lunes, 8 de junio de 2015

LAS ALAS SON PARA VOLAR




LAS ALAS SON PARA VOLAR
Publicado por Julieta Herrera en Universo Espiritual Comunidad.
http://universo-espiritual.ning.com/
Cuántas veces nos hemos quedado parados ante al intento de hacer algo nuevo, de intentar algo que en realidad estamos deseando pero, nos hemos quedado quietos pensando……¿qué pasará?, ¿y si nos equivocamos?….¿no será mejor no intentarlo ? Cuando el pajarillo se hizo grande, su padre le dijo. –Hijo mío, no todos nacen con alas, no es que tengas obligación a volar, pero seria muy penoso que te limitaras tan solo a caminar, teniendo esas alas que el buen Dios te ha dado….Pero yo no sé volar, contesto el hijo. Es verdad contestó el padre, y lo llevó hasta el mismo borde de la montaña—Ves?, este es el vacío. Cuando desees volar, párate aquí, tomas aire, y vas a saltar al abismo extendiendo tus alas. ¿y si me caigo?, contestó el pajarillo. Aunque te caigas, nada te pasará, sólo algunos magullones pero, te harán más fuerte para cuando lo vuelvas a intentar. Volvió a su pueblo y se lo comentó a todos sus amigos…..¿estás loco? le dijeron.. ¿quien necesita volar?…Sus mejores amigos pensaban lo contrario. ¿Y si fuera cierto? Decidió intentarlo y se subió a la copa de un árbol, y saltó…..Se hizo un gran chichón en la frente y por el camino se encontró con su padre…!Me mentiste! No puedo volar, ¡mira qué golpe me he dado! Hijo mío–dijo el padre— para volar, hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen, es lo mismo que como tirarse en paracaídas. Necesitas altura para saltar. Para volar, hay que empezar corriendo riesgos….Si no quieres, quizás lo mejor será resignarse y seguir caminando para siempre.
Jorge Bucay

FORTALECE TU AUTOESTIMA



No te critiques. Cuando te criticas, tus cambios son negativos. Cuando te aceptas, tus cambios son positivos. Las críticas nunca cambian nada. Acéptate exactamente como eres ahora.
No te des miedo a ti mismo. Deja de asustarte con tus propios pensamientos. Esa es una manera terrible de vivir. Busca una imagen mental que te guste y sustituye tu pensamiento aterrador por una imagen de placer.
Sé amable y paciente contigo mismo. Sé delicado y amable contigo mismo. Ten paciencia mientras aprendes nuevas formas de pensar y cambias viejos hábitos de conducta. Trátate como si fueras alguien a quien realmente quieres.
Sé amable con tu mente. El odio hacia uno mismo es sólo odio a los propios pensamientos. No te odies ni te hagas daño por tener esos pensamientos, ámate a ti mismo cambiándolos suavemente.
Elógiate. La crítica destruye el espíritu y la energía interna. El elogio y la valoración lo construyen.
Elógiate todo lo que puedas. Reconoce lo que estás haciendo bien en cada pequeña cosa.
Date apoyo. Encuentra formas de apoyarte a ti mismo. Busca amigos y permite que te ayuden.
Ser fuerte es saber pedir ayuda cuando se necesita. Aprende a pedir para que los demás puedan aprender.
Ama tu negatividad. Reconoce que la has creado para cubrir una necesidad. Ahora estás encontrando nuevas y positivas maneras de cubrir estas necesidades.
Por lo tanto, puedes dejar marchar, con amor, tus viejos patrones negativos.
Cuida tu cuerpo. Aprende sobre nutrición. ¿Qué clase de alimentos necesita tu cuerpo para tener el máximo de energía y vitalidad? Aprende sobre ejercicio.
¿Qué clase de ejercicio puedes disfrutar? Ofrécete tiempo para descansar, aprende a relajarte física y mentalmente. Ama el templo en el que vives.
Utiliza el espejo. Mira a menudo al interior de tus ojos. Expresa tu creciente sentimiento de amor hacía ti mismo mirándote en el espejo.
Habla a tus padres mirándote en el espejo. Perdónales también. Al menos una vez al día dí: “Te quiero, te quiero tal como eres”.Ámate, ¡hazlo ahora! No esperes a que las cosas te vayan mejor, te encuentres bien, tengas pareja, trabajo o hayas adelgazado. Empieza ahora y hazlo lo mejor que puedas!!!.
-Louise L. Hay-

