viernes, 7 de octubre de 2016

EL PODER DEL FUEGO-CapituloI VI


EL PODER DEL FUEGO-CapituloI VI
Todo el mundo tiene sus manías, y yo también las tengo. 
No hay excepciones. Siempre repitola misma frase: «Lo que está abajo es como lo que está arriba...», y las mismas palabras sobre el gran libro de la naturaleza viviente. 
Pero, verdaderamente, se trata de una idea fija muy útil, y os lo puedo probar al demostraros una vez más que esta frase constituye para mí una clave.
Recuerdo que cuando era joven, tenía 13 ó 14 años, me encantaba ensayar todo tipo de oficios. 
Lógicamente no duraba mucho tiempo en ellos: algunos días o algunas semanas, y eso ocurría durante las vacaciones, cuando terminaba la escuela, porque prefería contratarme en algún sitio y aprender diferentes oficios, a jugar con los demás niños... y así fue como me convertí en sastre. 
No fue por mucho tiempo, duró sólo un día, pues, sinceramente, el oficio desastre no me gustó: ¡me dormí enseguida! Lo único bueno es la postura, la llamada «sentada desastre », que consiste en sentarse con las piernas cruzadas un poco como los yoguis, en la posición de loto. 
Pero yo me dormía porque coser no es nada apasionante: ¡no se acaba nunca! Y además me pinchaba los dedos. 
Entonces me dije que este oficio no era para mí, y al acabar la jornada lo dejé. De todos modos, el haber cosido durante todo un día deja huella, y a lo largo de toda mi vida he continuado cosiendo a mi manera. 
No se trata de que vaya a abrir una tienda para ganar dinero, pero sí que me coso mis propios trajes. ¿Estáis sorprendidos? Pues bien, visito ciertos almacenes que conozco, escojo las mejores telas, y me hago yo mismo lo trajes, las americanas,los abrigos más hermosos... Los trajes los encargo a otros o los compro, pero me he dado cuenta de que la ropa interior sólo la puedo escoger yo, y lo hago a mi gusto. 
De este modo soy mi propio sastre... Ahora, espabilaos para interpretar todo esto.
Hay un oficio en particular que ha dejado huella en mí. 
A menudo, cuando paseaba, pasaba por delante del taller de un herrero, y me impresionó tanto el ver cómo este hombre daba martillazos sobre un hierro incandescente hasta darle la forma requerida, que quise trabajar con él; me gustó y permanecí en su taller varias semanas; pero, al llevar sandalias, las chispas que saltaban del fuego me quemaban los pies descalzos y me salieron ampollas: empecé con el fuelle ayudando al herrero, y jamás podré olvidar el espectáculo de las chispas saltando, ¡era magnífico!De este trabajo en casa del herrero he sacado una lección para demostraros cómo utilizo la clave de la analogía. Todo el mundo sabe que para forjar el hierro hay que ponerlo al fuego y esperar a que se ponga al rojo, y después incandescente. 
Generalmente no nos entretenemos en descifrar el gran secreto iniciático que se esconde detrás de este fenómeno. 
Sin embargo, una delas páginas más importantes del libro de la naturaleza viviente se concreta en esta pregunta:¿cómo puede la llama comunicar al hierro su calor, e incluso su luz? 
Es un misterio. El hierro se vuelve exactamente como el fuego, luminoso, radiante, ardiente; aquello que antes era gris, mate,frío y duro, se transforma y adquiere nuevas propiedades...
El hombre también es comparable a un metal, como el hierro, por ejemplo, y sólo el contacto con el fuego puede volver lo resplandeciente, ardiente, cálido. 
Es evidente que estoy hablando del fuego espiritual y no del físico, ya que hay varias clases de fuego. 
Unicamente los místicos conocen este contacto con el fuego espiritual: se trata de un calor, de un amor, de un éxtasis, de una clase de vida intensa. Este fuego es una vida que os quema y transforma en otro ser... Así como el fuego físico tiene la propiedad de volver al hierro lo suficientemente flexible y maleable como para darle nuevas formas, del mismo modo el fuego celeste, que es el amor divino, puede sumergir al hombre en un estado espiritual en el que se liberará de su antigua forma, dura, opaca y fea, para recibir otra nueva, luminosa, radiante.
Los verdaderos místicos, los verdaderos profetas e Iniciados, han conocido siempre este secreto. 
Han sabido encontrar el verdadero fuego, que es el del alma y del espíritu, y al sumergirse en él han conseguido llegar a un estado de perfecta maleabilidad, golpeándose hasta darse una nueva forma. 
Finalmente bañaban el metal para fijar definitivamente dicha forma. Este es un detalle que tampoco se ha sabido interpretar. Después de calentar el hierro al rojo vivo, hay que sumergirlo en agua fría para que su nueva forma se vuelva dura y resistente, y esto mismo también sucede en el mundo espiritual. El agua fría son las adversidades, las dificultades. 
El fuego lima los metales, y el agua los endurece, mientras que referido a la tierra el fenómeno es al revés: el agua la torna más blanda y el fuego la reseca. Es un aspecto más del lenguaje del libro de la naturaleza viviente.
Existen varias clases de fuego, que podemos clasificar en tres categorías: el fuego físico,visible, que consume y devora los objetos; el fuego astral, que nos quema y nos atormenta, como por ejemplo el fuego del amor humano puramente pasional, sexual; y finalmente el fuego divino,el fuego del sol que no consume, que no hace sufrir, sino que nos da la luz, la alegría, el éxtasis y la sublime sensación de estar en comunicación con el mismo Dios. 
Este es el fuego celeste. 
Mientras que el fuego pasional, que los seres humanos conocen perfectamente porque les quema y consume, a menudo sólo es una llamarada; y, sin embargo, aman este fuego que los hace sufrir,adelgazar, arrancarse los cabellos... Muy pocos saben ir más allá para sumergirse en el fuego que inunda las regiones superiores. Yo conozco este fuego porque en varios momentos de mi existencia, Dios me ha concedido la dicha de poder gozar de este fuego celeste.
Para poder transformarnos, remodelar nuestro temperamento, nuestras tendencias, nuestros hábitos, incluso nuestra herencia, debemos atraer, llamar a este fuego celeste, suplicarle que descienda sobre nosotros y soplar, soplar sin cesar sobre él para que haga que nos fundamos. 
A continuación debemos pedir a alguien que nos modele, o bien modelamos nosotros mismos,siempre y cuando seamos lo bastante conscientes para hacerlo. 
De este modo es como interpreto yo el oficio del herrero.
Yo he verificado personalmente todo lo que os cuento, por esto puedo indicaros de qué manera llegaréis a transformaros completamente: debéis prepararos intensamente, es decir, rogar,suplicar para atraer el fuego celeste, y cuando éste entre en vuestro interior, experimentaréis tal efervescencia que os derretiréis. Después de semejantes momentos ya no tendréis interiormente la misma forma, e incluso físicamente, poco a poco, os transformaréis, y llegaréis a moldearos un nuevo semblante.
Os repito que he experimentado todo cuanto os digo. 
He tenido la dicha, el privilegio de haber conocido, de haber probado este fuego, y entonces he comprendido que el fuego podía fundir y cambiar las antiguas formas. 
Por este motivo, deberíais desear únicamente este fuego celeste, pensar en él, y contemplado hasta que acuda a abrazar y conmover vuestro corazón, vuestro ser. 
No confiéis en las lecturas y las explicaciones porque no sirven para nada mientras no se encienda el fuego que os haga vibrar, temblar, haciendo de vosotros un ser vivo como el sol.
Porque el sol es un fuego y por esta razón cada mañana debéis acudir a verlo para restablecer el contacto con el fuego celeste. Si os unís al sol, os dejáis abrazar por él con todo vuestro amor e inteligencia, las llamas empezarán a rodearos y a brotar de vosotros. 
