martes, 1 de septiembre de 2015

LAS 7 ETAPAS DE LA MUJER .......



LAS 7 ETAPAS DE LA MUJER .......
Publicado por Graciela Muesa en Universo Espiritual Comunidad.
http://universo-espiritual.ning.com/
La Mujer Bisonte Blanco describe las siete etapas que sigue la mujer en su camino hacia la Autorrealización. Entre los Lakota es conocido como “El Camino de la Belleza” y es un ritual sagrado que dura toda la vida.
1. El camino de la hija.
Este período comprende desde el nacimiento hasta la aparición de la primera regla. Todavía es una niña, física y psíquicamente dependiente, mentalmente receptiva, que absorbe todo tipo de enseñanza, ejemplo o estímulo que se le presenta. Si todas estas influencias exteriores son apropiadas, estructuradas y emocionalmente equilibradas, la niña desarrollará el equilibrio, respeto, dignidad y autoconfianza que luego necesitará como recursos para llevar una vida en armonía con todo lo existente.
2. El camino de la mujer.
Abarca los años en que una mujer desarrolla la autoconfianza, aprendiendo a controlar su vida independiente de los adultos. Aprende a través de la experiencia personal, desarrolla sus propias respuestas emocionales y mentales y elige sus relaciones. Empieza a explorar su sexualidad y a construir su espiritualidad. Son los años en los que empieza a conocerse y, poco a poco, llega a ser una persona responsable y madura (en nuestra sociedad actual este período va desde la adolescencia hasta los 28-32 años).
3. El camino de la madre.
Desde el punto de vista espiritual, el nacimiento de un hijo es el evento más importante de la vida de una mujer; ya que entonces entra a formar parte de la comunidad espiritual femenina. Al cruzar la frontera entre la vida y la muerte con el parto es recibida en la comunidad de las matronas, donde inicia la verdadera enseñanza. En el período de la madre aprende la disciplina del sacrificio: cuerpo, tiempo, psique, conocimiento, vida social, condición económica, relaciones y valores son puestos al servicio de los niños.
Este pasaje, ambivalente como ningún otro, la empuja a superar todos los límites que tenia previstos. Aprende a controlar completamente su mundo, intentando armonizar sus necesidades individuales con las demandas externas que constantemente caen sobre ella; alcanza así el poderoso equilibrio entre realidad interna y externa sobre el cual se basa este ritual sagrado. En el camino de la madre, la vida espiritual de la mujer pone sus raíces y florece: no hay que olvidar que en muchas culturas antiguas el dar a luz simbolizaba para la mujer una iniciación.
4. El camino de la recogedora y 5. el de la ritualista.
Ambos caminos son tan antiguos como la raza humana. Recoger es una disciplina que requiere respeto antes que nada; desarrolla poderes especiales de observación y discernimiento en el conocimiento de las estaciones, del clima, de la astronomía y de la curación.
Armada únicamente de conocimiento, de intuición y de oraciones, la mujer recolecta gran cantidad de plantas y de sustancias minerales para la cocina, la magia, la higiene y la cosmética. La recogedora tiene que conocer perfectamente dónde y cuando encontrar lo que necesita, la forma más adecuada de conservar, almacenar, preparar las sustancias y utilizarlas en condiciones que resulten eficaces e inocuas.
Una Mujer Medicina nativa nunca aplica el mismo remedio al mismo síntoma físico en distintos pacientes, ya que trata al ser en su totalidad. Para ella “hacer medicina” es conocer al paciente, a su familia, su condición espiritual, mental, física, ambiental y social, y cómo combinar todo esto en el proceso de curación.
La aspirante-chamana es también muy consciente del espíritu que hay tras la planta, roca o cristal usados en el tratamiento, a los cuales hay que dar las gracias por la ayuda que le están aportando. Esta parte del trabajo de una Mujer Medicina se caracteriza por la tensión espiritual, aunque no tan intensa como en su primer parto, sus primeras reglas o su responsabilidad de mujer joven de aprender a respetar a los demás (humanos e inhumanos) y a sí misma.
Una Mujer Medicina que no consigue equilibrio, responsabilidad y ser consciente puede suponer un desastre para toda la comunidad, porque el poder de la mujer es grande, y cuanto más desarrolle la disciplina y la devoción, más aumentará su poder.
Las mujeres que siguen el camino de la recogedora y de la ritualista tienen que ser interiormente seguras, estar profundamente preocupadas por la vida espiritual del planeta y ser capaces de sacrificar su trabajo y su ego por el bien de la comunidad. La ley espiritual básica que la mujer aprende en el camino es que la aspirante a chamana da y da mucho tiempo antes de recoger, aunque sólo sea poco, y todo lo que obtiene de su duro esfuerzo y pruebas personales lo tiene que utilizar en alimentar y fomentar la vida.
6. El camino de la maestra.
Aprendiendo, experimentando, alimentando y trabajando la mujer alcanza la edad en la cual se vuelve transmisora de sabiduría espiritual y social. Es compartiendo con los demás las técnicas, las teorías y las experiencias que ha vivido como llega a ser una maestra.
Entra en la menopausia tan profunda y madura como la fruta, como la flora. Si ha seguido los caminos descritos anteriormente con armonía entrará en el reino de lo sagrado como miembro de la comunidad cósmica, derecho que se ha ganado a través de su trabajo, sacrificio y devoción.
En este momento puede elegir su campo de acción puesto que es una Mujer Medicina, aunque existan otras formas menos obvias de llegar a serlo. Puede elegir la política, el servicio público o cualquier otra profesión; practicará de una forma sana y espiritual todo lo que decida ser. También puede escoger quedarse aislada o ser una abuela, continuando con sus nietos, sus bisnietos o bien otros niños sin hogar ayudándolos a crecer y educándolos.
El modo en que una anciana enfoque su habilidad y su sabiduría depende de la naturaleza del trabajo espiritual hacia el cual ha sido conducida. Gran parte de su enseñanza se transmite a través del ejemplo; ella es un modelo para las mujeres más jóvenes en el camino, y su presencia y esencia revitalizan y enriquecen la vida de su comunidad entera.
7. El camino de la sabia.
Alcanzada la vejez, la chamana entra en el período de la maestría, habiendo desarrollado una verdadera sabiduría. El sentido del equilibrio que caracteriza al universo es ahora parte profunda de ella, así como el sentido del humor. Está en contacto directo con hechos naturales y sobrenaturales, siendo capaz de aceptar sus directrices. La esfera de su trabajo ha trascendido su ser personal y privado, su familia; su comunidad se extiende ahora hacia las estrellas. Es un ser sagrado: es completa.
Los siete caminos proporcionan a la mujer la fuerza, la disciplina y la profunda conexión que necesita para canalizar el poder espiritual sin causar daño a sí misma ni a los demás. Le ayudan a desarrollar humildad, orden, respeto dignidad y el sentido de cuidar a toda criatura, dándole una profunda comprensión de sí misma en los aspectos interiores y exteriores.
Existen otras formas de autorrealización, pero este bellísimo ritual nos recuerda que no hay que quemar etapas sino vivir con entrega y aceptación todas las experiencias que nos llegan, sean aparentemente buenas o malas, porque es lo que nos toca vivir, y probablemente es lo mejor que nos puede pasar. A menudo las grandes enseñanzas las encontramos en la pequeñas dificultades diarias, por esto el “camino de la madre” es la etapa más difícil en la vida de una mujer; es el sacrificio del ego y el aprendizaje del amor no egoísta, requisitos esenciales para el desarrollo de una conciencia espiritual y cósmica.
Estos siete caminos son los de toda mujer que quiere incrementar su poder espiritual a través de toda una vida, recordando que cada prueba o dificultad que vamos superando es un paso más que vamos dando en nuestro viaje hacia la totalidad.
Extracto de Clara Castelloti del Libro “Madre Tierra, Hermana Luna”.
Arte: Maxine Noel.

DESVINCÚLATE DE LAS HERIDAS DE TU PASADO Dr Waine Dyer (BUEN VIAJE MAESTRO..VUELA ALTO.)