Cómo cultivar la gratitud, la humildad y la honradez




Cómo cultivar la humildad?
Humildad significa estar dispuesto a aprender, significa estar dispuesto a cambiar. La humildad sólo es posible cuando tenemos dignidad, y ésta nace del conocimiento de nosotros mismos.
Has de entenderte a ti mismo profunda y claramente.
Siempre piensa de ti que eres como un estudiante que continuamente
está aprendiendo.
Nunca pienses que lo has encontrado todo, lo has hecho todo y lo conoces
todo.
Nunca mantengas ideas o sentimientos negativos acerca de los demás.
Mantén tu corazón abierto y limpio porque la humildad necesita un buen
hogar para crecer.
Mediante la meditación, sé más consciente de tu ser verdadero y estarás
más libre del ego y fortalecerás la humildad. 
No somos todo, pero tampoco somos nada. Es la humildad la que nos da este entendimiento y nos mantiene en equilibrio. Si no estamos apegados ni a nuestras buenas cualidades ni a nuestras debilidades, podemos manejarnos de forma precisa con ambas.amor
Si las cultivamos con amor, nuestras cualidades positivas aumentarán y servirán a otros; y nuestras debilidades disminuirán mediante la atención y la sinceridad.
La humildad es nuestra mayor protección, pues evita que caigamos en el abismo de la arrogancia y la auto-complacencia. Nos ayuda a mantenernos alertas a todas las posibilidades: tanto a la de ser engañados y provocar un desastre, como a la de producir los milagros más sorprendentes.
La humildad es el fruto del respeto por nosotros mismos; así pues, una persona humilde no teme ser vulnerable ni se asusta ante las pérdidas. Es la que da nacimiento a la certeza sin recurrir al dogma. Lo que necesitamos se encuentra siempre en nuestro interior, y nada ni nadie podrá despojarnos de estos recursos internos. La humildad brota de la seguridad interna y nos prepara para comunicarnos, para cooperar y para experimentar con pensamientos e ideas nuevas.
La expresión más poderosa de la verdad es la humildad. La verdadera humildad nunca debe confundirse con una baja autoestima. Así como no hemos de intentar controlar a los demás, tampoco nos dejaremos controlar. Así como no debemos forzar a nadie, tampoco nos dejaremos forzar. Estas no son palabras de arrogancia, son palabras de auto-respeto.
La humildad nos hace sencillos y verdaderos. Es la base para mantener el auto-respeto. Nos permite ver el beneficio en todo, incluso en los insultos de los demás. La humildad significa entender el ser, y a través de eso, entender también a los demás. Es pensar en un viejo amigo de quien has aprendido mucho, alguien que te ha enseñado mucho. El que tiene humildad está lleno de amor y respeto. Para poder dar hay que estar lleno. Y ese dar está libre de motivaciones egoístas.
La humildad hace el corazón abierto y generoso. No hay el deseo de recibir de los demás. Es la que hace fácil tener relaciones de amor y respeto con todos. Cuando hay humildad podemos comprender el corazón de los demás, aceptamos lo que los demás nos digan (si hoy aceptamos lo que nos dicen, mañana aceptarán lo que tengamos que decir).
Una persona humilde nunca se enfada y su naturaleza es flexible, sencilla. La ira es consecuencia del ego. La humildad es el antídoto para el ego.
¿Cómo cultivar la humildad?
Has de entenderte a ti mismo profunda y claramente.
Siempre piensa de ti que eres como un estudiante que continuamente está aprendiendo.
Nunca pienses que lo has encontrado todo, lo has hecho todo y lo conoces todo.
Nunca mantengas ideas o sentimientos negativos acerca de los demás.
Mantén tu corazón abierto y limpio porque la humildad necesita un buen hogar para crecer.
Mediante la meditación, sé más consciente de tu ser verdadero y estarás más libre del ego y fortalecerás la humildad.


Mario Perez Renteria

5 pasos para establecer intenciones poderosas.





Introdúcete en la brecha
La mayor parte de nuestro tiempo nuestra mente está ocupada en pensamientos, emociones y memorias. Más allá de este diálogo interno está un estado de conciencia pura al que algunas veces se le conoce como “la brecha”. Una de las herramientas más efectivas que tenemos para entrar a la brecha es la meditación. La meditación te lleva más allá de la mente del ego, y te lleva al silencio y a la quietud de la conciencia pura. Este es el estado ideal en el cual tú plantas las semillas de la intención.

