viernes, 13 de marzo de 2015

Libro: 40 días para Sanar Mente, Alma y Cuerpo. Padre Lauro Trevisan. (III Etapa.)



LIBERACIÓN DEL CUERPO
Día 1 - Yo Soy mi Cuerpo
Estoy entrando, con mucha alegría y paz, en esta tercera etapa de mi desierto místico. En esta fase de diez días limpiaré mi cuerpo de toda enfermedad porque la enfermedad me impide expresarme en el universo como verdadero hijo de Dios.
Yo soy mi cuerpo. Si mi cuerpo está enfermo, yo también estoy enfermo; o, porque yo estoy enfermo, mi cuerpo está enfermo. Dios me imaginó y me creó perfecto, porque en Dios no existe falta de armonía ni imperfección.
Por lo tanto, esta imagen mía actual enferma es la imagen que yo creé y no la que Dios creó. En otras palabras, es una imagen falsa, irreal, inverosímil, no pertenece a mi verdadera identidad.
Quiero liberarme hoy mismo de esta máscara. Quiero oír la palabra de Jesús, que me dice: "Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto".
El Padre, que me creó, es perfecto. El Padre, que está dentro de mí, en las profundidades de mi subconsciente, es perfecto. Si mi mente consciente, mi Yo, está creando enfermedades por medio de pensamientos, emociones, hábitos, creencias y sentimientos negativos, es importante que yo vuelva a ser perfecto, sumergiéndome en la Presencia Infinita, en la imagen verdadera y perfecta del Padre, que está en mi interior.
Sé que sólo una mente sana produce un cuerpo sano, porque el cuerpo es la respuesta de la mente, por eso ahora veo cómo fue bueno y saludable haber limpiado mi mente y mi corazón en las etapas anteriores. Ahora hago una alianza de amor y de armonía con mi cuerpo. Retiro esa máscara que ocultaba mi verdadera imagen y me veo perfecto, sano, fuerte y lleno de vida, como Dios me creó. Soy perfecto como Dios me creó. Mi cuerpo es perfecto como Dios lo creó.
La Luz Infinita creadora ilumina y energetiza todo mi cuerpo. Saludo, aquí con alegría, mi verdadera Realidad.
Nuevas energías recorren todo mi ser porque la Fuerza Divina ya se está manifestando en mí y yo me estoy aproximando a mi verdadera imagen física, trazada por Dios, con absoluta perfección y con el más sofisticado arte. Yo soy perfecto porque, en mi mente, me veo perfecto. Mi mente creó el cuerpo, como también las modificaciones negativas del cuerpo.
Mi mente ahora por la energía infinita de Dios, inmanente en el subconsciente, está recreando mi cuerpo y colocándolo en su legítimo modelo original. Contemplo con alegría y entusiasmo mi cuerpo perfecto. Sí, mi cuerpo perfecto. Perfecto.
Día 2 - Dios no me mando la enfermedad
En este día quiero eliminar de mi mente algunos equívocos que impiden mi curación. El primer equívoco es mi creencia de que Dios me mandó la enfermedad. Dios es mi Padre. ¿Qué padre, en este mundo, sentiría placer en mandar un cáncer o una ceguera a su hijo? Por el contrario, veo padres gastando lo que tienen y lo que no tienen para liberar a los hijos de cualquier problema de salud.
"Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a
vuestros hijos, cuánto más vuestro Padre que está en los Cielos no dará cosas buenas a los que las pidieren." (Mt.7, 7-12.) Jesús ya enseñaba esto hace dos mil años. El padre celestial está en mi interior. Mi espíritu es, en su origen, espíritu santo.
Cuando yo huí de la presencia de mi espíritu santo, huí de la salud.
Es que yo fuí el Caín de mí mismo, y no Dios. Necesito creer que Dios no manda enfermedades ni para mí ni para nadie. Este es el absurdo de los absurdos.
Aun porque si fuese Dios quien me mandara la enfermedad para expiar mis pecados, sería ir contra Dios buscar un médico o un remedio para curarme. Tendría que dejar que la enfermedad continuase de acuerdo con los designios de Dios, sin desviarla de su curso normal. Percibí la contradicción. Mis errores y pecados no ofenden a Dios, porque si Dios pudiese ser ofendido, no sería Dios. Mis errores y pecados me
ofenden a mí mismo y atentan contra la perfección que está en mí. En este caso si, yo podría decir que mis errores y pecados atentan contra Dios en mí. "Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto."
Me vuelvo ahora hacia Dios en mí mismo, hacia la Presencia Infinita, hacia el Padre que desea dar a mi mente y a mi cuerpo el espíritu de la perfección. "El Espíritu es fuerte". Mi Espíritu está volviendo, por la acción divina, mi cuerpo fuerte, perfecto y sano. Mi cuerpo está siendo recreado y la energía infinita está produciendo la renovación y la revitalización de todas las células del cuerpo. Me concentro en esta Verdad.
Visualizo la Luz Infinita proyectándose en todo mi cuerpo,
principalmente en las partes más oscuras y enfermas. La Luz Divina está curándome. Curándome. Curándome.
Día 3 - Dios no Castiga
En este tercer día de desierto místico entro en los caminos de mi cuerpo. Necesito limpiar todos los canales que impiden mi curación.
Un canal que está obstruyendo el flujo curativo es la idea que yo tengo de que Dios me castiga, por mis errores y pecados, a través de enfermedades. Si yo creo que debo soportar las enfermedades como castigo de Dios, estoy, con ello, cerrando los canales a la curación. Todo mi ser clama por la salud, pero mi mente proclama la enfermedad, porque la entiende como acción divina que castiga mis males.
Pero si fuese verdad que Dios me manda enfermedades para que yo expíe mis errores y pecados, no debería buscar los recursos de la medicina porque, entonces, estaría yendo contra Dios...
Por otra parte, si las enfermedades fuesen castigo de Dios, habría una contradicción y un conflicto entre Dios, que manda la lepra, la ceguera, la mudez, la parálisis, y Jesús que, por el poder de Dios, curó esas mismas enfermedades y tantas otras, según lo relatan los evangelios. ¿Entonces, Dios me castiga? ¿Por qué? ¿Cuál es su intención? ¿Creo yo que mi pecado irrita, entristece y modifica algo en Dios? Si eso fuese posible, Dios no podría ser feliz, por causa de los pecados de la humanidad. En consecuencia, no sería Dios. En realidad, mi pecado jamás alcanza a Dios. Hasta sería una pretensión...Mi pecado, mi error, mi negativismo me alcanza a mí mismo, por la simple razón de que toda acción produce una reacción.
Esta es la Ley del Retorno.
Mi enfermedad no es castigo, y sí el resultado de mi acción
negativa. Como dice el Maestro: "Todo árbol bueno produce buenos frutos; todo árbol malo produce frutos malos". Mi mente positiva produce frutos positivos en mí; mi mente negativa produce resultados negativos en mí. He aquí la causa de las enfermedades. Todo simple como el amanecer, todo claro como la luz del sol. En lugar de aplacar a Dios, me corresponde aplacar hoy mi mente negativa causante de las
enfermedades. Elimino definitivamente de mí todo complejo de culpa.
Complejo y sentimiento de culpa no son nada más que pensamientos negativos y nefastos. Para facilitar la desobstrucción de ese canal de curación, ahora me perdono a mí mismo por última vez, por todos los errores y males del pasado. Perdonar significa renunciar, por eso sé que, para sentirme perdonado, debo renunciar a toda imagen de mis
errores, debo expulsar para siempre todo recuerdo negativo y
perturbador de los males pasados. Esto es lo que viene causando tensiones y perturbaciones en mi cuerpo.
También perdono a los otros porque, si no perdono, estaré dejando cerrados otros canales de curación y creando más enfermedades. Uso la palabra perdonar como proceso de limpieza. Es como una energía luminosa que abre todos los canales de la salud, permitiendo que el flujo vital recorra con intensidad todos los átomos y células de mi cuerpo. Ahora me siento más aliviado y mi cuerpo menos tenso. La salud comienza a manifestarse más rápidamente. Ya me siento más
dispuesto. Mi alegría interior está iluminando mi cuerpo. Tengo la seguridad, en este momento, de que Dios quiere mi salud tanto como yo. Nuestras fuerzas están unidas y la victoria es infalible. Antes yo estaba impidiendo la acción curativa divina por mi creencia equivocada. Ahora siento que el milagro divino ya se está produciendo en mi cuerpo. Ya se está produciendo. Ya se está produciendo.
Día 4 - Hoy Elimino la causa de la enfermedad
Continúo, en este día, caminando por el sendero de la salud física.
Este desierto espiritual y místico me permite entrar en contacto con la Sabiduría Infinita de mi interior, con el Padre que opera en mí.
Sea yo culto o no, sé que existe una Sabiduría Infinita dentro de mí, que se manifiesta más claramente en la medida en que entro en estado de oración.
Me estoy sumergiendo más y más dentro de la inmensidad de mí ser. La complejidad comienza a deshacerse y todo se está volviendo simple.
Me pongo a meditar. Si Dios no causa mi enfermedad; si Dios no castiga a nadie; si mi cuerpo por ser energía inferior no puede actuar por sí mismo, entonces deduzco que la causa de mi enfermedad está en mi mente.
Por la situación de mis experiencias veo que es así: percibo que mis pensamientos depresivos me quitan las fuerzas y me abaten físicamente; noto que mi rabia produce alteraciones en mi cuerpo; verifico que mis penas producen malestar físico; siento que los miedos se traducen en tensiones físicas; observo que las preocupaciones crean úlceras, hipertensión, infartos y otras enfermedades; veo que el conflicto entre mis deseos y la realidad tensiona los nervios; observo que pensamientos angustiantes me aprietan la garganta y producen males físicos; descubro que la cólera puede producir graves lesiones físicas; y así sucesivamente,
sucesivamente, sucesivamente...
No es sin razón que se dice que las enfermedades son provocadas por pensamientos negativos, por sentimientos negativos, por emociones negativas, por deseos negativos, por creencias negativas, por imaginaciones negativas, por hábitos negativos y por la influencia de ambientes negativos en mi mente.
Imagino una selva verde, bonita, florida, exuberante, en un día de sol. Es una selva saludable. Imagino ahora esta selva azotada por un viento violento: árboles que se caen, flores que se despedazan, troncos que se parten, la tierra que se abre, raíces que cambian de lugar, en fin, una calamidad general.
Mi cuerpo es la selva más linda y perfecta, si puedo hacer tal
comparación. Pero esta selva maravillosa se convierte en una
calamidad cuando es azotada permanentemente por los vientos de mis pensamientos negativos. Este es un paso por demás importante en el camino de mi salud: limpio ahora total y definitivamente mi mente de toda especie de negativismo.
Sé que Dios está en mí, por eso la Fuerza y el Poder Infinito están en mí y siempre atienden mi pensamiento. No tengo más motivos de preocupación ni de perturbación. Soy positivo, positivo, positivo.
Soy alegre, optimista, tranquilo, bondadoso, feliz, seguro de mí, valeroso, lleno de confianza, imperturbable, exitoso y positivo, positivo, positivo.
Es que abrí todos los canales de la curación. La fusión de las
energías positivas mentales con las energías físicas existentes aún
en mí y reactivadas por los remedios está creando rápidamente mi
salud total. Yo siento, desde ya, este flujo vital.
¡Qué bien me estoy sintiendo! Estoy sintiéndome bien.
¡Estoy sientiéndome bien!
Día 5 - Sangre saludable.