Wayne ha dejado a su cuerpo, pasando a través de la noche.
Él siempre me dijo que no podía esperar para esta próxima aventura para empezar y no tenía miedo de morir. Nuestros corazones están rotos, pero sonreímos a pensar de cuánto va a disfrutar de nuestro escorbuto elefante del otro lado.
Te amamos por siempre papá / Wayne
La Familia Dyer
EL DIA 29 DE AGOSTO, VOLVIO A SU CASA A SU ENCUENTRO CON SU ORIGEN, NUESTRO BIEN AMADO MAESTRO WAYNE W. DYER.
AQUI OS DEJO UNA DE SUS MULTIPLES REFLEXIONES QUE NOS HICIERON CRECER Y ENTENDER EL SENTIDO DE NUESTRA VIDA..
DESVINCÚLATE DE LAS HERIDAS DE TU PASADO Dr Waine Dyer

La inclinación a vincularnos con nuestras heridas, en lugar de dejarlas atrás, hace que experimentemos constantemente la sensación de no ser dignos. Una persona que haya experimentado acontecimientos traumáticos en la vida, como una violación sexual, la muerte de seres queridos, enfermedades traumáticas, accidentes, rupturas familiares, drogadicciones y otras cosas similares, puede llegar a vincularse con los dolorosos acontecimientos del pasado y rememorarlos para llamar la atención o despertar lástima en los demás. Esas heridas de nuestras vidas parecen darnos una gran cantidad de poder sobre los demás.
Cuanto más les hablamos a otros sobre nuestras heridas y sufrimientos, tanto más creamos un entorno de compasión por nosotros mismos. Nuestro espíritu creativo permanece tan conectado con los recuerdos de nuestras heridas que no puede dedicarse a transformar y manifestar. El resultado de ello es la sensación de desmerecimiento, de no ser digno de recibir todo aquello que se desea.
La tendencia a vincularnos con las heridas de nuestras vidas nos recuerda lo poco merecedores que somos de recibir nada de lo que realmente nos gustaría tener, debido a que permanecemos sumidos en un estado de sufrimiento. Cuanto más se recuerdan y se repiten estas historias dolorosas, tanto más tiene garantizado esa persona que no atraerá la materialización de sus deseos.
Quizá la frase más poderosa que puedas llegar a memorizar en este sentido sea: «Tu biografía se convierte en tu biología». A la que yo añadiría: «Tu biología se convierte en tu ausencia de realización espiritual». Al aferrarte a los traumas anteriores de tu vida, impactas literalmente sobre las células de tu cuerpo. Al examinar la biología de un individuo, es fácil descubrir en ella su biografía. Los pensamientos angustiosos, de autocompasión, temor, odio y otros similares, cobran un peaje sobre cl cuerpo y el espíritu. Al cabo de un tiempo, el cuerpo es incapaz de curarse, debido en buena medida a la presencia de esos pensamientos.
El apego al dolor sufrido en los primeros años de la vida procede de una percepción mitológica según la cual «tengo derecho a una infancia perfecta, libre de dolor. Utilizaré durante el resto de mi vida cualquier cosa que interfiera con esta percepción. Contar mi historia será mi poder». Lo que hace esta percepción es darle permiso al niño herido que llevas dentro para controlarte durante el resto de tu vida. Además, te proporciona una fuerte sensación de poder ilusorio.
Tenemos que ser muy cuidadosos para evitar explicar nuestra vida actual en términos de una historia traumática anterior. Los acontecimientos dolorosos de nuestras vidas son como una balsa que se utiliza para cruzar el río. Debes recordar bajarte una vez que hayas llegado a la otra orilla.
Observa tu cuerpo cuando has sufrido una herida. Una herida abierta se cierra en realidad con bastante rapidez. Imagina cómo serían las cosas si esa herida permaneciera abierta durante mucho tiempo. Se infectaría y, en último término, acabaría por matar a todo el organismo. El cerrar una herida y permitir que cure puede actuar del mismo modo en los pensamientos de tu mundo interior.
Así pues, no lleves contigo tus heridas. Afróntalas y pide a la familia y a los amigos que sean compasivos mientras te recuperas. Luego, pídeles que te lo recuerden amablemente cuando se convierta en una respuesta predecible. Quizá en cuatro o cinco ocasiones tus amigos y personas queridas te dirán: «Sufriste una experiencia trágica y comprendo perfectamente tu necesidad de hablar de ello. Me importa, te escucho y te ofrezco mi ayuda si eso es lo que deseas». Después de varias situaciones de este tipo, pídeles que te recuerden amablemente que no debes repetir la historia con el propósito de obtener poder a través de la compasión de los demás.
Al retroceder en tu camino y reavivar continuamente tu dolor, incluyendo la descripción de ese dolor y la calificación de ti mismo (superviviente de un incesto, alcohólico, huérfano, abandonado), no lo haces para sentirte más fuerte. Lo haces debido a la amargura que estás experimentando. Esa amargura se pone de manifiesto en forma de odio y cólera al hablar de esos acontecimientos, con lo que no haces sino alimentar literalmente el tejido celular de tu vida a partir de tu cosecha de acontecimientos del pasado.
Eso hace que se extienda la infección e impide la curación. Y lo mismo sucede con el espíritu. Esta cosecha de amargura te impide sentirte merecedor. Empiezas a cultivar entonces una imagen sucia, de criatura desafortunada, desmerecedora y difamada, y eso es lo que envías al universo, lo que inhibirá cualquier posibilidad de atraer el amor y la bendición a tu vida.
Aquello que te permitirá desvincularte de tus heridas es el perdón. El perdón es lo más poderoso que puedes hacer por tu fisiología y por tu espiritualidad, a pesar de lo cual sigue siendo una de las cosas menos atractivas para nosotros, debido en buena medida a que nuestros egos nos gobiernan de un modo inequívoco. Perdonar se asocia de algún modo con decir que está bien, que aceptamos el hecho perverso. Pero eso no es perdón.
Perdón significa llenarse de amor e irradiar ese amor hacia el exterior, negándose a transmitir el veneno o el odio engendrado por los comportamientos que causaron las heridas. El perdón es un acto espiritual de amor por uno mismo, y envía a todo el mundo, incluido tú mismo, el mensaje de que eres un objeto de amor y que eso es lo que vas a impartir.
En eso consiste el verdadero proceso de desvinculación de las heridas, de no seguir aferrándose a ellas como preciadas posesiones. Significa renunciar al lenguaje de la culpa y la autocompasión, y a no seguir adelante con las heridas del pasado. Significa perdonar íntimamente, sin esperar que nadie lo comprenda. Significa dejar atrás la actitud del ojo por ojo, que sólo causa más dolor y la necesidad de más venganza, sustituyéndola por una actitud de amor y perdón. Esta forma de actuar es alabada en la literatura espiritual de todas las religiones.
Sentirse digno es esencial para poder atraer aquello que se desea. Es, simplemente, una cuestión de sentido común. Si no tienes la sensación de merecer algo, ¿por qué te lo va a enviar la energía divina que está en todas las cosas? Así pues, tienes que cambiar y saber que tú y la energía divina sois una sola cosa, y que es tu ego el que se confabula para impedirte utilizar este poder en tu propia vida.
A continuación se indican algunas de las grandes actitudes y comportamientos que puedes incorporar a tu conciencia para facilitar el crecimiento de tus sentimientos de merecimiento.
UN PLAN QUE TE AYUDARÁ A VER QUE ERES DIGNO DE RECIBIR Y ATRAER DESDE LA FUENTE DIVINA
Las siguientes sugerencias representan un plan paso a paso para intensificar tu receptividad al poder de la manifestación en tu vida. Si lo pones en práctica, no cabe la menor duda de que te sentirás digno de la bendición del espíritu divino que lo abarca todo.
• La palabra «inspiración» significa literalmente «estar infundido de espíritu», o en el espíritu, si se quiere.
§ Practica hacer aquello que te guste, y procura que te guste lo que haces cada día. Si vas a hacer algo, concédete el beneficio de no quejarte y, en lugar de eso, muestra cariño por esa actividad. Tu lema aquí ha de ser: «Me gusta lo que hago, y hago lo que me gusta». Eso te sitúa «en el espíritu» y te proporciona literalmente el entusiasmo para ser un receptor digno de la gracia de Dios. La palabra entusiasmo procede de la raíz griega entheos, que significa, literalmente, «estar lleno de Dios».
§ Haz todos los esfuerzos posibles por eliminar de tu vocabulario y de tu diálogo interior los hábitos internos de pesimismo, negatividad, juicio, quejas, murmuraciones, cinismo, resentimiento y crítica destructiva. Sustitúyelos con optimismo, amor, aceptación, amabilidad y paz como forma de procesar tu mundo y a las personas que hay en él.
§ Al margen de lo mucho que te sientas tentado de retroceder hacia hábitos cínicos, recuerda que esa es la energía que estás enviando al mundo, y que con ello transmites un mensaje que bloquea la energía que te devolverá lo que deseas. Si estás lleno de negatividad, te encuentras desequilibrado y tus resentimientos indican que no te sientes digno o preparado para aceptar la energía amorosa que deseas.
§ Procura encontrar cada día un momento de tranquilidad para erradicar los sentimientos de indignidad. Ese tiempo de oración o meditación, o de experimentar simplemente el silencio, alimentará tu alma y eliminará finalmente todas las dudas que puedas abrigar acerca de no merecer el ser beneficiario de la abundancia del universo.
§ Lee literatura espiritual y poesía, y escucha música clásica suave siempre que te sea posible. He descubierto que el simple hecho de leer la poesía de Walt Whitman, de Rabindranath Tagore o de Rumi, hace que todo se sitúe en una perspectiva más sagrada para mí.
§ Leer las grandes enseñanzas de los maestros es como realizar una tarea espiritual en casa. Entre ellas se incluyen el Nuevo Testamento, Curso de milagros, la Torah, el Corán y el Bhagavad Gita. Estas grandes obras son una forma de estar en el espíritu (inspirado) y de disolver las dudas sobre si mereces o no materializar en tu vida aquello que deseas.
Procura rodearte, en la medida de lo posible, de cosas bellas.
Practica la amabilidad para contigo mismo y para con los demás, con toda la frecuencia que te sea posible.
Abandona tu necesidad de tener razón y de ganar; en vez de eso, sé amable, y pronto conocerás la bendición de la paz interior. Recuerda que tu yo superior sólo desea paz. Al practicar la amabilidad, la paz aparece inmediatamente. Al estar en paz contigo mismo y con tu mundo, sabes que eres un digno receptor de todo lo que se cruza en tu camino. Empiezas a confiar entonces en la energía que aporta la realización de tus deseos.
Si te encuentras en un estado de confusión y, en consecuencia, te preocupa ganar o perder, te hallas a merced de tu propio ego, al que le encanta la confusión. Toda esa confusión interna hace que te cuestiones a ti mismo y tu valía en comparación con otros. Y eso trae consigo la duda acerca de si eres o no digno de recibir y manifestar.
Ponte la meta de ser cada día amable con los demás, al menos una vez, y extiende ese mismo privilegio hacia ti mismo, tanto como te sea posible. Siempre tienes una alternativa acerca de cómo va a reaccionar tu espíritu. La alternativa de la culpabilidad, la preocupación, el temor o el juicio no es más que un pensamiento que se transfiere a tu fisiología. Cuando tu yo físico se ve desequilibrado por estas emociones, te sientes demasiado enfermo e infeliz como para pensar siquiera en participar en el acto de la co-creación de una vida bienaventurada. Te saboteas a ti mismo, y todo por la falta de voluntad para ser amable contigo mismo y con los demás.
Empieza a considerar el universo como un lugar amistoso, antes que enemistoso. Sitúa en la categoría de «lecciones» todas las heridas de las fases anteriores de tu vida. Deja de verte condicionado por esas heridas y de convertirlas en un brazalete identificativo.
Desvincúlate de la actitud de que este mundo es maligno, está lleno de gente mala, y empieza, hoy mismo, a buscar el bien en la gente con la que te encuentres. Recuerda que, por cada acto de maldad, hay millones de actos de amabilidad. Este universo funciona con la energía de la armonía y el equilibrio. Inspira para absorber esa energía y elimina de tu mente y tu corazón la idea de que eres una víctima. Toda vinculación con tus traumas crea una toxicidad celular en tu cuerpo y un envenenamiento espiritual de tu alma.
• Repítelo una y otra vez, hasta que quede bien grabado: «Soy lo que soy, y soy digno de la abundancia que hay en el universo, y de todo lo que hay en él, incluido yo mismo».
Te encuentras ahora en el camino de saber que eres merecedor de atraer y manifestar en tu mundo.
Eres consciente de tu yo superior. Confías en ti mismo y en la sabiduría divina que te ha creado.
Sabes que no estás separado de tu entorno, y que dentro de ti existe el poder para atraer.
Wayne Dyer