El Espíritu Santo no es otra cosa que el fuego sagrado del sol. Hay que tener en cuenta al sol, pues sólo él puede comunicaros este fuego, incendiaros,haceros arder y brillar. 
Dedicaos cada día al sol, conscientemente, hasta que llegue el fuego divino capaz de revelaros todas las cosas. 
Todos los Iniciados dicen lo mismo: si no alcanzáis este fuego, no conseguiréis nada. Hay que llegar a este fuego sin el temor de quemarse, porque no quema, sino que transforma. 
En realidad sí que quema, pero sólo los desechos, las impurezas, y no lo que es puro, noble y divino. Un fuego no daña a otro fuego, no puede destruir lo que es de su misma naturaleza.
Si leéis a Ezequiel, a san Juan u a otros profetas, veréis que cuentan cómo purificó Dios sus labios con un carbón ardiente o haciéndoles tragar un pequeño libro... 
Se trata siempre de lo mismo, aunque adopte distintas formas: se puede recibir un espíritu - llamadlo Espíritu Santo, si queréis por medio de la respiración o del aire. 
Los hindús dicen que es una especie de «prana» celeste, otros dicen que es el fuego o la luz... No importa como se le llame; se trata de un espíritu que el hombre recibe del aire al respirar. Por este motivo ciertas Enseñanzas Iniciáticas dan tanta importancia a la respiración; la inspiración y la espiración son el principio y el fin, son el mismo Dios, la vida eterna. 
La vida empieza con la primera inspiración, y cuando el hombre muere se dice que «expira». Así pues, tenéis que comprender perfectamente la importancia de la respiración y estar muy atentos.
Por ejemplo, al comer, ¿tenéis el hábito de respirar correctamente? No; las personas enferman porque hablan, gesticulan, tragan y respiran mal cuando comen... La nutrición no puede hacerse correctamente sin una respiración armoniosa. Es otra cosa que no habéis tomado muy en serio; y,sin embargo, es muy importante no hablar durante las comidas para que podáis respirar correctamente, pues por medio de la respiración atraéis elementos sutiles y acumuláis reservas para toda la jornada. 
Realizad algunas respiraciones profundas durante las comidas; aparentemente puede parecer poco interesante, pero es un método que encierra grandes secretos.¡Pero las personas están tan alejadas de todo esto! Por ello yo aconsejo a todos los que abordan nuestra Enseñanza que no se sorprendan, que no critiquen ni comparen nuestros métodos con la instrucción que han recibido en el mundo. 
Que tengan paciencia y estudien, y cuando se haga la luz, quedarán deslumbrados al ver la riqueza de nuestra Enseñanza y de nuestras prácticas: parecen insignificantes, pero en realidad permiten el acceso a otras posibilidades distintas de las que conocían hasta ahora.
Como podéis comprobar mi filosofía no proviene de la lectura, sino de la experiencia. Todo lo que os revelo lo he practicado ininterrumpidamente, y aún hoy en día estoy dispuesto para conocer, probar y abordar otras verdades con la esperanza de enseñároslas algún día. Confiad en mí y decidíos de una vez por todas a conocer, sentir y poseer el poder del fuego celeste. 
Para ello concentraos más profundamente en el Sol, en el fuego que invade el universo. Intentad comprender su naturaleza, de qué modo acude a nosotros para conmovernos intensamente, y cómo puede comunicamos sus propiedades. 
Hay que llegar a absorberlo para que con su calor haga fundir las viejas formas endurecidas y las podamos remodelar. 
En ciertos niveles hay que trabajar con el agua porque ésta sabe modificar lo que hay de pétreo y de térreo en nosotros; pero con todo lo que es metálico, hay que utilizar el fuego.Aprended a valeros del poder del fuego. 
Demasiado a menudo los seres humanos se dejan abrasar y atormentar por el otro fuego, el astral, que desprende gran cantidad de humo y deja muchas cenizas. 
El fuego celeste no produce humos ni desechos, sólo produce luz, calor y vida. Por desgracia, los hombres y las mujeres prefieren siempre desencadenar el fuego devastador del plano astral, y entonces dicen: «Me quemo, me quemo...» Por otra parte, nadie duda ni se extraña cuando les preguntamos qué es este fuego, pues todos lo conocen. Sin embargo, en cuanto al fuego celeste, no encontraréis muchos candidatos que sepan de qué se trata. Existen tres tipos de fuego; en realidad hay miles, pero para simplificar los clasifico en tres categorías: el fuego físico, que no distingue los buenos de los malos, sino que quema todo y a todos; el fuego astral, o infernal, que siente una gran predilección por las personas desbordantes de pasión, de deseos, de codicia y de maldad; y sobre las que está dispuesto a abalanzarse en cualquier momento para consumidas, porque para él se trata de un alimento apetecible; en cambio no tiene ningún poder sobre los seres unidos a Dios o a los ángeles. 
En cuanto al fuego celeste, busca aquellos que son absolutamente puros y luminosos, y cuando los encuentra, avanza sobre ellos, los abraza, convirtiéndolos en hijos de Dios, hermosos, luminosos y resplandecientes como el Sol.
Por consiguiente el fuego físico no elige: le da igual que alguien sea justo o injusto, no le preocupa; lo quema, eso es todo. Los otros dos fuegos sí que eligen. 
El fuego divino no desciende sobre cualquiera. Sí, se trata de una especie de rayo; aquellos que reciben la gracia, las bendiciones de Dios, son fulminados por un rayo divino. 
Se habla del flechazo en el amor: «En el mismo momento en que la vi, he sentido el flechazo», dice el joven, y, desgraciadamente, desde entonces su destino está ya trazado: tendrá que sufrir, llorar, e incluso quizás llegará a cometer un asesinato, etc... ¿Para qué este flechazo? Para aprender ciertas cosas gracias al sufrimiento.
También otros reciben un flechazo, pero en este caso se trata de un flechazo celeste, y también están continuamente a punto de llorar, pero de éxtasis. 
¡Cuántos santos y místicos han recibido esta gracia! 
Al leer su biografía veréis cómo san Juan de la Cruz, la pequeña Santa Teresa, y tantos otros han recibido un flechazo de Cristo; también algunos poetas o artistas lo han sentido.
En mi opinión no existe nada más precioso, más raro, más maravilloso. Ninguna gracia puede compararse al flechazo celeste del fuego sagrado, no existe nada más elevado.
Pero no lo sabemos o comprendemos todo porque hayamos recibido este flechazo; el fuego celeste no nos vuelve de golpe omniscientes y todopoderosos, simplemente nos da la posibilidad de transformamos, y nos corresponde a nosotros el trabajar con él para desarrollarnos perfectamente, idealmente... El mayor contratiempo que pueda sucedernos, la pérdida más terrible que podamos sufrir, es llegar a perder esta gracia o Espíritu Santo. 
Muchos ocultistas,místicos o iniciados han poseído este fuego y lo han perdido de un modo u otro; algunos lo han reconquistado, ¡pero a costa de cuántos sufrimientos, lágrimas, arrepentimientos y trabajos! Este fuego es tan consciente que podríamos decir que se siente «vejado» cuando la persona ha sido tan negligente hasta el punto de dejado escapar... 
Esta debe humillarse, llorar y suplicar largo tiempo para que aquél consienta en volver; pero si consiente, se aferra tan fuerte, hunde tan profundamente sus raíces en el interior del ser humano, que ya no lo abandona jamás.
He estudiado muchos casos, he vivido numerosas experiencias, y cada día dialogo sin cesar con el fuego... tanto interiormente como exteriormente sólo me interesa el fuego. 
He sentido predilección por él desde que nací; pero, mientras que en mi infancia incendiaba los graneros,más tarde comprendí que ya no tenía que preocuparme del fuego externo y que ante todo debía iluminar mi corazón, y a continuación el de los demás.Ahora os doy el siguiente consejo: contemplad diariamente la salida del sol sabiendo que hay en él una chispa, una llama con la que podéis encender vuestro corazón. 