Hoy me vuelvo nuevamente hacia mi cuerpo. Mi cuerpo es mi expresión exterior, es mi identificación en el universo, por eso deseo que él sea la expresión de la armonía universal. Comienzo ahora a recorrer la corriente vital que energética todo mi cuerpo a través de mi sangre.
Yo te bendigo, sangre de la vida! Yo te ilumino, sangre bienhechora!
La luz infinita de la Vida está iluminando ahora mi sangre.
Visualizo mi sangre toda iluminada de un rojo vivo...
Visualizo mi sangre rejuvenecida, fuerte, saludable...
Mis arterias son maravillosos canales de luz intensamente roja.
Es mi sangre revitalizada con cinco millones de glóbulos rojos y cinco mil glóbulos blancos por milímetro cúbico de sangre. Mi laboratorio mental está calculando doscientas mil plaquetas por milímetro cúbico de sangre.
Mi sangre ahora está perfecta, revitalizada, fuerte, energetizada.
Todo perfecto. La vida fluye a través de mi sangre renovada. Todas las toxinas, impurezas, infecciones, virus y bacterias indeseables están siendo expulsadas por mi sangre, que actúa impulsada por la Fuerza Infinita.
La Energía Creadora de Dios está encendiendo mi sangre y ella continúa iluminando, limpiando, calentando, defendiendo, protegiendo, renovando, recreando y produciendo el milagro divino de mi salud total. ¡Sangre bendita, canal de la Vida Infinita en mi cuerpo, eres
fuerte, eres pura, eres saludable, eres energía, eres poder! ¡Sangre bendita, eres el árbol de la vida en mí!
¡Sangre bendita, eres el río divino que baña el paraíso terrestre de mi cuerpo! ¡Sangre bendita, eres la corriente vital que trae a mi cuerpo todas las energías benéficas del universo! ¡Sangre bendita, eres el milagro renovador de mi vida física!
Día 6 - Mis órganos son perfectos
Comienzo ahora una aventura emocionante, pues recorreré los caminos de todos mis órganos y contemplaré la maravilla divina en cada uno.
Si algún órgano estuviere enfermo, trataré de curarlo ahora mismo, para que también en él yo pueda ver la estupenda ingeniería divina.
Si yo no creyese en Dios, bastaría contemplar la extraordinaria armonía, energía e inteligencia que existe en los cerca de quince billones de células electromagnéticas que forman mi cerebro... Mis órganos son la propia expresión de Dios. El Creador los hizo perfectos, por eso los desea perfectos, funcionando en el justo y recto orden divino. Atraigo ahora un inmenso destello de Luz Infinita, que surge de Dios y del universo y que cae sobre cada
órgano de mi cuerpo...
Pido perdón a los órganos enfermos por las violencias que practiqué contra ellos. También perdono a cada órgano por haber salido de su verdadera órbita, perjudicándome.
Ahora abro todos los canales para que la Luz Infinita Curadora caiga
sobre cada órgano de mi cuerpo: el cerebro... los ojos... los
oídos... el rostro... la nariz... la boca... la lengua... los
dientes... las encías... la garganta... el cuello... los pulmones...
el corazón... el estómago... el duodeno... el hígado... los riñones... el bazo... el páncreas... la uretra... el uréter... la próstata... la vejiga... la vesícula... el esófago... los intestinos... la columna vertebral... los senos... los ovarios... las trompas... el útero... los órganos sexuales... las caderas... los muslos... las rodillas... las piernas... los pies... los hombros... los brazos... las manos... Ahora proyecto la Luz Curadora Divina sobre el órgano más necesitado.
(Permanezco tres minutos en irradicación.) A partir de este instante contemplo la perfección divina en mí. Mi salud es perfecta. Mis órganos funcionan maravillosamente bien. "¡Me siento feliz!" Bendigo la maravilla divina de mis órganos. Bendigo cada órgano y entro en comunión de salud, alegría y vitalidad con cada uno de ellos. Todos los órganos son ahora una familia unida que se entiende perfectamente. Gracias. ¡Gracias!
Día 7 - Huesos Perfectos
En este día, me dedico aún a la salud física. Calmo mi mente y comienzo a penetrar en el interior de mi cuerpo. Veo mi sangre iluminada y perfecta. Veo todos los órganos funcionando en armonía, en una sincronía tan bonita como el más perfecto de los relojes. Veo algunos huesos estropeados y pido perdón. Veo algunas articulaciones en estado un tanto precario y pido perdón. Veo todo mi esqueleto iluminado con la luz blanca de la transparencia espiritual. Es la energía infinita de Dios que se proyecta en todos los huesos de mi
cuerpo.
Todas las enfermedades óseas, quebraduras, debilitamiento, defectos, se están diluyendo, porque ahora la luz blanca infinita de Dios está purificando iluminando, rehaciendo, moldeando, reforzando, ligando, ajustando, limpiando, rejuveneciendo cada hueso de mi cuerpo. Mi cuerpo es obra de Dios. Mis huesos son los fundamentos de mi cuerpo,
por lo tanto los quiero fuertes y perfectos. Dios, que es la Vida en mí, también los quiere de esa manera, para que su obra sea perfecta y admirada en mí.
Siento, desde ya, el milagro de la salud en los huesos. Los veo
perfectos y resplandeciendo con una luz blanca de energía infinita.
¡Qué maravilla! ¡Estoy feliz! Y muy agradecido. Porque ahora puedo caminar, correr, acostarme, sentarme, mover todo el cuerpo y cada parte del cuerpo.
Es la acción divina del Poder Infinito de Dios en mí. Durante todos los días anteriores abrí los canales de la curación, por eso ahora todo sucede en forma simple, tan simple como lo es la luz del sol que fortalece y vivifica las plantas.
Bendigo mis huesos. ¡Y entro en comunión con la perfección infinita en mis huesos!
Día 8 - Nervios, Músculos, Piel
Continúo hoy la caminata de mi perfección física. Dejo que mi mente descanse, se calme. La paz de los lagos de las montañas me invade y yo siento un profundo bienestar. Deseo ahora que mi mente absorba todos los átomos de mi ser. Me siento como una antorcha de luz que va recorriendo el interior de mi cuerpo para revitalizar y calmar los nervios, rehacer los músculos y recrear la piel en el orden divino,
recto y justo.
La Luz Infinita ilumina todos mis nervios, que se están soltando, liberando y tranquilizando. Pido perdón a mis nervios por tantas agitaciones y tensiones que provoqué hasta aquí, y perdono a los nervios por haberme hecho una persona tan nerviosa. Ahora estamos en comunión de amor y de buen entendimiento. Yo necesito de ustedes, nervios, y ustedes necesitan de mí: estamos, por lo tanto, unidos, muy unidos, en una dulce paz. Proyecto una vez más la luz recreadora
divina sobre los nervios y los veo perfectos, distendidos,
saludables y tranquilos.
Hago ahora una visita a los músculos, esta familia tan importante para mi cuerpo. Ilumino, con la luz de la energía infinita, todos mis músculos, que a partir de este instante se están volviendo fuertes, sanos y firmes. Voy ahora hacia el exterior de mi cuerpo y penetro en cada átomo de mi piel. Sé que mis emociones negativas, que mis complejos y traumas, que mis imaginaciones negativas y que mis miedos te perjudicaron, piel, creando manchas, marcas, arrugas,
alergias y problemas. Pero aquí estoy para que hagamos las paces, perdonar y olvidar el pasado.
Deseo que la Luz Creadora de Dios ilumine intensamente toda la piel, tan intensamente que todo lo que no sea perfecto se aleje rápidamente o se deshaga en este instante. Veo mi piel iluminada por la Luz Infinita. Mi piel está límpida, purificada, perfecta, completa, rehecha, suave y rejuvenecida.
La Luz Divina está lavando divinamente toda la piel. Lavando
divinamente. ¡Qué bien me siento! ¡Qué bien me siento!
Día 9 - Glándulas Perfectas
Hoy mi caminata por el interior del cuerpo se va a detener en las glándulas para conducirlas a la armonía y perfección. Aquieto la mente... Descanso el espíritu... Y dejo que mi cuerpo se abra para que yo pueda recorrer las glándulas e iluminarlas con la Luz Infinita de la vitalidad.
Sé que las glándulas son importantes. Sé que son sensibles y fabrican hormonas, secreciones y productos que se destinan al funcionamiento equilibrado y sano de todo mi cuerpo... Les pido perdón, glándulas, por las veces en que las llevé a producir sustancias indeseables en momentos indeseables... Mi mente negativa perturbó el buen funcionamiento de ustedes.
Pero ahora la Luz Divina está iluminando las glándulas salivales, las glándulas lacrimales, las glándulas sebáceas, las glándulas sudoríparas y las glándulas de las paredes internas del estómago...
Continúo recorriendo mi cuerpo e irradio salud y vitalidad a la hipófisis en el centro de mi cráneo. Visualizo esa glándula, del tamaño de una lenteja, toda iluminad, y los rayos de
energía divina se expanden desde la hipófisis hacia todo el cuerpo.
Derramo energía infinita sobre la tiroides, en el cuello, y la
tiroxina que mi tiroides está produciendo, en dosis justas,
restablece mi salud perfecta. Ilumino las paratiroides que están en el lado interno de la tiroides, y esas glándulas están actuando correctamente en mi beneficio. La energía divina está vitalizando las glándulas suprarrenales situadas sobre los riñones, y la producción perfecta de adrenalina está regulando divinamente todo mi sistema nervioso simpático.
La Luz Infinita se derrama sobre los testículos (ovarios) y la
perfección se manifiesta en estos centros vitales. Ahora me dirijo hacia las glándulas mixtas y bendigo mi páncreas. Bendigo este laboratorio divino que está produciendo la insulina correctamente.
El azúcar está equilibrado en mi sangre y me estoy sintiendo cada vez mejor. También bendigo mi hígado. Ahora mi hígado está pleno de energía y funciona en el orden divino, recto y justo.
Ahora veo todas las glándulas en perfecto estado, controlando mi salud, equilibrando el funcionamiento general de mi cuerpo y estableciendo el orden en todos los órganos. ¡Glándulas queridas, maravillas de Dios, reciban la Luz Infinita que las revitaliza! De ahora en adelante trabajaremos juntos, en paz, con salud, en armonía. Nuestra acción es positiva. Sé que ustedes son mis amigas leales y correctas y las bendigo cada día de todo corazón. De todo corazón.
Día 10 - Cuerpo Perfecto
En esta última jornada de la tercera etapa de mi desierto místico caminaré feliz por todos los caminos de mi cuerpo, viendo en ellos solamente la Presencia Infinita y la perfección del Creador. Jamás puedo suponer que yo haya sido creado con defectos, porque en Dios no existe incapacidad.
El Poder Creador, que realizó la maravilla de la constelación
estelar, que produjo la maravilla de las plantas y que estableció la maravilla del orden universal, no podría fallar precisamente en el momento en el que iría a crear la obra prima de la creación, el ser de su propia especie divina, de su verdadera imagen y semejanza.
Sería inconcebible que justamente un ser de la estirpe de Dios fuese creado con defectos, enfermedades y fallas, como sucede en las industrias de muñecas.
Las fallas y enfermedades son humanas y no están en el proyecto divino. Entonces, como hijo de Dios, me considero perfecto en el cuerpo y en la mente y veo cualquier enfermedad o defecto como una máscara, que no pertenece a la esencia de mi verdadero yo.
Veo todo mi cuerpo accionado por la energía infinita. Veo todo mi ser inserto en la perfección divina. En nombre del Creador, determino la perfección en mi cuerpo y contemplo en él la manifestación material de Dios. Yo soy perfecto. Mi cuerpo es perfecto. La salud habita en mí y permanece en mí, porque eliminé las causas de la enfermedad.
Yo soy perfecto. Yo soy perfecto. ¡Perfecto!

