miércoles, 5 de octubre de 2016

Los Secretos Del Libro de La Naturaleza - Capitulo-4º (Segundo Parte)


EL MATRIMONIO, SÍMBOLO UNIVERSAL-Capitulo 4 (Segundo Escrito)
El matrimonio es una cuestión muy amplia que podemos estudiar por todas partes en la naturaleza. 
Así la química, la física, la astronomía, la botánica, la anatomía, la psicología, etc.,nos hablan sin cesar del matrimonio. 
Tomemos por ejemplo el agua, que es un elemento indispensable para la vida en el universo. 
El agua no es otra cosa que el hijo nacido de la unión de un padre, el oxígeno, y de una madre, el hidrógeno: H 2 O. ¿Por qué la unión del 1 (O) Y del 2(H2)...? Porque el 1 es el número del principio masculino y el 2 del femenino.Consideremos también el ejemplo de la palabra. ¿Cómo se produce en el hombre la palabra: por medio de sus brazos, piernas, orejas, nariz, vientre? No; se produce mediante la boca, y está formada por la lengua y por los labios; y cuando la lengua y los dos labios se ponen en movimiento, producen la palabra articulada. 
La lengua es el principio masculino y los dos labios el femenino. 
De esta manera el principio masculino y el principio femenino alumbran un hijo: la palabra. ¡Ved la fantástica ciencia que encierra esta página del gran libro de la naturaleza viviente!
Si los filósofos hubieran reflexionado sobre los mecanismos de la palabra, sobre los elementos que entran en juego para que el hombre pueda proferir sonidos articulados, habrían podido descubrir, por analogía, en primer lugar que Dios encierra en sí los dos principios por medio de los cuales ha creado a su Hijo, el Verbo, y que este Hijo ha puesto en movimiento todas las criaturas. 
Porque la palabra no es insensata, la palabra no existe sin razón, está destinada a alguien con algún objeto. 
San Juan dijo: «En un principio era el Verbo». El Verbo representa el movimiento, el hijo.
Ahora quiero explicaros lo esencial de lo que quiero que comprendáis. Así como Dios ha creado el mundo por medio de la Palabra, de la misma manera los hombres crean la vida en el plano físico, es decir, abajo. En la boca los dos principios siempre están juntos. 
Para poder hablar es preciso que los dos labios y la lengua estén juntos para producir sonidos. 
No conseguiréis articular palabra alguna sin poner la lengua y los labios en movimiento. En Dios los dos principios están juntos, unidos; nunca están separados, y por esto Dios crea continuamente.
Mientras que los seres humanos actúan como si los dos principios estuviesen separados, poseyendo los hombres Únicamente el principio masculino y las mujeres el principio femenino; pero como quiera que para crear la vida es preciso unirlos, de ahí se derivan todas las dificultades y complicaciones.
Aquellas criaturas que no desarrollan en sí mismas los dos principios masculino y femenino,no están hechas realmente a imagen de Dios, y no alcanzan la plenitud. Evidentemente no me refiero a la posesión de los dos principios en el plano físico, sino en el espiritual: el principio del amor y el principio de la sabiduría unidos simultáneamente. 
Sólo tienen la verdad y poseen la fuerza aquellos seres que han realizado la unión de los dos principios en sí mismos. 
Y, ¿quiénes son estos seres? Son los verdaderos Maestros, los verdaderos Iniciados que han comprendido la santa trinidad del Amor, la Sabiduría y la Verdad. 
Estos seres se manifiestan realmente como representantes y guías de Dios, y viven plenamente. Estos son los modelos a seguir.
La palabra que no está llena de amor y de inteligencia no puede realizar absolutamente nada,no puede actuar sobre la materia para darle forma. Las palabras vacías, sin sentido, el hablar por hablar, no pueden dar ningún fruto. 
Todo esto nos obliga a estudiar y a esforzamos para que nuestras palabras afecten al mundo entero, a toda la creación, al mundo visible y al invisible, y pongan en movimiento a los hombres, a los ángeles, a los arcángeles, a los espíritus y a los
elementos. 
Por consiguiente, es necesario que en esta palabra exista tanto la inteligencia y la luz,como el calor y el amor, la plenitud del amor. 
En este preciso momento las palabras se vuelven poderosas. 
El hecho de que al hablar a vuestros amigos, a vuestro marido o a vuestra mujer, o bien a vuestros hijos, no obtengáis resultados, quiere decir simplemente que vuestras palabras no son suficientemente cálidas y luminosas.
Todos vosotros, todos nosotros llevamos en nosotros mismos, en nuestra boca, símbolos de una importancia cósmica. 
Todo el mundo tiene boca, pero la utilizamos continuamente para quejarnos en lugar de utilizarla para dar gracias día y noche de poseerla. 
Además, esta boca tiene una lengua, y hay que esforzarse y no hacer tonterías con ella, porque se dice que aunque no tiene huesos, los tritura. Cuando no se es inteligente, ni sabio, ni razonable, ni bueno, machacamos los huesos de los demás mediante nuestra lengua; basta con mover la lengua para desunir familias,ahorcar personas, masacrarlas. ¡Esto es lo que sucede con la boca y con la lengua!
Ha llegado el momento de tomar conciencia de que al darnos la boca y la lengua, Dios nos ha dado algo precioso, y tendríamos que decirle: «Señor Dios, perdóname por no haber comprendido hasta ahora los tesoros que Tú has puesto en mi boca, por no haber comprendido que al pronunciar palabras puedo imitarte, volverme como Tú, y ser cada día un reflejo de Ti. No me he dado cuenta y, por consiguiente, con mis palabras he sido torpe: he dicho cosas insensatas, he herido a las personas, los he trastornado y, precisamente, lo he echado todo a rodar con este instrumento que Tú me has dado. 
