viernes, 8 de mayo de 2015

LIBRO “33 pasos para reclamar tu poder interior”. Stuart Wilde PASO-6





PASO 6: IR MÁS ALLÁ DE LAS CREENCIAS A TRAVÉS DE LAS CUALES NOS HAN ENSEÑADO EL MUNDO
Como dije antes, lo que pensamos que es verdad, es realmente prestado de los demás. Cuando naciste, tu mente subconsciente empezó a grabar todas las sensaciones e impulsos a los que fuiste expuesto. También grabó los sentimientos, emociones y lenguaje del que era consciente. Pero, lo que es más importante, grabó todas las reacciones subliminales a las emociones, sentimientos y actitudes que eran parte de las actividades diarias de tu
familia. Así, poco a poco, absorbiste, sin preguntar, los patrones tribales a los que fuiste expuesto.
Aquellos patrones de creencias tribales, no van a contradecir el ego, porque el punto central de la identidad de la tribu es el ego expresado como la mente tribal. ¿Qué es una tribu más que una colección de personalidades que pertenecen a un grupo genético, social o nacional?. La mente tribal está, por naturaleza, ligada a un montón de negatividad, miedo y disfunciones(…)
Si no estás muy evolucionado la mente tribal es buena cosa porque te ofrece la familiaridad y seguridad de una conciencia colectiva, de una fuerza colectiva. Pero cuando empiezas a alcanzar tu individualidad y tu Yo Infinito, la mente tribal te molestará. Es demasiado restrictiva y controladora para aguantarla mucho tiempo.
En el viaje del ego al espíritu, querrás revisar y posiblemente abandonar muchas de esas creencias. Las creencias tribales tienen sus valores sociales, pero también te enseñan el miedo y la restricción: “No hagas eso; fracasarás. No hagas aquello; a la gente no le gustará”. (…)
Cuando te encarnas en este plano, las estructuras e instituciones- todas las reglas, el modus operandi de la sociedad, impuestos, sistema educativo, etc- ya están en su lugar. Tu Yo infinito tiene una visión de esto y lo acepta.
Al principio absorbes toda la información accesible. Fuiste entrenado por tu familia y los profesores de la escuela para ser una pequeña ovejita y seguir las reglas. Más tarde en la vida entenderías por qué.
Tendemos a creer que las normas están escritas en piedra. Este es el modo en que siempre se hizo, esto es lo que todo el mundo dice, así es como se viste uno, como se comporta.
Esto está de moda y todo eso no.
La personalidad humana necesita desesperadamente, como parte de su autoimagen y seguridad, intentar elevarse a sí misma sobre los otros. Lo mismo hace la tribu. Intentar elevarse socialmente sobre otras tribus es parte de su seguridad. En su necesidad de sustentarse requiere que sus miembros sean uniformes. No quiere que la gente sea diferente.
El conformismo es aburrido porque crea una sociedad de gente que está agrupada en una evolución colectiva. Entiende esto. Eres un individuo en el sentido de que eres un humano único dentro de tu tribu de origen. Pero no eres un verdadero individuo espiritual hasta que no te levantas por ti mismo, te haces cargo de tu vida y tienes tu propio destino espiritual, creencias y metodología. La tribu no le gustará que lo hagas.
Nuestro sistema se basa en el control . La idea de parlamento, gobierno, sistema de impuestos, estado policial, y controles locales, está diseñado para ordeñar al contribuyente e imponerle el control. Es ilegal resistir, y estamos programados para sentirnos avergonzados o culpables si rechazamos el status quo. Hoy en día, el status que no es, con frecuencia, benevolente. Intenta perpetuarse a sí mismo, promulgando normas para sostenerse.
El intento de imponer el conformismo viene del deseo de la nación o tribu de sostener, no sólo su identidad política y financiera, sino también su integridad psíquica. Imagina hace un par de miles de años, cuando había pocos conocimientos médicos(…). Cuando una persona se desplomaba muerta, ellos no podían hacerle la autopsia y decir: “Eh, bien, el comió esa
porquería y murió de envenenamiento”. Ellos pensaban que esas desgracias (que nosotros llamamos contradicciones del ego) como hambre, enfermedad, muerte, etc. eran manifestaciones de la ira de Dios, que estaba enfadado con la tribu y les enviaba al caos.
Así que si moría la cabra, se consideraba algo muy malo. Obviamente la gente de la tribu necesitaba comida y querían usar la cabra. Su ignorancia les puso en una relación muy emocional con su fatalidad y Dios. Si la cosecha iba bien, Dios estaba contento. Si iba mal, o había pestes o enfermedades, o alguna tribu rival bajaba de las colinas a por ellos, eran todo manifestaciones de la ira de Dios.