lunes, 31 de agosto de 2015

Libro La Voz Interior : Ésta es la primavera de la Nueva Era por Eileen Caddy (21-31 Agosto 2015)




Agosto, 21
Todo el mundo ha tenido la experiencia de haberse quedado completamente turbado ante alguna cosa que alguien ha dicho o hecho.
En lugar de afrontarla enseguida, quizás hayáis permitido que ésta afectara vuestro comportamiento entero, hasta encontraros totalmente bloqueados e incapaces de ayudar a nadie.
Quizá incluso habíais empezado el día con las mejores intenciones, con amor hacia todos en vuestro corazón, decididos a ver lo mejor allí donde pusierais la mirada. La próxima vez que suceda, reconoced lo que está sucediendo e inmediatamente elevad vuestra conciencia. Llamadme. Que vuestra mente se mantenga firme en Mí, para estar completamente conscientes de Mí y de Mi divina presencia. Veréis la diferencia que eso supone.
Si sois capaces de dirigir rápidamente vuestros pensamientos hacia Mí y hacia Mi amor divino cuando os encontréis en una situación negativa, todo puede cambiar completamente. Recordad esa idea la próxima vez. Intentadlo y comprobad cómo funciona.

Agosto, 22
No importa donde estés o lo que estés haciendo.
YO ESTOY contigo siempre. Pero a menos que seas plenamente consciente de eso, puedes pasar por la vida como una persona ciega, sin percibir las maravillas y las bellezas que te rodean, abriéndote paso a tientas en la oscuridad. Cuando eres consciente, tienes ojos para ver y oídos para escuchar. Todas las cosas pequeñas de la vida toman un sentido nuevo y más hondo. No das nada por hecho, y ves un plan y un propósito en todo lo que está ocurriendo en tu vida. Encuentras auténtico gozo en todo lo que tiene lugar en tu vida. Ves con los ojos del Espíritu. Comprendes las cosas importantes de la vida, y la vida está llena a rebosar de alegría y felicidad. Comienzas a apreciar que no hay nada fortuito en todo lo que está sucediendo. Reconoces Mi mano en todo, y tu corazón se llena de amor y gratitud.

Agosto, 23
Que el poder del Espíritu fluya en ti y a través de ti. Ábrete a ese poder infinito y date cuenta de que su verdadero secreto reside en mantenerte en estrecho contacto conmigo, en beber de la infinita, eterna fuente. Está siempre aquí para que de ella beban todas las almas que están dispuestas a utilizarla rectamente para beneficio de todos. Tienes que estar dispuesta; tienes que pedir antes de poder recibir. No se te impondrá antes de que estés preparada. ¿Crees que conmigo todas las cosas son posibles? ¿Lo aceptas como un hecho o todavía albergas dudas y temores que estropean la perfección de tu vida? Hay un ritmo perfecto en toda la vida, y cuando guardas ese ritmo fluyes con ella sin esfuerzo alguno, y encuentras gozo e inspiración al hacerlo. ¿Por qué no, pues, seguir ese ritmo, ir al compás y disfrutar de la vida al máximo?

