sábado, 16 de mayo de 2015

ERES IMPARABLE AHORA



Publicado por Julieta Herrera en Universo Espiritual Comunidad.
http://universo-espiritual.ning.com/
El amor no se supone que deba sentirse siempre 'seguro.' Una supernova no siempre se siente 'segura.' El amor no es el producto engañoso que nos presenta la televisión o las películas. El amor no es una tarjeta del día de San Valentín, ni todas esas caras sonrientes y promesas que no somos capaces de mantener todo el tiempo.
El amor es un horno, es destrucción, y es implacable. Consumirá todo a su paso. Sin ser sentimental, reduce a cenizas lo irreal, la pretensión, las mentiras, las verdades a medias, todo lo que no sea inmediato, lo que no esté vivo, todo lo que no sea de primera mano, lo que no sea palpable. El amor aplasta todo concepto externo de amor, los cuentos de hadas que tanto deseábamos creer. Al amor no le interesan nuestras esperanzas, fantasías, planes. Todos es combustible. Todo es aprovechado.
La inmensidad del amor no puede reducirse a un sistema nervioso excitado, a mariposas en el estómago, a besos robados y a la alegría de estar juntos. El amor también abriga en su antiguo corazón el furioso sentido de soledad, el corazón desgarrado incapaz de ser reparado; este amor acoge a quien se siente abandonado, perdido, nunca tomado en cuenta. El amor es capaz de aceptar el pánico más crudo en sus entrañas, una ola de horror en medio de la noche cuando los niños están durmiendo, el tedio más profundo apareciendo de la nada. El amor es incertidumbre también. Amor es sentirte tan inseguro como cuando fuiste arrojado por vez primera a este mundo incontrolable, cuando te arrancaron la seguridad del útero, completamente exhausto, pero respirando por tu cuenta, por primera vez, victorioso.
Olvida tus fantasías acerca del amor, amigo. El amor vendrá por ti allí en la cruz. Bajo el árbol de Bodhi. En las sucias calles de Calcuta. En la prisión que dicen nunca dejarás. En la mesa de operaciones. En los campos de la muerte. El amor no puede ser destruido, sin embargo destruye los sueños de la mente. El amor no se puede perder, no se puede quitar, sin embargo, también permite la pérdida, sobrevive a todo lo que no es tú. El amor no es un sentimiento porque los sentimientos vienen y van, y el amor no, si no, no sería amor.
Y aún así, esto no es verdad. Porque el amor también tomaría la forma de todo lo que no es amor; su ingeniosa invitación. Incluso lo condicional es un movimiento de lo incondicional, porque aquí nada es rechazado, incluyendo el rechazo.
¿Sabes qué tan inmenso es tu corazón? ¿Cómo tu corazón se formó con todos esos otros corazones en un punto de fuerza alucinante en el núcleo de una estrella agónica? ¿Cómo tu corazón está hecho de la misma materia que mi corazón, el corazón de cada ser vivo? El del dinosaurio, el molusco, la ballena, las criaturas de la oscuridad que se arrastran en las profundidades del océano. El del santo y el pecador. Cómo es que se trata realmente del mismo corazón, palpitando, el latido de un universo, expansión, contracción, ganancia, pérdida, nacimiento, muerte, renacimiento, un ciclo tan antiguo como la vida misma, reinventándose a sí mismo en cada momento. ¿Conoces un amor tan grande capaz de extenderse a sí mismo como un cosmos entero, ardiendo, ardiendo, muriendo por sí mismo, devorándose a sí mismo, persiguiéndose a sí mismo, buscándose a sí mismo, lanzando señales, arrastrándose, destruyendo todo lo que no es, y sin embargo creando eso también, y deleitándose en esa creación? ¿Un amor absolutamente destructivo, infinitamente creativo al que puedes sentir latiendo en ti cada momento? ¿Un amor que no te permite que te conformes con menos?
La abuela desapareció en él. Todos lo hicieron. Los miles de millones que estuvieron antes. Aquellos que ya se fueron. Aquellos que intentaste olvidar. Todos han vuelto a tu corazón, nutriéndote.
Tu corazón se desborda; tu camino es claro; eres imparable ahora.
- Jeff Foster

7 PRINCIPIOS DEL AMOR CONSCIENTE (GONZALO GALLO )





El Amor Consciente es el logro más importante de la vida. Llegas esa meta dorada con la práctica de siete principios.
Son patrones de conducta que aumentarán tu nivel de conciencia y harán que todo lo que vivas, incluido el amor te colme de paz y felicidad. Todo depende de tu actitud.
1. Trabaja por tu Paz Interior
Todo, en esta vida depende de cuán grande sea el nivel de tu paz interior. Cuanto más en paz estés contigo mismo, más en paz estarás con cuanto te rodea y cuanto más armónicamente vivas contigo mismo, más en armonía estarás con los demás. La paz interior no es sólo un logro que te llenará mucho más que la satisfacción de cualquier deseo: es el estado original del hombre a partir del cual la vida se convierte en un milagro permanente. La paz interior nace de ser fiel a los principios, de estar con Dios y de una aceptación serena de la realidad. Sé un sembrador de paz con tu amor y tu bondad. Elige ser un puente que une, no un muro que separa.