No conocían los microbios ni las bacterias. No tenían antibióticos. No entendían la circulación de la sangre. No había ningún conocimiento y punto. Así que entenderás cómo necesitaban la comunidad para sentirse seguros. Se necesitaban para darse apoyo emocional, defenderse de los ataques, cuidar las cosechas, atender los animales, criar los hijos…
Cualquiera que amenazase ese psiquismo colectivo era considerado malo y había que desterrarlo o matarlo. Se desarrolló la idea de que si no crees lo que la tribu cree, de algún modo tú harías a la tribu vulnerable, y Dios se disgustaría por tu falta de fe o acción. Tal vez no seguías la ceremonia del gran hipopótamo, o tal vez cada junio, cuando ellos lanzaban dos vírgenes al acantilado, no estabas de acuerdo y decías: “No me gusta esta tradición de despeñar vírgenes”. (…)
Una de las cosas que me hace reír es ver a los hombres que trabajan en el distrito financiero, todos vistiendo un gracioso trocito de tela de colores atado alrededor de su cuello. Míralo cuidadosamente, es realmente extraño y nadie se pregunta para qué es. No te puedes sonar la nariz con él, se consideraría vulgar. No es una servilleta. ¿Cuál será el propósito de esa tela colgante, a menudo de seda o algodón coloreado, atada alrededor del
cuello?.
No sé si lo habrás notado, pero el cuello es por donde pasa el aire hacia el cuerpo. Pensarías que atar algo alrededor de la tráquea no sería sano para tu bienestar o productividad. Sin embargo, millones de hombres pasan cada mañana a través del acto simbólico de estrangularse a sí mismos, atándose un trapo de colores alrededor de su tráquea. Raro, realmente raro.
Supongo que, originalmente, era una especie de servilleta que te protegería la camisa de la comida que se cayera. Pero el sentido original se ha perdido. Ahora es símbolo de respetabilidad y de confiabilidad. En teoría los criminales y los incompetentes no usan corbata. Y todavía nadie ha levantado la mano para decir: “Con permiso, ¿para qué vale esta cosa?”
Si trabajas para una corporación seria, se te pedirá que te estrangules con este pequeño trapo. Es una forma de unirse. Si de repente la cuelgas por fuera de tu bolsillo en vez de alrededor del cuello, o si decides no llevarla, serás considerado sospechoso y problemático.
El punto clave en la mente tribal es el control. En otros tiempos tenían el control de las mujeres, no sólo por la integridad psíquica, sino porque el futuro de la tribu residía en ellas. Las mujeres tenían que producir bebés para la tribu, que serían los guerreros que la defenderían más tarde.
Así que hemos heredado un enorme control sobre las mujeres. Es muy recientemente que las mujeres han empezado a ganar igualdad. Perdonarme si esto suena ofensivo pero en el pasado las mujeres se consideraban lo mismo que el ganado. En otras palabras, cuantas más mujeres
tenía una tribu, más bebés producían, y por tanto más guerreros. Las mujeres eran una mercancía valiosa, una parte de la riqueza de una tribu.
De este sistema resultaba la necesidad de controlar la sexualidad de las mujeres rígidamente. No querrías que parieran los hijos de otra tribu. Sólo cuando llegó el control de natalidad todo esto se desmoronó y las mujeres pudieron hacer lo que querían.
Podían criar hijos solas y tener sexo sin preocuparse. Ya no pertenecían a los hombres. Aún puedes ver como un montón de ideas tribales sobre la mujer forman parte de nuestra sociedad. Aún se ve la idea de que una mujer debe callarse y tener hijos, hacer lo que se supone que ha de hacer, no hacerse millonaria o tener ideas alternativas. Las tribus controlaban mediante miedo, normas y castigos. Nada de eso ha cambiado, en realidad.
De la necesidad de proteger la integridad psíquica nació la intolerancia religiosa y el control. Las tribus no querían que nadie formara su propia religión. Todos tenían que apoyar la integridad de la comunicación de la tribu con dios, el regidor de su destino, o por lo menos así lo creían.