Agosto, 24
Explora tu corazón. ¿Hay algo en ti que esté causando desunión y división? ¿Hay algún malentendido, celos, envidia o algo negativo que te haga perder los estribos? Tendrás que enfrentarte a ti misma con ecuanimidad y de un modo directo y ser muy honesta contigo misma. Sabrás sin asomo de duda si eres esa pieza de arenisca que deja trazar sobre sí la trama perfecta de Mi plan. Si te encuentras incómoda y te descubres poniendo excusas e intentando justificar tus acciones y tus pensamientos, puedes estar segura de que hay algo en lo profundo de ti que necesita cambiar. Cuando reconozcas de qué se trata, que eso no te deprima; por el contrario, empieza desde ahí mismo, y a partir de ahí comienza a cambiar toda tu actitud. YO ESTOY siempre aquí para ayudarte. Llámame y Yo te ayudaré a vencer todo lo que parezca interponerse en el camino impidiéndote sentirte una con todo.

Agosto, 25
Jamás pienses que no tienes nada que ofrecer. Tienes una inmensidad que dar, y comprobarás que cuanto menos lo pienses, mejor resultará. Cuanto más pienses y vivas para los demás y puedas olvidar el yo completamente en el servicio a otros, sin un solo pensamiento respecto a lo que puedas obtener de la vida, más feliz serás. Nunca des con una mano y quites con la otra. Cuando des algo, sea lo que sea, ofrécelo sin que quede ni rastro de apego, para que pueda usarse de un modo completamente libre. Cuando des, que tu donación sea hecha con abundancia, con libertad y de todo corazón, y después olvídate de ella. Ese principio se extiende a los regalos a todos los niveles, materiales o espirituales, tangibles o intangibles. Sé siempre generosa en tu donación, y jamás temas sufrir pérdida alguna, pues si lo haces, eso no es dar de verdad. Con la donación verdadera, no carecerás de nada.

Agosto, 26
Tienes un tremendo trabajo por hacer. Es el trabajo silencioso de crear más amor en el mundo. Es como la levadura en la masa, que obra sin que se note, y sin embargo, sin ella el pan sería una masa dura. Por tanto, ama a las almas con las que te encuentras, ama a tu entorno y ama a las almas que en apariencia son tus enemigas. Hay mucha mayor gracia en amar a los aparentemente imposibles de amar que en amar tan sólo a las almas que te aman a ti. Siente la necesidad de amor que tienen todas las almas, y déjate convertir en un canal para que el amor fluya satisfaciendo esa necesidad.
A medida que cada individuo aprenda a amar sin buscar recompensa, el peso del mundo se aligerará, pues el amor lleva un elemento de liviandad allí donde había peso y oscuridad. El amor empieza en cada individuo, por eso mira en tu propio corazón y manifiéstalo. Ofrécelo libremente y con auténtica alegría.

Agosto, 27
Da gracias por todo. Mantén tu corazón abierto de par en par y que tu sentimiento de gratitud se vierta en una corriente sin término. ¡Hay tanto que agradecer! La gratitud te mantiene con los ojos abiertos a Mí y a Mis maravillas. Por eso, no te pierdes nada, y Me ves en todo lo que está ocurriendo. Sabes que hay un diseño y un plan atravesando toda tu vida; por tanto, nada es casual. Cada contacto es el apropiado, cada acto está guiado. Debes tener una fe completa para poder vivir de esa forma, fe en que tu vida está siendo guiada y dirigida por Mí. Eso quiere decir que en primer lugar tienes que entregarte por entero a Mí para usarte como quiera. Tienes que aprender que sólo cuando lo das todo lo recibes todo. Solamente podrás hacerlo cuando hayas aprendido a amarme con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma y con toda tu fuerza; pues sin amor no puedes dar estos pasos, no puedes llevar esta vida. Por eso, abre tu corazón y ama.

Agosto, 28
Aprender a poner lo prioritario en primer lugar es vitalmente importante, pues sólo cuando lo prioritario sea puesto en primer lugar saldrá todo a la perfección. Explora tu corazón y mira qué es lo que estás poniendo en primer lugar. ¿Eres tú misma y tu bienestar? ¿Es tu trabajo y tus circunstancias materiales? ¿Estás contenta de ir por la vida completamente ignorante de Mí, confiando en que podrás seguir igualmente sin Mi ayuda y en que no Me necesitas? Tienes la entera libertad de adoptar la actitud que desees. Nadie te detendrá. Pero debes estar dispuesta a asumir las consecuencias cuando las cosas no salgan. Recuerda, cuando sabes lo que está bien y escoges seguir tu propio camino, la responsabilidad que tienes es incluso mayor, pues ni siquiera puedes utilizar como argumento la ignorancia. Nunca te pongas la excusa de que hay tanto que hacer que no hay tiempo para que todo encaje. Te digo que cuando pones lo prioritario en primer lugar, hay tiempo para todo.

Agosto, 29
Debes hacer tu propio trabajo en esta vida espiritual.
YO ESTOY siempre aquí para ayudar a las almas que se ayudan a sí mismas, pero tu tienes que dar el primer paso. Nunca aprenderás ninguna lección si todo se te da hecho. No puedes enseñar a un niño si se lo haces todo. Tienes que dejar que haga las cosas por sí mismo. No importa que al principio sus acciones sean muy lentas o vacilantes, tienes que quedar al margen y ser muy paciente. Con mucha paciencia y con mucho amor, Yo tengo que quedar al margen y ver cómo haces tu propio trabajo y cometes errores. Pero recuerda siempre : te beneficiarás de tus propios errores; nada es en vano.
En todo momento estás aprendiendo nuevas lecciones y avanzando por el camino espiritual. Cada paso, por pequeño que sea, te lleva más cerca de la meta, que es darte cuenta de tu Unidad conmigo; hasta que, con el tiempo, te des cuenta de que no hay separación y de que todo es uno, y de que tu eres parte de esa vida gloriosa y una.

Agosto, 30
¿Te preguntas en ocasiones por qué estás donde estás, haciendo lo que estás haciendo? ¿Albergas alguna duda en tu mente? Busca en lo profundo de tu corazón, y responde a estas preguntas con honestidad.
A continuación, si crees que todavía eres de los que dudan, toma tiempo para detenerte, para buscar iluminación desde el interior y para averiguar dónde encajas en todo el vasto conjunto. Te puedo asegurar que no es casual que estés donde estás. La vida quizás haya sido dura contigo. Tal vez hayas tenido que pasar muchas pruebas. Tal vez te hayas sumergido incluso en el temible horno. Puedes estar segura que detrás de todo ello hay una razón: que toda la escoria sea completamente consumida y no quede nada sino el oro puro -el YO SOY interno-, para que pueda obrar en y a través del YO SOY y traer Mis maravillas y glorias a la vista de todos.

Agosto, 31
Para aprender las leyes de la manifestación, hay lecciones vitalmente importantes: la paciencia, la persistencia y la perseverancia. Tienes que aprender la obediencia implícita y estar dispuesta a seguir Mis instrucciones, por absurdas que parezcan. Tan sólo cuando esas lecciones se han aprendido y puesto en práctica las cosas más maravillosas comienzan a ocurrir en tu vida, y empiezas en verdad a contemplar cómo se viven y se demuestran Mis leyes. Recuerda siempre: tienes que hacer algo, tienes que vivir una vida y no limitarte a pasar tu vida orando, esperando que algo ocurra. La oración es necesaria, pero no es suficiente. Tienes que aprender a llevar una vida que todos puedan ver. Hablar de la fe no basta. Tienes que vivir de modo tal que todas las almas que te rodeen puedan ver lo que significa vivir según la fe, lo que significa poner tu fe y confianza enteras en Mí, el Señor tu Dios, la divinidad en tu interior.

