lunes, 29 de febrero de 2016

MEDITAR O SUMERGIRTE EN LA VIDA (1) Extracto del libro La Verdad


Cuando nacemos en este plano de existencia, no hay ningún ruido mental, ningún pensamiento te perturba, ningún niño nace preocupado por pagar su hipoteca o la siguiente factura, ninguno está dándole vueltas a la cabeza por si llegará o no justito a final de mes. Los niños cuando nacen, están en meditación. A ellos, que vienen del Hogar, nadie les ha enseñado aun a tener problemas con preocupaciones. 
Por tanto, es la vida real teniendo una experiencia en la densidad. Han salido del mundo sutil para ingresar a un lugar donde podrán tener experiencias que en la luz no se pueden tener. 
Pero mientras les van llegando esas experiencias que les hará aprender acerca del Amor, acerca de Quienes Son... siguen meditando, siguen ausentes de pensamientos ruidosos al menos por un tiempo. Vamos a abstraernos un poco: ellos saben que aprender cosas del amor, no tiene fin, por tanto siguen meditando, no pueden parar ese estado natural de ser hasta que comiencen a involucrarse de lleno en lo denso, en aquellas cosas que solo tienen sentido para poder pasar por experiencias complicadas y necesarias para evolucionar, o, dicho de otra forma, no saldrán del estado natural de Ser hasta que olviden Quienes son. En este planeta existen muchas personas especializadas en poder hacerles olvidar, en ese sentido todo funciona perfectamente, no hay problemas para que olviden y así hacer lo que vinieron a hacer. Aquí parece que el tema que tratamos se acaba, pero es cuando empieza, porque si estás leyendo esto, es posible que sea debido a tus problemas para recordar ese estado. Sentimos que sentir como siente un niño que acaba de llegar, es el estado olvidado y que estamos en vías de recordar. Pero ojo, si no tiras todo asunto que te motive preocupaciones, la meditación o el estado natural de Ser, no será. Se hace necesario aquí aclarar que cualquier tema denso que se te repita a veces en la cabeza, es un obstáculo. Por tanto, sino sanas eso antes, no hay avance al recuerdo. Ahora supongamos por un momento que ya no existen esos obstáculos y por tanto tu felicidad se estiró lo suficiente para retroalimentarse a sí misma constantemente. En este estado, es muy posible que te vengan muy a menudo comprensiones, pequeños o grandes recuerdos que llegan de forma mágica y que solo recibes tú de forma única (no vienen por internet), son como descargas de la vida que tú no dejas de atraer en estados no mentales.
     En ese estado digamos que el servidor no está abierto continuamente, a veces cierran para ir a comer. Ir a comer: sonreírte. Otras veces abren media jornada: el resto del día les hace gracia verte pletórico/a y lo disfrutan tanto que se les "olvida" abrir. Aunque algo me empuja en este momento para decirte de todas formas que siempre están abiertos a no ser que seas tú el que cierre la media jornada. No olvides que todo cuanto llega a tu vida lo creas tú. En el caso de quien redacta esto (personaje Javier), sucedía que me tomaba libre un día entero y, aprendí algo en esta "equivocación". Aprendí a guardar mi energía, ya no doy esos saltos pletóricos o, mejor dicho, los doy para adentro.
     Si has llegado al estado de que tu vida se convirtió en una meditación continua (sabemos de algunos que les asusta tanta felicidad), ya sé que no vas a seguir leyendo esto. Tal vez te vayas a leer otro tipo de prensa que aún está prohibida en este planeta.
     Continuemos entonces para los que quieren aprender bien a meditar: MEDITAR ES NO PENSAR. Pero ojo, la forma en que organizamos las palabras siempre, no es un requisito para dejarte llevar al pie de la letra en todo lo que leas u oigas. Y este texto no está exento de esto. Queremos decir que de todo lo que aprendas en la vida, hazlo siempre desde tu propia intuición, o sea, si algo no te resuena por dentro, no lo hagas tuyo. Aclarado esto, repito: MEDITAR ES NO PENSAR. Y sigo: no pensar no significa que dejes de vivir, como algunos malinterpretan, es totalmente al revés. Queremos decir que la mente, cuando está apagada, es cuando tienes mayor recepción de lo que ocurre a tu alrededor. Si llevaras muy a menudo apagada la mente: ¿qué sucedería con las palabras que tengas que expresar? Verías o sentirías como si nacieran de otro lugar. Y es el habitual silencio interno el que se encarga de esto. ¿Y quién es ese silencio interno? TU. O aquel niño que acababa de aterrizar a este mundo. Y la palabras nacidas en ese estado, fluyen más claras, utilizas menor número de palabras a la vez que emites más información, nacen de una seguridad mayor y sabes, sin preguntártelo, que dices justo lo adecuado a tu nivel vibratorio. Estarías ya sintiendo que van quedando atrás aquellos entretenimientos que te obstaculizaba la nueva forma de Ser. En un estado así te haces muy consciente de no juzgar nada. Continuará...
Javier G. Delgado
Nuestro abrazo

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