Al igual que la mañana de Pascua en las Iglesias ortodoxas. 
En esta mañana la Iglesia está llena, el pope enciende un cirio y pasa la llama al fiel más cercano, éste a su vez enciende el cirio del vecino, y así sucesivamente hasta que toda la Iglesia se ilumina. Por consiguiente, un solo cirio ha encendido todos los demás: es simbólico. 
El Sol también es un cirio con el que podemos encender nuestro propio cirio. A veces tardamos años en conseguirlo porque interiormente hace viento o llueve, pero un buen día, de pronto, conseguimos encenderlo y empieza a desprender un poco de luz. En aquel momento, el vecino advierte que hay algo con lo que iluminarse, y acude también él a encender su cirio, después acude un segundo, un tercero, etc..., y así, de este modo, un día el mundo entero puede estar repleto de cirios encendidos.
Os daré un ejemplo más prosaico: el de un hombre que saca chispa con el eslabón para encender su cigarrillo. 
Continua....
(Omraam Mikhaël Aïvanhov) 
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EL TRABAJO DEL PENSAMIENTO: EXTRAER LA QUINTAESENCIA- Capitulo V



EL TRABAJO DEL PENSAMIENTO: EXTRAER LA QUINTAESENCIA- Capitulo V
Hoy querría detenerme sobre la cuestión del trabajo que podéis realizar con el pensamiento.
Sé muy bien que la mayoría de personas no practican esta actividad, no se dedican a concentrarse y a meditar, porque consideran que esto es inútil. ¿Por qué perder un tiempo precioso que podríamos emplear en ocupaciones mucho más importantes? Los seres humanos están tan acostumbrados a trabajar en lo superficial, que resulta difícil dirigirlos hacia otra concepción dela vida. 
No se imaginan que en el trabajo con el pensamiento hay unas posibilidades fantásticas que ninguna otra actividad puede proporcionar.Veamos algunas imágenes. 
Cuando se extrae hierro o cobre de un mineral se necesitan toneladas y toneladas de este mineral para obtener cierta cantidad de metal; el resto es la ganga, la tierra que debemos desechar. Asimismo, para obtener algunos litros de esencia de rosas de Bulgaria,son necesarios vagones de pétalos. 
Por consiguiente, es tan preciosa, que un litro de esencia de rosas vale una fortuna. En cierta manera todos los trabajos de los seres humanos consisten, en general, en remover la ganga, la materia más basta, mientras que el trabajo con el pensamiento permite extraer la quintaesencia. 
Si no sabéis trabajar con el pensamiento para concentraros,controlaros, dominaros, orientar vuestras energías y dirigirlas hacia regiones superiores, todo lo que podréis obtener será parecido a los vagones de material que estorban, y con los que nada puede hacerse mientras no aprendáis a extraer de ellos la quintaesencia.
Por este motivo los Iniciados trabajan tanto para obtener esta quintaesencia, que es algo imponderable que da gusto y sentido a las cosas. Incluso admitiendo que poseéis todas las riquezas de la tierra, si no tenéis esta quintaesencia, que se encuentra en el plano mental, os sentiréis pobres, vacíos, inquietos e insatisfechos. 
No es la cantidad de materia lo que da sentido a la vida, sino su calidad, su quintaesencia. Por desgracia todas las actividades humanas consisten en romper piedras, en acumular mineral, simbólicamente hablando, sin llegar a extraer la quintaesencia, pues para obtenerla es necesario realizar otro tipo de actividad.
Las personas trabajan y ganan dinero, pero por más que hagan siempre se quejan de que falta algo. 
Precisamente lo que les falta es esta quintaesencia, este algo infinitesimal que da sentido a la vida. Se lanzan únicamente sobre la cantidad, mientras que la quintaesencia sobreentiende la calidad. 
Todo el mundo se orienta hacia la cantidad, la producción, el consumo, sin preocuparse de la calidad. 
La cantidad es el mundo físico, las piedras, la tierra. 
La calidad es el mundo espiritual, el mundo divino.
Unicamente en las Escuelas iniciáticas se enseña a los discípulos a buscar la quitaesencia.
Una Escuela iniciática es como una destilería. Y, ¿qué se destila en ella? Todo lo que el hombre ha vivido y ha acumulado en cuanto a pensamientos, sentimientos y sensaciones; todas las experiencias que ha tenido, incluyendo estupideces y sufrimientos. En una Escuela iniciática el discípulo aprende a extraer la quintaesencia de su existencia, es decir, aprende a asimilar unas lecciones, obtener una sabiduría, comprender cómo actúan las leyes y porqué en determinado campo ha conseguido éxitos mientras en otro sólo ha cosechado fracasos.
Un Iniciado es un ser que ha conseguido extraer la quintaesencia de su propia vida. 
Es como si fuera un frasquito del que emana un perfume inagotable. Cuando un Iniciado ha encontrado laquintaesencia de su vida, de su ser, ha encontrado lo más precioso y lo más puro que pueda existir: la quintaesencia de toda la creación, Dios. La quintaesencia es lo más perfecto que podemos encontrar. 
Es una fragancia, algo precioso, que despide olor e irradia de una manera inagotable. Un solo gramo de esta preciosa materia es capaz de esparcir partículas y más partículas por el espacio sin que ella misma disminuya en absoluto. 
La quintaesencia del hombrees su espíritu Los eruditos se maravillan de lo que descubren, pero jamás se han asombrado de ellos mismos... y, sin embargo, constituyen una quintaesencia más preciosa que un trozo de uranio o plutonio. 
Hay que asombrarse y maravillarse de uno mismo sabiendo que ya hace tiempo que somos plutonio o radio, o sea un elemento inestimable que irradia desde hace miles de millones de años y que continuará irradiando durante milenios. 
Qué lástima que sea sólo el mundo externo el que atraiga a los seres humanos: son como niños que no tienen conciencia de su mundo interno y exploran continuamente el terreno a su alrededor.
Cuando el hombre abandona el trabajo del pensamiento, que es el único capaz de ordenar y orientar su vida, poco a poco desciende al Infierno, porque el Infierno también está en él. 
El hombre contiene en sí mismo el Infierno y el Cielo, y de él depende el que vaya hacia uno o hacia otro. ,Pero como el hombre quiere ser libre e independiente porque «quiere vivir su vida», la mayoría de las veces se dirige hacia el Infierno, hacia el desorden y el caos. No os dejéis influir  por todos los ignorantes que quieren alejaros de la vida espiritual, persuadiéndo os de que de este modo seréis felices. ¡Es imposible! 
Escuchad más bien a los Iniciados que os aconsejan orar y meditar cada día. Naturalmente, también tenéis que continuar trabajando en el mundo,desempeñando vuestro oficio, ganando dinero, pero no rechacéis por completo el único medio que puede llevaros a una vida más sensata y más rica.
Continuamente constato que las personas trabajan contra ellos mismos: han suprimido todo lo que es esencial, todo lo que podía orientarlos hacia una vida espléndida al darles sabiduría y control, es decir, el trabajo del pensamiento. 
Para obtener grandes resultados hay que empezar atrabajar desde muy joven en este sentido, con paciencia y con tenacidad.
Removiendo las entrañas de la tierra se extraen miles de toneladas de piedra y de tierra: eso es lo más fácil. 
Lo más difícil es extraer lo que contiene este elemento. 
El trabajo del pensamiento también es difícil. 