jueves, 12 de marzo de 2015

Libro Dharma “Filosofia De La Conducta”, de Annie Besant ( LAS DIFERENCIAS- Capitulo-2 )



Capitulo-2 Segunda Parte
LAS DIFERENCIAS

¿En que consiste la perfección de un Uni­verso? Tomemos la idea Universo y pregunté­mosnos lo que entendemos por esta palabra. Llegamos a definirlo así: es un número inmenso de objetos separados trabajando en conjunto con más o menos armonía. La variedad es la nota “tónica” del universo, e igualmente la unidad es la del No – Manifestado, del No ­Condicional, del Único que no tiene igual. La Diversidad es la “tónica” de lo manifestado y condicional, es el resultado de la voluntad de multiplicar. Cuando un Universo debe comenzar a existir se dice, que la Causa Primera, Eterna, Inconcebible, Imposible de discernir y Sutil, hace radiar su luz hacia fuera en virtud de su propia Voluntad. Lo que esta radiación significa para Ella misma, nadie se atrevería a conjeturarlo; pero lo que significa, estudiada en la fase que nos presenta, podemos concebirlo hasta cierto punto. Ishvara aparece. Pero al aparecer, Él se muestra envuelto con el velo de Máya. Tales son los dos aspectos del Supremo Manifestado. Muchas palabras han sido empleadas para ex­presar esta unión fundamental de opuestos: Ishvara y Máya, Sat y Asat, Realidad e Irrealidad, Espíritu y Materia, Vida y Forma. He aquí las palabras de que nos servimos en nuestro insuficiente lenguaje para expresar lo que nues­tro pensamiento puede apenas comprender. Solo podemos decir: “Esta es la enseñanza de los Sabios y la repetimos humildemente”. Ishvara y Máya. ¿Qué debe ser el Universo? – La imagen de Ishvara reflejada en Maya, ­la imagen fiel que le plugo presentar a este universo particular cuya hora de nacer ha so­nado. Su imagen, pero limitada, sometida a condiciones, por Él mismo, es lo que el universo debe manifestar perfectamente. Pero ¿cómo lo que es limitado y parcial, puede ofrecer la ima­gen de Ishvara? Por la multiplicidad de las partes reuniendo su trabajo en un todo armo­nioso. La infinita variedad de las diferencias y sus condiciones múltiples, expresarán la ley del pensamiento divino, hasta que este pensa­miento encuentre su fórmula en la totalidad del Universo hecho perfecto. Debéis tratar de en­trever lo que esto puede significar. Busquemos juntos para comprender. Ishvara piensa en la Belleza. Inmediatamente su formidable energía, omnipotente y fecunda, viene a tocar a Maya y la transforma en mi­ríadas de formas que llamamos bellas. 

