domingo, 6 de marzo de 2016

Pensamiento Semanales del 22 - 29 DE Febrero -2016 Omraam Mikhaël Aïvanhov


Pensamiento del lunes 22 de febrero de 2016.
"En el corazón de nuestra vida interior, en el centro de nuestros pensamientos, debemos poner este principio universal que está en el origen de todas las religiones: el sol,
y penetrarnos del ejemplo que nos da en cada día. Iluminar, calentar y vivificar a todas las criaturas sin excepción, eso es lo que llamamos «la religión solar». Incluso antes de que los humanos apareciesen sobre la tierra, el sol estaba allí, y desde siempre les dice: «Ensanchad vuestra conciencia, liberaos de vuestras concepciones tan estrechas, haced como yo: iluminad, calentad, vivificad, abrazad al mundo entero con vuestra inteligencia y con vuestro amor.»
La religión solar es la única religión verdadera. Nos enseña cómo llegar a ser luminosos, cálidos, vivificantes, es decir, cómo trabajar para poseer interiormente la sabiduría que ilumina y resuelve los problemas, el amor desinteresado que embellece, anima y consuela, la vida sutil, espiritual que nos vuelve activos, dinámicos y audaces, a fin de realizar el Reino de Dios y su Justicia sobre la tierra. Quien trate de oponerse
a ella, solo hará que disminuir y obscurecer la vida en él."
Pensamiento del martes 23 de febrero de 2016.
"Puesto que los seres humanos son vuestros hermanos y hermanas, tratad de ayudarles y manifestadles vuestro amor sin esperar nada a cambio.
Al hacer esto, ya tenéis la recompensa: esa dilatación interior, ese calor que os colma cuando amáis.
Ésta es vuestra recompensa, y no existe nada más grande en la vida. Vuestro corazón se vuelve entonces como una fuente de agua viva.
Los humanos esperan siempre ser recompensados por el bien que han hecho. Pero el que ha comprendido el secreto del amor no espera nada. Ni siquiera piensa que puedan darle algo a cambio, porque saborea ya una felicidad que ninguna otra cosa podría proporcionarle.
Como no le falta nada, no espera nada; rebosa felicidad, irradia, y se gana la confianza de numerosos amigos.
¿Dónde encontraréis una recompensa mayor que ésta?"
Pensamiento del miércoles 24 de febrero de 2016.
"El ser humano no se expresa sólo con la palabra.
Para quien sabe interpretarlos, los movimientos de la cara y del cuerpo de la persona que tiene enfrente, son un lenguaje claro, elocuente.
Podemos compararlos a mensajes que dirige sin cesar a los habitantes de los mundos visibles e invisibles, a signos secretos gracias a los cuales entra en contacto con ellos.
La palabra es un medio de expresión que es posible controlar: podéis decidir hablar o no hablar, y si habláis, podéis esconder vuestros verdaderos pensamientos y vuestros verdaderos sentimientos.
Pero todos los gestos que hacéis inconscientemente con las manos o los pies, las diferentes posiciones del cuerpo, los movimientos imperceptibles de las diferentes partes del rostro (la frente, los ojos, la nariz, la boca) son casi incontrolables.
A través de ellos expresáis la verdad de vuestro ser. Y según sean estos movimientos armoniosos o no, entráis en relación con unas entidades que ejercen sobre vosotros influencias benéficas o maléficas.
Así que, estad atentos, sabiendo que el menor de vuestros movimientos interiores involucra a seres invisibles y que, con ellos, construís vuestro futuro."
Pensamiento del jueves 25 de febrero de 2016.
"Hay animales que es muy fácil capturar después de haber comido, porque la digestión les hace entrar en un estado de somnolencia.
De la misma manera, los humanos, tras ciertas comidas, pueden dejarse llevar por una somnolencia que les expone a ser capturados. Las comidas que toman en los planos astral y mental inferior, se las ofrecen entidades tenebrosas del mundo invisible. ¡Y qué comidas! Todo un desfile de manjares y de vinos que encuentran particularmente suculentos: la codicia, la ambición, la sensualidad, los celos, la venganza, la traición, el odio…
Cada día hay entidades maléficas que tratan de tentar a los humanos con este género de festines, para capturarles y vaciarles de sus energías divinas.
Estad pues vigilantes, observaros. Procurar sentir lo preciosas que son estas energías que Dios ha puesto en vosotros, y haced todos los esfuerzos posibles para protegerlas y aumentarlas."
Pensamiento del viernes 26 de febrero de 2016.
"Esforzaos por vivir bien hoy, porque el mañana todavía no existe y, si os inquietáis por él, es como si echaseis vuestras energías al vacío.
Trabajad sobre el hoy, porque el hoy no morirá, no hará otra cosa que prolongarse, y al prolongarse se convertirá en el mañana.
Jesús decía: «No os inquietéis por el mañana, porque el mañana cuidará de sí mismo.»
Estas palabras nos obligan a meditar sobre la idea de duración, de continuidad. El que fabrica una cadena debe velar por la solidez de cada eslabón, porque si un sólo eslabón es frágil y se rompe, no sirve de nada que todos los demás aguanten: el conjunto se rompe.
Debemos pues vivir cada día de acuerdo con las leyes divinas, para hacer de este día un eslabón sólido y para que así no se rompa la cadena.
Hoy es un nuevo eslabón que va a añadirse a los demás, y es sobre el que debemos concentrarnos."
Pensamiento del Sábado 27 de febrero de 2016.
"¿Qué es nuestro cuerpo? La reunión de elementos que antes se encontraban en la tierra, el agua, el aíre y el fuego.
Antes formaban parte de la materia de otros cuerpos que, con el paso del tiempo, se descompusieron. Y cuando comemos frutas o verduras diciendo: «Esto es una pera o una sandía... esto es una lechuga o un pepino...» es verdad. Pero antes de existir bajo la forma y los colores que tenemos ahí, a la vista, ¡a cuántas otras formas animadas o inanimadas han pertenecido y cuántos otros colores han tenido!
Desde el origen del mundo, son los mismos elementos los que entran en la constitución de los minerales, de los vegetales, de los animales y de los humanos. Cuando el tiempo o un accidente los desintegra, vuelven a los grandes talleres de la naturaleza para ser transformados; pero los mismos elementos que los constituyen siguen siendo eternamente nuevos, puros e inoxidables.
Poco importa que todas las formas vivientes se gasten, enmohezcan o se pudran y conviertan en polvo: la naturaleza vuelve a reciclarlas en sus talleres, y las ofrece de nuevo como alimento fresco a todos los seres vivos, o bien los utiliza para construir nuevos cuerpos para las criaturas.
Es la naturaleza la que nos enseña la ley del reciclaje."
Pensamiento del domingo 28 de febrero de 2016.
"Tomar y dar... estas dos palabras resumen dos concepciones de la vida.
Se puede decir que materialmente, afectivamente, mentalmente, la mayoría de los humanos piensan sobre todo en tomar: las situaciones, los acontecimientos, los seres, sólo les interesan verdaderamente en la medida en que tengan algo que puedan tomar.
No hay pues que extrañarse si sigue habiendo todavía tantas guerras y miserias en el mundo.
Pero vosotros, si queréis verdaderamente que quede algo bueno de vuestro paso por la tierra, acostumbraos a dar. Observad una fuente: los animales vienen a ella para saciar su sed, junto a ella crecen las plantas y los árboles, y los hombres construyen sus casas. ¿Por qué? Porque da sin cesar a todos su agua pura.
La fuente nos enseña que existe un único método verdadero para crear y mantener la vida, y es dar, dar lo mejor que tenemos en nuestro corazón y en nuestra alma. Diréis:
«¿Pero por qué siempre dar? ¡Hay tanta gente ingrata!
Ni siquiera reconocen lo que se les da.» Pues bien, sin son ingratos tanto peor para ellos: seguirán siendo pobres; y tanto mejor para vosotros si sois una fuente abundante: ¡porque vosotros seréis ricos!"
Pensamiento del lunes 29 de febrero de 2016.
"Puede suceder, que nos sintamos proyectados al Cielo en el momento que menos lo esperamos.
Evidentemente, desearíamos quedarnos allí arriba para siempre, pero eso no es posible, porque ¡hay tantas cosas que todavía nos retienen atados al mundo de abajo!
Si el Cielo nos concede esta gracia, es para que tengamos el presentimiento, la intuición de este espacio de luz en el que un día estamos destinados a vivir. Estos gozos repentinos que a veces experimentamos, son el anuncio de la liberación que va a venir.
En otoño, cuando los árboles empiezan a perder sus hojas, sabéis que el invierno ya se acerca; y en invierno, cuando los narcisos comienzan a despuntar, ya nos anuncian la llegada de la primavera. En nuestra alma también, igual que en la naturaleza, aparecen signos anunciadores, y debemos aprender a reconocerlos y a descifrarlos."
Omraam Mikhaël Aïvanhov