La mayoría de la gente se imagina que sus meditaciones darán resultado inmediatamente, pero al no constatar resultados inmediatos, abandonan esta práctica. ¿Por qué tienen tanta prisa? Hace falta tiempo, mucho tiempo, para extraer lo más valioso. Tenéis que comprender bien lo siguiente: desde el preciso momento en que habéis empezado este trabajo ya no debéis deteneros, sino que tenéis que dedicar cada día algunos minutos, como mínimo, a la meditación, y si es posible una hora o dos. En realidad, sería menester poder dedicarle días enteros. Algunos minutos es muy poco, pues, ¿qué quintaesencia puede extraerse en este espacio de tiempo? Observad estos países pobres, incluso desérticos, en los que se han descubierto fantásticas riquezas subterráneas: petróleo, gas natural, oro, diamantes... Del mismo modo, si el más desheredado y desgraciado de los hombres puede comprender estas verdades e inicia en su vida este proceso de selección y destilación, conseguirá sacar de sus fracasos, desgracias y estupidez,una quintaesencia o sabiduría: descubrirá las leyes, comprenderá los designios de la Providencia y encontrará su camino para el futuro. Así pues, creedme: si conseguís extraer la quintaesencia de vuestra vida, os convertiréis en algo valioso. 
De la misma manera, aquel país tan pobre que un día encuentra una mina de diamantes, se vuelve rico gracias al subsuelo, repleto de piedras preciosas. Incluso si vosotros fueseis el ser más abandonado y desgraciado del mundo, podríais volveros archimillonarios, reyes de tal o cual virtud, cualidad o sabiduría.
El pensamiento es el medio más eficaz que existe para vivir la vida divina, pero con la condición,evidentemente, de concentrarse únicamente en cosas positivas. 
Porque todo el mundo piensa, pero, ¿de qué manera? Es como si uno se acerca a un montón de estiércol y empieza a removerlo: entonces éste desprende un olor nauseabundo. 
Los seres humanos a menudo piensan así:
remueven la basura, y ¡todo apesta! Todo el mundo piensa, no existe nadie que no piense. Los humanos, aún cuando no estén concentrados, piensan, pero piensan mal. 
Yo no digo que las personas tengan que esforzarse en pensar, pues ya piensan, porque el pensamiento es lo primero y lo preside todo. 
También piensan los perezosos, pero su pensamiento flota como hoja arrastrada por el viento. Otros piensan en cómo engañar, robar, sisar o asesinar. Seguro que su pensamiento trabaja, pero esto no es verdaderamente pensar. Para pensar de verdad, ante todo hay que saber sobre qué pensar y luego cómo hacerlo. Cuando hablo del pensamiento, hablo de un instrumento que tenemos que utilizar para acercarnos al mundo divino: un mundo de luz, de certeza y de paz. 
Si el pensamiento no nos acerca al mundo divino, nos acercará al Infierno. En realidad el pensamiento está ligado tanto al uno como al otro,y por esto tenéis que esforzaros en arrancarlo de todos los poderes inferiores a los que está sujeto,orientándolo hacia el Cielo. De lo contrario vivís en el Infierno, y aunque consigáis éxitos y seáis bien acogidos en recepciones suntuosas donde os saluden las más grandes personalidades,continuáis viviendo en el Infierno. 
Mientras que si sabéis orientar vuestro pensamiento hacia el mundo divino, aunque estéis aislados, experimentáis una alegría inmensa, porque el cielo y la tierra están en vuestro interior, os pertenecen. Naturalmente, aquél que os vea podrá pensar:«Verdaderamente está loco: no sabe por qué está tan contento». Pero, ¿qué importa lo que digan los demás? 
El hombre ha sido creado para poder vibrar en consonancia con el Cielo y con el Infierno. 
El Señor no lo ha limitado. 
Y cuando hay personas que dicen: «Si Dios existiera impediría que las personas cometieran crímenes», yo les respondo que son unos ignorantes, pues la grandeza de Dios estriba precisamente en haber dado a los seres humanos la libertad de convertirse en malhechores. 
Si El lo hubiera impedido, todos seríamos unos robots, unos autómatas. ¿Cuál sería la grandeza de Dios si no tuviéramos ninguna libertad? Todos cantaríamos la misma canción y ello carecería de interés. Por esto Dios ha dicho: «Sería muy aburrido si los hombres hiciesen siempre las mismas cosas, hagámosles un poco libres». Y ahora, El asiste al espectáculo... 
Sí, porque se trata de un teatro. 
Naturalmente vais a contestarme: «Ud. se contradice, porque nos ha dicho varias veces que el Señor no se fija nunca en lo que hacen los seres humanos». Claro que El no los observa, ya sabe de antemano de lo qué son capaces, entonces, ¿para qué vigilarlos? Conoce tan bien lo que puede esperar de ellos, que no se sorprende en absoluto. 
Nunca se puede sorprender al Señor, ya que sabe con antelación lo que puede pasar. Por esto ha tomado su equipaje y se ha trasladado allá arriba, donde se ocupa de otras recepciones, dejando a los seres humanos en libertad para romperse la cabeza. Bien, dejemos de lado esta cuestión. 
Lo que quiero que comprendáis por encima de todo es la importancia que tiene este hábito de no dejar pasar un solo día sin concentraros en temas elevados, pues en este instante estáis desencadenando fuerzas de orden superior y entráis en comunicación con las regiones más puras, de las que captáis una ayuda, un sostén. ¿Realmente son tan grandes las ventajas obtenidas? Son inmensas. 
En primer lugar mejora vuestra salud, pues dejáis de perder cantidad de energía en peleas externas e internas. 
A continuación, os limpiáis de elementos impuros y os enriquecéis con elementos nuevos, más espirituales. 
Finalmente las entidades que habitan en los planos superiores os conocen más y mejor, porque continuamente estáis proyectando rayos luminosos tan poderosos que estas entidades empiezan a darse cuenta de que, en medio de las tinieblas de la tierra, hay un ser que hace señales, y se sienten obligadas a preocuparse de él. 
Es muy importante que nos acostrumbremos a esta práctica de la meditación. Claro está que no os aconsejo vivir como los yoguis, que meditan todo el día; pero cortar los lazos con el Cielo sólo para ganar dinero, o hacer negocios, tampoco es recomendable. 
Como podéis ver, los consejos que os doy son los mejores. 
Podéis ganar dinero, hacer amistades, y todo lo que queráis, pero dedicad también un poco de tiempo en conseguir la quintaesencia. 
Porque aún admitiendo que poseáis el mundo entero, si no tenéis esta quintaesencia, os preguntaréis: «¿Qué puedo hacer con todo esto? Me siento agobiado», y seréis desgraciados. No os servirá de nada haber conquistado el mundo si no tenéis la quintaesencia.Y recordad que esta quintaesencia sólo se obtiene por medio del pensamiento. 
Por ejemplo,cuando os encontráis en dificultades, sois desgraciados y habéis perdido lo que poseíais, aún os queda el pensamiento. En tal caso, trabajad con él, concentradlo, dirigidlo hacia el Cielo para poneros en comunicación con las entidades superiores, y siempre experimentaréis una mejora.
Por medio de la oración y de la meditación se puede encontrar todo. 
Algunas personas eran tan desgraciadas que querían desaparecer, suicidarse, pero han orado una y otra vez, y con ayuda del pensamiento se han puesto en comunicación con mundos tan extraordinarios, que han comprendido que en realidad no habían perdido nada, y no les habían causado ningún mal. Se sentían de nuevo ricos y dichosos. Poseer la quintaesencia consiste precisamente en esto.
Continua....
(Omraam Mikhaël Aïvanhov) 
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miércoles, 5 de octubre de 2016

EL MATRIMONIO, SÍMBOLO UNIVERSAL-Capitulo 4 (Tercer Escrito)


EL MATRIMONIO, SÍMBOLO UNIVERSAL-Capitulo 4 (Tercer Escrito)
«Todo lo que está abajo es como lo que está arriba». 
Estas palabras de Hermes Trismegistonos revelan que el matrimonio antes de existir abajo, entre los seres humanos, ya existía arriba.