Libera tus intenciones y deseos
Una vez que te hayas asentado en un estado de conciencia en descanso, libera tus intenciones y deseos. El mejor momento para plantar tus intenciones es durante el período posterior a la meditación, mientras tu conciencia permanece centrada en un silencioso campo en donde caben todas las posibilidades. Después de restablecer una intención, déjala ir, simplemente deja de pensar en ella. Continúa este proceso unos minutos después de tu periodo de meditación cada día.
Permanece centrado en un estado de conciencia en descanso
La intención es mucho más poderosa cuando viene de un lugar de serenidad, que cuando proviene de un sentido de falta o de necesidad. Debes permanecer centrado y rehusarte a ser influenciado por los pensamientos, críticas o dudas de otras personas. Tu ser más elevado sabe que todo está bien y que todo estará bien, aún sin saber el momento o los detalles de cuándo es que eso sucederá.
Desapégate del resultado
Deja ir tu apego rígido a un resultado específico y vive en la sabiduría de la incertidumbre. El apego se basa en el miedo y la inseguridad mientras el desapego está basado en una creencia incuestionable en el poder de tu verdadero ser. Si tu intención es que todo salga como debe de salir, déjala ir y permite que las oportunidades y las aperturas se presenten por sí solas en tu camino.


Deja que el universo maneje los detalles
Tus intenciones concentradas ponen en movimiento el infinito poder organizador del universo. Confía en ese poder organizador infinito para orquestar la total satisfacción de tus deseos.No escuches a la voz que dice que tienes que estar al mando, que dice que la vigilancia obsesiva es la única manera de que algo se haga. El resultado de que intentes con tanta intensidad el forzar las cosas puede no ser tan bueno para ti como el que viene de manera natural. Has liberado tus intenciones al suelo fértil de la potencialidad pura, y van a florecer cuando la temporada sea la correcta.
Deepak Chopra

El Poder del Yoga en tus Manos - Vayu Mudra (11)



El Poder del Yoga en tus Manos - Vayu Mudra (11)
Con las dos manos: doble el índice de manera que la punta del dedo toque el tenar del pulgar y presiónela suavemente con el pulgar, mientras los otros dedos se mantienen relajados y extendidos.
En el caso de molestias crónicas, 3 veces al día durante 15 minutos; de no ser así, hasta que se produzca el efecto deseado.
Esta posición impide el «viento», es decir, las flatulencias y la sensación de saciedad en todo el cuerpo. La medicina ayurvédica presupone que en el organismo hay 51 tipos de viento que pueden causar un gran número de trastornos, entre otros, gota, ciática, ventosidades, reuma y temblores en las manos, el cuello y la cabeza. Por eso, si utiliza el Vayu Mudra dentro de las 24
horas que siguen a la manifestación de un trastorno o una enfermedad causada por el viento, obtendrá una rápida curación.
En el caso de trastornos crónicos, practique también el Pran Mudra (6). Cuando la enfermedad desaparece, deje de
practicar el Vayu Mudra.
El origen de un exceso de viento en el cuerpo puede proceder de escorificaciones internas, sobre todo en el intestino, o de tensiones internas que a su vez han sido provocadas por estados de irritación. A menudo también se altera el ritmo respiratorio normal de la persona.
Como refuerzo practique el siguiente ejercicio: póngase de cuatro patas; inspire y levante la cabeza; espire y bájela, a la vez que contrae el abdomen. Durante la pausa respiratoria, contraer y relajar varias veces el abdomen. A continuación, inspirar profundamente y levantar la cabeza de nuevo. Repetirlo varias veces.
Contra las tensiones y los estados de irritación también puede servirle de ayuda la siguiente visualización:
Imagínese en medio de una tormenta, soplándole al viento todas sus tensiones o excoriaciones internas. Cuando la tempestad se calma, usted también se relaja, respirando más despacio y tranquilo. Ahora prolongue las pausas entre la inspiración y la espiración. El aire fluye con suavidad en sus pulmones; despacio
y con calma, vuelve a salir. Sumérjase en esa tranquilidad beneficiosa a partir de la cual pueden generarse nuevas fuerzas.
Afirmación: Estoy tranquilo y relajado en todas partes y en todo momento.
Tashi delek

LA LEY DEL ESPEJO




LA LEY DEL ESPEJO
por
Dario Lostado

Cuando nos molestan mucho ciertos defectos o comportamientos de los demás, podemos deducir con toda seguridad que ESOS MISMOS son los nuestros, aunque estén retenidos o reprimidos subconscientemente. Cuanto más nos desagradan (los ajenos) es porque más nos duelen los propios.