El MECANISMO DE DEJAR IR (Dr. David R Hawkins.)



Capitulo IV (Segundo Escrito)
APATÍA Y DEPRESIÓN
CULPAR
Uno de los mayores bloqueos a superar para salir de la depresión y la apatía es el de culpar. El culpar es todo un tema en sí mismo. Observarlo es gratificante.
Para empezar, hay una gran recompensa al culpar.
Conseguimos ser inocentes; podemos disfrutar de la autocompasión; conseguimos ser mártires y víctimas, y conseguimos ser los destinatarios de las simpatía.
Tal vez la mayor recompensa al culpar es que conseguimos ser la víctima inocente y la otra parte el malo. Vemos este juego en los medios de comunicación constantemente, en interminables representaciones dramatizadas de culpabilidad en una multitud de controversias, insultos, persecución a personajes, y demandas. Además de la recompensa emocional, el culpar tiene considerables beneficios económicos, por tanto, es un plan tentador el de ser la víctima inocente, ya que a menudo es recompensado económicamente.
Hubo un famoso ejemplo de esto en la ciudad de Nueva York hace muchos años. Tuvo lugar un accidente en el transporte público. Las personas salieron por la puerta delantera del vehículo, y luego se reunieron en un pequeño grupo, recopilando sus nombres y direcciones para el futuro beneficio económico. Los espectadores rápidamente entendieron la situación y secretamente se subieron a la parte trasera del vehículo, de manera que podrían salir por la parte delantera como heridos, "víctimas inocentes". No habían estado en el accidente, ¡pero iban a recoger el premio!
Culpar es la mayor excusa del mundo. Nos permite seguir siendo limitados y pequeños sin sentirnos culpables. Pero tiene un coste -la pérdida de nuestra libertad. Además, el papel de víctima trae consigo una auto-percepción de debilidad, vulnerabilidad, e indefensión, que son los componentes principales de la apatía y la depresión. El primer paso para dejar de culpar es ver que estamos eligiendo culpar.
Otras personas han tenido similares circunstancias y han perdonado, olvidado, y manejado la misma situación de una manera totalmente diferente. Hemos visto anteriormente el caso de Viktor Frankl, que eligió perdonar a los guardias de la prisión Nazi y vio un don oculto en su experiencia en los campos de concentración. Debido a que otros, como Frankl, eligieron no culpar, esa opción también está abierta para nosotros.
Hemos de ser honestos y darnos cuenta de que estamos culpando porque elegimos culpar. Esta es la verdad, no importa cuán justificada puedan parecer las circunstancias. No es una cuestión de buenos o malos; es simplemente una cuestión de tomar la responsabilidad de nuestra propia conciencia.
Es una situación totalmente diferente ver que elegimos culpar en lugar de pensar que tenemos que culpar. En esta circunstancia, la mente a menudo piensa: "Bueno, si las otras personas o acontecimientos no tienen la culpa, entonces debo ser yo".
Culpar a los demás o a nosotros mismos simplemente es innecesario. La atracción por culpar surge en la primera infancia como un hecho cotidiano en el aula, el patio de recreo, y en casa de los hermanos.
Culpar es el tema central en los interminables procesos judiciales y demandas que caracterizan a nuestra sociedad. En verdad, culpar es sólo otro de los programas negativos que hemos permitido que nuestra mente adquiera porque nunca nos paramos a cuestionarlo. ¿Por qué debe algo ser siempre "fallo" de alguien? ¿Por qué debe ser introducido todo el concepto de "malo" en la situación en el primer lugar? ¿Por qué debe uno de nosotros estar equivocado, ser malo o culpable? Lo que parecía una buena idea en ese momento pudo no haber salido bien. Eso es todo. Los acontecimientos desafortunados pudieron solo haber sucedido.
Para superar el tener que culpar, es necesario ver la secreta satisfacción y placer que obtenemos de la autocompasión, el resentimiento, la ira, y las excusas que nos damos a nosotros mismos, y empezar a entregar todas estas pequeñas recompensas. El propósito de este paso es pasar de ser una víctima de nuestros sentimientos a elegir tenerlos. Si nos limitamos a reconocerlos y observarlos, entonces comenzaremos a desarmarlos, y a entregar las partes que lo componen, entonces estamos conscientemente ejerciendo la elección. De esta manera, hacemos un movimiento importante para salir de la ciénaga de la impotencia.
Es de ayuda para superar la resistencia y asumir la responsabilidad de nuestros programas y sentimientos negativos el ver que provienen de un pequeño aspecto de nosotros mismos.
Es la naturaleza de la parte más pequeña de nosotros mismos la que piensa negativamente, por lo que hay una inconsciente tendencia a estar de acuerdo fácilmente con su limitado punto de vista. Pero esa no es la totalidad de nuestro ser; fuera y más allá del pequeño ser está nuestro mayor Ser.
Podemos no ser conscientes de nuestra grandeza interior. Podemos no estar experimentándola, pero está ahí.
Si nos desprendemos de nuestra resistencia a ella, podremos empezar a experimentarla. La depresión y la apatía, por tanto, resultan de la voluntad de aferrarse al pequeño ser y a su sistema de creencias, además de la resistencia a la de nuestro Ser Superior, que se compone de todos los opuestos de los sentimientos negativos.
La naturaleza del universo es que todo en él esté representado por su igual y su opuesto. Así, el electrón igual y opuesto es el positrón. Cada fuerza tiene una igual y opuesta contra-fuerza.
El Yin es compensado por el Yang. Existe el miedo pero también el coraje. Existe el odio pero su opuesto es eI amor. Existe la timidez pero también la valentía.
Existe la tacañería pero también la generosidad.
En la psique humana, cada sentimiento tiene su opuesto.
La manera de salir de la negatividad es, por tanto, la voluntad de reconocer y dejar de lado los sentimientos negativos y, al mismo tiempo, la voluntad de dejar de resistirse a su opuesto positivo.
La depresión y apatía son el resultado de estar en el efecto de la polaridad negativa. ¿Cómo se hace esto en la vida cotidiana? Veamos de nuevo el ejemplo del cumpleaños de alguien que se está acercando rápidamente. Debido a las cosas que han sucedido en el pasado, tenemos resentimientos y no nos sentimos dispuestos a hacer nada para el cumpleaños.
De alguna manera, parece imposible siquiera salir y comprar un regalo de cumpleaños. Nos molesta tener que gastar dinero.
La mente evoca todo tipo de justificaciones: "No tengo tiempo para ir de compras", "No puedo olvidar lo que significó que ella se fuera", "Ella debería pedirme disculpas a mí primero". En este caso, dos cosas están operando: aferrarse a lo negativo y la pequeñez en nosotros mismos, y resistir lo positivo y la grandeza en nosotros mismos.
La manera de salir de la apatía es ver, en primer lugar, que "no puedo" es un "no quiero". Al analizar los "no quiero", vemos que están ahí debido a los sentimientos negativos y, a medida que surgen, pueden ser reconocidos y apartados. También es evidente que nos estamos resistiendo a los sentimientos positivos.
Estos sentimientos de amor, generosidad, y perdón pueden ser observados uno por uno. Podemos sentarnos e imaginar la cualidad de la generosidad y dejar de resistirnos a ella.
¿Hay algo generoso dentro de nosotros mismos? En este caso,
podemos no estar dispuestos a aplicarlo a la persona del cumpleaños en un principio. Lo que podemos empezar a ver es la existencia de la cualidad generosidad en nuestra conciencia. Empezamos a ver que, a medida que dejamos de resistir el sentimiento de generosidad, hay generosidad. Lo que hacemos, de hecho, es disfrutar dando a los demás en determinadas circunstancias.

