sábado, 21 de marzo de 2015

Libro: 40 días para Sanar Mente, Alma y Cuerpo. Padre Lauro Trevisan. ( IV Etapa.)




Libro: 40 días para Sanar Mente, Alma y Cuerpo. Padre Lauro Trevisan. ( IV Etapa.)
Mente Iluminada, Cuerpo Iluminado
En la cuarta y última etapa, usted tendrá la mente iluminada, el corazón iluminado, el cuerpo iluminado; sentirá a Dios en usted mismo, descubrirá su propia grandeza, establecerá contacto con el Poder Infinito en su interior, será positivo, perfecto, claro y entrará en el reino de los Cielos.
Día 1 - Mente Iluminada
Con inmensa alegría, comienzo hoy la cuarta etapa de mi desierto místico y espiritual. Me siento muy bien. ¡Nunca me sentí tan bien como ahora!Estoy caminando hacia la iluminación total. Mi mente está límpida, clara, pura como la fuente cristalina. Mi mente está lúcida: tengo todas las condiciones para decidir acertadamente.
Mi mente es calma: camino tranquilamente, sin caer, y llego antes que los otros. Mi mente abrió los canales de la inteligencia. Mi capacidad se amplió hasta el infinito, mi memoria se abrió y amplió todos sus límites. Siento en mí la seguridad y la auto confianza de las personas decididas y vencedoras.
Mi mente es fuerte y está por encima de las contrariedades y
agresiones externas. En otras palabras, mi mente está iluminada y se expresa en la dimensión universal y cósmica. Esta es la plenitud del ser humano. Esta es mi plenitud. Por eso entré en mi propio paraíso.
En mi paraíso.
Día 2 - Corazón Iluminado
En este día, me sumerjo dentro de mi corazón sentimental y lo veo todo iluminado. Sus rayos dorados de luz llenan mi vida de amor. Mi corazón es todo amor, por eso me siento maravillosamente bien aquí y en cualquier lugar. Corazón bendito, eres la fuente inagotable del amor. Eres la fuente de mis emociones positivas. Eres el lago dorado de mi vida. Corazón bendito, tú me envuelves en la ternura y en la
dulzura. Tú me muestras la bondad del rostro ajeno. Corazón bendito, tú revelas la felicidad que en mí existe.
Corazón iluminado, eres mi compañía adorable, eres el placer de mi vida. Corazón iluminado, eres el puente divino que me trae el amor de la humanidad. ¡Corazón iluminado, tu luz ilumina todo el universo!
A partir de hoy vivo la plenitud del amor. Yo soy amor. Todo en mí es amor. Sólo amor. Nadie más perturba mi corazón, porque él es el sol infinito del amor. Jamás una pena, una ofensa, una calumnia, una traición, podrán borrar ese amor inmenso e infinito que existe en mí.
Mi corazón es todo amor, por eso nunca más tendré miedo de quedarme sin amor ni de vivir en la soledad. Yo me amo, yo amo a mi corazón y nosotros dos somos uno en el amor para siempre.
Amanezco lleno de amor y me duermo lleno de amor. El amor me ilumina, ilumina a las personas que están a mi alrededor e ilumina el universo. Yo soy amor. Yo soy AMOR. AMOR.
Día 3 - Cuerpo Iluminado
En esta jornada inolvidable y linda de mi desierto místico, en busca de la iluminación mental y de la salud física, me vuelvo hacia mi cuerpo y veo la luminosidad divina impregnándolo de energías físicas.
La misma energía que antecedió a la creación del mundo está recreando todo mi cuerpo, dejándolo resplandeciente y perfecto, como si la resurrección de Jesús se hubiese operado en mí.
Las enfermedades ya están lejos de mí. Yo soy hijo de Dios perfecto y, en nombre de Dios, proclamo una vez más la perfección de mi cuerpo. Mi cuerpo es una fiesta de luz. La energía del amanecer inunda mi cuerpo y lo siento liviano, muy liviano. Todos los órganos funcionan renovados. La sangre está iluminada por un rojo vivo y está llevando energía, vitalidad y salud a todas las partes del cuerpo.
Los huesos están iluminados: los nervios están iluminados; los músculos están iluminados; la piel está iluminada; las glándulas están iluminadas. Mi cerebro está todo iluminado.
