viernes, 24 de julio de 2015

EL MILAGRO MAS GRANDE DEL MUNDO




Éste es el título de un libro de Og Mandino, donde nos habla, en su Memorándum de Dios, de la grandeza del ser humano. Es tan grande su dignidad que, si pierde su autoestima o se deja llevar del pesimismo de la autocompasión, ofenderá gravemente a su Creador. Será como un muerto viviente, sin esperanza, que perderá toda posibilidad de realizarse, de superarse y de cumplir la misión que Dios le ha encomendado. Pongamos atención a lo que Dios nos dice en este Memorándum:
“Lloras por tu dignidad manchada con el fracaso. Lloras por todo tu talento, que ha sido desperdiciado por el mal uso… No llores más, yo estoy contigo. El pasado está muerto deja que los muertos entierren a sus muertos. Te ordeno que salgas de tu sepultura y empieces una nueva vida. Y déjame compartir contigo el secreto que escuchaste a la hora de tu nacimiento y que ya has olvidado.
Tú eres el milagro más grande del mundo. Éstas fueron las primeras palabras que escuchaste, después lloraste. Todos lloran. Entonces, no me creíste. ¿Cómo puedes ser un milagro, cuando te consideras un fracaso hasta para las tareas más sencillas? Has maldecido tu suerte, has rehusado aceptar las consecuencias de tus propios pensamientos mezquinos e insignificantes y has buscado un culpable. Y me has culpado a mí. Has gritado que tus defectos, tus mediocridades, tu falta de oportunidades y tus fallas eran “voluntad de Dios”. Estás equivocado. Vamos a ver, hagamos un inventario de tus dones.
¿Estás ciego? No, puedes ver y los cien millones de receptores que deposité en tus ojos te permiten gozar de la magia de una hoja, de un copo de nieve, un águila, un niño, una nube, una estrella, una rosa, el arco iris, y la mirada del amor. Anota un don.
¿Estás sordo? No, puedes oír y los 24,000 filamentos que puse en cada uno de tus oídos vibran con el viento de la arboleda, con la majestuosidad de una ópera, con el canto del petirrojo, con el juego de los niños y con la palabra te amo. Anota otro don.
¿Estás mudo? No, puedes hablar. Ninguna otra de mis criaturas puede hacerlo y tus palabras pueden calmar al enojado, animar al abatido, estimular al cobarde, alegrar al triste, alentar al vencido, enseñar al ignorante y decir te amo. Anota otro don.
¿Estás paralítico? No. Te puedes mover, no eres un árbol condenado a una pequeña porción de tierra, puedes pasear, correr, bailar y trabajar, ya que dentro de ti he diseñado quinientos músculos, doscientos huesos y siete mil nervios, que están sincronizados para obedecerte. Anota otro don.
¿Eres enfermo mental? ¿No puedes pensar por ti mismo? No. Tu cerebro es la estructura más compleja del Universo. Dentro de sus mil o más gramos hay trece mil millones de células nerviosas. He implantado en tus células más de mil trillones de moléculas proteicas. Y para ayudar a tu cerebro en el gobierno de tu cuerpo he dispersado en tu organismo cuatro millones de estructuras sensibles al dolor, quinientos mil detectores táctiles y más de doscientos mil detectores de temperatura… Tú eres mi creación más fina.
¿Por qué has gritado que todos los dones de la humanidad te han sido negados? ¿Careces de talento, sentidos, capacidades, instintos, sensaciones? ¿Por qué te arrastras en las sombras como un gigante derrotado? Tienes demasiadas cosas. Tus dones se derraman de tu copa y tú has sido negligente con ellos. Contéstame, contéstate a ti mismo. ¿Qué hombre rico no cambiaría todas sus riquezas por los dones que tú has tratado tan a la ligera? Por tanto, cuenta tus dones y sé consciente de que eres mi creación más grande. ¿Donde están los defectos que ocasionaron tu fracaso? Sólo existen en tu mente.
Tú eres único, el tesoro más valioso sobre la superficie de la tierra. Nunca ha habido entre los 70,000 millones de hombres que han caminado sobre el planeta un ser que haya sido exactamente igual a ti. Nunca hasta el fin del mundo habrá otro igual a ti. Eres una creación única en el mundo. De tu padre emanaron un sinnúmero de semillas de amor, más de 400 millones, y todas ellas, mientras nadaban dentro de tu madre, murieron todas, excepto tú. Sólo tú perseveraste dentro del amoroso calor del cuerpo de tu madre, buscando la otra mitad, una sola célula de tu madre, tan pequeña que se necesitarían más de dos millones de ellas para llenar una bellota. Sin embargo, perseveraste y encontraste la célula infinitesimal, te uniste a ella y empezó una nueva vida, tu vida.
Dos células, ahora unidas en un milagro, dos células cada una con 23 cromosomas y en cada cromosoma cientos de genes que regirán cada característica tuya, desde el color de tus ojos hasta el encanto de tus modales y el tamaño de tu cerebro. Con todas las combinaciones posibles, empezando por ese espermatozoide solitario de entre 400 millones de tu padre hasta los cientos de genes en cada uno de los cromosomas de tus padres, podría haber creado más de 300 millones de seres diferentes. Pero ¿a quién creé? A ti, único entre los únicos, un premio sin precio, poseedor de cualidades que nunca tuvo ni tendrá otro ser humano.
¿Por qué te has valorado en centavos, cuando tu valor es comparable a la riqueza de un rey? ¿Por qué escuchaste a quienes te menospreciaron? ¿Por qué los creíste? El único medio de triunfar es dar lo mejor de ti mismo. Avanza, camina otro kilómetro. No pienses que te están engañando, si rindes más de lo que se te paga. El mediocre nunca camina otro kilómetro, pero tú no eres mediocre. Eres el milagro más grande del mundo. Sé paciente en tu progreso. Tú no eres un esclavo de fuerzas que no puedes entender. Eres una manifestación libre de mi Ser, de mi AMOR. Y yo te creé con un propósito. Me necesitas y te necesito. Tenemos un mundo que reconstruir juntos. Yo jamás he perdido mi fe en ti. Te di el poder de pensar, el poder de elegir. Y puedes degenerar en la forma más baja de vida como renacer en la forma más elevada. ¿Qué has hecho con este tremendo poder?
Examina todas las elecciones que has hecho en tu vida y recuerda aquellos amargos momentos en los que caerías de rodillas, si tan sólo tuvieras la oportunidad de elegir nuevamente. Usa, pues, sabiamente tu poder de elección. Elige amar en lugar de odiar, elige curar en lugar de herir, elige alabar en lugar de criticar, elige dar en lugar de robar, elige vivir en lugar de morir. Ahora ya sabes que tus desventuras no eran mi voluntad. Ahora eres sabio y eres capaz de realizar maravillas con tu vida. Nunca te menosprecies nuevamente. No te rebajes por las cosas insignificantes. Nunca más sientas compasión de ti mismo y cada día será para ti un nuevo desafío y una nueva alegría. No olvides que eres mi mayor milagro. Y yo te amo”.

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