Empezamos a recordar la inundación positiva del sentimiento que nos sobreviene cuando expresamos gratitud y reconocemos los regalos que otros nos han dado. Vemos que realmente hemos estado reprimiendo el deseo de perdonar y, a medida que hemos dejado la resistencia a ser indulgente, emerge la voluntad de dejar la queja. En tanto que hacemos esto, dejamos de identificarnos con nuestro pequeño ser y nos volvemos conscientemente conscientes de que hay algo en nosotros que es mayor. Está siempre ahí, pero oculto a la vista. Este proceso es aplicable en todas las situaciones negativas. Nos permite cambiar el contexto en que percibimos nuestra situación actual. Nos permite darle un significado nuevo y diferente. Nos eleva por encima de ser la víctima impotente al seleccionador consciente. En el ejemplo dado, eso no quiere decir que tengamos que salir corriendo a comprar un regalo de cumpleaños. Sino que quiere decir que somos conscientes ahora de que estamos en nuestra posición actual de elección. Tenemos libertad total, con una mayor libertad de acción y elección.
Este es un estado muy superior de conciencia al de la víctima indefensa que está atrapada por un resentimiento pasado.
Una de las leyes de la conciencia es: Sólo estamos sujetos a un pensamiento negativo o creencia si conscientemente decimos que nos aplica. Somos libres de elegir no adquirir un sistema de creencias negativo. ¿Cómo funciona esto en la vida cotidiana? Tomemos un ejemplo común. El periódico informa que la tasa de desempleo se encuentra en su máximo histórico.
El comentarista de las noticias de la televisión afirma: "No hay trabajo". En ese momento, tenemos la libertad de negarnos o adquirir esa forma de pensamiento negativo.
Podemos decir en vez de eso, "el desempleo no me aplica."

Al negarte a aceptar la creencia negativa, ya no controla nuestra vida. Los ejemplos de la experiencia personal revelan que, durante los períodos de alto desempleo como el de después de la Segunda Guerra Mundial, no hubo ningún problema para conseguir un trabajo. De hecho, se podían tener dos o incluso tres trabajos al mismo tiempo: lavaplatos, camarero, botones, taxista, barman, obrero, jardinero y limpiador de cristales. Esto fue consecuencia de un sistema de creencias que decía: "El desempleo se aplica a los demás, pero no a mí", y "Donde hay una voluntad, hay un camino". También hubo una disposición a renunciar al orgullo a cambio de empleo. Otro ejemplo es el de los sistemas de creencias que tienen que ver con las enfermedades epidémicas.
Hace unos años, catorce conocidos fueron observados de cerca durante una epidemia de gripe. De las catorce personas, ocho contrajeron la gripe, pero seis no lo hicieron. Lo importante aquí no es que ocho personas contrajeron la gripe, sino que seis ¡no lo hicieron! En cualquier epidemia, hay personas que no "la pillan". Incluso en lo peor de una depresión, todavía hay gente que se hace rica e incluso millonaria. La idea de la pobreza era "contagiosa" en aquellos días, pero de alguna manera esa gente no la adquirió; por lo que no se aplicó a ellos.
Para que la negatividad aplique en nuestra vida, primero debemos suscribirnos a ella y, en segundo lugar, darle la energía de la creencia. Si tenemos el poder para manifestar la negatividad en nuestra vida, obviamente nuestra mente también tiene el poder de hacer realidad su contrario.
(Dr. David R Hawkins.)
http://rosacastillobcn.blogspot.com.es/

El MECANISMO DE DEJAR IR (Dr. David R Hawkins.)