2. Aprende a Perdonar
El secreto para ser feliz se halla en el perdón a ti mismo y a los demás. Cuando perdonamos a aquellos que nos han causado daño, en realidad estamos sanando nuestra relación con nosotros mismos. El perdón lo resuelve casi todo; perdonar es la clave de la evolución. El perdón es la magia porque te libera del resentimiento y de los patrones erróneos que te hacían infeliz. Cuando perdonamos se producen toda una serie de cambios en nuestro organismo y en nuestro corazón que hacen que vivamos la vida con una plenitud creciente. Perdonar es abrir tu Corazón a los efluvios del Amor Universal, a la paz y la alegría. Perdonas cuando comprendes, comprendes cuando te pones en el lugar del otro y eres consciente de sus traumas, sus miedos y sus vacíos.
3. Ámate a ti mismo
Cuando te amas a ti mismos, aparecen los milagros en tu vida. Es absurdo querer emprender un camino de amor consciente si te menosprecias, te flagelas con la culpa o actúas como una víctima.
Amarte a sí mismo es no juzgarte con dureza, perdonarte y concederte "caprichos" de vez en cuando. Amarte a sí mismo es algo más; es Aceptarte y Aprobarte tal cual eres porque aceptas que todo es perfecto, en su aparente imperfección. La vida entonces se convierte en una discreta pero maravillosa sucesión de pequeños milagros. A medida que practicas el amor consciente hacia ti mismo, te das cuenta que tu salud mejora, que tus amigos te hacen más caso, tus relaciones son más satisfactorias y toda tu vida se torna más creativa.
Amándote a ti mismo despiertas en ti el Amor que atraerá hacia ti el amor de los demás.
Es la mejor manera de hacer que los demás te amen, sin coacción, sin violencia, con dulzura.
4. Obedece a la Voz Interior
Dentro de ti, en tu Corazón, hay una inteligencia conectada con la inteligencia cósmica, y esta inteligencia te habla a través de una voz: la voz interior que te aclarará cualquier duda que se te plantee y te ayudará a caminar con el corazón. Con el tiempo descubrirás que la voz interior es un verdadero maestro interior.
Acepta sus lecciones y ponlas en práctica. El te guiará en los momentos difíciles si fluyes con amor y con fe. La fe es la fuerza de tu vida. Vive en sintonía con Dios y los ángeles porque ellos te hablan al corazón. Saca espacios de calma, respira un buen rato, relájate y siente a Dios en tu interior. Dios habla en el silencio del alma.
5. Vive el momento presente
Acepta lo que viene y no intentes retener lo que se va. Cierra los ciclos en paz. Que tu mente no esté ocupada en pensar qué pudo haber ocurrido o que ocurrirá. Cuando te enfocas en el pasado o en el futuro, no estás viviendo el presente. Cuando no vives el presente estás desperdiciando cantidades ingentes de energía lo que produce: Ansiedad, Depresión, Tristeza, Desamor. La vida está sólo en el Ahora. Si estás en el ahora no hay miedo porque el miedo es viajar sin fe al futuro, a lo que no existe.
Sé consciente del amor que eres y que llevas dentro y no feries tu paz interior en el empeño obsesivo por tener más o por figurar. Vuela alto en el sereno y luminoso espacio del Ser. Toda la sabiduría ancestral se encierra en tres sencillas palabras. Ama Aquí Ahora.
6. Da sin esperar recibir
Es sumamente importante recordar que la verdadera esencia de tu ser es el Amor y que sólo vives rodeado de Amor cuando conectas con él. Cuando vives con conciencia, te das cuenta de que tienes todo lo que necesitas y en el momento en que lo necesitas. Si crees que se te está negando algo que mereces, es que algo falla todavía en ti. Entonces debes practicar el dar. Al dar no esperes nada a cambio; no sería "Dar", sino "hacer un trueque". Por Ley de atracción atraes a tu vida lo que piensas y deseas y por Ley de correspondencia siempre te llegará exactamente lo que es justo, lo que te has ganado en tu proceso de evolución espiritual.
En la práctica del dar consciente das porque sabes que dando te conectas con el Amor Universal y así, recibes automática y espontáneamente lo que mereces en cada momento. Aprender a recibir es importante porque algunos se olvidan de sí mismos y sufren al estar sólo en función de los otros. El balance sagrado es saber darse o dar y saber recibir. En una relación de pareja o de amistad tiene que existir la reciprocidad.
7. Actúa con honestidad
El camino hacia la conciencia pasa por la total transparencia. Haz de ser completamente honesto y sincero contigo mismo, pues en cuanto abres tu corazón para que se expanda, éste aceptará todo lo que le propongas sin discriminar qué es verdad y qué es mentira. Si mientes, te estarás mintiendo a ti mismo.
Cuando tengas que elegir entre lo correcto o lo que te agrada (a veces pueden coincidir), si eliges lo correcto, habrás avanzado un paso más en el camino del amor consciente. El sabio nunca negocia sus principios y actúa con buena conciencia y coherencia.
Acá tienes una valiosa información que debe aplicarse y vivirse. Como bien afirmó Buda: Sabio no es el que sabe, sabio es el que practica. Jesús lo expresó con otras palabras: El que sabe y no practica es como aquel que construye su casa sobre arena, llega el vendaval y la destruye.

COMPASIÓN, ENERGIA Y DESEO. (ENSEÑANZAS DE OSHO )




BUDA VIVIÓ CUARENTA AÑOS después de iluminarse. Cuando se le acabaron todos los deseos y desapareció el ego, vivió otros cuarenta años. Muchas veces le preguntaron: '¿Por qué sigues en el cuerpo?'. Cuando la tarea ha acabado deberías desaparecer. Y es lógico, ¿para qué iba a quedarse Buda en el cuerpo durante más tiempo? Cuando ya no hay deseos, ¿cómo es posible continuar en el cuerpo?