Porque arriba, continuamemte se está realizando una unión, un intercambio entre los principios cósmicos masculino y femenino, que en el plano físico se refleja bajo la forma del matrimonio.Esto es lo que nos revela la Ciencia Iniciática. 
En el Génesis se dice: «En un principio Dios creó el cielo y la tierra». El cielo y la tierra son dos símbolos que hay que interpretar, así como la relación existente entre ellos; son los símbolos de los dos principios, emisor y receptor,masculino y femenino. Estos dos principios se unen, y de dicha unión nacen los hijos. 
Todo lo que veis, e incluso lo que no veis, es una creación resultante de los dos principios. Todo lo que se produce en la tierra es hijo de esta unión de la tierra y el cielo. 
Si la tierra rompe los lazos y no está unida al cielo, éste no le da su energía ni su impulso, y entonces se convierte en un desierto.
El cielo y la tierra, los principios masculino y femenino, existen ya como realidades en los sublimes reinos de las alturas, y se reflejan a continuación en todas las regiones y en todos los planos, incluso en el plano físico. 
Por todas partes vemos la unión de dos principios, masculino y femenino, y que esta unión origina una fuerza, una energía. Cuando queréis enchufar un aparato eléctrico, utilizáis una toma macho y otra toma hembra, pero, ¿os habéis dado cuenta de que cada una está polarizada? 
Hay dos y dos... Efectivamente, cada cosa, cada ser posee en sí los dos polos. La tierra, el cielo, el hombre, la mujer, tienen cada uno dos polos. Así pues, cuando se unen se convierten en cuatro, lo cual hace que las fuerzas circulen y nazcan los hijos. Pero sin este contacto, sin esta unión, sin esta fusión, sin este intercambio, nada se produciría.
Ahora bien, si trasladamos esta cuestión al campo de la vida interna, nos daremos cuenta de que mientras el hombre no establezca contacto con esa realidad que lo sobrepasa - el cielo, el mundo divino -, permanecerá solo. 
Y si permanece solo, será estéril, improductivo, y un día desaparecerá sin dejar rastro. 
Vosotros podéis replicarme: «Pero si tenemos mujer (o marido), y tenemos hijos...» Pero eso sucede en el plano físico y no basta. El verdadero matrimonio consiste en llegar a conocer la manera de trabajar con los dos principios en todos los campos. Si se han cumplido todas las condiciones en el plano físico y material, naturalmente que se obtienen ciertos resultados: 
una muchedumbre, una gran prole, pero en otros campos somos estériles y estamos solos, porque no hemos comprendido que esta ley del matrimonio hay que realizarla en todas las regiones: en el plano astral, en el mental, etc...
«Todo lo que está abajo es como lo que está arriba, y todo lo que está arriba es como lo que está abajo». 
Arriba está el orden divino, abajo está el plano físico. 
Todo lo que encontramos en el plano material corresponde a una verdad en el plano espiritual. Los Iniciados han ocultado esta verdad bajo el símbolo de la serpiente que se muerde la cola. Este es el símbolo del verdadero matrimonio. 
Y, ¿cómo puede serlo, - diréis -, una serpiente que se traga su propia cola? Pues sí, porque el verdadero matrimonio del ser humano consiste en la fusión de la cabeza y la cola. 
El otro matrimonio no es sino un reflejo de ello.
En su conciencia, el hombre está separado de sí mismo, por consiguiente debe descubrir esta parte que no conoce y unirse a ella. 
Esta idea también está expresada en la frase que encontramos grabada en el frontispicio del templo de Delfos : 
«Conócete a ti mismo», pero muy pocos han comprendido el sentido de esta inscripción. 
Un día leí la explicación que daba un profesor de la Sorbona de ella, y verdaderamente me quedé estupefacto: ni siquiera los más eruditos la comprenden; explican esta frase como si fueran niños, despojándola de su autenticidad, de su profundidad.
Conocerse a sí mismo no significa conocer nuestro carácter, con sus cualidades y sus defectos, o conocer los límites de la condición humana. 
Si sólo fuera esto, incluso los niños serían capaces de conocerse. Así pues, en la frase «Conócete a ti mismo», ¿qué significa este «ti mismo»? ¿Los brazos? ¿Las piernas? ¿El cerebro? No. 
¿Los sentimientos? ¿Los pensamientos?Tampoco. 
Tú mismo, uno mismo es una parte de Dios, una chispa, un espíritu inmortal, algo indefinible, muy lejano, muy alto... 
Aquí es donde el hombre debe encontrarse para conocerse, en esta entidad que es inmortal, que es omnisciente, que es todopoderosa: su Yo superior, que es una parcela de Dios... y tomar conciencia de que depende de El, que forma parte de El, que no existe como existencia y actividad separada de El. Entonces descubre que todo lo que pensaba y sentía era una ilusión, algo irreal, que la realidad es este Yo, este Sí mismo interno que es el propio Dios, y que obtendrá energía, luz y amor del Eterno si se esfuerza por unirse a El, por sentir que forma parte de El, que es uno con El y su conciencia se funde con el Eterno. Entonces ya no se sentirá como algo aislado, pequeño, doliente, sino que se sentirá como Dios mismo.
Ya os he explicado que mientras el hombre se identifique con su cuerpo físico será vulnerable, débil, mortal como el cuerpo físico, y todo lo que le suceda a este cuerpo le afectará.
Pero si deja de identificarse con su cuerpo físico, con sus impulsos instintivos, y se identifica con el centro del universo, con la fuente de la vida, con el Creador, se alejará cada vez más de la debilidad, de la vejez, de la enfermedad y de la muerte, acercándose a Aquél que es inmortal,omnisciente, omnipotente. Por esta razón los Iniciados insisten tanto en este «Ti mismo », pues mientras el hombre se conforme con saber lo que no es, jamás alcanzará lo que aspira: la libertad,la paz, la felicidad. Conocerse es fundirse con la inmensidad de Dios.
Entended bien que cuando los Iniciados de la antigua Grecia decían: «Conócete a ti mismo»,no preconizaban conocer todas nuestras debilidades y limitaciones, pues las debilidades, lagunas y vicios no son «uno mismo». 
Esto es lo que tenemos que tener muy claro.
Evidentemente, esta fusión con Dios no puede hacerse rápidamente. Aún a lo largo de toda una vida algunos no llegan a poseer esta conciencia superior, gracias a la cual sienten que son uno con el Eterno. 
De vez en cuando tienen un destello, una iluminación, pero al día siguiente se sienten de nuevo aislados, débiles, desgraciados. El que ha realizado esta fusión se siente en paz e iluminado, se siente inmortal... 
Ha llegado a un grado de conciencia tan elevado y amplio, que considera a todas las criaturas como si formaran parte de él mismo, y entonces ya no tiene enemigos, no puede hacer daño a nadie, ama a todos los seres porque siente que él mismo es quien vive en todas las criaturas. 
Obedece a una moral superior. Ese también es el sentido de la fórmula «Conócete a ti mismo».
Para llegar a este estado de conciencia se necesita una ascesis. En la India, se le llama Jnaniyoga. 
Para alcanzar la conciencia de su identidad con Dios, los yoguis hindús utilizan la fórmula«yo soy El». 
Meditando largo tiempo sobre esta frase, -el yogui acaba por tomar conciencia deque su yo no existe, que él no es otra cosa que «El», el Señor... 
El es único, todopoderoso, la única realidad.
Profundicemos ahora en el significado de la palabra «conocer». Se puede leer en la Biblia que Adán conoció a Eva, y nació Caín... ¿Acaso no la conocía antes? Abraham conoció a Sarah y nació Isaac... El conocimiento supone un contacto: 
Es la aproximación de los dos polos que quieren fundirse, o, si lo preferís, saborearse. Porque, ¿qué hacen los niños cuando son pequeños?Cogen todo lo que cae en sus manos y se lo ponen en la boca; de esta manera aprenden a conocer las cosas. 