Capitulo IV
APATÍA Y DEPRESIÓN
La apatía es la creencia, "No puedo".
Es la sensación de que no podemos hacer nada acerca de nuestra situación y nadie nos puede ayudar.
Es la desesperanza y la impotencia. Se asocia con pensamientos tales como: "¿A quién le importa?"; "¿De qué sirve?"; "Es aburrido"; "¿Por qué molestarse?", "No puedo ganar de ningún modo”.
Este es el papel exhibido por Eeyore, el taciturno personaje de "Winnie the Pooh" que en los dibujos animados dice: "Oh, bueno.
No haremos nada bien de todas formas". Desaliento. Derrota. Imposible. Demasiado duro. Solo. Darse por vencido. Aislado. Separado. Retirado. Cortado. Desolado. Deprimido. Empobrecido. Frustrante. Pesimista. Descuidado. Sin sentido del humor. Vacío. Absurdo. Ocioso. Desamparados. Fracasado. Demasiado cansado. Desesperado. Confuso. Olvidadizo. Fatalista. Demasiado tarde. Demasiado viejo. Demasiado joven. Mecánico. Condenado. Negativo. Triste. Inútil. Perdido. Sin sentido. Deprimente. Indiferente. El propósito biológico de la apatía es el de pedir ayuda, pero parte de la sensación es que no es posible ninguna ayuda.
Gran parte de la población mundial está funcionando en el nivel de la apatía. Para ellos, no hay ninguna esperanza de ser capaces de satisfacer sus necesidades básicas, ni de que llegue ayuda de cualquier otra parte. La personalidad media suele ser apática en varias áreas de la vida, pero sólo periódicamente se enfrenta abrumadoramente a la apatía como situación de toda su vida.
La apatía indica una falta de energía vital y está cercana a la muerte. Esto se observó durante el bombardeo de Londres en la Segunda Guerra Mundial.
Los niños fueron trasladados a guarderías remotas en zonas seguras de Inglaterra, donde sus necesidades físicas, nutricionales y médicas fueron también atendidas. Sin embargo, los niños desarrollaron apatía y comenzaron a empeorar; perdieron el apetito y la tasa de mortalidad fue alta. Se descubrió que la apatía era el resultado de la falta de cariño y cercanía emocional con una figura maternal. Era un estado emocional, no físico.
Sin amor y afecto perdieron la voluntad de vivir. En nuestro país, vemos áreas económicamente deprimidas donde toda una población se vuelve apática. Cuando las personas de estas zonas aparecen en las noticias de la televisión, a menudo lo hacen con comentarios tales como: "Cuando el cheque de la asistencia social se agote, supongo que enfrentaremos el hambre, no hay esperanza para nosotros." Los sentimientos de apatía en relación a la técnica del dejar ir pueden aparecer como resistencias.
Estas pueden tomar la forma de actitudes y pensamientos tales como: "No va a funcionar de todos modos", "¿Cuál es la diferencia?", "No estoy preparado todavía para esto", "No puedo sentirlo", "Estoy demasiado ocupado", "estoy cansado de dejar ir”; "estoy demasiado abrumado", "me olvidé", "estoy demasiado desesperado"; "Estoy demasiado dormido".
La manera de salir de la apatía es recordarnos a nosotros mismos nuestra intención, que es la de conseguir ser más y más libres, para ser más eficaces y felices, y dejar la resistencia a la técnica.
"No puedo" frente a "No quiero" Otra manera de salir de la apatía es ver el pago que estamos recibiendo de no conseguir salir de las actitudes apáticas. El pago puede darse en excusas encubiertas que en realidad son miedo. Ya que en realidad, somos seres muy capaces, la mayoría de los "No puedo" son en realidad "No quiero". Tras los "No puedo" o los "No quiero" con frecuencia hay un miedo. Entonces, cuando nos fijamos en la verdad de lo que está detrás de la sensación, ya hemos ascendido en la escala de la apatía al miedo. El miedo es un estado de energía superior al de la apatía.
El miedo por lo menos nos empieza a motivar a la acción y, en esa acción, podemos volver a entregar el miedo y pasar a la ira, el orgullo o el coraje, todos los cuales son estados superiores a la apatía.
Tomemos un problema humano típico y tracemos cómo funciona el mecanismo de la entrega para liberarnos de una inhibición.
Hablar en público es una de las inhibiciones más comunes.
En el nivel de la apatía en esta área, decimos: "Oh, no me es posible hablar en público. Es demasiado agobiante.
Nadie querrá escucharme de todas formas. No tengo nada más que decir". Si nos recordamos a nosotros mismos nuestra intención, veremos que la apatía no es más que encubrir el miedo. Ahora, la idea de hablar en público es aterradora, no hay ninguna esperanza. Esto trae al respecto una cierta claridad. Los hechos no son lo que "no se puede", sino simplemente “les tenemos miedo". En la medida en que este miedo llegue y se deje, nos volvemos mas conscientes de que tenemos el deseo de hacer las mismas cosa que tememos.
Ahora al observar el deseo, que está bloqueado por el miedo y tal vez agravado por algún sufrimiento por la pérdida de oportunidades en el pasado, surge la ira. En este punto, ya hemos pasado de la apatía, al dolor, al deseo, hasta llegar a la ira.
