jueves, 28 de julio de 2016

El Sermón de la Montaña CRISTO (2)


Cristo
El Sermón de la Montaña (2)


Indicaciones de vida concretas para vivir conforme a las leyes de Dios en la vida diaria.

Reglas de vida sencillas, como "Lo que esperas de tu prójimo, hazlo primero tu" -quien las pone en práctica experimenta su efecto positivo revolucionario en su propia vida.

Siendo Jesús de Nazaret, Cristo nos dio el Sermón de la Montaña -y actualmente lo explica y profundiza, a través de Su palabra profética, en Su gran obra manifestada en Vida Universal, «Ésta es Mi Palabra. Alfa y Omega. El Evangelio de Jesús. La manifestación de Cristo que ya conocen los verdaderos cristianos en todo el mundo»

«El Sermón de la Montaña»

- Guarda los mandamientos - tan sólo después enseña

9. “Quien quebrante uno de estos mandamientos que El dará, y enseñe a la gente a hacer lo mismo, será llamado el más pequeño en el Reino de los Cielos; pero el que los guarde y enseñe, será llamado grande en el Reino de los Cielos. (Cap. 25, 9)
Cristo explica, rectifica y profundiza la palabra:

Los Diez Mandamientos, que Dios dio a Sus hijos humanos por medio de Moisés, son extractos de la ley eterna de la vida y del amor. Quien infringe estos Mandamientos, y a sus semejantes tan sólo los enseña, pero sin guardarlos él mismo, es un falso maestro. Está pecando contra el Espíritu Santo, siendo este el pecado más grande. Este falsificador de monedas utiliza el amor de Dios, la ley de la vida, para un fin propio. 

Con ello abusa de la ley eterna. Cada abuso es un robo, y cada ladrón es un perseguido y acosado que tarde o temprano será alcanzado y convicto por sus propios hechos, por sus propias causas; pues Dios es un Dios justo, y por El todo se hará manifiesto, tanto lo bueno como lo menos bueno y lo malo.

En cambio, quien guarda la ley del amor y de la vida, es decir la cumple en la vida diaria, y enseña a los hombres lo que él mismo ha realizado, es un verdadero maestro espiritual. 

Tiende a los hombres el pan de los Cielos, y saciará con él a muchos. Quien dé de lo que él mismo ha cumplido será inundado por sabiduría y fuerza divinas y, cuando haya llegado el tiempo, brillará como una estrella en el cielo, ya que el hombre inundado por Dios toma de la corriente de la salvación y da desinteresadamente a los que tienen hambre y sed de justicia.

Comprended: a través de tales hombres y mujeres justos viene a este mundo la ley eterna del amor y de la vida. Quien guarde y enseñe, pues, la ley eterna, será llamado grande en el Reino de los Cielos; es decir, cosechará en el Cielo una gran recompensa.

- Vive conforme a lo que hayas captado

10. “En verdad, los que crean y obedezcan salvarán su alma, y los que no obedezcan la perderán; porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. (Cap. 25, 10)

Cristo explica, rectifica y profundiza la palabra:


La afirmación, “...los que crean y obedezcan salvarán su alma, y los que no obedezcan la perderán”, significa: quien crea y cumpla las leyes de Dios, salvará su alma de la rueda del renacimiento, que le atraerá a la carne hasta que haya expiado todo lo que una y otra vez le ha atraído a las encarnaciones.


Comprended: la sola fe en la ley de la vida no basta. 

Tan sólo la fe en la vida y la realización de las leyes de la vida conducen al hombre y al alma fuera de la rueda del renacimiento.

Quien no guarda las leyes de Dios, está traicionando a Dios y vendiendo su alma a las tinieblas. Con ello tapa la luz de su alma, su verdadera vida. Este hombre vivirá entonces en el pecado, y el alma en el sueño de este mundo. La ley de la encarnación, la rueda del renacimiento, que atrae al alma a la encarnación, aún será activa por cierto tiempo, para que el alma encarnada capte que no es de este mundo, sino que está en vestido terrenal para desprenderse de lo que es humano y para sacar a la luz lo que es divino, su verdadera vida eterna.

No todos los que conocen los signos de escritura los interpretan sólo según la letra sino según el sentido. 

Por eso hay que decir: si vuestra justicia no es mayor que la de muchos escribas que fingen ser justos y enseñan Mi ley, pero sin cumplirla ellos mismos, no entraréis en el Reino de los Cielos.

Por eso no os atéis a opiniones y puntos de vista de los hombres. Realizad lo que hayáis captado de la ley de la vida; entonces veréis los siguientes pasos que llevan a legitimidades más elevadas.

