aceptar más la invalidación de los demás o nuestro aspecto pequeño. Esta decisión puede hacerse en forma de una firme afirmación: "Yo ya no aceptaré más la invalidación por mi parte o por la de los demás". Cuando esto se combina con el hábito de reconocer que todo eso es positivo para nosotros mismos y los demás, las relaciones cambian rápidamente, sus fuentes potenciales de ira han sido eliminadas.

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