Hay algo muy profundo que comprender. Cuando el deseo desaparece, permanece la energía que estaba moviéndose en el deseo; esta no puede desaparecer. El deseo solo es una forma de energía, por eso un deseo se puede convertir en otro deseo. El enfado se puede convertir en sexo, y el sexo puede convertirse en enfado. El sexo puede convertirse en avaricia, por eso, siempre que te encuentres a una persona muy avariciosa será menos sexual. Si la persona es totalmente avariciosa, entonces no será sexual en absoluto sino célibe, porque toda su energía se ha transformado en avaricia. Y si te encuentras una persona muy sexual, te darás cuenta de que no es avariciosa porque ya no le queda nada para la avaricia. Una persona que reprime su sexualidad estará enfadada; el enfado siempre estará a punto de saltar a la superficie. Podrás ver en sus ojos y en su cara que siempre está enfadado: toda la energía sexual se convierte en rabia.
Por eso vuestros llamados monjes y sadhus siempre están enfadados. Reflejan su enfado en la forma de caminar y en la forma de mirar. Su silencio solo está a flor de piel, en cuanto les tocas se enfadan. El sexo se convierte en rabia. Estas son las formas; y la vida es la energía.
¿Qué ocurre cuando desaparecen todos los deseos? La energía no puede desaparecer porque es indestructible. Pregúntale a un físico, ellos también dicen que la energía no se puede destruir. Cuando Gautama Buda se iluminó tenía determinada energía. Esa energía se había ido trasformando en sexo, rabia, avaricia y millones de formas más. Después, todas esas formas desaparecieron y ¿qué fue de esa energía? La energía no puede dejar de existir, cuando no hay deseos pasa a no tener forma, pero sigue existiendo. ¿Entonces cuál es su propósito? Esa energía se convierte en compasión.
No puedes ser compasivo porque no tienes energía. Toda tu energía se divide y se distribuye de diferentes formas, a veces como sexo, a veces como rabia, y a veces como avaricia. La compasión no es una forma. Tu energía solo se convierte en compasión cuando todos tus deseos desaparecen.
La compasión no se puede cultivar. La compasión sucede cuando no tienes deseos; entonces, toda tu energía se convierte en compasión. Y es un camino muy distinto. El deseo tiene una motivación, una meta; la compasión no tiene motivos, no tiene metas. Es simplemente energía rebosante.
LA COMPASIÓN ES EL AMOR MADURO
En lo que respecta a los místicos de la Antigüedad, el énfasis que puso Gautama Buda en la compasión fue un fenómeno nuevo. Gautama Buda creó una línea de división histórica con el pasado. Antes de él, bastaba con la meditación; nadie ponía énfasis en la compasión además de en la meditación. El motivo es que la meditación trae consigo la iluminación, tu florecimiento y la expresión absoluta de tu ser, ¿qué más necesitas? En lo que al individuo se refiere, la iluminación es suficiente. La grandeza de Buda consiste en introducir la compasión incluso antes de empezar a meditar. Deberías ser más cariñoso, más bueno y más compasivo. Detrás de esto hay una ciencia oculta. Si tienes un corazón lleno de compasión, existe una posibilidad de que tras meditar puedas ayudar a los demás a alcanzar la misma belleza, la misma altura y la misma celebración que has alcanzado tú antes de iluminarte. Gautama Buda hace que la iluminación se pueda contagiar.
Pero si la persona siente que ha vuelto a casa, ¿para qué molestarse por los demás? Por primera vez, Buda hace que la iluminación no sea egoísta; lo convierte en una responsabilidad social. En perspectiva esto supone un gran cambio. Pero la compasión se debería aprender antes de llegar a la iluminación. Si esto no ha sucedido antes, después de la iluminación ya no queda nada más que aprender. Cuando alcanzas tal éxtasis, incluso la compasión parece estar impidiendo tu felicidad; es una especie de interferencia en tu éxtasis. Por ese motivo ha habido cientos de iluminados, pero muy pocos maestros.
Estar iluminado no significa necesariamente que vayas a convertirte en un maestro. Convertirse en un maestro quiere decir que tienes una extraordinaria compasión y que sientes vergüenza de ir solo a esos bellos espacios que la iluminación proporciona. Quieres ayudar a los que están ciegos, a los que están en la oscuridad buscando su camino a tientas. Ayudarles se convierte en una alegría y no en una interferencia. De hecho, cuando ves a tanta gente florecer a tu alrededor, tu éxtasis se enriquece; no eres un árbol solitario que ha florecido en un bosque en el que no florece ningún otro árbol. Cuando todo el bosque florece contigo, la felicidad se multiplica; has empleado tu iluminación para revolucionar el mundo.
Gautama Buda no solo estaba iluminado, sino que fue un revolucionario iluminado. Su preocupación por el mundo y por la gente era inmensa. Enseñaba a sus discípulos a no retener el silencio, la serenidad y la profunda felicidad que bulle en tu interior cuando meditas, y a dársela al resto del mundo. No te preocupes, porque cuanto más das, más posibilidades tendrás de recibir. El gesto de dar tiene una enorme importancia una vez sabes que dar no te va a restar nada, sino todo lo contrario, porque va a multiplicar tus experiencias. Pero alguien que nunca ha tenido compasión no conoce el secreto de dar, no conoce el secreto de compartir.
Ocurrió una vez que uno de los discípulos de Buda, un seglar -no era sannyasin pero era muy devoto de Gautama Buda- dijo: «Yo lo haré. pero solamente con una excepción. Voy a dar mi felicidad, mi meditación y todos mis tesoros internos a todo el mundo, excepto a mi vecino, porque es un hombre realmente perverso».