La sanación es posible cuando ‘tú’ dejas de interponerte…



La sanación es posible cuando ‘tú’ dejas de interponerte…
Deja que cada quien pase por lo que tiene que pasar en el momento presente. Todo el mundo está agotado y desea descansar. Están cansados de luchar, cansados de fingir y de mentir, de tener que sostener, mantener y pretender, y grandes olas de energía están siendo liberadas a través de su cuerpo.
Mantente presente con ellos. Olas de tristeza, desesperanza, miedo, vergüenza y culpa están emergiendo en este momento. Permite que todas esas energías salgan a la luz, deja que todo su cuerpo vibre, tiemble y se agite si es que así debe ser, deja que lloren, griten, rujan, rían, que se caguen en sí mismos si así es como tiene que ser. No les ofrezcas nada, excepto el regalo más grande de todos: tu apacible presencia. Quédate a su lado en cada respiración, en cada movimiento, momento a momento. Toma su mano, pero no hagas el intento de componerlos, de cambiarlos, de que dejen de experimentar lo que están experimentando, ni tampoco les ofrezcas respuestas prematuras.
Si comienzas a sentirte incómodo, o como si quisieras apresurarte para 'sanarlos’, o 'salvarlos’, o evitar que se sigan sintiendo como se sienten, o hacer que todo les parezca 'bien’, acéptalo - es tu necesidad, tu incomodidad, tu temor, y no el de ellos. No los trates como víctimas o como inválidos. No los confundas con aquello que tú crees que son. Honra el poder que se mueve dentro de ellos; valida su experiencia, absolutamente. Confía en la impredecible inteligencia del sanar, y sabe que sus 'síntomas’ podrían acentuarse justo antes de empezar a mejorar; que la energía podría intensificarse antes de apagarse. Lo que ahora aparece como caos y desintegración podría, de hecho, ser una liberación necesaria y reorganización inteligente de un sistema bloqueado.
A veces, nuestros corazones necesitan romperse completamente para poder abarcar más vida, para poder aceptar un amor mucho más poderoso. Permite que tu cálida presencia le recuerde a tu amigo su propia cálida presencia, tan estable, tan apacible, tan libre, tan profundamente arraigada en este mismo suelo, aquí. Recuerda que lo que realmente son jamás podrá ser descompuesto, ni siquiera por la más intensa de las energías, y que tampoco pueden ser arreglados, y que la vida jamás comete errores, aunque de pronto parezca que todo ha sido un error.
El amor es todo lo que importa. La lluvia cae, las estrellas explotan silenciosamente en la inmensidad del espacio, y aquí, en este diminuto planeta llamado Tierra, algunas veces nos encontramos y nos regalamos un abrazo.
- Jeff Foster

Confiando en la Vida







Confiando en la Vida
Publicado por Julieta Herrera en Universo Espiritual Comunidad.
http://universo-espiritual.ning.com/
Confiar en la vida no es conseguir lo que quieres, lo que esperas, deseas o anhelas. Confiar es saber que, independientemente de si logras lo que creías haber querido, de alguna manera siempre obtendrás alimento nutritivo para despertar. Que toda situación, acontecimiento o relación te sacudirá lo suficiente - o más que lo suficiente - para enfocarte, para ayudarte a recordar quién eres realmente, para recordarte la gran pregunta original ‘¿Quién soy?’, la más íntima de todas las pregunta. Los conflictos de la vida sacarán a relucir ciertas partes en ti - pensamientos y sentimientos - para que te des cuenta de su desesperada necesidad de ser tomados en cuenta en tiempo real, saliendo hacia la superficie para ser vistos e iluminados por la siempre presente luz de tu amorosa consciencia, para ser acogidos en tu natural abrazo. Las situaciones sólo se convierten en 'problemas’ cuando olvidamos la franca invitación que se nos hace a conocer la vida en sus propios términos, para abarcar lo inabarcable, para tocar la oscuridad con nuestra indestructible luz.
Confía en que lo que tiene que suceder sucederá, y lo que tiene que ser expresado se expresará, que las elecciones se harán o no, que el dolor surgirá o no, y así, 'confianza’ dejará de ser una palabra necesaria, porque la vida es demasiado íntima como para ser nombrada, y tú estás demasiado cerca de ti mismo como para alejarte.
- Jeff Foster