Toca la materia maleable, el agua, por ejemplo y el agua reviste un millón de formas de belleza. Vemos una de ellas en la vasta superficie del Océano calmado y tranquilo que ningún viento agita y cuyo seno profundo refleja al cielo. Otra forma de Belleza se nos ofrece cuando al impulso del viento, las olas suceden a las olas, los abismos a los abismos, hasta que toda la masa de agua se presenta terrible en su cólera y en su majestad. Después aparece una nueva forma de Belleza. Las furiosas y espumantes aguas se han apaciguado, y el Océano presenta ahora miríadas de ondulaciones que brillan y juguetean a la luz de la luna, de la que quiebran y refractan los rayos en millares de chispas y esto también nos da una idea de lo que signi­fica la Belleza. Después contemplamos el Océa­no cuyo horizonte no limita tierra alguna y cuya inmensa extensión nada interrumpe, o bien en la orilla vemos las olas que vienen a nuestros pies. Cada vez que el mar cambia de humor, sus ondas expresan un nuevo pensamiento de Belleza expresada por el lago alpestre en la inmovilidad y serenidad de su apacible super­ficie; por el arroyuelo que salta de roca en roca; por el torrente que se deshace en millares de gotas que refractan la luz del sol con todos los tonos del arco-iris. Del agua bajo todos sus aspectos y todas sus formas desde el agitado Océano hasta el témpano de hielo; desde las nieblas y turbonadas hasta las nubes de brillan­tes colores se desprende el pensamiento de belleza que en ella imprimió Ishvara cuando la palabra salió de Él. Si dejamos el agua, encontramos otros pensamientos de Belleza en la delicada planta trepadora y los brillantes colo­res que reúne en si, en las plantas: más fuertes, en la robusta encina y en el bosque de obscuras profundidades. Nuevos pensamientos de Belleza llegan a nosotros desde las cimas de las mon­tañas, de la sábana ondulada por innumerables valles en que la tierra parece solicitada por nue­vas posibilidades de existencia, de las arenas del desierto, de la vegetación de los prados. ­¿No separamos de la tierra? El telescopio presenta a nuestra vista la belleza de miríadas de soles, que se lanzan y gravitan a través de las profundidades del espacio. El microscopio a su vez, descubre a nuestras miradas asombra­das, las bellezas de lo infinitamente pequeño como el telescopio nos revela las de lo infinita­mente grande. Una nueva puerta se abre así para nosotros y nos deja contemplar la Belleza. En torno nuestro hay millones y millones de objetos que todos tienen su belleza. La gracia del animal, la fuerza del hombre, la suave be­lleza de la mujer, los hoyuelos del riente niño, todo esto nos da una idea de lo que es el pensamiento de la Belleza en el espíritu de Ishvara. De esta manera podemos comprender hasta cierto punto como su pensamiento hace nacer el esplendor en miríadas de formas cuando Él habla en belleza al mundo. Será lo mismo para la Fuerza, la Energía, la Armonía, la Música, etc. etc. Ahora comprendéis porqué la variedad es necesaria: porque ningún objeto limitado puede expresar por completo lo que Él es, porque nin­guna forma limitada es suficiente para expre­sarla. Pero a medida que cada forma llega a la perfección en su género, todas ellas llegan, en conjunto, a revelarle parcialmente. La perfección del Universo es, pues, la perfección en la variedad y en la armonía de las partes. Comprendido esto, empezamos a ver que el Universo no puede alcanzar la perfección sin que cada parte juegue su papel especial y desen­vuelva de una manera completa la parte de vida que le es propia. Si el bosque pretendiera imi­tar al agua o a la tierra, los unos perderían sus bellezas sin obtener las de los otros. La perfec­ción del cuerpo no resulta de que cada célula lleve la misión de otra célula, sino que cada una cumpla perfectamente sus propias funcio­nes. Nosotros tenemos un cerebro, pulmones, un corazón, órganos digestivos. Si el cerebro tratase de hacer el trabajo del corazón, o si los pulmones ensayaren digerir los alimentos, el cuerpo quedaría seguramente en un triste es­tado. La salud corporal está asegurada por el hecho de que cada órgano ejerce sus propias funciones. Comprendemos así que, en el desenvolvimiento del universo, cada parte debe se­guir el camino que le está trazado por la ley que gobierna su propia vida. La imagen de Ishvara en la naturaleza no será perfecta, mientras cada parte no esté completa en si misma y en sus relaciones con las demás. ¿Cómo nacen estas innumerables diferencias? ¿Cómo llegan a existir? ¿Cuáles son las relaciones del Universo, evolucionando como un todo con las partes, si evoluciona cada una siguiendo una línea particular? Se ha dicho que Ishavara, expresándose bajo su aspecto de Pra­kriti, manifiesta tres cualidades: Sattva, Rajas y Tamas. Estas palabras no tienen equivalente en inglés. No pueden traducirse de una manera satisfactoria. Podría sin embargo, por el mo­mento, traducir Tamas por la inercia, la cuali­dad que, opuesta al movimiento, da la estabi­lidad. Rajas es la cualidad de la energía y del movimiento. La palabra que mejor idea da de Sattva, es armonía, la cualidad de lo que causa placer, teniendo éste su origen en la armonía y siendo solo ella quien puede darlo. Vemos enseguida que estos tres Gunas se modifican de siete maneras diferentes, siguiendo en cierta for­ma siete grandes, direcciones y dando nacimiento a innumerables combinaciones. Cada religión menciona esta división séptuple y proclama su existencia. En la religión hindú está represen­tada por los cinco grandes elementos y los dos superiores, siendo los siete Purushas de que habla Manú. Los tres Gunas se combinan y se dividen, constituyendo siete grandes grupos, de donde nacen por combinaciones variadas, una infini­dad de cosas. Recordad que en cada una de ellas, está representada cada una de las cuali­dades en un grado variable sometida a una de las siete grandes clases de modificaciones. Esta diferencia inicial, transmitida por un Universo pasado porque un mundo se rela­ciona a otro mundo y un Universo a otro Universo nos lleva a comprobar que el torrente de la vida es dividido y subdividido al caer en la materia, hasta que, encontrando la circunferencia del enorme círculo, retrocede sobre si mismo. La evolución comienza, cuan­do cambiando de dirección, la ola de vida empieza a retornar a Ishvara. El periodo prece­dente ha sido el de la involución, durante el cual la vida se mezcla, con la materia. En la evo­lución, la vida desenvuelve las facultades que están en ella. Para citar a Manú, podemos decir que Ishvara ha colocado Su semilla en las grandes aguas. La vida dada por Ishvara no era una vida desarrollada, sino una vida sus­ceptible de desarrollo. Todo comienza por exis­tir en germen. El padre da su vida por engen­drar al hijo. Esta semilla de vida se desenvuelve a través de mil combinaciones hasta que llega el nacimiento; después, los años se suceden -a través de la infancia, la juventud y la virilidad hasta alcanzar la edad madura y que la imagen del padre se encuentra en el hijo. Igual­mente el Padre Eterno da la vida cuando co­loca la semilla en el seno de la materia; pero esta es una vida que no está todavía evolucio­nada. El germen comienza ahora su ascensión, pasando por las fases sucesivas de la existen­cia que llega gradualmente a expresar. Al estudiar el Universo, vemos que las va­riedades que en él se encuentran, son consti­tuidas por diferencias de edad. Este es un pun­to que interesa a nuestro problema. El mundo ha sido traído a su condición actual por la virtud de una palabra creadora. Ha sido lenta y gra­dualmente y por una prolongada meditación como Brahma hizo el mundo. Las formas vi­vientes aparecieron unas después de otras. Una tras otra fueron sembradas las simientes de vida. Tomad un Universo cualquiera, en un momento determinado y veréis que tal Universo, tiene por factor principal el Tiempo. La edad del germen en curso de desarrollo determinará el grado alcanzado por el germen. En un Universo existen, simultáneamente gérmenes de diversas edades y desigualmente desarrollados. Hay gér­menes más jóvenes que los minerales, consti­tuyendo lo que se llama reinos elementales. Los gérmenes en vías de desarrollo llamado reino mineral, son más viejos que aquellos. Los que evolucionan en el reino vegetal, son a su vez más antiguos que los del mineral; es decir, tie­nen tras de sí un pasado de evolución más largo. Los animales son gérmenes de un pasado ma­yor aún y los gérmenes que llamamos humani­dad tienen un pasado mayor que todos los demás. Cada gran clase se distingue, por su anti­güedad. Lo mismo en un hombre, la vida se­parada e individual (entiéndase, no la vida esen­cial, sino la vida individual y separada) difiere de la de otro hombre. Diferimos por la edad de nuestras existencias individuales, como dife­rimos por la edad de nuestros cuerpos físicos. La vida es una, una en todo, pero ha sido invo­lucionada en épocas diferentes, si se tiene en cuenta el punto de partida dado al germen que crece. Es necesario comprender bien esta idea. Cuando un universo toca a su fin, se encuen­tran en él entidades que han alcanzado diversos grados de desenvolvimiento. Ya he dicho que un mundo se relacionaba a otro mundo y un Universo a otro Universo. Ciertas unidades se encontrarán al principio en un período de evo­lución poco avanzado; otras, muy cerca del mo­mento en que su conciencia se extenderá hasta Dios. En este Universo habrá cuando su periodo de existencia llegue a su fin, todas las diferen­cias de crecimiento resultantes de las diferencias de edad. No hay más que una vida en todos; pero el grado de desenvolvimiento de una vida particular depende del tiempo desde que ha co­menzado a evolucionar separadamente. Tocamos aquí a la misma raíz de nuestro problema, una sola vida inmortal, eterna, infinita por su origen y por su fin. Solamente que esta vida se manifiesta siguiendo diferentes grados de evolución, diferentes periodos de desenvolvimiento. Las facultades inherentes se manifiestan más o menos y proporcionalmente a la edad de la vida separada. Tales son los dos puntos que hay que comprender y enseguida podréis abordar la segunda parte de la definición del Dharma. Podemos ahora definirlo Como: “la natura­leza interior de una casa en un momento dado de la evolución y la ley que rige al periodo próximo en que entrará su desenvolvimiento”, la naturaleza en el punto alcanzado por el desenvolvimiento, más la ley conducente al periodo de desenvolvimiento que va a seguir. La naturaleza misma determina el grado de evolución alcanzado. Después vienen las condiciones a que están subordinados los progresos ulteriores de su evolución. Poned estas dos ideas en con­tacto y comprenderéis porqué nuestro propio Dharma es el único camino que lleva a la per­fección. Mi Dharma es el grado de evolución alcanzado por mi naturaleza en el desenvolvimiento de la semilla divina que está en mi misma, mas la ley de vida que determina la manera de que yo debo elevarme al grado siguiente. El pertenece al yo separado. Es pre­ciso que yo conozca el grado de mi desenvolvi­miento y que conozca también la ley que me permite llevarlo más lejos. Entonces yo conoceré mi Dharma y siguiéndole iré hacia la perfección. Realizando el sentido de lo que precede, ve­mos claramente la razón por la cual es preciso estudiar esta condición presente y este período que va a seguir. Si no conocemos el grado alcanzado actualmente, forzosamente ignoraremos el grado siguiente que debe ser nuestro obje­tivo y por lo tanto actuamos contra nuestro Dharma y retardamos nuestra evolución. En cambio, conociendo una y otro podemos tra­bajar de una manera conforme a nuestro Dharma y apresurar nuestra evolución. Aquí se pre­senta un escollo peligroso. Vemos que una cosa es buena, elevada y grande y aspiramos a reali­zarla. ¿Es este nuestro próximo grado de evo­lución? ¿Es esto lo que exige la ley de nuestro desenvolvimiento vital para asegurar el armo­nioso florecimiento de nuestra vida? Nuestro objetivo inmediato no es aquello que es lo mejor en sí, sino aquello que es lo mejor según el grado actualmente alcanzado por nosotros, aque­llo que nos haga dar un paso de avance. He aquí una criatura. Sí es una niña, es inútil decir que tiene ante sí un porvenir más noble, más elevado y más vasto que el momento actual en que ella juega a las mu­ñecas. Por que el ideal femenino perfecto es la madre con su hijo. Pero aunque este sea el ideal de la mujer perfecta, tomar este ideal an­tes de tiempo no es un bien, sino un mal. Todo debe venir en su tiempo y lugar. Si esta madre debe alcanzar el desenvolvimiento perfecto de la mujer y llegar a ser una madre de familia bien dispuesta, fuerte y capaz de soportar la presión de la gran ola vital, entonces es nece­sario un período en que la niña debe jugar con su muñeca, debe aprender sus lecciones, debe desenvolver su cuerpo. Pero si con la idea de que la maternidad es una cosa más elevada y más noble que el juego, esta maternidad es impuesta muy temprano y un niño nace de una niña, el hijo, la madre y la nación sufren y esto sucede porque no se ha tenido en cuenta el mo­mento y la ley del desenvolvimiento de la vida ha sido violada. Es ir al encuentro de toda clase de sufrimientos coger el fruto antes de que esté maduro. He puesto este ejemplo por que es llama­tivo. El os hará comprender porque nuestro propio Dharma vale más para nosotros que el Dharma bien ejecutado de otro, pero que no entra en el dominio de nuestro desenvolvimiento vital. Podemos esperar una posición elevada en el porvenir, pero es preciso que el momento lle­gue y que el fruto madure. Recogedle antes de su madurez y os hará rechinar los dientes. De­jadle en el árbol, obedeciendo así a la ley del tiempo y del orden evolutivo y el alma crecerá bajo el impulso de una vida sin fin. Esto nos da una nueva solución al pro­blema: la función está en razón directa del po­der. Ejercer la función antes del desarrollo del poder es extremadamente pernicioso para el organismo. Aprendamos, pues, a tener paciencia y a conformamos con la Buena Ley. Se puede juzgar de los progresos de un hombre por la buena voluntad que emplea en trabajar con la naturaleza y en someterse a la ley. He aquí porque al Dharma se le llama ley o deber indis­tintamente, porque estas dos ideas tienen por raíz común el principio de que el Dharma es la naturaleza interior, en un momento dado de la evolución y la ley del período de desenvolvi­miento que va a seguir. Esto explica porqué la moralidad es una cosa relativa, porqué el deber debe ser diferente para cada alma según su grado de evolución. Si aplicamos esto a las disquisiciones del bien y del mal, veremos que nos será posible resolver algunos de los problemas de más sutil moralidad considerándolos según este principio. En un Universo condicional, el bien y el mal absolutos no son encontrados nunca, sino solamente el bien y el mal relativos. Lo absoluto no existe más que en Ishvara, donde se le encontrará eternamente. Las diferencias son, pues, necesarias a nues­tra existencia condicional. Nosotros pensamos, sentimos y sabemos por diferencias. Solo por ellas sabemos que somos hombres vivientes y pensantes. La unidad no hace ninguna impre­sión sobre la conciencia. Las diferencias y la diversidad son las que hacen posible el desen­volvimiento de la conciencia. La conciencia no condicional escapa a nuestra comprensión. No podemos pensar más que dentro de los límites de lo que es separado y condicional. Ahora tenemos la posibilidad de ver como las diferencias se manifiestan en la naturaleza, como interviene el factor tiempo y como (por más que todos tengan la misma naturaleza y de­ben alcanzar el mismo fin) hay diferencias en los grados de la evolución y por consiguiente, hay leyes apropiadas a cada grado. Esto es lo que tenemos que comprender esta tarde antes de tratar del complejo problema de: ¿cómo se desenvuelve esta naturaleza interior? El asunto es realmente difícil. Sin embargo, los misterios del sendero de la acción podrán aclararse para nosotros si comprendemos la ley subyacente y reconocemos el principio de la vida evolucio­nante, Pueda Aquel que ha dado a la India por nota “tónica” el Dharma, iluminar, por Su vida ascendente e inmortal, por Su luz resplandeciente e inalterable, nuestras obscuras inteligencias que buscan a tientas Su ley. Porque sola Su bendición descendiendo sobre el suplicante que busca, permitirá que Su ley sea comprendida por nuestra inteligencia, que Su ley se grabe en nuestros corazones