Para el niño, el órgano del conocimiento no es el cerebro sino la boca; quiere probarlo todo. Vosotros mismos, ¿qué hacéis para conocer un olor, un sonido, una imagen o un pensamiento? 
Lo dejáis entrar en vuestra nariz, en vuestras orejas, en vuestros oídos o en vuestra cabeza. 
Así pues, el conocimiento no es otra cosa que dejar penetrar en nuestro órgano el objeto que queremos conocer. 
La misma ley se aplica para el nacimiento de los hijos. 
El conocimiento se realiza, pues, mediante la penetración: algo nos penetra para fusionarse con nosotros.
Al fusionamos con un objeto o con un ser, vibramos en armonía y en la misma longitud de onda que él. 
Supongamos que tenéis dos diapasones de la misma longitud. Cuando hacéis vibrar uno de ellos, el otro responde porque vibra en la misma longitud de onda. Pues bien, para conocerse a sí mismo, para conocer este ser divino que está en nuestro interior, hay que llegar a vibrar en la misma longitud de onda que él. 
Esta condición es indispensable para que haya conocimiento.
Tomemos de nuevo el símbolo de la serpiente que devora su cola; ello significa que ha unido los dos polos, el masculino y el femenino, porque quiere conocerse. 
Pero imaginad que las erpiente es muy larga: 500, 1000, 10000 metros... Un día, mientras se pasea, se encuentra con una cola, se pregunta qué puede ser, y la muerde.
 ¡Y queda muy sorprendida al descubrir que es su propia cola! Al igual que los gatitos, los cuales juegan con su propia cola y cuando la muerden chillan, porque se dan cuenta de que es la suya. El hombre es un ser cuya realidad sobrepasa en mucho la apariencia física: lo que deambula por aquí abajo, por la tierra, es su cola, pero su cabeza, ¿dónde está? 
Mientras que los dos polos - la cabeza y la cola - permanezcan separados en su interior, tendrá que conformarse con reptar por el suelo. La cola debe encontrar la cabeza y unirse a ella; la cola, el yo inferior, debe unirse a la cabeza, el Yo superior, que está arriba, en el cielo. En este momento se establece el contacto y se origina una circulación armoniosa y constante de energías. En el hombre encontramos la serpiente en la columna vertebral, es la serpiente Kundalini, la cual, una vez despertada, asciende a lo largo de la columna vertebral. Cuando finalmente se reúnen los dos polos, es decir, cuando Kundalini, que está abajo, se ha unido en lo alto con el espíritu universal, Shiva, el hombre se conoce a sí mismo y alcanza la plenitud.«Conócete a ti mismo». «A ti mismo» no es la cola que se mueve demasiado en el plano físico, sino que es la cabeza, el espíritu que está en lo alto. 
El auténtico matrimonio es el verdadero conocimiento. 
Pero el hombre todavía no ha realizado esta unión en sí mismo; sólo la realiza en cuanto a su parte externa: por todas partes establece conexiones, lazos, coloca circuitos en las fábricas, en las administraciones, en la política, en la economía, por todos lados excepto en su fuero interno, al que no sabe conectar nada, y por esto se siente incompleto.
La mayor realización a la que puede aspirar el ser humano es la de unir el yo inferior con el Yo superior, la cola con la cabeza. Indudablemente la cola posee algunas cualidades, cuanto menos tiene la facultad de moverse. 
Pero la cabeza tiene mucho más: los ojos, las orejas, la boca,la nariz, el cerebro. Por consiguiente, si podemos unimos a nuestro Yo superior que posee estas facultades tan desarrolladas, conoceremos todo lo que él conoce, veremos lo que él ve, oiremos lo que él oye y seremos perfectos. 
Pero mientras continuemos separados y sólo seamos una cola que se mueve, estas riquezas nos estarán vedadas.
Hay que unir la cola a la cabeza, es decir, unir «los dos extremos». 
Los Iniciados desde hace siglos han lanzado esta fórmula al mundo, pero los hombres no han comprendido el sentido; sólo
lo aplican en el aspecto material, y cuando a final de mes el dinero empieza a escasear, comentan que no pueden unir los dos extremos. En realidad estos dos extremos son la cola y la cabeza de la serpiente. 
Poder unidos es conseguir desarrollar sucesivamente todos los chacras, desde el chacra Muladara, el más bajo, hasta el chacra Sahasrara, el más alto, a fin de conseguir la unidad.
Mientras no consigamos unir ambos extremos, continuaremos en la miseria y sufriremos privaciones. Y esto es tan cierto en el plano espiritual como en el físico.
Todos los poderes de la creación se encuentran en el matrimonio. ¿Acaso habéis visto algún hombre o alguna mujer que hayan alumbrado solos un niño? No, porque se necesitan dos. Por este motivo todos aquellos que no se casen con el Cielo, no podrán ser nunca creadores y se quedarán solteros. 
Hay que casarse, pero con el Cielo, para tener muchos niños. En el Génesis se dice: «Creced y multiplicaos» Lo que sucede es que los hombres sólo han comprendido esta prescripción en el plano físico. 
Cada mandato tiene como mínimo tres interpretaciones, pero los seres humanos se conforman con conocer sólo las cosas en el plano físico, y ahí está el error: no querer ir más lejos. 
Hay que crecer y multiplicarse en el mundo de los pensamientos y de los sentimientos, para poder poblar la tierra día y noche de pequeñas criaturas luminosas y aladas que influirán en el mundo entero para la realización del Reino de Dios...Hay que pensar en el matrimonio, pero allá arriba. 
Esta es la nueva filosofía, la nueva comprensión.
Si vamos a la salida del sol por la mañana, es porque el sol es un centro, el centro de nuestro sistema solar, y mirándolo nos dirigimos hacia nuestro propio centro. 
Nuestro Yo, nuestro verdadero Yo, no vive aquí; está muy lejos de nuestro cuerpo, habita en el sol. Pero mantiene lazos con nuestro yo ilusorio, aquí, en la tierra, y si conseguimos establecer conscientemente comunicación entre ellos, nuestro pequeño yo resulta atraído por el sol, y enconces vive gozoso,en la luz. Por eso, recordadlo, os he dado determinados ejercicios para que los practiquéis a la salida del sol. 
Os imagináis, por ejemplo, que estáis en el sol y que desde allá arriba miráis hacia la tierra, y sonreís, diciendo: 
«Estás allá, mi pobre amigo, ¡si supieras lo bien que se está aquí!»De esta manera se establece un vínculo entre vuestro yo inferior y vuestro Yo superior, con lo cual restablecéis la conexión con vosotros mismos, reencontrándoos. 
Si hacéis este ejercicio durante años, conseguiréis recibir las cualidades de vuestro Yo superior. 
Y puesto que vuestro Yo superior es inmortal y conoce la historia del mundo, podrá comunicárosla. 
Al ser libre, os dará sus poderes. Al estar sumergido en un océano de felicidad, os dará una felicidad indescriptible.
Cuando los hombres y las mujeres se funden, sienten una inmensa alegría, pero no alcanzan a saber lo que significa esta alegría. Pero, precisamente, esta alegría es un testimonio de la veracidad del método: «unir los dos extremos». 
Cuando el hombre ha conseguido unir los dos extremos, ha conseguido reencontrarse, se siente colmado. 
Y entonces le invade una alegría, una dilatación de una naturaleza mucho más sutil. 
Se trata del éxtasis del que hablan los santos, los yoguis, los Iniciados que han conseguido alcanzarlo.Ved que, en pocas palabras, os he transmitido el secreto del matrimonio. 
Debéis casaros, pero no solamente con criaturas externas a vosotros, porque entonces perderéis vuestras energías.Debéis casaros con vosotros mismos, para que vuestras energías se multipliquen.