¿Cómo hallar la Luz? Nos habla Osho



¿Cómo hallar la Luz? Nos habla Osho
El estar constantemente centrado en la Iluminación interior y en el infinito néctar interno es el baño preparatorio para la adoración.
Por lo tanto, ¿cuál es la manera de entrar en ella y cómo mantenerse centrado? ¿Cómo alcanzarla? ¿Cómo hallar esa luz?
Dos o tres cosas. Una, siempre que afirmas que existe la luz, ¿qué quieres decir? Yo digo, «La habitación está iluminada» ¿Qué quiero decir con ello? Quiero decir que puedo ver.
Nunca se ve la luz, sólo se ve lo iluminado. Puedes ver las paredes, no la luz; puedes verme a mí, no la luz.
Se ve lo que se ilumina, nunca a la luz en sí misma, porque la luz es tan sutil que no se puede ver.
No es un fenómeno evidente. Por eso inferimos que la luz existe. Es una inferencia, no un conocimiento del hecho. ¡Es sólo una deducción! Debido a que soy capaz de verte, deduzco, asumo, que existe la luz. ¿Cómo voy a verte sin luz?
¡Nadie ha visto la luz ! ¡Nadie! Y nadie la verá nunca. 
Pero empleamos las palabras «Veo luz» y con ello significamos que «Veo cosas que no podrían ser vistas sin luz». Cuando dices que hay oscuridad, que no hay luz, ¿qué quieres decir? Tan sólo que «Ahora no puedo ver las cosas». 
Cuando no puedes ver los objetos, deduces que no hay luz. Cuando puedes ver los objetos deduces que hay luz. De modo que la luz es una inferencia incluso en el mundo exterior, externo. Por esto, cuando uno tiene que entrar, cuando uno está listo para ir hacia adentro, ¿qué queremos decir con luz?
Si puedes percibirte a ti mismo, si puedes verte a ti mismo, eso significa que ahí hay luz. Es extraño pero nunca pensamos en ello. Toda la habitación está a oscuras, no puedes afirmar que haya algo en ella, pero si puedes afirmar una cosa: «Yo existo». ¿Por qué? Tampoco te ves a ti mismo. La habitación está totalmente a oscuras, nada se puede ver, pero sobre una cosa estás seguro y es de tu propio ser. No hay necesidad de pruebas, no hay necesidad de luz. Sabes que existes, sientes que existes. Ahí debe de haber una sutil claridad. 
Puede que no seamos conscientes de ella, podemos ser inconscientes o muy escasamente conscientes, pero está ahí.
De modo que dirige tu mirada hacia adentro. Cierra todos tus sentidos de modo que no exista una percepción de ninguna luz exterior. Penetra en la oscuridad, cierra tus ojos e intenta ahora entrar, ver en ella. En primer lugar puede que percibas sencilla-mente oscuridad; es debido a que no estás acostumbrado a ella. 
Sigue penetrando. Intenta mirar en la oscuridad en que estás metido. Penétrala y poco a poco irás percibiendo muchas cosas dentro. Una iluminación interior comienza a funcionar. 
Puede ser tenue al comienzo. Comenzarás a ver tus pensamientos porque los pensamientos son objetos interiores. ¡Son cosas! Comenzarás a tropezar con los muebles de tu mente.
Allí hay muchos muebles, muchas memorias, muchos deseos, muchas pasiones insatisfechas, muchas frustraciones, muchos pensamientos, muchos pensamientos-simiente, muchas cosas . Cuando empiezas a percibirlas, intenta primero penetrar la oscuridad. Entonces una lucecita comenzará a manifestarse y te volverás consciente de muchas cosas. Es como cuando entras repentinamente en una habitación a oscuras: no eres capaz de distinguir nada. Pero quédate ahí. Acomódate a la oscuridad, deja que tus ojos se acomoden a la oscuridad. Los ojos han de adaptarse, y eso lleva tiempo. Cuando vienes del exterior, de un jardín iluminado por el sol a tu habitación, tus ojos han de reajustarse a sí mismos. A tus ojos les llevará un poco de tiempo, pero se adaptarán.
Si uno emplea constantemente sus ojos para ver las cosas que tiene cerca, por ejemplo si uno lee sin cesar, se vuelve corto de vista porque un exceso de visión de cerca fija el mecanismo de los ojos. Por eso cuando quiere ver una estrella lejana, no puede verla porque el mecanismo se ha encasquillado. No es flexible. Lo mismo ocurre en el interior: debido a que hemos estado mirando al exterior continuamente, durante vidas, el mecanismo se ha quedado fijo y no podemos mirar hacia adentro.
Pero inténtalo, haz un esfuerzo, mira en la oscuridad.
No tengas prisa, porque el mecanismo ha sido fijado durante muchas vidas. Los ojos han olvidado completamente el mirar hacia adentro. Nunca los has empleado para este propósito. Mira pues dentro de la oscuridad, observa la oscuridad y no te impacientes. Penetra la oscuridad, continúa penetrándola y al cabo de tres meses serás capaz de ver en su interior muchas cosas que nunca hubieras pensado que estuvieran allí. 
Y ahora, por primera vez, tomas consciencia de que los pensamientos son sólo objetos. Y cuando te vuelves consciente, puedes colocar un pensamiento donde tú quieras. Si quieres expulsarlo, puedes expulsarlo.
Pero ahora no eres capaz de expulsarlo. Ahora no eres capaz de eliminar ningún pensamiento porque no eres capaz de agarrarlo. Desconoces incluso que sea un objeto que puede ser cogido y puede ser expulsado. No sabes en dónde están localizados; no sabes de dónde vienen. 
Todo el mundo dice, «No quiero tener miedo; no quiero enojarme». Pero no pueden hacer nada por evitarlo porque desconocen de dónde proviene esa ira, cuál es su raíz, dónde tiene esa ira su reserva, dónde se acumula esa ira. Desconoces sus raíces.
Todo pensamiento es un objeto. Tiene una reserva acumulada. Por eso, cuando un pensamiento llega, es sólo como una hoja de un gran árbol. No puedes cortarla y tirarla pues otra hoja brotará. Las raíces están ahí; el árbol está ahí. Cuando te vuelvas consciente, incluso sólo un poquito, de que los pensamientos están ahí, de que los deseos están ahí - la ira, la pasión, la lujuria - de que todo está ahí, no empieces a combatirlo. Tan sólo obsérvalos, porque con el observar te volverás más consciente, y con el luchar nunca te volverás consciente. No luches, ¡observa! «Observar» es la palabra, el mantra. Observa sin descanso, y cuanto más observes, más empezarás a sentir que la luz está ahí. La luz está ahí, sólo que tus ojos han de adaptarse.
¡Observa! Con el observar, los ojos se acomodarán. Y cuando haya más luz y todo se vuelva claro, cuando no haya un rincón oscuro, te volverás el amo de tu mente. Podrás excluir lo que quieras, podrás reordenar como quieras. Y una vez te vuelvas el amo de tu mente, te volverás consciente de dónde es que proviene la luz, de dónde está su origen. El sol no está ahí, está afuera. No has ni tan siquiera encendido una vela, y todo se ha iluminado. ¿De dónde proviene esa luz? Primero te darás cuenta de las cosas que son iluminadas, luego te volverás el amo de los objetos de tu mente y luego empezarás a ser consciente de dónde proviene esa luz, de cuál es su fuente. Empezarás a ser consciente de una flor floreciendo. Luego empezarás a ser consciente de dónde proviene esa luz. Entonces podrás conocer el sol.
Tendrás que proceder únicamente de un modo indirecto, desde un objeto iluminado hacia la fuente de la luz. De nuevo la luz no es lo que se ve; de nuevo verás al sol. Empieza primero por percibir los contenidos de la mente. Luego, más y más, la mente se irá aclarando. Luego tomarás consciencia de dónde procede esa luz. Justo en el centro de la mente está su origen. ¡Entonces entra en el origen! Ahora podrás olvidarte de la mente, tú eres el amo. Podrás decir a la mente: «¡Detente!» y la mente se detendrá.
La consciencia es necesaria para ser el amo. Nunca intentes lo contrario: primero ser el amo y luego ser consciente. Nunca funciona, nunca puede funcionar así. Eso no es posible.
Sé consciente, y el convertirte en el amo llegará. Te vuelves el amo. Entonces acude al origen, entra en el origen de dónde procede esa luz. ¡Ve! ¡Entra en la Iluminación! Esa entrada en la Iluminación es el «baño». Te has vuelto el amo de tu mente. Ahora puedes convertirte en el amo de la vida misma; ahora puedes convertirte en el amo de la consciencia misma. Y una vez bañado en esa Ilu-minación, en esa fuente de luz, serás capaz de contemplarte a ti mismo en tu eternidad. En este instante, todo el pasado y el futuro estarán ahí. Este instante es eterno. Eres tan puro que el tiempo en su totalidad se junta en ti. El pasado purificado crea un futuro purificado, y este momento se vuelve eterno.
Observa, sé consciente, observa en profundidad los conte-nidos de la mente. Entonces te harás consciente del origen; luego entra en el origen. 
Es pavoroso, porque todo lo que has conocido como ti mismo, morirá. Este baño es una muerte, una perso-nalidad, todo morirá, porque la personalidad, la identidad, el ego, todos están en el polvo, en el polvo acumulado alrededor de tu ser. 
Sólo el ser permanecerá sin nombre ni forma. Y este sutra dice que este es el baño preparatorio. Sólo ahora eres capaz de entrar, y sólo hasta aquí tienes que esforzarte. En el instante en que eres purificado, en el instante en el que has atravesado este baño, en el instante en que los karmas se han disuelto, no necesitas ya hacer ningún esfuerzo.