Comprended: la justicia de Dios es el amor y la sabiduría de Dios. Quien no los desarrolla dentro de sí, tampoco los irradia, ni ve las profundidades del eterno SER ni llega hasta el fondo de su verdadera vida. Su vida terrenal es un vegetar; vegetando, se le pasa de largo la verdadera vida. 

Tanto en este mundo como en el más allá, será un espiritualmente muerto. 
No tendrá ni en esta existencia terrenal ni en el más allá la orientación correcta, porque no habrá vivido de acuerdo con las leyes de la vida. No es sabio, sino que sólo transmite el saber que ha registrado. Con ello llega a ser un seguidor del pecado y, por último, un pecador. Obra contra la ley eterna y cae con ello cada vez más profundamente en la ley de siembra y cosecha.

- Reconcíliate con tu prójimo

11. “Si vas, pues, a presentar tu ofrenda sobre el altar, y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y luego vuelve a presentar tu ofrenda. (Cap. 25, 11)

Cristo explica, rectifica y profundiza la palabra:

“...Si vas, pues, a presentar tu ofrenda sobre el altar, y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y luego vuelve a presentar tu ofrenda”, significa: si deseas consagrarme tu vida a Mí, el Cristo, y quieres entregarme tus faltas y pecados y reconoces que aún no has hecho las paces con tu prójimo, deposita por de pronto el pecado ante el altar interno. Ve a ver a tu prójimo y reconcíliate con él y entonces, si ya no quieres seguir haciendo algo igual o parecido, que te ha llevado al pecado, coloca éste sobre el altar. 

El altar se encuentra en lo más interno de tu templo de carne y hueso. Luego, el Espíritu del amor y de la vida transformará el pecado en fuerza y vida; pues de lo que tú libremente, sin coacción, Me entregues gustosamente, es decir, no volviendo a hacer algo igual o parecido, de esto alcanzarás la liberación. 
Tu alma recibirá entonces incrementadamente la luz que proviene de Mí.

Tened en cuenta la siguiente legitimidad: cuando hayáis pecado contra vuestro prójimo exclusivamente en pensamientos, con pensamientos faltos de amor, envidiosos, vengativos, celosos o llenos de odio, no vayáis a él para hablar de esto con él. 

Sabed que vuestro prójimo no conoce vuestro mundo de pensamientos. Si de palabra lo hacéis manifiesto, él reflexionará sobre ello. Venid sólo a Mí, el Cristo, a Mí que estoy en vuestro interior, arrepentíos de vuestros pensamientos y enviad al alma de vuestro prójimo, al mismo tiempo, pensamientos positivos desinteresados, pensamientos pidiéndole perdón y pensamientos de unión interna. Entonces Yo disolveré lo que haya sido causado en pensamientos. Y si no volvéis a pensar algo igual o parecido, ya estaréis perdonados.

Comprended: si habláis a vuestro prójimo de vuestros pensamientos humanos podéis, eventualmente, tocar en él aspectos humanos en vías de transformación, que podrían abrirse de nuevo en él. Así comenzaría nuevamente a pensar y a hablar de forma negativa, y volvería a cargar su alma.

La ley dice: no sólo carga su alma el que ha sido impulsado por vuestro comportamiento erróneo a reflexionar, sino también cargáis vuestra alma vosotros, que habéis expresado vuestros pensamientos y con ello habéis activado en vuestro prójimo aspectos humanos que estaban en proceso de transformación.

Si en cambio han salido de vuestra boca ilegitimidades inculpando a vuestro prójimo, insultándolo y difamándolo también si él se entera de esto por segundos o terceros id y pedidle perdón. Si os ha perdonado, también os habrá perdonado el Padre celestial eterno en Mí, el Cristo. 

Pero si no os ha perdonado, tampoco os podrá perdonar vuestro Padre celestial en Mí, el Cristo. No obstante el amor del Dios Padre-Madre tocará cada vez más el corazón todavía rígido, a fin de que el hombre reflexione en menos tiempo y os perdone, de manera que también Dios en Mí, el Cristo, os pueda perdonar y así esté saldado y transformado todo lo que en su día fue contrario a la ley divina.

¡Tened cuidado con vuestra propia lengua!; pues lo que de ilegítimo sale de vuestra boca, puede causar a vuestro prójimo y a vosotros mismos un daño más grande que vuestros pensamientos que habéis reconocido a tiempo, antes de que tengan efecto, y que Me habéis entregado a Mí, el Cristo en vosotros.

Comprended otra legitimidad: vosotros no veis ni escucháis pensamientos y, sin embargo, están ahí. 