Los vecinos son siempre los enemigos. Gautama Buda le dijo: «Entonces olvídate del mundo y dáselo a tu vecino nada más».
El hombre no entendía nada: «¿Qué estás diciendo?».
Buda respondió: «Solamente si eres capaz de dárselo a tu vecino serás libre de esta actitud antagonista hacia el ser humano».
Compasión quiere decir básicamente aceptar los fallos y las debilidades de los demás, sin esperar que se comporten como si fuesen dioses. Sería una expectativa cruel, porque no podrán comportarse como dioses, y no solo perderán tu estima sino que perderán también el respeto hacia sí mismos. Les has herido gravemente dañando su dignidad.
Uno de los principios de la com-pasión es dignificar a todo el mundo, hacer que todo el mundo se dé cuenta de que lo que te ha sucedido a ti puede sucederle a ellos; nadie es un caso perdido, todo el mundo es digno de ello, la iluminación no es algo que debas merecer sino tu naturaleza misma.

Pero estas palabras deberían provenir de un iluminado, solo así pueden crear confianza. Estas palabras no pueden crear confianza si provienen de discípulos no iluminados. La palabra, hablada por un iluminado, empieza a respirar, comienza a tener un latido propio. Cobra vida y va directamente a tu corazón, no es una gimnasia intelectual. Pero con el discípulo es otra cuestión. Él mismo no está seguro de lo que está diciendo o está escribiendo. Él mismo tiene tanta incertidumbre como tú.
Gautama Buda es uno de los hitos en la evolución de la conciencia; su contribución es enorme, inconmensurable. La idea de la compasión es lo esencial en su contribución. Pero debes recordar que ser compasivo no te eleva más, si no, lo estarás echando todo a perder. Se convertirá en una pretensión del ego. Recuerda que el ser compasivo no puede humillar a la otra persona, de lo contrario, no estarás siendo compasivo; detrás de las palabras estarás disfrutando de su humillación.
Hay que comprender la compasión, porque es el amor maduro. El amor corriente es muy infantil; un divertido juego para adolescentes. Cuanto antes salgas de él, mejor, porque tu amor es una fuerza biológica ciega y no tiene nada que ver con tu crecimiento espiritual; por eso todas las historias de amor cambian de un modo extraño, se vuelven muy amargas. Algo que te resultaba tan atractivo, emocionante y provocador, algo por lo que podías haber muerto. ahora también podrías morir, pero no por eso, ¡sino para librarte de ello!
El amor es una fuerza ciega. Los únicos amantes que tienen éxito son los que nunca consiguieron a sus amados. Todas las grandes historias de amor. Laila y Majnu, Shiri y Farhad, Soni y Mahival, son las tres grandes historias de amor orientales comparables a Romeo y Julieta. Pero todos estos grandes amantes podrían formar un grupo. La sociedad, los parientes y todo lo demás se convirtieron en un impedimento. Y creo que seguramente fue mejor así. En cuanto los amantes se casan ya no queda historia de amor.


Majnu tuvo suerte de no conseguir a Laila. ¿Qué sucede cuando dos fuerzas ciegas se juntan? Como ambas son ciegas e inconscientes, el resultado no puede tener demasiada armonía. El resultado solo puede ser un campo de batalla de la dominación, la humillación, y todo tipo de conflictos.
Pero cuando la pasión está alerta y despierta, toda la energía del amor alcanza un gran refinamiento y se convierte en compasión. El amor siempre va dirigido a otra persona y su deseo más profundo es poseer a esa persona. Lo mismo ocurre en el lado contrario, y esto se convierte en un infierno para las dos personas.
La compasión no va dirigida a nadie. No es una relación sino simplemente tu propio ser. Disfrutas siendo compasivo con los árboles, los pájaros, los animales, los seres humanos, y con todo el mundo, incondicionalmente, sin pedir nada a cambio. La compasión es libertad de la ciega biología.
Antes de iluminarte deberías estar atento a no reprimir tu energía de amor. Eso es lo que han estado haciendo las viejas religiones: enseñarte a condenar las expresiones biológicas de tu amor. De manera que reprimes tu energía de amor, ¡y esa es la energía que se puede transformar en compasión!
Con el rechazo no hay ninguna posibilidad de transformación. Por eso vuestros santos no tienen compasión; en sus ojos no verás compasión. Son huesos absolutamente secos, no tienen sustancia alguna. Vivir con un santo durante veinticuatro horas es suficiente para experimentar el infierno. Seguramente, la gente se da cuenta de este hecho y, por eso, después de tocarle los pies salen corriendo inmediatamente.
Uno de los grandes filósofos de nuestra época, Bertrand Russell, declaró enfáticamente: «Si hay un cielo y un infierno, yo quiero ir al infierno». ¿Por qué? Simplemente para no estar con los santos, porque el cielo debe de estar lleno de esos santos muertos, aburridos y polvorientos. Y Bertrand Russell piensa: «No toleraría su compañía ni siquiera un minuto. ¿¡Imaginarme pasar toda una eternidad rodeado para siempre de cadáveres que no conocen el amor, que no conocen la amistad y que nunca van de vacaciones...!?».
Un santo es santo los siete días de la semana. No le está permitido divertirse como un ser humano ni siquiera un día, aunque solo sea el domingo. No, permanece rígido y su rigidez sigue aumentando a medida que pasa el tiempo.