Desde ese punto, Dios se convierte un campo gravitacional. Has entrado ahora en el Campo de la Gracia. Es lo mismo que la gravitación en la Tierra, pero has de entrar en el campo. Para las naves espaciales tenemos que hacer un arreglo fundamental: deben desprenderse de la atracción de la Tierra, salirse del campo de gravedad. Trescientos veinte kilómetros alrededor de la Tierra, envolviéndola, está el campo. Si estás bajo la acción del campo serás traído de regreso. Si traspasas los trescientos veinte kilómetros, la Tierra deja de poder influenciarte.
Lo Divino no puede tirar de ti al menos que estés totalmente puro, a menos que te vuelvas luz. Entonces, con igual velocidad, entras en lo Divino. De modo que esta entrada en la luz es el último esfuerzo. Una vez has sido purificado comienzas a gravitar. No necesitas moverte, eres atraído. Esta gravedad se conoce como Gracia: la fuerza de gravedad de lo Divino es la Gracia. La Gracia no es realmente una ayuda, ¡no! Es sólo una ley. Dios no otorga la Gracia solamente a algunos, no es así. No es parcial. La Tierra no es gravitacional únicamente para algunos. En el instante en que entras en el campo, la ley empieza a hacer su trabajo.
No digas pues que Dios otorga la Gracia, no digas que Dios es generoso, no digas que tiene compasión. No es cierto. Dios significa «La Ley de la Gracia». La ley comienza a operar. Una vez entras en su campo, la ley comienza a operar. Una vez te conviertes tú mismo en la luz, la ley comienza a trabajar y tú comienzas a gravitar.
Dije que la luz es la base de la vida. Incluso la ciencia coincide en esta frase. La ciencia acaba en este punto, no hay más allá para la ciencia. La religión tiene un más allá porque la religión dice que incluso más allá de la luz se halla la Existencia.
Otra cosa: la luz existe, por eso la luz posee dos cualidades: que es luz y que es existencia. Aun la luz no es lo supremo, pues posee dos cualidades: luz y existencia. La religión dice que la existencia puede darse sin luz, pero que la luz no puede darse sin existencia. Así que hay un paso más: la religión dice, «Dios es pura Existencia». Por eso, para la gente realmente religiosa, esta palabra o esta frase de «Dios es», es una falacia porque «Dios» y «es» significan lo mismo.
Una mesa «es», pero decir «Dios es» no es correcto. El hombre «es» porque puede «no ser», así que el hombre y «ser» son dos cosas concatenadas. Pero pueden ser separadas. 
Pero «Dios es» no es correcto porque Dios quiere decir «ser».
O sea, es tautológico, repetitivo. Decir «Dios es» es tan absurdo como decir «Es es» o «Dios Dios». «Dios es» significa lo mismo que «Dios Dios» o «Es es». No tienen sentido, son absurdas.
El «ser» es Dios. Por eso la religión lo reduce aún más y dice que cuando entras en la luz, entras en el «Ser», en la Existencia, en Eso. De modo que la luz es el aura de Eso. Cuando entras en la luz, entras en el aura. Pero en el instante en que entres en el aura serás succionado sin dilación. ¡Sin dilación!
Y ahora otra cosa. Dije que la luz se mueve a la más alta velocidad posible: 300.000 km por segundo. ¡Cuánto avanza la luz en un sólo segundo, en un minuto, en una hora, en un año! La unidad con la que los físicos miden su movimiento es el año luz. Un año luz significa la distancia que recorre la luz en un año a esta velocidad. Todavía esto es un movimiento en el tiempo. Es muy rápido, pero aún así a la luz le toma tiempo el desplazarse. Como dije, la luz no requiere de medio alguno, no necesita ningún vehículo, no necesita energía prestada, pero aún así la luz requiere de tiempo. Así para la religión, la luz necesita de algo sin lo cual es incapaz de desplazarse. Por eso la luz aún depende del tiempo.
La religión dice que debemos ahondar aún más para encontrar algo que no requiera ni siquiera de esa dependencia del tiempo. Para nosotros eso no tiene sentido. ¿Cómo se va a mover la luz sin medio alguno? Pero la ciencia afirma que se mueve. 
Y es así. La religión dice, «No te alteres. ¿Cómo puede existir Dios sin tiempo?» El «es», y Dios se mueve sin tiempo; la consciencia se mueve sin tiempo.
La luz posee la velocidad más elevada según las mediciones de la ciencia, pero en cierto modo es la más alta debido a que no puede decirse que la Existencia posea una mayor velocidad.
En realidad la Existencia se mueve sin depender del tiempo. 
No es cuestión de velocidad. No podemos decir cuanto se mueve en un segundo. El movimiento es absolutamente absoluto. 
No hay intervalo. 
Por eso cuando uno penetra en esta Iluminación, es succionado. Incluso la palabra «succionado» requiere de cierto tiempo para ser pronunciada, pero el mismo fenómeno de ser succionado es intemporal.
Cuando digo «succionado», conlleva un tiempo, se pierde un tiempo. 
Pero, en realidad, cuando alguien entra en la Iluminación, no se requiere ni ese tiempo. No hay un intervalo. Eres succio-nado y más allá de esa luz está Dios, el templo. Esta luz únicamente te baña, te purifica, como un fuego.
Te purificas. Y en el instante en que eres purificado: la entrada, la explosión.
Con la luz te vuelves inmortal, pero todavía percibes. Percibes que has penetrado en la inmortalidad. Pero al entrar en Eso, en el «ser», no percibes ni tan siquiera la inmortalidad. La vida y la muerte carecen ahora de sentido, sólo existe el «ser». 
Tú «eres», sin condiciones. 
Esa condición de «ser» es lo Supremo para la religión.
La luz es el campo, la mente está alrededor del campo y nosotros estamos alrededor de la mente, vivimos fuera de la mente. Por eso uno ha de entrar en la mente, luego en la luz y luego en lo Divino. No obstante nos mantenemos vagando alrededor, fuera de la mente. Este estado de estar siempre fuera de casa se ha vuelto un hábito fijo. Nos hemos olvidado de que vivimos en la terraza. Es cómodo, la terraza es un sitio cómodo para estar afuera. Por eso es por lo que nos hemos quedado ahí: es cómodo. Podemos desplazarnos por el exterior siempre y, puesto que nuestros deseos y nuestra mente están siempre en el exterior, vivimos en la terraza. De modo que en cualquier momento, a cualquier oportunidad de irnos, nos vamos.
Hemos olvidado el que hay un hogar y que este salir afuera es convertirse en un mendigo. Entrar en la casa significa que has de girar la vista ciento ochenta grados y que has de utilizar tus ojos de una nueva manera, y que tendrás que atravesar una noche oscura. Tan sólo debido a un hábito fijo.
Los místicos cristianos han hablado mucho sobre «la noche oscura del alma». Esta es la noche oscura, debido a que nuestros ojos están fijos. Como dije, uno se vuelve miope, otro se vuelve hipermétrope. Y si continúa mirando a lo lejos, se vuelve incapaz de ver de cerca. Y si continúa mirando cerca, se vuelve incapaz de ver a lo lejos. Los ojos se vuelven fijos. 
Se vuelven mecánicos, pierden flexibilidad. Así como unos se han vuelto mío-pes y otros hipermétro-pes, nos hemos vuelto «externo-pes». Hemos de desarrollar la «interiorización» (*).
Puede que conozcas la palabra «interiorizar», pero puede que nunca hayas oído la palabra «externo-pe». 
Sabes que es «interio-rizar», pero carece de sentido a menos que entiendas que significa «externo-pe». Nos hemos vuelto «externo-pes», fijos en lo externo; hemos de desarrollar el «interno-pe», la interiorización. Siempre que tengas tiempo, cierra tus ojos, cierra tu mente al exterior y trata de penetrar en ella. 
Al comienzo te hallarás en una noche oscura. No habrá nada más que oscuridad. No seas impaciente. Espera y observa y poco a poco la oscuridad se irá disipando y serás capaz de percibir muchos fenómenos internos. Y únicamente cuando te vuelvas consciente del mundo interno, sólo entonces podrás darte cuenta dónde está el origen de donde procede esta luz. Entonces entra en el origen. A esto los Upanishads le llaman «el baño».
¡Cuán estúpida es la mente humana! Lo ritualizamos todo y se pierde el significado. Sólo permanecen entonces los estúpidos rituales. Así nos bañamos antes de acudir al templo. Y no hay ni templo ni baño. El templo está adentro y el baño también. Y este baño, dicen los Upanishads, es el baño en la Iluminación interna.
La luz es en realidad el puente entre lo Divino y el mundo.
Lo Divino crea al mundo al crear la luz. La luz es la primera creación, y luego la luz se condensa y sobreviene la materia; luego la luz crece; digo que la luz crece, y luego aparece la vida; entonces la vida crece y aparece el amor.
Luz, vida, amor, esas son las tres capas. No te quedes en la segunda. O retrocede a las raíces o asciende hasta la semilla otra vez, a las flores. Desciende hasta la luz o asciende hasta las flores. Y hay dos caminos. Uno es el camino del conocimiento. «Conoci-miento» significa descender hasta la luz. Con «Gyana Yoga» el verdadero secreto que se oculta es éste: descender hasta la luz. Y luego está el «Bakti Yoga», el camino de la devoción, que significa ascender hasta el amor.
* N. del T.- Juego de palabras en inglés entre: short-sight=mirar de cerca =miope; far-sight = mirar de lejos = hipermétrope; out sight = mirar hacia afuera, sin equivalente en castellano; e insight= mirar hacia adentro = interiorizar.
Un Buda desciende, una Meera asciende. Un Mahavira baja, un Chaitanya sube. Hablan lenguajes muy contradictorios.
Ha de ser así porque uno habla de ir hacia las raíces, hasta la fuente, y el otro habla de ir hacia las flores, hacia el final, hacia el clímax, hasta la cima. Por una parte están Buda, Mahavira, Patanjali; su lenguaje es árido. Tiene que ser así porque están regresando al origen. No hay poesía, no puede haberla porque no se están dirigiendo hacia las flores. 