Mi cuerpo ahora es un sol divino de luz y cada átomo contiene la propia energía del universo. Estoy sano, sano, sano. ¡Muy sano!
Día 4 - Dios en Mí
Este es un gran día. Hoy descenderé a las profundidades de mí mismo.
Calmo mi mente, aquieto mi corazón, silencio mi cuerpo. Y me quedo escuchando. Una voz comienza a manifestarse en las profundidades de mi mente interior. Estoy emocionado. Me siento en la misma vibración cósmica de todo el universo. Y veo que todo el universo está en mí.
Más que eso, ahora yo soy el universo.
El tiempo se diluyó y yo soy el gran río hacia donde desembocan juntos el pasado, el presente y el futuro. Mi dimensión alcanza la dimensión universal. Percibo que yo y la Verdad somos una sola unidad. Estoy liberado, engrandecido, y mi mente está clara como la Fuente Divina.
Esta es la etapa en que la Sabiduría Infinita se manifiesta en mí.
Ahora entiendo la afirmación del gran Maestro Jesús: "Yo y el Padre somos uno". Es por eso que Él frecuentemente se retiraba hacia el desierto interior de sí mismo, en las noches del Huerto de los Olivos y del lago de Genezaret.
Yo y el Padre somos uno. En mí sólo existe el Bien. Porque en mí existe Dios. Sólo Dios. Todo en mí es Dios. Yo y el Padre somos uno.
¡Yo y el Padre somos uno!
Día 5 - El Poder Infinito en Mí
Esperé ansiosamente este día. Ya no me siento más pequeño, ni débil, ni indefenso. Existe en mí la dimensión divina. La Presencia Infinita está en mí. Hoy tengo la seguridad de que mi palabra tiene el poder de Dios, porque yo y Dios somos uno: lo que yo quiero, Dios quiere en mí; lo que Dios puede, yo puedo.
Bienaventurado soy yo, que recibí las llaves del Poder Infinito: todo lo que yo una, será unido; todo lo que yo desuna, será desunido. Con esas llaves abriré las puertas de una nueva vida, más alegre, más abundante, más saludable, más agradable, más inteligente, más positiva, más poderosa, más servicial, más confortable y más feliz. Yo tengo el poder de la palabra. Siento más clara que nunca la verdad de esta ley universal enseñada por el sabio Jesús:
"Todo lo que pidiéreis al Padre, en oración, creyendo, lo
ALCANZAREIS". Yo soy el Poder. Yo soy el Poder.
Día 6 - Yo Soy La Luz
Ahora todo es luz en mí. Como Jesús me dijo: "Camina en la Luz".
La luz que me ilumina es la luz que ilumina mis caminos. Ahora entiendo la profundidad de esta afirmación del Maestro: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Quien camina en mí no camina en las tinieblas. Camino siempre por la senda de luz: el presente, el pasado y el futuro no me asustan. Sólo las tinieblas asustan, pero yo camino en la Luz. Todas las fuerzas de las tinieblas se diluyeron ante la
energía explosiva de luz que me circunda. Y mi luz ilumina a los otros. Todos bendicen mi presencia. Y mi luz ilumina el mundo; y el mundo bendice mi presencia. ¡Bendita luz que me ilumina!
Yo soy la luz.
Día 7 - Yo Soy Positivo
Finalmente derribé todas las barreras que me impedían ver a Dios cara a cara. Ya sonrío complacido a los negativismos y miedos del pasado.
Ahora yo soy positivo. En este instante tengo la visión clara de que el negativismo no pasa de ser un engaño, una ilusión.
Es nada más que un bluff sin sentido. Porque el Bien siempre existe en mí. Para mí ahora es simple y fácil ser positivo y ver el lado positivo de las personas y de las cosas. Yo soy positivo y me siento alegre, confiado, decidido, iluminado, sonriente y liviano. Mi vida está siempre soleada.
Yo soy positivo porque el Poder Divino y la Sabiduría Infinita me orientan y me guían. Estoy liberado y saludable, porque yo soy positivo. Yo soy positivo. Totalmente positivo. Solamente positivo.
Día 8 - Yo Soy Perfecto
Ahora que me sumergí en las profundidades de mi ser recibo con toda claridad el mensaje sabio y místico del Maestro Jesús: "Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto".