Si interiorizaste a Dios, como te pedí en el PASO 1, o si lo llevas haciendo desde antes de leer este libro, entenderás que no necesitas un tercero para interceder entre tú y Dios. Si quieres hablar con Dios, todo lo que has de hacer es aquietar la mente a través de la meditación y la contemplación y tener una charla con Él. En tiempos pasados, la idea era que los individuos eran demasiado débiles y pecadores para tener un diálogo con sentido con Dios. Así que, se desarrollaron sistemas de modo que la gente usara una tercera persona para comunicarse con Él. Cuando hay una tercera persona,
entonces nacen las reglas, la culpa y las obligaciones. Ahora tenemos un sistema donde millones de personas en la Tierra creen que la Fuerza divina está en su interior y que son espiritualmente libres, mientras otros aún creen que son débiles y que Dios está fuera de ellos y, por tanto, necesitan que alguien interceda por ellos.
Esto no significa que no puedas formar parte de una iglesia si lo deseas. Pero el control es una idea muy vieja, así que mejor que sea una iglesia liberal. A alguna gente le encanta la camaradería, la amistad, la música, los himnos, y que les enseñe un hombre o mujer “sabios”. Comprensible, si eso es en lo que estás. Pero recuerda que la mayoría de esos sistemas no están diseñados para hacerte libre.
Fui atraído por la filosofía del Taoísmo porque no es una iglesia, es una idea para liberarte del dolor. ¡Una bella idea!. El Taoísmo no impone ninguna culpa, ni te hace pagar el diez por ciento de lo que ganas, ni te carga con un saco lleno de “haz” y de “no hagas”.
No quiero decir que todas las ideas tribales sean tontas. Algunas tienen sentido. Son las que tratan de la salud y de la higiene, de cómo cultivar comida, de cómo interrrelacionarse pacíficamente con los demás miembros de la tribu. Pero la mayoría tienen que ver con el control, el conformismo, y con asegurarse de que no sobresales de la masa, o, lo que es peor, de que no abandonas la tribu. (…)
Cuando seas lo suficientemente fuerte y tengas la confianza para levantarte por ti mismo, creerás en ti de tal modo que podrás ser diferente y no preocuparte por lo que digan los demás.
Uno de los ejercicios que dí a la gente una vez en un seminario fue que se pusieran un disfraz de pollo y fueran así al trabajo. Así que tira ese pequeño trozo de tela alrededor de tu cuello y ponte en su lugar un disfraz de gallina. No le expliques a nadie en la oficina porqué lo haces.
Digamos que trabajas en un banco. Camina y siéntate y empieza a pagar los cheques de los clientes. Cuando tus compañeros pregunten ¿Por qué llevas un disfraz de pollo? Contesta “¿Qué disfraz de pollo?. El punto del ejercicio es que entres en el hábito de creerte a ti mismo, como una sólida identidad interior, un espíritu, más que creer en una proyección social de tu yo, que ha de cuadrar y ganar la aprobación diciendo las cosas adecuadas y vistiendo los uniformes socialmente aceptados. En vez de eso puedes decirte: “Yo soy el que soy. Soy un espíritu divino dentro de un cuerpo que lleva puesto ahora un disfraz de pollo” (…)
Una gran cantidad de conformismo radica en la infancia y en la necesidad del ego de buscar la aprobación de los demás. El objeto de conformarse es mantener a los demás felices y sentirse aceptado. “Si hago esto y eso, ¿me querrás?” “Si tengo sexo contigo cuando quieras ¿me amarás?”. “Si digo cosas bellas, ¿me considerarás espiritual o santo?”.
Por supuesto la conformidad se impone desde arriba como mecanismo de control. Principalmente se impone desde dentro, ya que temes inicialmente salir del status quo, al ser desterrado, criticado o juzgado. Si nunca has roto el status quo, entonces mañana haz algo loco y bonito. Ve a trabajar en bañador. No te pongas corbata, ponte el foulard de tu madre en su lugar. Pasa todo el día caminando hacia atrás. Cuando pregunten “¿Por qué
andas hacia atrás?” dí “Me gusta saber dónde he estado”.
Haz cosas que rompan la rigidez que la mente te impone, y el miedo que tiene a que rompas el molde. Recuerda, si no puedes “romper”, estás espiritualmente atascado, por siempre, amén. No puedes crear una realidad alternativa y una evolución espiritual verdaderamente independiente para ti hasta que te liberes un poco.
En las dos semanas siguientes inventa media docena de modos de “romper” tu ritmo de vida normal. Por ejemplo, ve a un restaurante y pide tu cena al revés. Empieza con el café, luego el helado, luego el plato principal y acaba con el primer plato. Pide tipos de comida que nunca hayas comido. Si odias el jazz, vete a un club de jazz; si odias el bróculi pide un ramillete de él en cada comida durante una semana. Tu rutina diaria es parte de la autoridad del ego sobre ti. Haciendo estas cosas de modo diferente empiezas a desafiar su autoridad.

http://universo-espiritual.ning.com/

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