Yo sé que cuesta creer y admitir lo que estoy diciendo. Pero invito a quienes se resistan a aceptarlo, que se observen con TOTAL y ABSOLUTA SINCERIDAD. No es necesario que lo reconozcan en público. Basta que cada uno lo vea en sí mismo.

Si observas bien, verás que a veces, ese defecto que tanto te molesta en alguien y te da vergüenza ajena, es porque en el fondo sientes, recuerdas, muy subconscientemente que en algunas ocasiones tú fuiste así o te comportaste así. Por eso sientes la vergüenza ajena. Si no, ¿por qué habrías de sentirla?

¿Por qué habrían de enojarte ciertos defectos o formas de conducta, si no fueran el reflejo de los tuyos? Verse con su peor cara en el espejo de los otros nos causa mucha MOLESTIA Y RABIA. Y así solemos expresarlo.

Al recriminar y rechazar esos defectos en los demás, parecería que esas actitudes fueran lo más ajeno e impensable en nosotros (una manera de defensa psicológica ante lo que no nos permitimos a nosotros mismos). Y ciertamente que es una manera de expresar que no queremos tener dichos defectos. Pero nuestro rechazo molesto y enojoso es señal de que AÚN ESTÁ PRESENTE, DE ALGUNA MANERA, EN NOSOTROS, si no en nuestra actividad del momento, sí al menos, como recuerdo del pasado o como una tendencia en el subconsciente.

Una vez más, insisto en que, aunque a muchas personas les parezca difícil aceptarlo, la experiencia de quienes una y otra vez hemos hecho un examen muy sinceramente honesto y serio, nos demuestra que es totalmente exacto.

Cuesta mucho ser sincero y honesto consigo mismo, al admitir que debilidades y fragilidades que nos disgustan y mortifican no sólo son defectos de los demás sino también nuestros. Cuando vemos que también nosotros tenemos los defectos que nos molestan en los otros, necesariamente nos hacemos mucho más comprensivos e indulgentes. Uno de los defectos humanos más generalizados es justamente la desaprobación, la crítica y la condena. Falta tolerancia, benignidad e indulgencia.

En la historia de la Humanidad se han cometido las mayores atrocidades, por falta de comprensión y tolerancia. En las relaciones humanas, tanto entre amigos como en la misma familia, es muy frecuente la rigidez e intransigencia.

Cuando te sientas muy molesto por los defectos de los otros, MÍRATE ADENTRO. Obsérvate. Puede ser una buena ayuda para corregirte y mejorarte. Y sobre todo será un buen camino para comprender a los demás y aceptarlos.
Autor: Darío Lostado.