Entendí que yo sólo puedo ser perfecto como el Padre cuando, en realidad, me vuelvo UNO con el Padre. Sólo así la perfección del Padre es en mí, porque "no soy yo que vivo, es el Padre que vive en mí". El Padre es mi perfección, porque su presencia me colma íntegramente. ¡Ah, qué maravilloso es sentirse en unión y comunión con el Padre!
Ahora me veo a mí mismo con ojos divinos; veo mi cuerpo con los ojos perfectos de Dios; por lo tanto, no existe enfermedad en mí, ya que la enfermedad no existe en el Padre.
Veo a cada persona con los ojos del Padre. Veo el mundo con los ojos del Padre. He ahí por qué el mundo es lindo y este planeta es mi paraíso. El mal jamás podrá alcanzarme, parta de donde fuere, porque la Perfección Infinita no puede ser tomada como blanco por la imperfección. La perfección es lo MÁS y la imperfección, que es lo menos, nunca tiene fuerza para alcanzar a la Perfección.
Ahora yo soy seguro de mí, soy tranquilo, tengo confianza en mí mismo, soy valeroso, soy benigno y soy comprensivo. Mis ojos son simples y me hacen ver con limpidez todo y a todos.
Estoy en comunión con la perfección de mi Padre en mí. Yo soy
perfecto. Perfecto.
Día 9 - Día de Clarificación
En este penúltimo día de desierto místico y espiritual, miro hacia atrás y veo la maravillosa caminata que realicé. Estoy feliz porque todo mi ser se abrió a la Luz Infinita. Ahora todo es simple y claro en mí. Dios es en mí.
El presente, el pasado y el futuro son mi propia respuesta. La salud ya existe en mí por la acción del Poder Recreador de mi
subconsciente. Mi mente consciente y subconsciente están en armonía y yo siento la Presencia infinita en mí, tal como decía Jesús:"Cuando dos estén orando en armonía, ahí estaré yo". Estoy iluminado.
"Aquel que crea, hará no sólo las cosas que yo hago, sino que las hará aun mayores". Mi clarificación mental está levantando el velo de este misterio. Sé que Jesús decía la Verdad. Mi dificultad consistía en acertar el camino y encontrar la puerta.
Estoy iluminado y esta luz me da acceso a los arcanos, a los
misterios y a las enseñanzas de Jesús. Pero, de manera especial, esta clarificación interior me trae la paz y la alegría.
¡Clarificación! Luz interior. Sabiduría de Dios.
¡Visión interna! Verdad universal. Dios en mí.
Día 10 - El Reino de los Cielos
La gran seguridad de que caminé por la senda correcta durante esta inolvidable jornada mística es ésta: llegué al reino de los Cielos.
"El reino de los Cielos está dentro de nosotros mismos." Sí, está en mi interior. Llegué a mi reino de los Cielos. La felicidad estalla en mí. ¡Y estoy más feliz que nunca! Este mundo es el reino de los Cielos. Cada persona es el reino de los Cielos.
Estoy feliz. Feliz. Feliz. Mi rostro tiene la sonrisa del infinito.
Mi corazón sonríe de amor. Mi mente es el reino de los Cielos.
Mi cuerpo es el reino de los Cielos.
Extiendo las manos a la humanidad y canto de la mano, con todos, la divina canción de la felicidad. Respiro la felicidad. Vivo la felicidad. Yo soy la felicidad. Mi alma está resplandeciente como las mañanas límpidas de sol. ¡Felicidad! ¡Felicidad! ¡Estoy en el reino
de los Cielos!
Meditación MENSAJE PARA EL AMANECER
por Lauro Trevisan
Un ángel resplandeciente, espléndido... te abraza intensamente y en ese abrazo te enseña a zambullirte en la energía de Dios.
Cierra los ojos, déjate llevar hacia las alturas. En este lugar
comprendes y aceptas, en este abrazo puedes entregar tus penas y pedir lo que necesites a Aquel que es la Fuente del Amor, a Dios.
Cierra los ojos... déjate llevar hacia tus profundidades, también allí está el abrazo del ángel y Aquel que es la Fuente de Amor. Dios.
El Arcángel Gabriel es el que te muestra su AMOR.

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