LOS NIÑOS NACEN SIN EGO



LOS NIÑOS NACEN SIN EGO
Los niños nacen sin ego. El ego lo enseñan la sociedad, la religión, la cultura.
Seguramente habréis observado a los niños pequeños. No dicen: «Tengo hambre». Si el
niño se llama Bob, dirá: «Bob tiene hambre. Bob quiere ir al baño». No tiene sentido del
«yo». Se refiere a sí mismo en tercera persona. Bob es como la gente lo llama, y él se
llama a sí mismo Bob. Pero llegará un día... Cuando empiece a hacerse mayor le
enseñaréis que eso no está bien. «Bob es como te llaman los demás; tú no tienes que llamarte Bob a ti mismo. Tienes una personalidad distinta y tienes que aprender a decir
"yo".»
El día en que Bob se convierte en «yo» pierde la realidad del ser y cae en el oscuro
abismo del delirio. En cuanto empieza a referirse a sí mismo como «yo» se pone en
funcionamiento una energía completamente distinta. El «yo» quiere crecer, fortalecerse;
quiere esto, lo otro. Quiere elevarse cada vez más en el mundo de las jerarquías, siente
el imperativo de conquistar más y más territorios.
Si alguien tiene un «yo» mayor que el tuyo, te crea un complejo de inferioridad.
Haces todos los esfuerzos posibles por demostrar que «yo soy superior a ti», «yo soy más
santo que tú», «yo soy más grande que tú». Dedicas tu vida entera a algo absurdo, que
ni siquiera existe. Inicias un sendero de sueños, y seguirás avanzando por él, haciendo
crecer tu «yo» cada día más, lo que te creará la mayor parte de tus problemas.
Incluso Alejandro Magno tenía enormes problemas. Su «yo» interno quería ser el
conquistador del mundo, y casi llegó a conquistarlo. Digo «casi» por dos razones. En su
época, no se conocía la mitad del mundo, por ejemplo América. Y además, entró en la
India, pero no la conquistó; tuvo que retirarse.
No era muy mayor, solo tenía treinta y tres años, pero durante aquellos treinta y
tres años se había limitado a pelear. Se había puesto enfermo, aburrido de tanta
batalla, de tanta muerte, de tanta sangre. Quería volver a su patria para descansar, y ni
siquiera logró eso. No llegó a Atenas. Murió en el camino, justo un día antes de llegar
allí, veinticuatro horas antes.
Pero ¿y la experiencia de toda su vida? Cada vez más rico, más poderoso, y después
su absoluta impotencia, al no ser capaz ni siquiera de retrasar su muerte veinticuatro
horas... Había prometido a su madre que una vez que hubiera conquistado el mundo
volvería y lo pondría a sus pies como regalo. Nadie había hecho semejante cosa por una
madre, de modo que era algo único.
Pero aun rodeado de los mejores médicos se sintió impotente.
Todos dijeron:
—No sobrevivirás. En ese viaje de veinticuatro horas morirás. Será mejor que
descanses aquí, y quizá tengas alguna posibilidad. Pero no te muevas. Ni siquiera
creemos que el descanso te sirva de mucho... Te estás muriendo. Te acercas cada vez
más, no a tu patria, sino a tu muerte, no a tu hogar, sino a tu tumba.
»Y no podemos ayudarte. Podemos curar la enfermedad, pero no la muerte. Y esto
no es una enfermedad. Eres casi como un cartucho descargado. En treinta y tres años
has gastado tu energía vital en luchar contra esta nación y contra la otra. Has
desperdiciado tu vida. No es enfermedad, sino simplemente que has gastado tu energía
vital, inútilmente.
Alejandro era un hombre muy inteligente, discípulo del gran filósofo Aristóteles, que
fuera su tutor. Murió antes de llegar a la capital. Antes de morir le dijo a su comandante
en jefe:
—Este es mi último deseo, que debe cumplirse.
¿Cuál era aquel último deseo? Algo muy extraño. Consistía en lo siguiente:
—Cuando llevéis mi ataúd a la tumba, debéis dejar mis manos fuera.
El comandante en jefe preguntó:
—Pero ¿qué deseo es ese? Las manos siempre van dentro del ataúd. A nadie se le
ocurre llevar un ataúd con las manos del cadáver fuera.
Alejandro replicó:
—No tengo muchas fuerzas para explicártelo, pero para abreviar, lo que quiero es
mostrar al mundo que me voy con las manos vacías. Pensaba que era cada día más
grande, más rico, pero en realidad era cada día más pobre. Al nacer llegué al mundo
con los puños apretados, como si sujetara algo en mis manos. Ahora, en el momento
de la muerte, no puedo irme con los puños apretados.
Para mantener los puños apretados se necesita vida, energía. Un muerto no puede mantener los puños cerrados. ¿Quién va a cerrarlos? Un muerto deja de existir, se le ha
escapado toda la energía, y las manos se abren por sí solas.
—Que todo el mundo sepa que Alejandro Magno va a morir con las manos vacías,
como un mendigo.
Pero me da la impresión de que nadie ha aprendido nada de esas manos vacías,
porque en las épocas posteriores a Alejandro la gente ha seguido haciendo lo mismo, si
bien de distintas maneras.
El EGO ES EL ORIGEN DE TODOS LOS PROBLEMAS DE LA PERSONA, de todos los
conflictos, las guerras, los celos, el miedo, la depresión. Sentirse fracasado, compararse
continuamente con los demás hiere a todos, y hiere terriblemente, porque no se puede
tener todo.
Si hay alguien más guapo que tú, te hiere; si alguien tiene más dinero que tú, te
hiere; si alguien es más culto que tú, te hiere. Existen millones de cosas que pueden
herirte, pero no lo sabes, esas cosas no son las que te hieren, a mí no me hieren. Te
hieren a ti por tu ego.
El ego no para de temblar de puro miedo, porque sabe muy bien que es un recurso
artificial creado por la sociedad para que sigas corriendo en pos de unas sombras.
Este juego del ego es la política de subir cada vez más alto.
El ego y todos sus juegos... El matrimonio es uno de sus juegos, el dinero es otro
de sus juegos, y también el poder. Todos son juegos del ego. Hasta ahora la sociedad
no ha parado con sus juegos; es como si existieran unos Juegos Olímpicos incesantes,
por todo el mundo. Todos intentan subir y todos les tiran de las piernas, porque en la
cima del Everest no hay sitio para tantos.
Es una lucha a muerte, y llega a ser tan importante que acabas olvidando que ese
ego te fue implantado por la sociedad, por tus profesores. ¿Qué hacen desde la guardería
hasta la universidad? Fortalecer tu ego. Cuantos más títulos añaden a tu nombre, más
importante te sientes.
El ego es la mayor de las mentiras, que tú has aceptado como una verdad; pero
los intereses creados lo favorecen, porque si todos aceptaran la ausencia del ego, la
competición olímpica que se desarrolla en el mundo entero sencillamente se paralizaría.
Nadie querría subir al Everest, sino que disfrutaría del sitio donde está y se alegraría de
ello.
El ego te mantiene a la espera: mañana, cuando triunfes, te alegrarás.
Naturalmente, hoy tienes que sufrir, tienes que sacrificarte. Si quieres triunfar mañana,
tienes que sacrificarte hoy. Has de merecerte el triunfo, y para eso haces toda clase de
ejercicios. Solo es cuestión de sufrir durante algún tiempo y después te alegrarás. Pero
ese mañana nunca llega. Nunca ha llegado.
Mañana simplemente significa lo que nunca llega. Supone retrasar la vida, una
estrategia estupenda para seguir sufriendo.
El ego no puede sentir alegría en el presente, no puede existir en el presente; solo
existe en el futuro, en el pasado, es decir, en lo que no es. El pasado ya no existe, el
futuro aún no existe; ambos carecen de existencia. El ego solo puede existir con lo no
existente, porque en sí mismo no existe.
En el momento puramente presente no hallarás ningún ego en tu interior, sino
una alegría silenciosa, una nada silenciosa y pura.
OSHO

