Tú eres la fuente. Sin ti, nada se habría sentido, escuchado, visto, saboreado, conocido. Tú estabas allí a pesar de todo, del dolor y la gloria, de la pérdida y la euforia, del profundo dolor y la inefable alegría. A través de las altas y las bajas de tu mundo en constante cambio; fuiste tú quien nunca se fue, fuiste tú quien se mantuvo presente, fuiste tú quien se mantuvo encendido; la luz iluminando cada experiencia, la calidez, incluso en los lugares más fríos, la quietud en medio del caos; el profundo, innombrable sentido de ser allí. Fuiste tú, quien estuvo presente en la búsqueda y en el hallazgo, en el olvido y en el asombro, en la desesperación y en el deleite. Tú eras el uno, el constante uno, la fuente, a pesar de todo.
Estás respirando, entonces estás vivo, entonces eres una expresión de un inmenso y antiguo e infinitamente inteligente universo, y así, tú eres único y original, tal y como eres, y eres profundamente merecedor de ser (estar) aquí, y tu mérito no proviene de fuera, ni de dentro, sino que surge a través de tu propia existencia, sin importar lo que hagas, pienses, o busques. Y tú conoces el poder de millones de soles, e inhalas, y exhalas...
- Jeff Foster
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