El yo del espacio




Ahora viviremos un paso más hacia la apertura del corazón radiante. Te voy a pedir que recuerdes desde tu corazón, pero imagines con la mente.
Imagina que eres como el viento. No como una masa de aire en movimiento, sino como el espacio sintiente y pleno de vida. Eres movimiento puro que pasa a través de cada una de las formas que abarca, rodea e interpenetra. Pasas entre las ramas de los árboles, a través de las grietas de las paredes, pero también te infiltras en los poros de la piel de los cuerpos, te hundes en la tierra y vuelves a flotar entre las húmedas y frescas nubes. Atraviesas las gotas que hacen el océano, siendo uno con ellas. Pasas a través de los átomos y de los colores, eres en los sabores, formas y sonidos, eres movimiento y expresión. Todo uno y todo ello, sin excepción, es sentido por ti, que pasas a través, sin tiempo ni espacio que se oponga a ti.
En tu movimiento no existen límites. La materia no se opone a ti, pues no existe oposición en ti. Todo es atravesado, todo es sentido y experimentado. Eres uno con la experiencia, eres el Ser siendo en relación consigo mismo. Eres el espacio sintiendo todas las interacciones dentro de sí mismo, todas como una, todas a la vez.
Eres el espacio, como un vacío sintiente y danzante, en movimiento dentro de sí mismo. Eres consciencia en estado de relación eterna consigo misma, reconociéndose en el acto de experimentarse, pues aquí no hay olvido ni separación, sino sólo expansión constante en creatividad pura. Eres alegría sin límites, pues todo momento es un eterno juego en donde cada expresión es inmediatamente dada y recibida en sí misma.
Eres vida pura sin fin, sin necesidad, sin más objetivo que la experiencia de este momento, en constante extensión de ti mismo, de tu expresión. Esto eres tú. Cada instante es nuevo y fresco, pues no existe memoria ni previsión. Cada deseo es experiencia presente, pues no existe oposición, ni necesidad de acuerdo, no hay desarrollo, ni tiempo de consecución, ni esfuerzo alguno. Tu deseo es. Eres la voluntad de Dios. Eres el Ser siendo en relación. Eres la creación, la unidad expresándose.
Eres, por tanto, el viento sin forma ni límite, el yo del espacio, acariciando las hojas de los árboles. Y al mismo tiempo, eres en la hoja del árbol que es mecida por el viento. Pues estás en el espacio sintiente dentro de la hoja y fuera de la hoja. Sientes que el viento te rodea, te mueve y pasa a través de ti. Y lo sientes totalmente, sin temor. A la vez sientes que estás acariciando a la hoja que está en ti.
Sientes el fluir de la savia en tu interior, refrescándote, y como una sola experiencia, también sientes a la vez el calor del sol entrando en ti. Y al tiempo, te sientes en el sol, como luz y calor extendiéndote en todas direcciones, emitiendo como un corazón radiante que se da entero. Sientes este darte al mismo tiempo que sientes recibiendo el calor, en la hoja.
No existe posibilidad alguna de sufrimiento o temor. Tu consciencia de invulnerabilidad es tan luminosa que no da lugar a sombra alguna.
El viento es caldeado por el sol, desviado por las ramas y disuelto en la espuma del mar. Todo ello es forma que sirve al sintiente, que eres tú. Sientes que eres el mar en constante vaivén, remolino y corriente, viento, oleaje y ruptura, ruido, música y silencio, gotas, rios y espuma efervescente que fluye por la roca, y que tu sientes, tal como la savia que refresca a la hoja, calentada por el sol y mecida por el viento.
El sentir unido y total eres tú. Pues eres el Ser en relación contigo mismo en todas partes y sin tiempo ni límite. Todo es nuevo ahora. Sin importar las formas que están a tu servicio, tú eres uno con la experiencia. En el estado del conocimiento de ti mismo puedes experimentarte directamente y sin forma, o con forma, a tu servicio. Pues nada existe que no sea para tu expresión.
En realidad, las formas que sirven a tu experiencia en tu estado natural no son ni siquiera imaginables aquí, donde todo tiene significado por medio de la percepción y en base a la separación. Pero he usado imágenes tales como hoja, gota, sol y viento para que pudieras acceder a recordar, desde el corazón, tu relación auténtica, el recuerdo de la experiencia del Ser expresándose a través decualquier forma. Algo que no ha dejado de suceder, pero que ahora sólo sientes como un recuerdo intuitivo, debido a que ahora no lo experimentas igual.... Actualmente experimentas el tiempo. ¿Y cómo es esto posible?
Regresa a ese sentir de constante expresión, expansión y extensión, donde todo es inmediatamente experimentado y, según aparece el movimiento en tu mente, una con todo, es recibido todo en tu corazón totalmente receptivo y abierto.