En la ira hay mucha más energía y capacidad de acción.
La ira a menudo toma la forma de resentimiento, como el resentimiento de aceptar hablar en público y ahora sentirnos obligados a hacerlo. También hay ira por nuestro miedo, que ha bloqueado los logros en el pasado, y la ira conduce a la decisión de hacer algo al respecto. Esta decisión podría tomar la forma de un curso de oratoria. Al inscribirnos en un curso de oratoria, ya hemos ascendido hasta la energía del orgullo en la que por fin cogemos el toro por los cuernos y estamos haciendo algo al respecto.
De camino al curso de oratoria, de nuevo surgirán más miedos.
En la media en que sea constantemente reconocido y entregado, nos daremos cuenta de que tenemos coraje al menos en nuestra capacidad para hacer frente a nuestros miedos y tomar medidas para superarlos. El nivel del coraje tiene muchísima energía.
Esa energía toma la forma de dejar ir el miedo residual, la ira y el deseo, de modo que en medio de la clase de oratoria, de repente se experimenta la aceptación.
Con la aceptación se está libre de resistencias, que habían tomado anteriormente forma de miedo, apatía e ira.
Ahora, empezamos a experimentar placer. Hay auto- confianza por la aceptación, "puedo hacerlo".
En el nivel de la aceptación, hay una mayor consciencia de los demás, de modo que en la clase de oratoria, nos damos cuenta del dolor, el sufrimiento y la incomodidad de los demás miembros de la clase y comenzamos a preocuparnos por ellos.
Con la aparición de esta compasión hacia los demás, hay una pérdida de auto-conciencia.
Con la aparición de la abnegación vienen momentos de paz.
En el camino de casa a la clase, experimentamos una satisfacción interior, la sensación de que hemos crecido, que hemos compartido con los demás. En la experiencia de compartir, nos hemos olvidado de nosotros mismos por unos momentos y nos hemos preocupado más por la felicidad de los demás.
Hemos experimentado el placer de los logros de los demás. En este estado, hay una gracia transformadora de, el descubrimiento de nuestra compasión interior, un sentimiento de conexión con los demás, y una compasión por su sufrimiento. Con el pleno desarrollo de esta progresión, podremos compartir con los demás que tuvimos miedo de hablar en público, los pasos que dimos para superarlo, y el éxito que experimentamos, como aumentó nuestra autoestima, y los cambios positivos en nuestras relaciones. Toda esta progresión es la base de gran parte del poder de los grupos de autoayuda: el intercambio de experiencias interiores de los más bajos hasta los más altos niveles de la escala de las emociones. Lo que al principio parecía formidable y abrumador ha sido superado y manejado, con el consiguiente aumento de la vitalidad y el bienestar.
Este aumento de la autoestima, luego se vierte en otras áreas de la vida, y el incremento de la confianza deriva en una mayor abundancia material y capacidad en la destreza profesional.
En este nivel, el amor toma la forma de compartir y animar a los demás, y nuestras actividades son constructivas en vez de destructivas. La energía irradiada es entonces positiva y atractiva para los demás, lo que resulta en una retroalimentación positiva constante. Una vez que hemos experimentado esta progresión de la escala de las emociones en cualquier área particular, empezamos a darnos cuenta ahora de que se puede hacer en otras áreas que han sido limitadas en nuestras vidas.
Detrás de todos los "No puedo" hay simplemente "No quiero".
Los "No quiero" significan "Tengo miedo a" o "Me da vergüenza" o "Tengo demasiado orgullo para intentarlo, por temor a que podría fallar." Detrás de todo ello hay ira hacia nosotros mismos y las circunstancias generadas por el orgullo.
Reconocer y dejar ir estos sentimientos nos lleva al coraje y, desde ahí, finalmente, a la aceptación y la tranquilidad interior, al menos en lo que se refiere al área que ha sido superada.
La apatía y la depresión son los precios que pagamos por habernos conformado con y haber creído en nuestra pequeñez. Es lo que pasa por haber jugado a ser víctimas y permitimos ser programados.
Es el precio que tenemos que pagar por haber confiado en la negatividad. Es lo que resulta de resistir la parte de nosotros mismos que es cariñosa, valiente, y grandiosa. Es el resultado de dejarnos ser invalidados por nosotros mismos o por los demás; es la consecuencia de mantenernos nosotros mismos en un contexto negativo. En realidad, es sólo una definición de nosotros mismos lo que, sin saberlo, permite que esto ocurra. La salida es volverse más consciente. ¿Qué significa, "volverse más consciente"?
Para empezar, volverse más conscientes significa empezar a buscar la verdad por nosotros mismos, en lugar de permitir ciegamente que seamos programados, ya sea desde fuera o por una voz interior de nuestra mente, que busca menguarnos e invalidarnos, centrándose en todo lo que está debilitado e indefenso.
