lunes, 17 de agosto de 2015

El Karma y el Dhammapada



El Karma y el Dhammapada
Publicado por Oskaring en Universo Espiritual Comunidad.
http://universo-espiritual.ning.com/
El Dhammapada es otra de las joyas de la sabiduría oriental donde podemos encontrar información referente a la Ley del Karma, de la que muchos hablan y pocos en realidad conocemos su hondo significado.
Helena Petronila Blavatsky al referirse a esta ley nos dice: “Karma infalible que ajusta el efecto a la causa en los planos físicos, mentales y espirituales del Ser. Así como ninguna hasta la más pequeña, desde la perturbación cósmica, hasta el movimiento de nuestras manos y del mismo modo que lo semejante produce lo semejante, así también Karma es aquella ley invisible y desconocida que ajusta sabia, inteligente y equitativamente, cada efecto a su causa, haciendo remontar ésta hasta su progenitor”.
Esta Ley funciona de modo imparcial e infalible, otorgándonos exactamente lo que merecemos, de manera que aquellos que causen violencia y sufrimiento a otros, ellos mismos tienen que experimentar violencia y sufrimiento equivalente, ya sea en forma inmediata o en un futuro
Si estudiamos el capítulo IX de éste libro referido, encontramos que es muy claro en su contenido:
116. Apresuraos en hacer el bien; refrenad vuestra mente hacia el mal, ya que quienquiera que es lento en hacer el bien, se recrea en el mal.
117. Si un hombre obra mal, que no lo haga una y otra vez, que no se recree en ello. Dolorosa es la acumulación del mal.
118. Si un hombre obra bien, que lo haga una y otra vez, que se recree en ello. Feliz es la acumulación del bien.
119. El malhechor todo lo ve bien hasta que su mala acción da fruto, pero cuando madura la fruta, entonces ve sus desafortunados efectos.
120. Incluso una buena persona puede experimentar dolor al obrar bien, pero en cuanto el fruto se produce, entonces experimenta los buenos resultados.
121. No penséis con ligereza sobre el mal diciéndonos "no vendrá a mí". Igual que un cántaro se llena gota a gota, del mismo modo el necio, acumulándolo poco a poco, se llena de maldad.
122. No penséis con ligereza sobre el bien diciéndonos "no vendrá a mí". Igual que un cántaro se llena gota a gota, del mismo modo el sabio, acumulándolo poco a poco, se llena de bondad.
123. Igual que un comerciante con una pequeña caravana transportando mucha riqueza evitaría un camino peligroso, y así como un hombre que ama la vida evitaría el veneno, así uno debería evitar el mal.
124. Del mismo modo que el veneno no puede dañar la mano que lo transporta, pues el veneno no afecta si no hay herida, así no sufre daño quien no está equivocado.
125. Quienquiera que hiere a un hombre inocente, puro y sin falta, aquel mal se vuelve contra ese necio, así como el polvo que se ha lanzado contra el viento.
126. Algunos nacen de matriz; los malévolos nacen en estados desgraciados; los auto-dominados van a estados benditos; los iluminados obtienen el Nibbana. (Nirvana)
127. Ni en los cielos ni en medio del océano, ni en una gruta en las montañas se halla un lugar donde uno pueda permanecer a salvo de las consecuencias de sus malos actos.
128. Ni en los cielos ni en medio del océano, ni en una gruta en las montañas se halla un lugar donde uno pueda permanecer a salvo de la muerte.
Así como las moscas siguen la suciedad y el mal olor, del mismo modo los pensamientos perjudiciales siguen a quien guarda anhelos y odios en su corazón.
Cuando se dijo esto, uno de los monjes preguntó al Bienaventurado: “Venerable Señor, ¿qué se entiende por ‘contaminación’?, ¿qué es ‘la hediondez’? y ¿qué son las ‘moscas’?”.
“El anhelo, monje, es lo que se entiende por ‘contaminación’. La animadversión es ‘la hediondez’. Y los malos y perjudiciales estados mentales son las ‘moscas’. Es inevitable, monje, que las moscas persigan y ataquen a alguien que se ha contaminado a sí mismo y se ha manchado con la hediondez”.