Continua....
(Omraam Mikhaël Aïvanhov) 
http://rosacastillobcn.blogspot.com.es/

Los Secretos Del Libro de La Naturaleza - Capitulo-4º (Segundo Parte)


EL MATRIMONIO, SÍMBOLO UNIVERSAL-Capitulo 4 (Segundo Escrito)
El matrimonio es una cuestión muy amplia que podemos estudiar por todas partes en la naturaleza. 
Así la química, la física, la astronomía, la botánica, la anatomía, la psicología, etc.,nos hablan sin cesar del matrimonio. 
Tomemos por ejemplo el agua, que es un elemento indispensable para la vida en el universo. 
El agua no es otra cosa que el hijo nacido de la unión de un padre, el oxígeno, y de una madre, el hidrógeno: H 2 O. ¿Por qué la unión del 1 (O) Y del 2(H2)...? Porque el 1 es el número del principio masculino y el 2 del femenino.Consideremos también el ejemplo de la palabra. ¿Cómo se produce en el hombre la palabra: por medio de sus brazos, piernas, orejas, nariz, vientre? No; se produce mediante la boca, y está formada por la lengua y por los labios; y cuando la lengua y los dos labios se ponen en movimiento, producen la palabra articulada. 
La lengua es el principio masculino y los dos labios el femenino. 
De esta manera el principio masculino y el principio femenino alumbran un hijo: la palabra. ¡Ved la fantástica ciencia que encierra esta página del gran libro de la naturaleza viviente!
Si los filósofos hubieran reflexionado sobre los mecanismos de la palabra, sobre los elementos que entran en juego para que el hombre pueda proferir sonidos articulados, habrían podido descubrir, por analogía, en primer lugar que Dios encierra en sí los dos principios por medio de los cuales ha creado a su Hijo, el Verbo, y que este Hijo ha puesto en movimiento todas las criaturas. 
Porque la palabra no es insensata, la palabra no existe sin razón, está destinada a alguien con algún objeto. 
San Juan dijo: «En un principio era el Verbo». El Verbo representa el movimiento, el hijo.
Ahora quiero explicaros lo esencial de lo que quiero que comprendáis. Así como Dios ha creado el mundo por medio de la Palabra, de la misma manera los hombres crean la vida en el plano físico, es decir, abajo. En la boca los dos principios siempre están juntos. 
Para poder hablar es preciso que los dos labios y la lengua estén juntos para producir sonidos. 
No conseguiréis articular palabra alguna sin poner la lengua y los labios en movimiento. En Dios los dos principios están juntos, unidos; nunca están separados, y por esto Dios crea continuamente.
Mientras que los seres humanos actúan como si los dos principios estuviesen separados, poseyendo los hombres Únicamente el principio masculino y las mujeres el principio femenino; pero como quiera que para crear la vida es preciso unirlos, de ahí se derivan todas las dificultades y complicaciones.
Aquellas criaturas que no desarrollan en sí mismas los dos principios masculino y femenino,no están hechas realmente a imagen de Dios, y no alcanzan la plenitud. Evidentemente no me refiero a la posesión de los dos principios en el plano físico, sino en el espiritual: el principio del amor y el principio de la sabiduría unidos simultáneamente. 
Sólo tienen la verdad y poseen la fuerza aquellos seres que han realizado la unión de los dos principios en sí mismos. 
Y, ¿quiénes son estos seres? Son los verdaderos Maestros, los verdaderos Iniciados que han comprendido la santa trinidad del Amor, la Sabiduría y la Verdad. 
Estos seres se manifiestan realmente como representantes y guías de Dios, y viven plenamente. Estos son los modelos a seguir.
La palabra que no está llena de amor y de inteligencia no puede realizar absolutamente nada,no puede actuar sobre la materia para darle forma. Las palabras vacías, sin sentido, el hablar por hablar, no pueden dar ningún fruto. 
Todo esto nos obliga a estudiar y a esforzamos para que nuestras palabras afecten al mundo entero, a toda la creación, al mundo visible y al invisible, y pongan en movimiento a los hombres, a los ángeles, a los arcángeles, a los espíritus y a los
elementos. 
Por consiguiente, es necesario que en esta palabra exista tanto la inteligencia y la luz,como el calor y el amor, la plenitud del amor. 
En este preciso momento las palabras se vuelven poderosas. 
El hecho de que al hablar a vuestros amigos, a vuestro marido o a vuestra mujer, o bien a vuestros hijos, no obtengáis resultados, quiere decir simplemente que vuestras palabras no son suficientemente cálidas y luminosas.
Todos vosotros, todos nosotros llevamos en nosotros mismos, en nuestra boca, símbolos de una importancia cósmica. 
Todo el mundo tiene boca, pero la utilizamos continuamente para quejarnos en lugar de utilizarla para dar gracias día y noche de poseerla. 
Además, esta boca tiene una lengua, y hay que esforzarse y no hacer tonterías con ella, porque se dice que aunque no tiene huesos, los tritura. Cuando no se es inteligente, ni sabio, ni razonable, ni bueno, machacamos los huesos de los demás mediante nuestra lengua; basta con mover la lengua para desunir familias,ahorcar personas, masacrarlas. ¡Esto es lo que sucede con la boca y con la lengua!
Ha llegado el momento de tomar conciencia de que al darnos la boca y la lengua, Dios nos ha dado algo precioso, y tendríamos que decirle: «Señor Dios, perdóname por no haber comprendido hasta ahora los tesoros que Tú has puesto en mi boca, por no haber comprendido que al pronunciar palabras puedo imitarte, volverme como Tú, y ser cada día un reflejo de Ti. No me he dado cuenta y, por consiguiente, con mis palabras he sido torpe: he dicho cosas insensatas, he herido a las personas, los he trastornado y, precisamente, lo he echado todo a rodar con este instrumento que Tú me has dado. 
En lugar de hacer el bien, de consolar, de aliviar, de dirigir y guiar a los demás, en lugar de vivificarlos y resucitarlos, de elevarlos y proyectarlos hacia Ti, el Señor, el Creador, los he puesto por los suelos y los he envilecido. Perdóname, Señor, y enséñame a utilizar mi boca y mi lengua para hacer el bien, iluminar y dar calor a los demás, y no utilizarlas sólo para comer, beber y decir tonterías sin ton ni son.
»La boca es un órgano tan extraordinario y poderoso que tenemos que cuidar de no dejar escapar palabras venenosas, sino que éstas deben ser constructivas, educativas, vivificantes.
E incluso si regañáis o fustigáis a alguien, debéis hacerlo sólo con la finalidad de iluminar y ayudarle. 
De esta manera os creáis un porvenir indescriptiblemente hermoso.
En los Evangelios está escrito: «Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado», es decir, tu porvenir será bueno o malo, luminoso o tenebroso, celestial o infernal,según las palabras que hayas proferido durante tu existencia.
Así pues, las palabras son tan importantes para la construcción de nuestro porvenir, que es necesario reflexionar y meditar toda la vida sobre este tema. 
Hay que tener en cuenta la importancia de la palabra, y, al abrir la boca, cuidar de que siempre sea para bien.
Aún puedo ir más lejos al profundizar en esta idea para enseñaros que todo está íntimamenterelacionado, que en el universo existe una ley de correspondencia absoluta. El sol habla..., y su verbo es la luz que se derrama sobre la tierra, sobre las plantas, sobre los animales y las personas.Porque el sol invisible que actúa sobre el sol visible produce la luz y ésta se transforma en calor.
Supongamos ahora que la lengua corresponde al padre, los dos labios a la madre, y la palabra al niño; entonces, lo que el padre da a la madre, es el verbo que vitaliza, que anima. 