Para salir de ello, tenemos que aceptar la responsabilidad de que hemos aceptado la negatividad y hemos estado dispuestos a creerla.
La forma de salir de esto, entonces, es comenzar a cuestionarlo todo. Hay muchos modelos mentales. Uno de los más reciente ha sido el del ordenador.
Podemos ver los conceptos mentales, pensamientos y sistemas de creencias como programas. Debido a que son programas, pueden ser cuestionados, cancelados, e invertidos; los programas positivos pueden reemplazar a los negativos si así lo elegimos. El aspecto más pequeño de nosotros mismos está muy dispuesto a aceptar la programación negativa.
Si nos fijamos en el origen de nuestros pensamientos, comenzamos a identificar sus orígenes, y poner fin a la vanidad de etiquetarlos como "míos" (y por lo tanto sacrosantos), nos damos cuenta de que los pensamientos pueden ser visto objetivamente. Vemos que sus orígenes estuvieron a menudo en la educación de la primera infancia de los padres, familiares y maestros, así como en la poca información que recopilamos de los compañeros de juego, los periódicos, las películas, la televisión, la radio, la iglesia, las novelas, y los inputs automáticos de nuestros sentidos .
Todo esto continuó sin darnos cuenta, sin haberse ejercido ninguna elección consciente.
No sólo eso, sino que por nuestra inconsciencia, ignorancia, inocencia e ingenuidad, además de la propia naturaleza de la mente en si terminamos con una combinación de toda la basura negativa predominante en el mundo. Además, llegamos a la conclusión que se aplicaba a nosotros personalmente. A medida que nos volvemos más conscientes, comenzamos a darnos cuenta de que tenemos elección. Podemos dejar de darle autoridad a todos los pensamientos de la mente, y empezar a cuestionarlos, y averiguar entonces si realmente hay algo de verdad en ellos por nosotros mismos.
El estado emocional de la apatía se asocia a la creencia: "No puedo." A la mente no le gusta oírlo, pero en realidad la mayoría de los "No puedo" son "No quiero". La razón por la que la mente no quiere oír esto se debe a que los "no puedo" encubren otros sentimientos. Estos sentimientos pueden ser llevados a la consciencia al plantearnos la hipotética pregunta, "¿Es verdad que no quiero y no que no puedo? Si acepto que “no quiero", ¿qué situaciones serán provocadas y cómo me sentiré acerca de ellas?". A modo de ejemplo, digamos que tenemos un sistema de creencias que no nos permite bailar.
Nos decimos a nosotros mismos: "Tal vez, esto encubre algo. Tal vez la verdad es que no quiero y no lo haré." La forma en que podemos descubrir cuáles son nuestros sentimientos es imaginarnos en el proceso de aprender a bailar. Al hacer eso, todos los sentimientos asociados ahora empiezan a surgir: vergüenza, orgullo, torpeza, el enorme esfuerzo de aprender una nueva habilidad, y la reluctancia del tiempo y la energía involucrada.
Al reemplazar los "no puedo" por los "no quiero", descubrimos todos estos sentimientos, que pueden ser entonces entregados.
Vemos que aprender a bailar significa estar dispuestos a dejar el orgullo. Nos fijamos en el coste y nos preguntarnos: "¿Estoy dispuesto a seguir pagando este precio? ¿Estaría dispuesto a dejar el miedo por no tener éxito? ¿Estaría dispuesto dejar de resistir el esfuerzo requerido? ¿Estaría dispuesto a dejar la vanidad de manera que pudiera permitirme ser torpe como un aprendiz? ¿Puedo dejar mi mezquindad y pequeñez y estar dispuesto a pagar las lecciones y darme tiempo?" A medida que todos los sentimientos asociados son entregados, se vuelve muy claro que la verdadera razón es la falta de voluntad, y no la incapacidad.
Debemos recordar que somos libres para reconocer y entregar nuestros sentimientos, y somos libres de no entregarlos.
Cuando examinamos nuestros "No puedo" y encontramos que son en realidad "No quiero", eso no quiere decir que tengamos que dejar los sentimientos negativos que derivan en el "No quiero". Somos perfectamente libre de negarnos a dejarlos.
Somos libres de aferrarnos a la negatividad tanto como queramos. No hay ninguna ley que diga que tengamos que renunciar a ello. Somos agentes libres. Sin embargo, se crea una gran diferencia en nuestro auto-concepto al darnos cuenta de que "no quiero hacer algo" es un sentimiento bastante diferente al de pensar que "yo soy una víctima y no puedo."
Por ejemplo, podemos elegir odiar a alguien si queremos. Podemos elegir culparlo. Podemos elegir culpar a las circunstancias.
Pero al ser más consciente y darnos cuenta de que estamos eligiendo libremente, esta actitud nos sitúa en un estado de conciencia más elevado y, por tanto, más próximo a un mayor poder y dominio que el de ser la víctima indefensa de un sentimiento.
 (Dr. David R Hawkins.)
http://rosacastillobcn.blogspot.com.es/