Comprendo la elección de Bertrand Russell de ir al infierno porque entiendo lo que quiere decir. Está diciendo que en el infierno te encuentras a las personas más divertidas del mundo: los poetas, los pintores, los espíritus rebeldes, los científicos, la gente creativa, los bailarines, los actores, los cantantes o los músicos. ¡El infierno debe de ser realmente un cielo porque el cielo no es más que un infierno!
Las cosas han ido muy mal por una razón fundamental, y es que se ha reprimido la energía de amor. La contribución de Gautama Buda es: «No reprimas tu energía de amor. Refínala y usa la meditación para refinarla». Así, paralelamente, y a medida que crece la meditación, esta va refinando tu energía de amor y la convierte en compasión. Entonces, antes de que tu meditación alcance su punto culminante y explote en una hermosa experiencia de iluminación, la compasión estará muy cerca. Para la persona iluminada será posible dejar que su energía fluya -y ahora tiene toda la energía del mundo- a través de las raíces de la compasión hacia cualquier persona que esté lista para recibirla. Solamente este tipo de personas se convierten en maestros.
Iluminarse es sencillo pero convertirse en un maestro es un fenómeno muy complejo, porque es preciso que haya meditación y compasión. La meditación es fácil, la compasión también es fácil; pero las dos juntas, creciendo simultáneamente, es un asunto más complejo.
Las personas que se iluminan y no comparten su experiencia porque no sienten compasión, no contribuyen a la evolución de la conciencia sobre la tierra. No elevan el nivel de la comunidad. Solamente los maestros han sido capaces de elevar la conciencia. No importa lo pequeña que sea tu conciencia, el mérito es de los pocos maestros que, incluso después de la iluminación, han conseguido seguir siendo compasivos.
No te va a resultar fácil comprenderlo... la iluminación es tan absorbente que uno tiende a olvidarse del resto del mundo. Uno está tan absolutamente satisfecho que no le queda espacio para pensar en los millones de personas que están buscando la misma experiencia a tientas, a sabiendas o no, correcta o incorrectamente. Pero es imposible olvidarse de esas personas cuando la compasión sigue estando presente. De hecho, en ese momento tienes algo que dar, algo que compartir. Compartir es una gran alegría. Por medio de la compasión has llegado a saber, poco a poco, que cuanto más compartes más tienes. Si también puedes compartir tu iluminación, esta tendrá mayor riqueza, mayor viveza, mayor celebración y muchas otras dimensiones.
La iluminación puede ser unidimensional, como le ha ocurrido a mucha gente. Eso les satisface y desaparecen en la fuente universal. Pero la iluminación puede ser multidimensional, puede producir muchas flores en el mundo. Y estás en deuda con el mundo porque eres hijo de esta tierra.
Recuerdo una frase de Zaratustra: «No traiciones nunca a la tierra. Incluso en tu mayor gloria, no te olvides de la tierra, porque es tu madre. Y no te olvides de la gente. Pueden haberte entorpecido el camino, pueden haber sido tus enemigos, pueden haber intentado destruirte de todas las maneras; quizá ya te hayan crucificado, apedreado o envenenado, pero no te olvides de ellos. Cualquier cosa que te hayan hecho, lo han hecho de forma inconsciente. Si no les perdonas, ¿quién les va a perdonar? Y tu perdón te enriquecerá inmensamente».
Ten cuidado de no estar a favor de nada que vaya contra la compasión. La envidia, la competencia o el esfuerzo por dominar... todas esas cosas van contra la compasión. Y te darás cuenta inmediatamente porque tu compasión empezará a tambalearse. En cuanto sientas que tu compasión titubea, debes de estar haciendo algo que va contra ella. Puedes envenenar tu compasión con cosas estúpidas que solamente te provocan ansiedad, angustia, lucha y el desgaste absoluto de una vida enormemente valiosa.
Te voy a contar una bella historia:
Juan llegó a casa una hora antes que de costumbre y se encontró a su mujer desnuda en la cama. Cuando le preguntó por qué, ella le explicó. 'Estoy protestando porque no tengo ropa bonita para ponerme'.
Juan abrió el armario. 'Eso es ridículo -dijo-, mira aquí dentro. Tienes un vestido amarillo, un vestido rojo, un vestido estampado, un traje de chaqueta y pantalón, un... ¡Hola, Paco! -y siguió diciendo-, un vestido verde...'
¡Eso es compasión! Compasión hacia su mujer y compasión hacia Paco. No hay celos ni pelea, simplemente: '¡Hola, Paco! ¿Qué tal?', y sigue con lo suyo. Ni siquiera le pregunta: '¿Qué estás haciendo en mi armario?'.
La compasión es muy comprensiva. Es la comprensión más refinada que puede tener el ser humano.
A un hombre compasivo no deberían importunarle los pequeños detalles de la vida que suceden continuamente. Solo así, de forma indirecta, estás ayudando a que tus energías compasivas se acumulen, se cristalicen, se fortalezcan y sigan aumentando con tu meditación. Así cuando llegue el momento dichoso, cuando estés lleno de luz, al menos tendrás un compañero, la compasión. A partir de ahí tendrás un nuevo estilo de vida... porque ahora es tanto lo que tienes que puedes bendecir al mundo entero.