Las moscas —pensamientos producidos por la codicia—corren persiguiendo a alguien irrestricto en sus facultades mentales, que no resguarda su ojo ni oído. El monje contaminado, manchado por la hediondez, está muy lejos del Nibbana y sólo cosecha dolor. Sea en el pueblo o en el bosque, cuando un tonto y estúpido no alcanza paz por si sólo, da vueltas perseguido por las moscas. Pero aquellos realizados en la conducta virtuosa, que se deleitan en la sabiduría y la paz, aquellos pacíficos, viven felices, habiendo destruido las moscas.
El que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, que a su tiempo segaremos, si no hubiésemos desmayado. Así que entre tanto que tenemos tiempo hagamos bien a todos”. ((Gal.5:5-10).
En el antiguo pueblo indo-ario, Rita era la Ley que sostenía al Universo y regulaba la conducta del hombre, los seres humanos eran parte de la Ley de la Naturaleza, si se dejaban dominar por la ira, la lujuria, envidia, etc. trastornaban el orden cósmico. Rita estaba asociada al dios Varuna, una deidad aterradora e infalible quien tenía su morada en el cielo. No era el creador del orden cósmico, pero sí su guardián.
Debemos comprender que el Espíritu Universal de Vida es felicidad absoluta, paz suprema y abundancia. El Espíritu Universal de vida no creó el dolor, éste fue creado por el Yo, resultado de nuestras malas obras. Los que creen que el dolor sirve para la purificación y para llegar a la verdad son masoquistas. La miseria y el dolor son del Yo. Al alejarnos de los preceptos divinos quedamos regidos por leyes mecánicas de la naturaleza.
Anubis, Dios egipcio, es el Gran Jerarca de esta Ley, como lo es Varuna entre los hindúes y Xochipilli en el pueblo Azteca. Anubis ejecuta junto con sus 42 Jueces esta Ley del Karma y cuando ofician usan una máscara de Chacal o lobo emplumado, emblema de la verdad.
Necesitamos hacernos conscientes de nuestro propio karma y eso solo es posible mediante el estado de Alerta novedad, vivir el aquí y el ahora, comprender que todo efecto de la vida, todo acontecimiento, tiene su causa en una existencia anterior.
La Ley de la Balanza Cósmica no es una ley ciega, también se puede solicitar crédito, pero hay que reconocer que todo crédito hay que pagarlo con buenas obras y si no se paga, la Ley cobra con dolor o sufrimiento, de modo que es más conveniente que sacrifiquemos nuestro ego que sufrir por causa de él, porque el yo es el causante de nuestro sufrimiento.
Por ejemplo: tanto la avaricia como el despilfarro desequilibran la Ley de la balanza, el avaro no hace circular la moneda y está perjudicando a la colectividad, empobreciendo a sus semejantes y el derrochador aunque se sienta muy generoso, es indudable que está violando la ley. La codicia es la causa secreta del odio y de las brutalidades de nuestro mundo, la codicia produce las guerras y la miseria de nuestro planeta, si queremos acabar con este defecto, debemos de entender que la codicia de los demás individuos está dentro de uno mismo, porque lo interior es reflejo de lo exterior, en parte somos culpables de los problemas del mundo y por ello, vivimos el karma del mundo, así como los diferentes tipos de karma, cada acción tiene su correspondiente reacción, pero también nuestras acciones pueden obrar en los demás y las de los demás en nosotros.
Los buenos pensamientos generan una fuerza que se disipa hacia otras mentes en el mismo estado y las fortifican; a la inversa los malos pensamientos hacen más fuertes a los malvados.
Es conveniente saber que hemos acumulado karma en el pasado y tendremos que enfrentar los resultados o consecuencias cuándo éstos se presenten, pero también es cierto que en nuestras manos está el pagar con buenas obras, ayudando de manera consciente y desinteresada a los demás, así como formar el futuro que nosotros queramos; aunque la manera más segura y definitiva de eliminar el karma, es desintegrar la causa que los produce y el origen es en síntesis el ego o yo psicológico.
“No sólo se paga Karma por el mal que se hace, sino por el bien que se deja de hacer pudiéndose hacer.)”

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