Vibran en la atmósfera, y a quien piense algo igual o parecido le pueden influenciar. Si Me los entregáis a tiempo, serán disueltos a no ser que el alma de vuestro prójimo los haya registrado ya en sí misma. En este caso, seréis conducidos de manera que podáis hacer el bien a esta persona sobre la que habéis pensado negativamente. Y si hacéis el bien desinteresadamente, sin expresar vuestros anteriores pensamientos, en el alma de aquel sobre el que habéis pensado negativamente se borrará lo que ya se había grabado. Entonces también se habrá borrado en vosotros lo que vuestra alma irradió.

- Perdona y pide perdón-

12. “Llega lo antes posible a un acuerdo con tu adversario, mientras aún vas con él de camino, para que tu adversario no te entregue en su día al juez y el juez te entregue al alguacil, y no salgas hasta que hayas pagado el último céntimo. (Cap. 25, 12)

Cristo explica, rectifica y profundiza la palabra:

“Llega lo antes posible a un acuerdo con tu adversario, mientras aún vas con él de camino...”, significa: ¡no dejes pendiente el pecado que hayas cometido contra tu prójimo! Purifícalo lo antes posible, pues todavía está contigo en el camino de la vida en la existencia terrenal. Si su alma se ha ido de la Tierra, eventualmente tendrás que esperar hasta que de nuevo pueda haber un encuentro y le puedas pedir perdón.

Comprended: el juez es la ley de siembra y cosecha. 

Cuando se active, el hombre no saldrá de allí hasta que haya pagado “el último céntimo” es decir, hasta que esté expiado todo lo que ha causado y de lo cual no se arrepintió a tiempo.

Aprovechad por tanto la oportunidad de pedir perdón a vuestro prójimo y de perdonarle, mientras todavía caminéis con él en la Tierra y el pecado no se haya grabado aún en el alma, convirtiéndose en causa. Quien no perdone y pida perdón, tendrá que cargar con los efectos hasta que haya pagado “el último céntimo”.

Poneos por lo tanto de acuerdo cuanto antes con vuestro prójimo. Si las causas por ejemplo, desavenencias, rivalidad o envidia ya han echado raíces en vuestra alma y si esto también ha sucedido en vuestro prójimo, contra el cual estáis, es posible que vuestro prójimo no os perdone tan pronto tampoco aunque hayáis reconocido vuestro pecado y os hayáis arrepentido; pues en su alma puede haberse endurecido el complejo de la culpa, a través de la forma de pensar igual o parecida que habéis provocado en él. 

Mediante vuestro comportamiento pecaminoso, que habéis alimentado durante bastante tiempo, también él ha fomentado en su alma el rencor contra vosotros y ha creado, como asimismo vosotros, un amplio campo energético contrario a la ley divina, el complejo de la culpa, que ahora debe ser trabajado por ambos. 
El momento de purificar se os puede presentar aún en esta existencia terrenal, o en los reinos de las almas o en posteriores encarnaciones.

Comprended: antes de que un golpe del destino sobrevenga al ser humano, éste es advertido por el Espíritu de la vida, que también es la vida del alma, y también por el espíritu protector o por hombres. Las advertencias provenientes del Espíritu son sensaciones finísimas, que efluyen del alma o que el espíritu protector infiltra en el mundo de sensaciones o de pensamientos del hombre. Advierten al hombre para que cambie de forma de pensar o para que purifique lo que ha causado. 

El Espíritu eterno de la vida y el espíritu protector pueden impulsar a hombres a acercarse a aquel que está a punto de sufrir un golpe del destino. Se acercan a la persona en cuestión y comienzan una conversación que, de modo espontáneo, se refiere al asunto. De ahí podría ser reconocida la causa del golpe del destino que se está preparando, y ser purificada.

Podéis ver, pues, que la luz eterna da advertencias e indicaciones de múltiples maneras tanto al prójimo con el que habéis creado causas como a vosotros mismos.

También mediante impulsos que vienen a través de acontecimientos del día en curso el hombre es advertido a tiempo, antes de que lo que ha causado le sobrevenga en forma de destino.

Quien tome en serio tales advertencias y purifique lo que haya reconocido de pecados, mediante el arrepentimiento, el perdonar, el pedir perdón y el reparar el mal, no tendrá que sufrir lo que haya causado. Si el pecado es grande, es posible que tenga que cargar con una parte de éste, pero no con la totalidad de lo que quería desprenderse del alma. 

Sin embargo, quien haga como si no viera ni oyera ninguna de las advertencias, porque se aturde con cosas humanas, tendrá que cargar con las causas creadas por él hasta que esté “pagado el último céntimo”.

Esta amplia obra se ha reproducido en forma de extractos, en el presente libro "El Sermón de la Montaña" que lo puede adquirir si lo desea en la Editorial La Palabra.
http://www.universelles-leben.org/
 

http://www.trabajadoresdelaluz.com.ar/
http://rosacastillobcn.blogspot.com.es/

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