Aunque Gautama Buda siempre insistió en no hacerla, finalmente tuvo que hacer una división o una clasificación de sus discípulos. A una categoría le da el nombre de arhatas: son los iluminados, pero sin compasión. Han empleado toda su energía en la meditación pero no han escuchado lo que Buda había dicho acerca de la compasión. A los otros los llama bodhisattvas: son los que han escuchado su mensaje sobre la compasión. Están iluminados con compasión, de forma que no tienen prisa por llegar a la otra orilla; quieren quedarse en esta orilla pasando todo tipo de dificultades para ayudar a la gente. Su barco ya ha llegado, quizá el capitán esté diciendo: 'No pierdas el tiempo, ha llegado la llamada de la otra orilla que has estado buscando toda tu vida'. Pero convencen al capitán para que espere un poco y poder así compartir su alegría, su sabiduría, su luz y su amor con todas las personas que están buscando lo mismo. En su interior, esto se convertirá en un sentimiento de confianza: «Sí, efectivamente hay otra orilla, y cuando estés listo vendrá el barco para llevarte hasta allí. Hay una orilla de inmortales, una orilla donde no existe la desdicha, y donde la vida es simplemente una canción y una danza del momento. Pero, antes de dejar el mundo déjame darle a estas personas algo para que al menos lo puedan saborear».
Los maestros han intentado aferrarse a algo de todas las formas posibles para no ser arrastrados hasta la otra orilla. Según Buda, lo mejor es la compasión, porque la compasión, si se analiza en profundidad, también es un deseo. La idea de ayudar a los demás también es un deseo, siempre que tengas ese deseo no podrás ser transportado a la otra orilla. Es un hilo muy fino que te mantiene unido al mundo. Todo se rompe, todas las cadenas... excepto un fino hilo de amor. Pero Buda hacía énfasis en aferrarse en todo lo posible a ese fino hilo, ayudar a toda la gente que sea posible. Es la única forma de elevar la conciencia del mundo que te ha dado la vida, que te ha dado la oportunidad de iluminarte.
Ahora es el momento de devolverle algo, aunque no puedas devolver todo lo que la vida te ha dado; de dar algo en agradecimiento, aunque solo sean dos flores.
LA MEDITACIÓN ES LA FLOR Y LA COMPASIÓN ES SU FRAGANCIA
La meditación es la flor y la compasión es su fragancia.
Ocurre exactamente así. La flor florece y la fragancia se esparce por el viento en todas las direcciones para ser transportada hasta los confines del mundo. Pero lo más importante es el florecimiento de la flor.
El hombre también tiene un potencial de florecimiento. Hasta que el ser interno del hombre florezca, no será posible la fragancia de la compasión. La compasión no se puede practicar, no es una disciplina ni puedes dirigirla. Está más allá de ti. Si meditas, un día, súbitamente te darás cuenta de un nuevo fenómeno, algo absolutamente extraño que sale de tu ser, es la compasión que fluye hacia toda la existencia. Va hasta los mismos confines de la existencia sin encaminarla, sin dirigirla.
Sin la meditación, la energía sigue siendo pasión; con la meditación, la misma energía se convierte en compasión. La pasión y la compasión no son dos energías, sino una y la misma. Cuando esa energía pasa a través de la meditación se transforma, se transfigura y adquiere una cualidad diferente. La pasión se dirige hacia abajo, la compasión se dirige hacia arriba; la pasión se mueve a través del deseo, la compasión se mueve a través de la ausencia de deseos; la pasión es un entretenimiento para que olvides la desdicha en la que vives, la compasión es una celebración y una danza de realización, de satisfacción... estás tan satisfecho que puedes compartir. Ahora ya no queda nada; has alcanzado el destino que llevabas dentro de ti como un potencial o un brote sin florecer desde hace milenios. Ahora ha florecido y está bailando. Lo has conseguido, estás satisfecho y ya no tienes que conseguir nada más, no tienes que ir a ninguna parte, no tienes que hacer nada.
¿Y qué sucederá ahora con la energía? Empezarás a compartir. La misma energía que se movía por las capas oscuras de la pasión ahora se dirige hacia arriba con rayos luminosos; no está contaminada por ningún deseo ni por ningún condicionamiento. No está corrompida por ninguna motivación, por eso la llamo fragancia. La flor es limitada, pero la fragancia no. La flor tiene limitaciones, porque en alguna parte está enraizada en las ataduras, pero la fragancia no tiene ataduras. Simplemente se mueve, va por el viento; no tiene amarres en la tierra.
La meditación es una flor, tiene raíces y existe dentro de ti. La compasión, cuando sucede, no está arraigada sino que se va moviendo. Buda desapareció pero su compasión no. La flor tarde o temprano morirá -es parte de la tierra y el polvo vuelve a ser polvo- pero la fragancia que ha liberado se quedará para siempre jamás. Buda ha desaparecido y Jesús ha desaparecido, pero su fragancia no. Su compasión sigue estando, y cualquiera que esté receptivo a su compasión sentirá su impacto inmediatamente, le afectará y le iniciará en un nuevo viaje, una nueva peregrinación.
La compasión no se limita a la flor; aunque proviene de la flor, no es la flor. Llega a través de la flor, pero la flor solamente es un canal; en realidad, viene del más allá. Sin la flor no puede existir -la flor es un estadio necesario-, pero no pertenece a la flor. En cuanto la flor florece, libera su fragancia.
Hay que comprender profundamente esta insistencia, este énfasis, porque puedes empezar a practicar la compasión pero, si no lo comprendes, no se tratará de la auténtica fragancia. Una compasión practicada es sencillamente la misma pasión con otro nombre. Es el mismo deseo contaminado, la motivación corrompida y puede ser muy peligrosa para los demás, porque en nombre de la compasión puedes destruir, en nombre de la compasión puedes crear ataduras. No se trata de compasión y si la practicas estarás siendo artificial y convencional; en el fondo, un hipócrita.