viernes, 4 de marzo de 2016

"¿Por qué a mí?"


Un ángel acarició estas palabras para que lleguen a tu corazón de una manera simple y pura. Este mensaje viene a sanar las heridas con amor, a través de la luz de la comprensión. Al no existir divisiones, si te ayudo me ayudo y nos hacemos más conscientes. Aún retumba en mi interior el lacerante ardor de tu pregunta, que contiene el abismo más profundo del dolor y posee el bello don de humanizar: "¿Por qué a mí?".
Resulta incomprensible que la combinación de estas nueve letras pueda abrir las puertas hacia un mundo desconocido, donde experimentamos los límites insospechados de nuestro propio sentir de una manera tan intensa. Como si fuesen las manos de un viejo sabio, los signos de interrogación contienen, al mismo tiempo, el cielo y el infierno. Nadie te está castigando. Estás experimentando la existencia en toda su dimensión.
Aunque en medio del aturdimiento la razón sostenga lo contrario, tu espíritu sabe que detrás la rabia, la impotencia y el llanto, aguarda el renacer. Las vivencias más duras conducen a la fe. La comprensión llega a través de la entrega. ¿Me creerías si te digo que por más que tu corazón pueda lucir maltrecho y agrietado nunca fuiste abandonado tan siquiera un solo instante? Cuesta asimilar que todo acontece sin errores. Sos amado.
No resistas. Entrar de lleno en el dolor te dará el impulso necesario para salir del pozo. Al resurgir del abismo tus prioridades y valores serán otros. Serás aún más sensible, verás a través del alma y permanecerás centrado en la insondable riqueza de tu mundo interior. Cuando el temporal haya pasado, agradecerás al sufrimiento por las lecciones recibidas. Sabrás que dentro de la desgracia anida la gracia que te hizo más humano.
Al terminar de escribir este mensaje, una nube tomó forma de ángel, el Sol brilló y las flores liberaron su más fina fragancia para que esparza estas palabras en tus heridas abiertas. Vamos rumbo a una era dorada donde experimentar el dolor ya no será necesario. Otro será el sentir que reinará en tu corazón cuando recuerdes con alegría el sentido de esta frase, que tal vez hoy te lastime: "¿Por qué a mí?".
(Por Julio Andrés Pagano)

Sirvamos


Traigo en la pasión de estas firmes palabras mi legado más profundo, para dejar en tu interior la relumbrante certeza de que nuestro peregrinar tiene un sentido que escapó a la razón, pero dejó en el corazón una transformadora enseñanza que nos eleva y hermana en la luz de nuevo tiempo. Ahora la existencia nos anima a servir, para experimentar lo aprendido con otro grado de entendimiento. Servir es sentir en otro cuerpo. Sigamos despertando y religando. Sirvamos.
Un mayor nivel de conciencia implica, también, un mayor nivel de responsabilidad. Es por eso que habiéndonos despertado, habiéndonos humanizado, debemos ayudar a que más personas puedan abrirse, vibrar en el amor y florecer, al saber que lo que llaman caos o destrucción es un maravilloso e insondable proceso de transformación que a todos nos invita a fluir, en vez de resistir, para trascender las fronteras que nos mantienen separados de nuestra esencia divina.
Por ley de vibración cruzarán nuestro sendero quienes estén despertando. Sus miedos, dudas y preguntas traerán a nuestra memoria el eco de los primeros pasos, pues servir permite revivir el camino recorrido. En cada palabra, acción o expresión que manifestemos, desde el corazón, veremos reflejado nuestro proceso interno. En ese mágico abrirse para compartir, en esa sana y necesaria interacción, ganaremos en comprensión al contemplar que lo vivido fue perfecto.
Conscientes de que la separación es una ilusión que cocrean los sentidos, por cada uno que se abra y sienta, notaremos un mayor gozo y apertura. Al animarlos a que confíen, recordaremos que también pasamos momentos duros en donde todo carecía de sentido. Cuando abracemos, reviviremos el valor del apoyo en la oscuridad de la confusión. En ese recordar, en ese palpitar, habrá una hermosa y sutil activación que llenará de luz el corazón, dotándolo de eterna gracia.
Vivimos instancias reveladoras en donde la solidaridad, la compasión y el amor incondicional movilizarán nuestras hebras más sensibles. Persistamos en nuestro peregrinar, pues servir es abrirse a un nuevo nivel de evolución, en el que todo está dispuesto para ayudarnos a crecer si aceptamos jugar a develar las enseñanzas ocultas. Ascendemos a una nueva dimensión, donde el corazón nos recuerda que somos Uno. Avancemos vibrando. Religuemos amando. Sirvamos.
Por Julio Andrés Pagano