La ley es idéntica: de la misma manera que el sol invisible actúa sobre el sol visible, el cual a su vez actúa sobre la tierra para fertilizarla, de la misma manera que el hombre fertiliza a la mujer, así también la palabra fertiliza las almas y los corazones. Se trata de la misma ley. 
Así pues, el que habla se convierte en el padre, el que escucha en la madre, y así nacen los hijos....Llegados a este punto, diréis: «Entonces, ¿pueden los hombres convertirse en madres? Naturalmente, porque aquél que escucha es como si fuera una mujer. 
Basta un cambio de polarización. 
Cuando una mujer habla a su marido, está adoptando la polaridad masculina, y el marido que la escucha toma la polaridad femenina, y así nacen los hijos. Los hijos son los sentimientos, las emociones, las decisiones y los actos. 
El mismo principio se aplica en cualquier circunstancia, en cualquier nivel y en todos los planos. Infaliblemente siempre se trata de la misma ley. 
Hay que saber hacer malabarismos entre uno y otro plano.
Tenéis que intentar ampliar un poco vuestra manera de ver las cosas. Si os quedáis cristalizados en ciertos conceptos, jamás comprenderéis la plenitud de la vida, pues todo está interrelacionado. 
«Lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo».
Muchos espiritualistas repiten esta frase sin comprenderla realmente, porque desconocen a qué corresponden las palabra «abajo» y «arriba». Para comprenderlas es necesario reemplazarlas por otras que representen imágenes, criaturas, existencias o mundos... 
¿Qué podemos poner en lugar de la palabra «abajo»? 
Abajo, por ejemplo, puede ser el sexo, la tierra, la mujer, la materia o el infierno, y arriba, el cerebro, el cielo o el sol, el hombre, el espíritu... Lo que sucede es que Hermes Trismegisto ha mantenido el secreto, no lo ha precisado, y a nosotros nos corresponde encontrarlo.
Pero lo más extraordinario de todo esto es que ha añadido:
«Para hacer el milagro de una sola cosa». Efectivamente, «Lo que está abajo es como lo que está arriba, lo que está arriba es como lo que está abajo, para hacer el milagro de una sola cosa». Así pues, abajo y arriba producen algo conjuntamente, producen «una única cosa», el hijo y, ¿qué es esta única cosa? 
Hermes Trismegisto tampoco lo ha explicado. 
La lengua y los dos labios son dos cosas que se unen para hacer el milagro de una única cosa, que puede ser el Verbo. 
Pero lo que sí es cierto es que se necesitan dos para producir esta única cosa: el principio masculino y el femenino, lo que está arriba y lo que está abajo. Cuando un hombre y una mujer quieren tener un hijo, es necesario que uno se coloque arriba y el otro abajo. 
El que está debajo es como aquél que está arriba; la diferencia estriba en la posición. Y, ¿para qué? Para producir el milagro de una sola cosa: el hijo. Así pues, reflexionad sobre esas cosas e intentad no pasaros la vida sin comprender nada,inmersos en el sueño de la inconsciencia. 
A partir de ahora vivid una vida sensata, abandonando todo lo que os ata a las regiones inferiores, todas estas sensaciones y ocupaciones que no os aportan nada. Tomad lo esencial y ¡poneos a trabajar!
Continua....
(Omraam Mikhaël Aïvanhov) 
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Los Secretos Del Libro de La Naturaleza - Capitulo-4º (Primera Parte)


EL MATRIMONIO, SÍMBOLO UNIVERSAL-Capitulo 4
Tanto el cine como el teatro, las novelas, las canciones o la poesía, tratan siempre del amor.Del amor y del matrimonio. 
Sobre este tema no hay discusión: los hombres y las mujeres llegan a la tierra con la necesidad de amar y, además, la mayoría de ellos sienten la necesidad de unirse en matrimonio con la persona que aman. Evidentemente, amor y matrimonio no van siempre juntos;a veces hay amor sin matrimonio, y otras, matrimonio sin amor. 
Sin embargo, y de una manera general, un hombre y una mujer que se aman tienden a casarse para vivir siempre juntos y cuidarse mutuamente. 
Así pues, normalmente, los hombres y las mujeres se aman y se casan.
Ahora planteo esta pregunta: «Está claro que vuestra principal preocupación es el amor y el matrimonio, pero, ¿cómo lo habéis comprendido? ¿Porqué tenéis que casaros?.. O, más bien, sin tener en cuenta el matrimonio, ¿por qué pensáis que tenéis que establecer contacto con otro ser,uniros a él y, aunque sólo sea durante unos segundos, formar un solo ser con él?...» ¿Quién sabrá responder? 
Muy pocos. Pocos se plantean este dilema; ya que es así, no hay que romperse la cabeza. Pero, he aquí que los Iniciados, que tienen la costumbre de reflexionar sobre todas las manifestaciones de la existencia profundizando en ellas, han descubierto que esta tendencia tan natural y extendida de buscar a otro ser para unirse a él, encierra uno de los grandes secretos del universo. 
El hombre sería una divinidad si comprendiera el significado de esta tendencia y supiera utilizarla en sus trabajos espirituales.
La tradición nos enseña que en el origen el ser humano fue creado macho y hembra. Así pues,el hombre es al mismo tiempo hombre y mujer, y toda mujer es, a la vez, mujer y hombre. 
Ser hombre o ser mujer es solamente la mitad, y cada uno tiene que encontrar su otra mitad complementarla. ¿Dónde? Dentro de uno mismo, y esto es lo que ignoramos. Para cada hombre y para cada mujer, el verdadero matrimonio es la unión interna con la otra mitad de su ser, y no la unión externa con otra mujer u otro hombre. 
Este es el verdadero matrimonio: encontrar la otra mitad de sí mismo, atraerla, fusionarse con ella y convertirse finalmente en un ser completo para realizar el trabajo mágico.
La mayoría de matrimonios que se realizan en la tierra no son más que experiencias o ensayos con más o menos éxito, mientras estamos esperando poder realizar el verdadero matrimonio que es de orden espiritual. Este verdadero matrimonio está representado en la India mediante el símbolo del «lingam». Ya conocéis este símbolo, el cual nos enseña que los dos principios - el masculino representado por la línea vertical, y el femenino por la base horizontal - jamás deben estar separados en el ser humano. 
Cada hombre y cada mujer tienen que llegar a realizar interiormente la unión de estos dos principios. 
Naturalmente, ello es muy difícil y la mayoría de las veces, cuando el hombre y la mujer se unen físicamente, en realidad están separados: en su alma, en su cabeza, están separados. 
El hecho de que estén físicamente separados no tiene importancia; lo importante es que cada uno realice en símismo el matrimonio de los principios masculino y femenino.
Si sois capaces de comprender los misterios del matrimonio, comprenderéis todos los secretos de la vida. El matrimonio está muy extendido, pero muy pocos conocen su sentido profundo. 
La gente se casa para distraerse, porque se aburre, porque ansía placeres, porque es pobre y desea enriquecerse, o porque es incapaz de desenvolverse en la vida cotidiana y necesita una criada o una ayuda de cámara que le asista. ¿En qué han convertido los seres humanos el matrimonio? Es mejor olvidarlo. 
Para mí el matrimonio es un acto tan sublime que no estoy muy seguro de haberlo profundizado totalmente. Lo que sí sé es que el matrimonio espiritual permite realizar grandes cosas. 
El hombre posee la fuerza y la quintaesencia, pero mientras no esté casado internamente,
no puede condensar esta quintaesencia para hacerla visible, tangible y real en el campo físico: le falta el factor capaz de proporcionar la materia para realizar las cosas, el principio femenino. 
Y la mujer que tiene todos los materiales, si no está casada interiormente, no tiene la llama, la chispa capaz de abrasarlo todo; por mucha materia que posea, si no le prende fuego está muerta y estancada, pues le falta el espíritu. Esto no lo olvidéis nunca.
Continua....
(Omraam Mikhaël Aïvanhov) 
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