lunes, 8 de junio de 2015

Cómo cultivar la gratitud, la humildad y la honradez




Cómo cultivar la humildad?
Humildad significa estar dispuesto a aprender, significa estar dispuesto a cambiar. La humildad sólo es posible cuando tenemos dignidad, y ésta nace del conocimiento de nosotros mismos.
Has de entenderte a ti mismo profunda y claramente.
Siempre piensa de ti que eres como un estudiante que continuamente
está aprendiendo.
Nunca pienses que lo has encontrado todo, lo has hecho todo y lo conoces
todo.
Nunca mantengas ideas o sentimientos negativos acerca de los demás.
Mantén tu corazón abierto y limpio porque la humildad necesita un buen
hogar para crecer.
Mediante la meditación, sé más consciente de tu ser verdadero y estarás
más libre del ego y fortalecerás la humildad. 
No somos todo, pero tampoco somos nada. Es la humildad la que nos da este entendimiento y nos mantiene en equilibrio. Si no estamos apegados ni a nuestras buenas cualidades ni a nuestras debilidades, podemos manejarnos de forma precisa con ambas.amor
Si las cultivamos con amor, nuestras cualidades positivas aumentarán y servirán a otros; y nuestras debilidades disminuirán mediante la atención y la sinceridad.
La humildad es nuestra mayor protección, pues evita que caigamos en el abismo de la arrogancia y la auto-complacencia. Nos ayuda a mantenernos alertas a todas las posibilidades: tanto a la de ser engañados y provocar un desastre, como a la de producir los milagros más sorprendentes.
La humildad es el fruto del respeto por nosotros mismos; así pues, una persona humilde no teme ser vulnerable ni se asusta ante las pérdidas. Es la que da nacimiento a la certeza sin recurrir al dogma. Lo que necesitamos se encuentra siempre en nuestro interior, y nada ni nadie podrá despojarnos de estos recursos internos. La humildad brota de la seguridad interna y nos prepara para comunicarnos, para cooperar y para experimentar con pensamientos e ideas nuevas.
La expresión más poderosa de la verdad es la humildad. La verdadera humildad nunca debe confundirse con una baja autoestima. Así como no hemos de intentar controlar a los demás, tampoco nos dejaremos controlar. Así como no debemos forzar a nadie, tampoco nos dejaremos forzar. Estas no son palabras de arrogancia, son palabras de auto-respeto.
La humildad nos hace sencillos y verdaderos. Es la base para mantener el auto-respeto. Nos permite ver el beneficio en todo, incluso en los insultos de los demás. La humildad significa entender el ser, y a través de eso, entender también a los demás. Es pensar en un viejo amigo de quien has aprendido mucho, alguien que te ha enseñado mucho. El que tiene humildad está lleno de amor y respeto. Para poder dar hay que estar lleno. Y ese dar está libre de motivaciones egoístas.
La humildad hace el corazón abierto y generoso. No hay el deseo de recibir de los demás. Es la que hace fácil tener relaciones de amor y respeto con todos. Cuando hay humildad podemos comprender el corazón de los demás, aceptamos lo que los demás nos digan (si hoy aceptamos lo que nos dicen, mañana aceptarán lo que tengamos que decir).
Una persona humilde nunca se enfada y su naturaleza es flexible, sencilla. La ira es consecuencia del ego. La humildad es el antídoto para el ego.
¿Cómo cultivar la humildad?
Has de entenderte a ti mismo profunda y claramente.
Siempre piensa de ti que eres como un estudiante que continuamente está aprendiendo.
Nunca pienses que lo has encontrado todo, lo has hecho todo y lo conoces todo.
Nunca mantengas ideas o sentimientos negativos acerca de los demás.
Mantén tu corazón abierto y limpio porque la humildad necesita un buen hogar para crecer.
Mediante la meditación, sé más consciente de tu ser verdadero y estarás más libre del ego y fortalecerás la humildad.


Mario Perez Renteria

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