Lo primero que debes recordar es que la compasión no se puede practicar. En esto han fallado los seguidores de todos los grandes maestros religiosos. Buda alcanzó la compasión a través de la meditación, y ahora los budistas continúan practicando la compasión. Jesús alcanzó la compasión a través de la meditación y ahora los católicos, los misioneros católicos, continúan practicando el amor, la compasión, el servicio a la humanidad, pero su compasión ha demostrado ser muy destructiva para el mundo. Su compasión solo ha originado guerras y ha destruido a millones de personas que han acabado en profundas prisiones.
La compasión te libera y te da libertad, pero solo puede llegar a través de la meditación, no hay otra forma. Buda dijo que la compasión es un resultado, una consecuencia. No puedes lograr la consecuencia directamente, sino que debes hacer algo; tienes que provocar la causa para que le siga el efecto. Si realmente quieres entender qué es la compasión debes entender qué es la meditación. Olvídate de la compasión, porque llega espontáneamente.
Intenta comprender qué es la meditación. La compasión puede convertirse en el criterio que define si la meditación ha sido correcta o no. Si la meditación ha sido correcta, tenderá a haber compasión; eso es lo natural, ya que la sigue como si fuera su sombra. Si la meditación no ha sido correcta entonces no habrá compasión. La compasión puede por tanto actuar como un criterio para saber si la meditación ha sido realmente correcta o no. Y puede ser que la meditación esté mal. Las personas tienen la idea equivocada de que todas las meditaciones son correctas, pero no es así. Las meditaciones pueden estar mal. Por ejemplo, una meditación que te conduce a una concentración profunda no es correcta, y no acabará en compasión. En vez de ir abriéndote, te irás cerrando cada vez más. Si vas reduciendo tu conciencia, concentrándote en algo y excluyendo al resto de la existencia, si te centras solamente en una cosa, cada vez habrá más tensión dentro de ti. De ahí la palabra «atención». Significa 'entensión'. Concentración, el
mismo sonido de la palabra ya crea una sensación de tensión.
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PREGUNTA: ¿QUIÉNES SON LOS HERMANOS MAYORES-AYAPLIANOS?…



RESPUESTA: “SOMOS LUZ Y EXISTIMOS EN LA LUZ… Una explosión y todo lo demás. Primero éramos él, y después él se convirtió en nosotros. Existimos siempre en la eternidad. ¿Cuándo comenzó todo? ¿Cuándo fuimos creados? No podemos responder. Universo de universos. Lo único que sabemos es que todo comenzó cuando tuvimos Consciencia de ello; antes éramos nada, una nada no compartida, una nada sin expresión, una nada sin realidad. Después de esa gran explosión, de ese nacimiento, nos encontramos en un espacio que seguramente ya existía y en un lugar ya programado. ¿Cómo se expandió al infinito si ese espacio no existía? ¿O todo ya existía y fuimos los últimos en saberlo? Entendimos que habíamos existido sin consciencia. Éramos, más ahora somos la Luz. Somos Luz en todos los colores imaginables. Una Luz que nos hace ver, entender, conocer e indagar. Sin nuestra Luz seríamos ignorantes y ciegos para entender la realidad. Sin Luz no podríamos tener conciencia de todo este proceso llamado existencia. En el principio del todo, había luz, silencio y mucha paz. Sabíamos que existíamos, estábamos presentes, fluctuábamos, éramos miles de millones de centellas fluorescentes, emitíamos resplandores de colores que se entrelazaban unos con otros.
Cada uno de nosotros llevaba en sí una partícula del creador. Éramos millones de esporas delicadas y de consistencia frágil. Éramos un tejido energético que había tomado una forma definida. Cuando fuimos lanzados fuera del Principio Único, nuestra forma, que antes era mental, se convirtió en una expresión más definida con respecto a nuestro trabajo universal. En el principio de nuestra consciencia, fluctuábamos gravitando alrededor del centro y de nosotros mismos. Lo hacíamos con tanta armonía, paz y contemplación a nuestro creador, que vivíamos en un estado de felicidad perenne. ¿Era esa nuestra realidad de consciencia? ¿Era esa la forma en que debíamos existir, como si fuéramos solo una Luz en esa vasta creación? No, no era así. En medio de todo ese entendimiento, nuestra mente nos llevaba a comprender que no podíamos permanecer estáticos. Sabíamos que éramos energía, y esta tenía que fluir; si se quedaba inerte se podía corromper y estancar. No podíamos olvidar que éramos nimeos y, como tales, necesitábamos de otros para complementarnos y poder desarrollar nuestra existencia”… EL SER UNO I – Los Arcanos de Thoth.

viernes, 15 de mayo de 2015

La Dieta Mental de los 7 días por Emmet Fox




El tema de la dieta es uno de los principales en !a actualidad en cuanto al interés público concierne. Los periódicos y las revistas rebosan de artículos sobre el tema. Los mostradores de las librerías están llenos con volúmenes que develan los misterios de las proteínas, azúcares, vitaminas y demás. Justamente ahora todo el mundo se ha vuelto consciente de la comida.
Expertos en la materia están diciendo que físicamente uno se convierte en aquello que uno come, que todo el cuerpo de uno está realmente compuesto de la comida que uno ha ingerido en el pasado. Lo que uno come hoy —dicen ellos— estará en el torrente sanguíneo después de transcurrir tantas horas, y es dicho torrente sanguíneo lo que constituye los tejidos que componen el cuerpo — y allí estamos.