La respuesta que buscabas

¿Qué pasa en tu interior? Te esforzaste demasiado. Superaste tus límites. Fuiste más allá de lo posible. Subiste a la cima con tu último aliento, confiando en lo no visible, y aún no sale el Sol. ¿Acaso es desilusión lo que muestran tus ojos? ¿Estás preguntándote de qué valió tanto sacrificio? Aunque pueda parecerte una locura, la respuesta la encontrarás al descender la montaña.
Comprendo que puedas enojarte. Tanto dolor y entrega para subir y ahora hay que bajar. ¿Suena incomprensible, no? ¿Por qué la sonrisa se escapó de tu rostro? ¿Descender suena a derrota? ¿No ver el Sol implica que subir no valió la pena? Este es el instante en donde se ponen a pruebas las enseñanzas recibidas. Cada paso que te animes a dar te volverá más luminoso.
Ascender es animarse a dejar. Descender es retomar lo dejado sin apegos. Si creíste que subiendo trascendías la opinión de los demás, sólo bajando, y reuniéndote con quienes te criticaban, podrás saber si lograrás moverte sin que las palabras te hieran.
¿Creés que así estás retrocediendo? El que baja no es el mismo que quien sube. La montaña que uno asciende no es la misma por la que uno desciende. La transmutación ocurre en múltiples direcciones. No hay separación entre el hombre y la montaña.
La Verdad no anida en las alturas, allí sólo se consigue mayor claridad para poder percibirla. Subir y bajar son excusas para movilizarnos y mantenernos despiertos. El Sol que fuiste a contemplar no se veía con los ojos. Ahora lo sabés, podrías haberlo visto sin dar un solo paso. Sólo tenías que mirar en la dirección correcta, hacia el centro exacto de tu propio corazón.
Si ascender te humaniza, descender te otorga alas. Nada podrá retenerte ahora. Sos libre como el viento. Aunque desde abajo no lo parezca, la trampa más sutil está en la cima. Ahora que regresaste, conocés la respuesta: sólo descendiendo se asciende más alto, porque se trasciende el apego a la cima. Esta es la respuesta que buscabas para volver a sonreír.
(Por julio Andrés Pagano)

Amá

Amá
Centrado en mi corazón, trasciendo los límites de la razón y creo con estas letras cristalinas un portal dimensional que es capaz de hacerte vivir qué tan profundo se puede ir a través de las palabras para hacerte sentir acompañado. Poco a poco este texto se abrirá, como si fuese una bella y delicada flor, dejando ver en su interior la luz de la nueva humanidad que entre todos vamos gestando al elegir continuar vibrando en la frecuencia del amor. No te detengas. Amá.
Hilos de luz comienzan a danzar. Fluyen con los armónicos sonidos de una música celestial que los anima a concebir formas sagradas. Cada figura se funde con las demás, revelando que todo es Uno. Este fascinante entrelazamiento luminoso genera ahora una refulgente esfera dorada que suavemente te guía hacia tu espacio interior más inocente y puro, donde reina una infinita sensación de paz, plenitud y libertad. El portal dimensional se abre. Todo tu corazón lo siente.
Un vibrante campo de energía sutil va plasmando en imágenes a todos aquellos hermanos que intensamente trabajan para ayudar a humanizar. Desde una perspectiva más elevada, pueden verse como si fuesen puntos de luz que clarifican la trama que sustenta la vida. Cada uno sabe que también hay otros que contra vientos y mareas hacen su tarea, y eso los alienta a no bajar los brazos, pues la Tierra necesita de firmes canales que le aporten vibraciones más refinadas.
Por donde mires, sólo verás amor. Estás dentro de un reluciente espacio destinado a recordar que amar es el camino para regresar al Hogar. Amando iluminamos. Amando despertamos. Amando celebramos. Sólo tenemos que darnos el permiso de amar para que otras personas adviertan que en vez de llorar podrían reír, al comprender que el amor enseña sin que medie la insensatez, la marginación, el miedo o el sufrimiento. Amar es la clave que activa el cambio.
Por amor estas palabras abrazaron tu espíritu y te llevaron hacia tu cielo interno, de modo que sepas que estás acompañado en esta sensible y audaz labor de alumbrar amando. Confiá. Vas bien. La humanidad renace gracias al empuje de más seres como vos, que superan obstáculos y se animan a volar, abriendo el corazón, para irrigar gotas de consciencia que resplandecen y enriquecen la existencia. No existe fuerza más poderosa que el amor. Continuá volando. Amá.
(Por Julio Andrés Pagano) 
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