En lugar de hacer el bien, de consolar, de aliviar, de dirigir y guiar a los demás, en lugar de vivificarlos y resucitarlos, de elevarlos y proyectarlos hacia Ti, el Señor, el Creador, los he puesto por los suelos y los he envilecido. Perdóname, Señor, y enséñame a utilizar mi boca y mi lengua para hacer el bien, iluminar y dar calor a los demás, y no utilizarlas sólo para comer, beber y decir tonterías sin ton ni son.
»La boca es un órgano tan extraordinario y poderoso que tenemos que cuidar de no dejar escapar palabras venenosas, sino que éstas deben ser constructivas, educativas, vivificantes.
E incluso si regañáis o fustigáis a alguien, debéis hacerlo sólo con la finalidad de iluminar y ayudarle. 
De esta manera os creáis un porvenir indescriptiblemente hermoso.
En los Evangelios está escrito: «Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado», es decir, tu porvenir será bueno o malo, luminoso o tenebroso, celestial o infernal,según las palabras que hayas proferido durante tu existencia.
Así pues, las palabras son tan importantes para la construcción de nuestro porvenir, que es necesario reflexionar y meditar toda la vida sobre este tema. 
Hay que tener en cuenta la importancia de la palabra, y, al abrir la boca, cuidar de que siempre sea para bien.
Aún puedo ir más lejos al profundizar en esta idea para enseñaros que todo está íntimamenterelacionado, que en el universo existe una ley de correspondencia absoluta. El sol habla..., y su verbo es la luz que se derrama sobre la tierra, sobre las plantas, sobre los animales y las personas.Porque el sol invisible que actúa sobre el sol visible produce la luz y ésta se transforma en calor.
Supongamos ahora que la lengua corresponde al padre, los dos labios a la madre, y la palabra al niño; entonces, lo que el padre da a la madre, es el verbo que vitaliza, que anima. 
La ley es idéntica: de la misma manera que el sol invisible actúa sobre el sol visible, el cual a su vez actúa sobre la tierra para fertilizarla, de la misma manera que el hombre fertiliza a la mujer, así también la palabra fertiliza las almas y los corazones. Se trata de la misma ley. 
Así pues, el que habla se convierte en el padre, el que escucha en la madre, y así nacen los hijos....Llegados a este punto, diréis: «Entonces, ¿pueden los hombres convertirse en madres? Naturalmente, porque aquél que escucha es como si fuera una mujer. 
Basta un cambio de polarización. 
Cuando una mujer habla a su marido, está adoptando la polaridad masculina, y el marido que la escucha toma la polaridad femenina, y así nacen los hijos. Los hijos son los sentimientos, las emociones, las decisiones y los actos. 
El mismo principio se aplica en cualquier circunstancia, en cualquier nivel y en todos los planos. Infaliblemente siempre se trata de la misma ley. 
Hay que saber hacer malabarismos entre uno y otro plano.
Tenéis que intentar ampliar un poco vuestra manera de ver las cosas. Si os quedáis cristalizados en ciertos conceptos, jamás comprenderéis la plenitud de la vida, pues todo está interrelacionado. 
«Lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo».
Muchos espiritualistas repiten esta frase sin comprenderla realmente, porque desconocen a qué corresponden las palabra «abajo» y «arriba». Para comprenderlas es necesario reemplazarlas por otras que representen imágenes, criaturas, existencias o mundos... 
¿Qué podemos poner en lugar de la palabra «abajo»? 
Abajo, por ejemplo, puede ser el sexo, la tierra, la mujer, la materia o el infierno, y arriba, el cerebro, el cielo o el sol, el hombre, el espíritu... Lo que sucede es que Hermes Trismegisto ha mantenido el secreto, no lo ha precisado, y a nosotros nos corresponde encontrarlo.
Pero lo más extraordinario de todo esto es que ha añadido:
«Para hacer el milagro de una sola cosa». Efectivamente, «Lo que está abajo es como lo que está arriba, lo que está arriba es como lo que está abajo, para hacer el milagro de una sola cosa». Así pues, abajo y arriba producen algo conjuntamente, producen «una única cosa», el hijo y, ¿qué es esta única cosa? 
Hermes Trismegisto tampoco lo ha explicado. 
La lengua y los dos labios son dos cosas que se unen para hacer el milagro de una única cosa, que puede ser el Verbo. 
Pero lo que sí es cierto es que se necesitan dos para producir esta única cosa: el principio masculino y el femenino, lo que está arriba y lo que está abajo. Cuando un hombre y una mujer quieren tener un hijo, es necesario que uno se coloque arriba y el otro abajo. 
El que está debajo es como aquél que está arriba; la diferencia estriba en la posición. Y, ¿para qué? Para producir el milagro de una sola cosa: el hijo. Así pues, reflexionad sobre esas cosas e intentad no pasaros la vida sin comprender nada,inmersos en el sueño de la inconsciencia. 
A partir de ahora vivid una vida sensata, abandonando todo lo que os ata a las regiones inferiores, todas estas sensaciones y ocupaciones que no os aportan nada. Tomad lo esencial y ¡poneos a trabajar!
Continua....
(Omraam Mikhaël Aïvanhov) 
http://rosacastillobcn.blogspot.com.es/

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