Ahora imagina que surge en tu conciencia una idea extraña, pero desafiante. Algo tan nuevo, tan desconocido, tan imposible, que ¡parece imposible dejarlo a un lado! Resulta tan interesante... ¡Nada menos que una nueva manera de sentir! ¡Una forma de crear totalmente nueva! Más allá de todo lo conocido, algo tan extraño que ha de ser explorado, aparece en tu mente.
“Sentiré la forma olvidando Quién soy y, sin el constante sustento de la consciencia de que soy uno con todo, sin tal conocimiento de la unidad, mi sentir será nuevo, espectacular y, sobre todo, absolutamente propio, mío, y de nadie más, totalmente especial. Experimentaré una creación especial, única y propia. Viviré la diferenciación no como una forma de expresión de mi Ser, sino totalmente identificado, como un ser diferenciado. Viviré la separación. Inventaré la intensidad de vivir un mundo propio y totalmente mío, olvidando totalmente la unidad, y por tanto mi Ser original, para... ¡Ser otra cosa! ¡Y así seré la forma! La diferencia, la individualidad. Seré lo especial.”
Inmediatamente, la mente da lugar a la nueva experiencia que va más allá de todo lo que es, hacia lo que no es. Aunque en este punto y en este instante, la idea que surge es la separación, la unidad no puede oponerse a esta experiencia, pues en la unidad no hay oposición alguna. Tal experiencia, como tal, da lugar a un sueño que comienza... La mente duerme.
Ahora soy una hoja.
He nacido en un momento del tiempo, al que pertenezco. Soy un fragmento de materia en el espacio que me acota. Debo sobrevivir ante un entorno que puede acabar conmigo. Pues he olvidado mi poder infinito, para poder vivir lo separado.
El viento sopla y sopla. ¡Es muy fuerte este viento! Si sigue moviéndome así, me desprenderá de mi rama y caeré donde esas otras hojas yacen muertas y sin vida. ¡Tengo miedo al viento! No recuerdo que soy uno con el viento para poder vivir lo separado. Ya no puedo disfrutar a la vez de la experiencia de mecer y ser mecido. Ahora todo mi foco está en sobrevivir como la forma que soy, como la hoja que soy. No recuerdo que soy todo, he olvidado la relación sin límite, no recuerdo a mi Ser, he olvidado la unidad y siento miedo.
Tampoco recuerdo que soy en la rama y en el árbol que me sujeta. ¡No puedo sentirlo! Como he olvidado el conocimiento de que soy Vida, creo que el árbol me da la vida y que si el viento me desprende de la rama, moriré. Soy una víctima de un entorno hostil que me amenaza. Bajo tal creencia se determinan todas mis percepciones. Todo ello al servicio de mi experiencia, pues fe es voluntad.
Y sigo siendo la mente. Y todo sigue estando a mi servicio, como el espacio sintiente que soy, aunque ahora crea que sólo soy una hoja.
Miro al sol en lo alto. ¡Tan lejos, tan poderoso, tan luminoso! ¡El sol me da la vida! ¡Sin él me muero! ¡Adoro al sol! Pues no recuerdo que soy uno con el sol y que no puedo recibir sino lo que me doy. Algo externo parece darme la vida, soy dependiente de aquello que adoro. Comienzo a vivir la relación especial.
Pero ¡Ah, peligro! ¡Otra hoja se está interponiendo entre el sol y yo! ¡Me está arrebatando la vida que necesito! ¡Me está atacando! Es una cuestión de supervivencia, necesito defenderme, desearía eliminar a esa hoja. Pues no recuerdo que esa hoja soy yo.
Ha nacido la herida, la vulnerabilidad, el ataque y la defensa, la carencia y la dependencia. Ha surgido en mi mente el programa de la separación, pues he decidido vivir la experiencia de la separación, la percepción.
Anteriormente el sentimiento de invulnerabilidad era constante, pues la consciencia de unidad era permanentemente reconocida como identidad. A nivel totalmente sentido, de forma totalmente natural, en todo momento la experiencia estaba sucediendo en el conocimiento de Quien soy.
Ahora el cambio va más allá de lo conocido, más allá de la consciencia de Ser. ¡Va más allá de lo posible, más allá de todo! ¡Uauh! Nos hemos adentrado en lo incognoscible, lo imposible, hemos inventado el inconsciente, el olvido del Ser. ¡Puede llegar a resultar tan interesante vivir lo imposible! ¡Muy especial!
La nueva idea a ser experimentada, la separación, requiere que la consciencia de unidad sea olvidada. La mente ha de olvidar su fundamento, su objetivo, su sentir esencial, su Ser. La mente, por tanto, se duerme en sí misma, se repliega en si misma al hacer "realidad" la nueva idea de una creación separada. Y se divide, dando lugar a una mente durmiente que se cree separada dentro de la mente eterna.
Mientras duermes, aún sigues siendo Quien eres. No puedes dejar de Ser Quien eres, gracias a Dios.
Jorge Lomar
Extraído del libro de próxima aparición “Corazón Radiante”
Jorge Lomar es escritor, ponente y facilitador de cursos de aplicación de la espiritualidad no dual, el perdón transpersonal y la mentalidad de paz. Presidente de la Asociación Conciencia.
www.asociacionconciencia.org
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