TU NIÑO INTERIOR



TU NIÑO INTERIOR
Abraza la soberbia que hay en ti, porque detrás de ella hay un niño no querido.
Abraza la exigencia que hay en ti, porque detrás de ella hay un niño que no ha sentido el Amor.
...
Abraza al “agradador eterno” que hay en ti porque detrás de él hay un niño rechazado.
Abraza la ira y el enojo que hay en ti, porque detrás de ella hay un niño abandonado.
Abraza al solitario que hay en ti, porque detrás de él hay un niño excluido y discriminado.
Abraza el desgano, la apatía, la falta de sentido, porque... detrás de todo esto, está tu niño padeciendo ser quién no es...
Abraza el dolor que hay en ti, porque detrás de él hay un niño lastimado.
Los niños que habitan dentro de nosotros, están empezando a manifestarse y esta vez no paran hasta ser escuchados...
Por favor, desde lo más profundo de mi corazón te pido, no los silencies más...
Aprender a integrarlo, a comprenderlo, a abrazarlo, a liberarlo, devolverlo a la vida, esta es la tarea de hoy. Te aseguro que es el Camino para que tu Divinidad baje a la Tierra.
Clarissa Pinkola Estes

2º TRABAJO DE HERCULES: CAPTURAR EL TORO DE GRETA



1.- El segundo Portal se abrió de par en par.
Euristeo mandó llamar a Hércules y le dijo que debía capturar el
toro sagrado que el rey Minos de Creta poseía, y llevarlo desde la isla
a la tierra firme. No le dio más instrucciones.
Hércules buscó primero y persiguió después al toro sagrado,
guiado por la estrella luminosa que brillaba sobre su frente. Así lo
siguió hasta su refugio y él sólo, lo capturó y lo condujo hasta la costa,
montado en él a horcajadas y, luego, a través de las aguar del mar, que
separaban a Creta de la tierra firme, hasta la ciudad de los cíclopes.
2.- De acuerdo con la ley universal, Hércules ha iniciado su
segundo trabajo en el plano mental.
Porque, en la ejecución de cualquier plan creador, primero es el
impulso del pensamiento y, luego, el del deseo. Primero el estado de
conciencia mental y, luego, el de la sensibilidad, que se desarrolla en
el mundo del deseo.
En este trabajo, hay que comprender perfectamente el
funcionamiento de la Ley de Atracción, que relaciona al que construye
la forma (el espíritu) y la forma misma, o sean, el polo positivo y el
negativo, el Yo y el no yo, el macho y la hembra, etc. Y aprender el
uso correcto y el control de la materia. Así que el aspirante es
probado, primero, en su naturaleza animal y sus motivaciones y,
luego, en la atracción que experimenta por la materia.
La gran ilusión de la materia y el sexo son dos aspectos de la
misma fuerza de atracción expresándose, uno, en el plano físico y el
otro en el plano del deseo o emocional.
3.- Todo aspirante tiene en el sexo un problema importante que
afrontar.
Porque, si su mente no puede resistir la atracción del polo
opuesto, se convierte en una víctima del sexo y puede llegar a ser
controlado por la parte inferior de su animalidad.
En cambio, si conoce la finalidad y correcto uso de su fuerza
creadora sexual y la posibilidad de transmutarla en palabras y escritos,

ideas y actos positivos y altruistas, entonces el aspirante se convierte
en un puntal para la sociedad, porque comprende y defiende la familia
y la reproducción como medio sagrado de proporcionar posibilidades
de renacimiento a otros espíritus hermanos. Y construye y ayuda y
progresa y beneficia a la sociedad en la que está integrado.
En el trabajo de Hércules, pues, el toro representa el deseo
animal, es decir, todos los deseos basados en la materia que, unidos,
dan lugar a la gran ilusión que produce el centrar la conciencia en algo
que no es real, alejándonos de lo que lo es, que es la vida del espíritu.
El discípulo es una parte del conjunto humano, separada de ese
conjunto y sometida a los vaivenes del deseo material. Por tanto, ese
deseo, ese toro, ha de ser perseguido y dominado hasta que se pueda
“cabalgar sobre él” y atravesar así las aguas de la pasión, sin peligro
alguno, hasta llegar a la tierra firme. El toro, pues, ha de ser montado
y conducido por el hombre, el espíritu.
Y, para hacerlo, para controlarlo, hay que emplear el sentido
común. Recordemos el lema rosacruz: Una mente pura, un corazón
tierno y un cuerpo sano, que deben ser utilizados, los tres, como
indican las leyes del lugar en que su propio destino lo ha situado.
Si el propósito es puro y está libre de la atracción de la materia,
la acción será justa y la consecuencia será una vida justa en el plano
físico y en todos los planos.
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Quizá resulte interesante aquí, en el signo de Tauro, considerar
una costumbre española y su origen. Me estoy refiriendo a la Corrida
de Toros:
Nota previa importante: El que la simbología sea perfecta y el
que las corridas de toros, en su origen, en tiempos remotos y con
distintas exigencias morales, fueran una representación religiosa, no
cambia el hecho de que, para la sensibilidad alcanzada por la
Humanidad en nuestros días, se trata de algo innecesariamente
cruel y opuesto a los más elementales principios del amor y el
altruismo y, por tanto, reprobable desde el punto de vista de la
ciencia oculta. Pero resulta ilustrativo meditar sobre sus contenidos
ocultos originarios y que han perdurado formalmente.

El mito de la expedición de los Argonautas en busca del
Vellocino de Oro - representación simbólica del cuerpo-alma -
expresa, sin decirlo, que el acontecimiento relatado tenía lugar cuando
se estaba realizando el paso, por precesión de los equinoccios, de la
era de Tauro a la era de Aries, y ello supuso que las religiones que
habían representado a Dios por un toro (Buey Apis, toros de Asiria y
Babilonia, pueblo judío antes de salir de Egipto, civilización minoica
de Creta, nuestros Toros de Guisando, etc.) pretendiendo poner el
acento en la virtud de la fortaleza divina, estaban pasando a destacar la
mansedumbre, la bondad y la humildad del cordero, cambio que tuvo
lugar entre el tercero y el segundo milenio antes de Cristo.
Pues bien, nuestras actuales corridas de toros tienen su origen en
aquella lejana época en que el toro pasó a ser, de representante de la
deidad, a representante de las pasiones, los vicios y lo negativo que el
aspirante a la vida superior, en la nueva época, había de vencer a toda
costa. Baste recordar al efecto la reacción de Moisés cuando, al bajar
del Monte Sinaí con el Decálogo, descubrió que su pueblo había
vuelto a adorar al becerro de oro, es decir, había regresado a la
religión de la era de Tauro. Seguramente, en las Escuelas de Misterios
de entonces, existieron las corridas de toros.
Vamos, pues, a extendernos sobre este asunto, muy interesante,
sobre todo para los españoles, muchos latinoamericanos y algunos
franceses, contando con que la “fiesta” ha sufrido muchos cambios y
regulaciones pero que, curiosamente, no han hecho, sino destacar sus
simbolismos.
En realidad, una corrida de toros no es sino la escenificación
simbólica de lo que supone la subida del Monte de la Evolución por el
atajo de la Iniciación, sendero que escogen unos pocos, a diferencia
del camino ordinario, elegido por la mayor parte de la Humanidad.
Como Cristo dijo, “el camino es angosto y empinado” y “muchos son
los llamados y pocos los escogidos”.
La simbología, como se comprobará, es perfecta:
La arena, el ruedo, es la vida. El público son nuestros
semejantes, el mundo, en el que hay de todo: Gente avanzada y gente
atrasada, gente buena y gente no tan buena, gente que comprende y
gente que exige, gente que se emociona y gente que razona, gente
ardiente y gente fría... Y todos ellos presencian la corrida y hablan y