Hablan de un modo científico. Un Patanjali habla como un científico: de leyes. Un Buda siempre dice, «Haz esto, y esto sucederá. Al hacer esto, sucede esto otro. Esta es la causa y éste es el efecto».
Hablan en términos muy científicos, hablan en términos de matemáticas, muy áridos. Hablan en prosa, nunca hablan en poesía. No pueden, ¿cómo va ha hablar en poesía un científico? Está escarbando en la fuente. No se preocupa en absoluto de las flores. Está escarbando en profundidad en busca de las raíces. ¿Cómo va a hablar poéticamente? Chaitanya, Meera, hablan un lenguaje distinto. Bailan, cantan porque están ascendiendo hasta las flores. Y la floración no puede suceder sin bailar y cantar, sin celebrar la vida misma. Por eso es por lo que Buda y Mahavira aparecen como anti-vida, porque van hacia las raíces. Y Chaitanya y Meera aparecen como muy afirmativos. Aman la vida porque ascienden.
Ambos caminos alcanzan la misma meta. El tomar uno u otro depende de ti. Si tienes una mente muy científica, matemática, sin poesía es mejor que sigas el que desciende hasta la luz. 
Si posees una mente orientada a la prosa, entonces baja.
Pero si tienes una actitud estética, poética, si eres capaz de bailar y cantar y celebrar, no te dirijas entonces hacia las raíces. Dirígete hacia las flores. Llegarás a lo mismo, porque una vez llegues a las flores alcanzarás la semilla. La flor es de nuevo la futura semilla.
Si bajas a las raíces, te desplazas. Desde la vida, te desplazas. La vida es sólo un puente. Es una fonda, no una meta. Ve a una u otra orilla, pero la vida no ha de ser estática. Debe ser un movimiento más allá de sí misma. A una orilla o a otra, esto o eso.
Básicamente éstas son las dos dimensiones del movimiento. ¡Escoge una! El quid no es cuál es la mejor. Depende de ti, de la que sea mejor para ti. Las dos son iguales. Pero para ti no pueden ser equivalentes. Para ti, una debe de ser preferencial. Depende de ti. Explora cuál es la tuya.
La que denomino poética es ilógica, sensitiva, de la clase emocional que es capaz de amar totalmente, profundamente. La del conocimiento no es emocional, no es del tipo sensitivo. Es lógica hasta la médula. Así algunas personas son lógicas, intelec-tuales, orientadas hacia el conocimiento. Siente la diferencia. Si eres del tipo cognitivo, tu elección es el conocimiento. Si eres del tipo emocional, orientado al corazón, tu búsqueda no es en pos del saber, tu búsqueda es en pos del sentir, del ser. Y ambos son distintos en su comienzo.
Al final son lo mismo, pero al comienzo son diferentes. 
Si acudes a Meera y le dices que éste es el camino para conocer la Verdad, Meera te dirá. «¿Y qué voy a conseguir con conocer la Verdad? ¿Qué ganaré con ello? Quiero amar la Verdad».
Pero, ¿cómo amar la Verdad? Por eso es porque los baktas nunca hablan de la Verdad. Hablan del Amado, hablan del Amigo. ¡Hablan en términos del sentimiento! El decir «Dios es la Verdad» les parece algo matemático. Vinoba dice que Dios debe de ser un matemático. No es que Dios lo sea, sino que la mente de Vinoba es matemática. Su propio amor hacia las matemáticas convierte Dios en un matemático. 
Para un Pitágoras, Dios es un matemático. Depende de ti.
Si sientes a Dios como a un amado, como un amigo, como un amante, si no puedes imaginarte a Dios como la Verdad, entonces asciende, sube en vertical hacia el florecimiento.
Así tu meditación será más creativa. Crea poesía, crea pintura, crea danza, crea cantos, y mediante todos ellos alcanzarás la Iluminación.
Pero si tu inclinación es hacia el conocimiento, el llamar a Dios el Amado es un absurdo. ¡Que quieres decir con ello? ¿Cómo va a ser la Verdad un amante? Llamar a Dios, padre, es un sinsentido. ¡Cómo va a ser Dios un padre? Debe ser la Verdad. Por eso si tu clase pertenece a la cognoscitiva, muévete en vertical: desciende. Sumérgete en las profundidades, no en las alturas. Ve hacia las raíces, hacia la fuente. Cuando alcances tu conocimiento y cuando un bakta alcance lo que siente, llegaréis al mismo centro. Pero un bakta asciende y un gyani desciende.
Este sutra es para aquellos cuya búsqueda es en pos del conocimiento porque los Upanishads pertenecen a la clase que busca el conocimiento. No son para devotos. Pero menciono esto únicamente para que te des cuenta pues, de que a veces, algo puede que te atraiga en gran medida pero puede que no pertenezca a tu tipo. No te dejes engañar. 
La atracción no significa nada. La atracción no significa nada a menos que se de una sintonía interior. Puede que te sientas atraído, pero no funcionará. Debes de empezar a percibir que «Esta es mi inclinación; así es como soy». Entonces no escuches a nadie. Nos creamos mucha confusión unos a otros porque nadie sabe de lo que está hablando.
Si eres una persona inclinada hacia el corazón, no escuches al intelecto, no escuches los argumentos, no discutas. Di tan sólo, «Soy una persona que se inclina hacia el corazón. 
No me importan para nada las explicaciones». 
No escuches los razonamientos porque te confundirán.
Y puede que a veces te sientas atraído porque el opuesto tiene una atracción sexual. Sucede que una persona emocional puede ser influenciada en gran medida por una intelectual, pues carece de esa dimensión, y uno comienza a percibir que aquello de lo que carece es importante. Y tú no podrás convencer a un intelectual, pero él si te convencerá a ti. No puedes argumentar por ti mismo, pero el sí puede por él mismo. Por eso tu ego se siente herido y empiezas a imitar. Dejas de lado tu tipo y puede que, durante muchas vidas, no seas capaz de reencontrarlo porque cuando un proceso comienza es muy difícil el volver atrás.
Y nunca confundas a nadie. Si percibes que alguien es del tipo emocional, no discutas con él aunque esto no te satisfaga. No discutas, no argumentes, no digas nada. Déjalo que se sumerja en sí mismo.
Somos tan violentos que nadie permite a nadie que perma-nezca consigo mismo. Todo el mundo anda en busca del otro, todo el mundo trata de convertir al otro a su propio modo de ser sin saber que puede estar destruyendo una gran posibilidad. Insiste en ser tú mismo. No hay ninguna arrogancia en ello. 
Es una sencilla ley el decir, «déjame que sea yo mismo». 
Pero cuando empiezas a hablar utilizando los términos del otro, antes o des-pués terminarás por ser succionado por ellos.
Por eso si eres del tipo emocional di directamente, «No me importan para nada la lógica u otro tipo de argumentaciones». No discutas, no emplees los mismos términos o el mismo lenguaje. Tan sólo di, «Soy irracional. Tengo fe sin tener una sola prueba, pero la fe me funciona y no necesito más».
Algo fatal le ha sucedido a la mente humana y es que los intelectuales se han declarado a sí mismos como la única clase posible. Han obligado a todo el mundo a aceptar el punto de vista de que son el único tipo correcto y que todos los demás están errados. La educación les pertenece, las escuelas les pertenecen, las universidades les pertenecen.
Crean literatura, crean razonamientos, crean pruebas, contra-pruebas, crean filosofías. Se han vuelto excesivamente dominantes y el tipo emocional se está sintiendo inferior: siente que está de más. En realidad, no hay educación emocional, sólo educación intelectual. Esta no conoce el lenguaje de la emoción, no conoce los argumentos de la emoción, no conoce la lógica del corazón. No conoce nada y por tanto se siente culpable. Si tiene fe, si se desarrolla en amor hacia lo Divino, se siente culpable, siente que está equivocada. Nunca te sientas así. Percibe siempre tu propio pulso, lo que eres, lo que es tu naturaleza; y luego decide. O más bien, deja que tu naturaleza decida.
Esos son pues los dos caminos: o bien ser bañado en la luz interior o ser bañado en el amor interno. Y entonces estarás en el umbral, en los límites dónde la gracia empieza a ejercer su acción. Entra, y halla la fuente, o sal, y descubre al amado.
Recuerda esto también: si has de encontrar la fuente, entra. 
Si has de encontrar al amado, sal. Para buscar las cosas, has de salir; para buscar al amado, también has de salir. La actitud es distinta, pero el movimiento es el mismo. Encontrar al amado quiere decir descubrir Eso en todo lo que te encuentras. Sal y sigue indagando y llegará un momento en que nada queda excepto tu amado. Entonces eres bañado en amor, y éste será el resultado.
O, entra. Si te desplazas hacia adentro puedes descartar hasta la palabra Dios. En los viejos textos de yoga, no se menciona a Dios en absoluto. E incluso en los textos más modernos, se menciona a Dios sólo como medio. Para alcanzar Eso, Dios es mencionado como medio. Y puedes descartarlo; es prescindible.
Por eso un Buda puede culminar sin ningún concepto de Dios, un Mahavira puede llegar sin ningún concepto de Dios, pero una Meera no puede llegar sin concepto de Dios. Un Chaitanya no puede llegar, porque Dios no es algo prescindible si tu camino es el del amor, porque entonces ¿dónde encontrarás al amado?
Pero, ¡muévete! No permanezcas estático en la vida. ¡Ve hacia la luz o hacia el amor!
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