gritan y opinan y actúan e intervienen, a su manera, en el desarrollo
del espectáculo. Y, al final, lo juzgan.
La carrera del aspirante comienza como arenero: Nivelando -
antes de iniciarse la corrida - la arena, la materia, es decir, limando las
mayores asperezas de su carácter, eliminando los mayores defectos,
los más ostensibles, los que, de persistir, harían imposible la lidia y,
por tanto, el triunfo.
Cuando se ha dominado ese arte de eliminar los defectos más
importantes, cuando ya se carece de ellos, se pasa a “mono sabio”.
Entonces ya se está cerca del toro. Cierto que la actuación es mínima,
pero el ánimo se va templando al ver al enemigo cara a cara y a su
mismo nivel, aunque sea con la protección del picador y del caballo.
Adquirida la destreza suficiente, se pasa a enfrentarse
directamente con las pasiones. Pero, débil aún, el aspirante les hace
frente desde lejos, hostigándolas mediante una larga pica y subido en
un protector caballo que antes era blanco – símbolo del Yo Superior -
para ir debilitándolas poco a poco. Se aprende entonces a resistir con
brazo firme las embestidas de la fiera y hasta a aprovechar su energía
para debilitarla haciéndole perder fuerza. Y se nota que el cuerpo-alma
o vehículo espiritual del neófito se está desarrollando, puesto que ya
viste un traje de luces; aún modesto, sólo de plata, pero que ya brilla
por sí mismo. A medida que progrese en el Sendero, su traje se irá
enriqueciendo con nuevos destellos.
Dominado ese estado, se puede uno ya enfrentar a la bestia pie a
tierra. Aún no de modo definitivo ni sólo en el ruedo, pero puede
hostigar a sus pasiones, mirándolas de tú a tú, a su mismo nivel y sin
intermediarios. Por eso el banderillero ya no espera la acometida de
las pasiones. Ahora se atreve ya a salirles al paso y atacarlas y
debilitarlas más aún. Y su traje es más rico y más luminoso que antes.
Cuando se ha logrado dominar el arte anterior, se puede uno ya
enfrentar al toro sin más arma que el capote. Antiguamente el capote
era color púrpura, es decir, la suma o la mezcla del azul, el color del
Padre y el rojo, el color del Espíritu Santo, porque en aquella época el
Hijo aún no había hecho su aparición en la Tierra. Aún la muleta
conserva ese color. El capote, sin embargo, ha adoptado ya, en una de
sus caras el color amarillo, el del Hijo. Con la ayuda, pues, de la
Santísima Trinidad, es decir, de su triple espíritu, su voluntad, su
sabiduría y su actividad inteligente, el neófito se enfrenta a sus

pasiones y aprende a detener sus envites y a desviarlas sin que le
afecten.
En un estadio posterior, muleta en mano, aprenderá a
dominarlas, a burlarlas, a amaestrarlas, es decir, a "parar, templar y
mandar".
Y, cuando ya domina ese grado, armado con el estoque de la
voluntad, en el momento oportuno, las matará, – como San Jorge
mataba el dragón - es decir, las destruirá, las eliminará del propio
carácter para siempre.
Y el lidiador, el aspirante, mediante la “alternativa” de un
Maestro, es decir, de un ya iniciado, se convertirá también en un
iniciado, en un "Maestro". Y, curiosamente, aún se les llama así,
"maestros", como a los hierofantes de los Misterios. Por eso el traje
del "matador" de sus pasiones, es de oro, o sea, que se ha desarrollado
completamente y, como el de todos los Maestros, es luminoso y
brillante. Es el "vellocino de oro" de los griegos, el "cuerpo del alma"
de que habla San Pablo, el "dorado vestido de bodas", imprescindible
para asistir al banquete nupcial, de que nos habla la parábola de
Cristo.
Según el nivel alcanzado por el lidiador en su evolución
personal, serán las adquisiciones que su trabajo le proporcione. Y así,
terminada con éxito la lidia, para un primer grado de nivel alcanzado,
la consecución será el dar la vuelta al ruedo, es decir, tendrá que
volver al mundo y vivir en él y mezclarse con los demás hombres. Y
éstos le obsequiarán con los objetos que más estiman y se los
ofrecerán, es decir, lo tentarán. Pero él, agradeciéndolos, los
devolverá, es decir, no caerá en las tentaciones que, de buena o de
mala fe le tiendan sus semejantes. O le increparán e insultarán y
despreciarán, y él deberá saber dominar las emociones que ello le
pueda producir.
En un nivel superior de evolución, obtendrá y se le otorgará una
oreja del morlaco. Lo cual significa que el iniciado habrá adquirido la
clariaudiencia, es decir, la posibilidad de escuchar los sonidos de otros
planos de existencia; las voces de los ángeles, denominadas
esotéricamente como "el lenguaje de los pájaros"; la Sinfonía de las
Estrellas, el concierto que las notas clave de todos los astros
interpretan en la caja de resonancia del Cosmos y que, esotéricamente
se denomina "la Lira de Apolo"; la “Voz del Silencio”, es decir, la del

Cristo Interno, que susurra permanentemente llamándonos por el buen
camino.
En un grado más arriba de progreso, recibirá las dos orejas, o
sea, que habrá desarrollado, además, la clarividencia, la posibilidad de
contemplar los demás planos de existencia; y será capaz de ver a los
difuntos en sus vidas post mortem y a los ángeles y a los Luciferes y a
todos los habitantes de los mundos superiores e inferiores al mundo
físico que todos percibimos.
En un escalón superior evolutivo, la recompensa consistirá en el
rabo, lo cual significa que habrá adquirido la facultad de espantar con
toda facilidad cualquier intento de cualquier habitante de otro plano
que desee influenciarle, de cualquier modo que sea, y que será inmune
a los pensamientos y deseos y maquinaciones ajenas que en otras
circunstancias podrían afectarle negativamente.
Y, en un último grado de desarrollo, el premio será una pata. Lo
cual simboliza la capacidad de poder trasladarse a voluntad por los
distintos mundos.
Concluida la faena, si ésta fue lo suficientemente buena,
obtendrá la Liberación, representada por la salida a hombros por la
Puerta Grande, lo cual significa que se ha elevado sobre el nivel
medio de la Humanidad, pero gracias a ella - y por eso se apoya en los
hombros de otros hermanos a los que será deudor.-, y que se ha
adelantado a sus semejantes en la evolución y por ello, ya que ha sido
capaz de vencer a la muerte, es decir, de adquirir la conciencia
permanente, o sea, la memoria ininterrumpida entre sueño y vigilia y
entre vida y muerte, traspasa a hombros de sus semejantes el Portal
que conduce a la inmortalidad.

Francisco Manuel Nácher.

PRIMER TRABAJO DE HERCULES: (Francisco-Manuel Nácher)



PRIMER TRABAJO DE HERCULES:Capturar las Yeguas Devoradoras de Hombres, de Diómedes
1.- El Primer gran Portal del gran Zodíaco se abrió:
Y Hércules recibió la siguiente orden:
- Ve y captura esas yeguas malignas y detén sus hechos. Libera
a esa tierra y a sus habitantes.
Fue el primer trabajo que Euristeo encomendó a Hércules:
capturar las yeguas de Diómedes.
Diómedes, hijo de Marte, criaba en su reino las yeguas negras de
la guerra, en los pantanos del mismo. Eran salvajes y feroces y todos
las temía, pues mataban a los hijos de los hombres, asolaban las
cosechas y engendraban continuamente caballos igualmente malignos
y feroces.
Hércules le dijo a su amado amigo Abderis, que siempre le
acompañaba:
- Ayúdame en este trabajo.
Abderis así lo hizo. Y ambos se enfrentaron a la tarea juntos.
Planearon su estrategia, siguieron a los caballos a lo largo de las
praderas y los pantanos hasta que, al fin, lograron encerrarlos en un
lugar del que no podían salir. Y entonces les trabaron las patas.
Hércules, orgulloso de haberlo logrado, se consideró demasiado
importante para terminar personalmente el trabajo, así que,.mientras él
seguía adelante, le dijo a Abderis:
- Abderis, ve y lleva las yeguas a través del portal.
Pero Abderis no era como Hércules. Abderis era débil. Y temía a
los caballos. Y éstos se le escaparon y lo agredieron y lo patearon y lo
mataron.
Entonces, Hércules tuvo que tragarse su orgullo y repetir, esta
vez solo, todo el trabajo, mientras su amigo yacía muerto, y conducir
las yeguas a través del Portal, mientras Abderis yacía muerto.
Los pobladores de la región aclamaban a Hércules como su
salvador, cuando pasaba por los pueblos. Pero Abderis estaba muerto.
Al llegar al Portal, el Maestro dijo:
- Has llevado a cabo el primer trabajo. Pero mal. Aprende la
lección y pasa a otro servicio.
2.- Desde el punto de vista cósmico, Aries es el signo de la
Creación. Es el signo de los comienzos. En la evolución humana,
marca el punto en el que se inicia la conciencia subjetiva de la
existencia, en comienzo de la senda de la experiencia.
Aries es el signo del poder evolucionante emanado de Dios y del
hombre, que es un hijo de Dios. Y ese poder fluye hacia dentro del
mundo, hacia la materia, produciendo las formas, y hacia el mundo del
ser o del espíritu. El primer flujo se expresa a través de las formas en
el sendero del descenso, externo; y el otro representa el sendero de
retorno, interior. Y ambos, juntos, completan el recorrido de la
evolución toda.
En Aries se inicia el camino en el que se toma forma y se
aprende a dominarla. Pero también se inicia el desarrollo interior y el
dominio de lo interno sobre lo externo. Las características de este
período son: reorganización, repolarización, reorientación y
regeneración. Todo ello, todo el recorrido depende de la atención
mental que el ser divino y humano, que es el hombre, le dedique.
Durante millones de años, esa fuerza vital se ha usado para
satisfacer deseos. Pero, con el tiempo, durante una serie de recorridos
por todo el zodíaco, el atractivo de la materia va desapareciendo hasta
que, una vez, precisamente en Aries, nace una nueva visión, un nuevo
objetivo. El hombre que es, a la vez, un hijo de Dios, ha descubierto
su naturaleza dual y desea abandonar su aspecto material para
empezar a dejarse influenciar por su aspecto espiritual.
Y se ve en la necesidad de aprender a usar su fuerza vital, ya no
con una finalidad egoísta, sino desinteresada y altruista.
3.- Aries rige la mente. En Aries está la fuerza que construye,
con la materia, la forma exterior y visible, que se convertirá en la
prisión del espíritu. Más adelante, ese espíritu individual pasará a
sentirse integrado en una masa cuando pase por Cáncer y a
considerarse un hombre en Leo. Luego, en Escorpio, alcanzará la
máxima densidad y, por fin, en Piscis, la forma morirá.
En Libra, el signo opuesto a Aries, habrá alcanzado el espíritu el
equilibrio y la armonía entre sus dos aspectos, como consecuencia de
las experiencias acumuladas durante su recorrido por los cinco signos
intermedios.
Aries rige la cabeza y, por tanto, es el signo del pensador y un
potente signo mental.
El aspirante espiritual da comienzo a su trabajo consciente
cuando se convierte en un pensador y toma en sus manos su propio
destino, gracias al conocimiento adquirido con la mente.
Los caballos negros simbolizan la mente inferior, fábrica de
ideas falsas y conceptos errados. Representan la polaridad femenina
de la mente como creadora de conceptos, ideas y teorías. Ideas que,
luego, se lanzan al mundo, devastándolo y destruyéndolo cuando
surgen de la mente inferior, pero construyéndolo y salvándolo cuando
proceden del espíritu.
Por eso, el caballo blanco representa la mente iluminada del
hombre realmente espiritual.
Es de notar que, siendo Marte el regente exotérico de Aries,
Hércules inició este trabajo como militante, guerrero y líder. La
yeguas eran de Diómedes, hijo de Marte. Pero, como el regente
esotérico de Aries es Mercurio, el que “ilumina la mente y media
entre el espíritu y la personalidad”, por eso Hércules pudo realizar su
trabajo.
4.- Conviene, para la mejor comprensión de los trabajos
siguientes, tener claros cuatro conceptos:
a.- Dios. Que es la suma de todas las formas, de todos los
estados de conciencia y de toda la vida energizante.
b.- Sexo: Que es la vida en actividad que atrae a la materia y al
espíritu; la atracción entre espíritu y materia; el deseo; la tendencia a
la creación.
c.- Ley: Que es el conjunto de hábitos nacidos de la eterna
acción recíproca entre materia y espíritu, los dos polos opuestos, y que
el hombre conoce como leyes naturales; el efecto de la incidencia de
la voluntad divina sobre la forma; el reconocimiento de ese efecto por
el hombre.
d.- Pecado: Que es la rebelión de la unidad contra el todo; de la
individualidad contra el grupo; el egoísmo frente al interés universal.
5.- Ahora podemos comprender fácilmente el significado de este
primer trabajo:
Hércules había de empezar a adquirir control sobre la mente en
el mundo del pensamiento. Durante miles de años, las yeguas (que
representan a la mente inferior) habían estado produciendo negros
caballos agresivos y dañinos, es decir, pensamientos erróneos, juicios
equivocados e ideas falsas, que habían devastado la región, es decir, la
tierra.
Y una de las primeras lecciones que todo aspirante ha de
hacer propia es la de convencerse del enorme poder que poseen sus
pensamientos y, por tanto, el enorme daño que puede hacer con ellos
entre los más próximos, entre sus amigos y en el medio ambiente,
mediante esas yeguas madres marcianas que, una vez fecundadas,
siguen devastando la región. Ha de aprender, pues, a usar
correctamente su mente y no dejarla engendrar más caballos
guerreros y agresivos. Porque el egoísmo, la falta de bondad, el amor
a la murmuración y a la crítica, constituyen gran parte del contenido
de su pensamiento; y las yeguas madres de su mente están
constantemente siendo fertilizadas por el egocentrismo y la ilusión.
Estas yeguas madres, en lugar de dar nacimiento a ideas y
conceptos originados en el reino del espíritu, y en vez de ser
fertilizadas desde el reino espiritual, se convierten en madres del
error, la falsedad y la crueldad, que tienen su origen en el aspecto
inferior de la naturaleza humana.
Francisco-Manuel Nácher

EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA


CREA TU ÉXITO, ADAPTA TU MENTE
En la cantidad de variedad existente en la Naturaleza, hay una certeza absoluta, el cambio. Las inmensas galaxias se mueven continuamente en el Cosmos, las estrellas y los planetas cambian de forma y están en continuo movimiento orbital, las montañas se erosionan y aparecen nuevas islas volcánicas desde el fondo del mar. Los ríos fluyen cambiantes hasta fundirse en el océano, las estaciones del año, la noche y el día. Hasta los pequeños átomos, están moviéndose. Y como dice una regla básica en Física:
“LA ENERGIA NO SE DESTRUYE, SE TRANSFORMA”
Nada es fijo ni inamovible, todo varia y fluye, todo es movimiento continuo, las plantas y animales se adaptan constantemente a su entorno, fluyen cada día con las circunstancias que se van encontrando, por ejemplo:
-Las plantas, cuando crecen, buscan la luz solar y agua para desarrollarse y vivir, sus ramas crecen rodeando rocas, doblándose en extrañas formas para alcanzar la preciada luz, las raíces buscan rendijas estrechas, rodean piedras o incluso salen al exterior buscando la necesaria humedad, es su finalidad, nada se plantean, solo se adaptan a donde viven para captar su alimento.
-Los animales hacen lo mismo, las aves, hacen sus nidos en los árboles, en altas rocas, y si no los hay, los realizan en los edificios, en los postes de los cables de electricidad. Cuando llueve o hace mal tiempo, aguardan pacientes a que vuelva la calma, no se plantean nada, aceptan y se adaptan a su entorno. Procuran optimizar la energía, no hacen algo a no ser que sea necesario, satisfacen sus necesidades vitales sin pensar en el pasado o el futuro...
El Ser Humano, comparativamente con otras especies animales, carece de defensas físicas como colmillos y garras para protegerse, cazar... Tampoco tenemos la habilidad de volar ni protección corporal para soportar temperaturas extremas.
Lo que ha permitido al Ser Humano progresar y evolucionar ha sido un poderosa herramienta que ha desarrollado durante milenios: LA MENTE
A través de la observación de su entorno, y la interrelación de todos sus elementos, desarrolló el Cerebro, aportándole poder de discernimiento, capacidad para investigar su entorno, innovar utilizando herramientas, visualizar e anticipar los resultados por medio de la imaginación e intuición. En definitiva, el Ser Humano a logrado el éxito evolutivo gracias a la Observación, Flexibilidad y Adaptabilidad de nuestras maravillosas Mentes.
Hoy día, gracias a la tecnología, el ser humano puede adaptar el medio a su conveniencia, pero actualmente, nos ha ocurrido un proceso “anti-natural” que es la RIGIDEZ MENTAL
Las personas, ya sea por motivos culturales, sociales, familiares.... etc, se ha llegado a un punto en que se perdió la maravillosa cualidad del éxito de nuestra especie, la Adaptabilidad y Flexibilidad de nuestras Mentes.
Hay personas aferradas a patrones fijos de pensamientos, ideas políticas obtusas, egoísta materialismo, fundamentos culturales arcaicos, valores familiares obsoletos....etc. Todo esto hace que vivamos con las Mentes atrofiadas en Programas limitantes de los ni siquiera somos conscientes, que no son nuestros. La capacidad creativa, innovadora, creadora de nuestras vida deseada está fuera de nuestro alcance.
Es necesario tomar el control de nosotros mismos, empecemos a “desempolvar” nuestras capacidades más sublimes, comencemos a observar nuestro entorno objetivamente, con neutralidad, y empecemos a elegir lo que realmente deseamos en nuestra vida, sin miedo a equivocarnos ni el manido “que dirá la gente....”.
Nuestra responsabilidad es vivir como deseamos y queremos, lo demás es nimio y secundario, y para ello, disponemos de nuestra maravillosa herramienta que es la MENTE.
No dejemos que nuestro entorno nos limite, la limitación está en las MENTES RÍGIDAS Y ATROFIADAS. Tomemos ya nuestro poder en la vida y seamos felices con plenitud y gratitud.
!!! Luz, Progreso y Bendiciones para todo/as !!!
DANIEL GARCIA RUIZ
Escritor y Asesor de autoayuda
En mi Blog encontrareis más información:
http://asesordeautoayuda.blogspot.com.es/
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