Por supuesto que ninguna persona sensible puede tener argumento alguno en contra de todo esto. Es perfectamente verdad en cuanto a lo que se dice, y lo único que sorprende es que le ha tomado tanto tiempo al mundo para averiguarlo; pero en este ensayo voy a tratar con el tema de la dieta en un nivel que es infinitamente más profundo y de mayor alcance en sus efectos. Me refiero, por supuesto, a la dieta mental.
El más importante de todos los factores en tu vida es la dieta mental en la que vives. Es la comida que le das a tu mente lo que determina la totalidad del carácter de tu vida. Son los pensamientos que te permites pensar (v.g. los temas que le permites a tu mente que abrigue) lo que hace de ti y de tu ambiente lo que son. “Así como sean tus días, así será tu fuerza” puede traducirse de la manera siguiente en lenguaje moderno: “Así como piensas, así será tu fuerza” .
Todo en tu vida hoy día —el estado de tu cuerpo (esté sano o enfermo), el estado de tu fortuna (seas próspero o pobre), el estado de tu hogar (sea este feliz o lo opuesto), la actual condición de toda fase de tu vida de hecho— está enteramente condicionada por los pensamientos y sentimientos que has abrigado en el pasado, por el tono habitual de tu pasado pensar. Y las condiciones de tu vida mañana, y la semana de más arriba, y el año entrante, serán enteramente condicionadas por los pensamientos y sentimientos que escojas abrigar de ahora en adelante.
Dicho de otra manera, tú escoges tu vida; esto es, escoges todas las condiciones de tu vida cuando escoges los pensamientos sobre los cuales le permites a tu mente que permanezca. El pensamiento es la verdadera fuerza causal en la vida y no hay otra. No puedes tener una clase de mente y otra clase de ambiente. Esto quiere decir que no puedes cambiar tu ambiente y dejar, al mismo tiempo, tu mente sin cambio, como tampoco puedes — y ésta es la llave suprema a la vida y la razón de este ensayo— cambiar tu mente sin que también cambie tu ambiente.
La llave a la vida
Esta, entonces, es la verdadera llave a la vida: Si cambias tu mente tus condiciones tienen que cambiar también —tu cuerpo tiene que cambiar; tu trabajo diario u otras actividades tienen que cambiar; tu hogar tiene que cambiar; el tono de color de toda tu vida tiene que cambiar—, ya que el que estés habitualmente feliz y alegre, o triste y deprimido depende enteramente de la cualidad de la comida mental con lo cual haces diera.
Por favor, estén claros a este respecto. Si cambias tu mente, tus condiciones tienen que cambiar también. “Somos transformados por la renovación de nuestro entendimiento” Romanos 26. De manera que ahora verás que tu dieta mental es, en realidad, lo más importante de toda tu vida.
Dificultad práctica
A esto se le podrá llamar la Gran Ley Cósmica y su verdad parecerá perfectamente obvia una vez que sea claramente enunciada. De hecho, no conozco a ninguna persona considerada que niegue su verdad esencial. La dificultad práctica al aplicarla, no obstante, surge del hecho de que nuestros pensamientos están tan próximos a nosotros que resulta difícil, sin algo de práctica, dar un paso atrás —como quien dice— y contemplarlos objetivamente.
Sin embargo, eso es justamente lo que tenemos que aprender a hacer. Tenernos que entrenarnos a nosotros mismos a escoger el tema de nuestro pensar en un momento dado, y también escoger el tono emociónal o lo que llamamos el estado de ánimo que le colorea. Sí, claro que podemos escoger nuestros estados de ánimo. Indudablemente que si no pudiéramos hacerlo, no tendríamos ningún control real sobre nuestras vidas. Los estados de ánimo abrigados habitualmente producen la disposición característica de la persona en cuestión, y es la disposición de dicha persona lo que finalmente hace o deshace su felicidad.
Importancia de la disposición
No puedes estar sano, no puedes ser feliz, no puedes ser '"próspero si tienes una mala disposición. Si eres malhumorado o áspero, cínico o deprimido, superior o atemorizado a medio morir, tu vida no puede, posiblemente, valer la pena ser vivida. A menos que te determines a cultivar una buena disposición, es mejor entonces que también pierdas rocía esperanza de obtener de la vida algo que valga la pena, y es mejor decirte francamente que éste es el caso.
Si no estás determinado a comenzar ahora y seleccionar cuidadosamente durante todo el día la clase de pensamientos que vas a pensar, es mejor que pierdas toda esperanza de darle forma a tu vida en aquello que deseas que sea, porque ésta es la única manera.
En pocas palabras, si quieres hacer que tu vicia sea feliz y que valga la pena —que es lo que Dios desea que hagas, tienes que comenzar inmediatamente a entrenarte a ti mismo en el hábito de selección de pensamientos y control mental. Esto será excesivamente difícil durante los primeros días pero si perseveras, encontrarás que rápidamente se irá haciendo más fácil y que, en realidad, es e! instrumento más interesante que tengas la posibilidad de fabricar. De hecho, este control del pensamiento es el hobby más estremecedoramente interesante que alguien pueda adoptan Te sorprenderá las cosas interesantes que aprenderás acerca de tÍ mismo, y obtendrás resultados casi desde el primer momento.
Esfuerzo esporádico
Ahora bien, mucha gente que conoce esta verdad de tiempo en tiempo hace esfuerzos esporádicos por controlar sus pensamientos, pero al estar el torrente de pensamientos tan próximo (como ya les dije antes) y al ser los impactos del exterior tan constantes y variados, no hace mucho progreso. Esa no es la manera de trabajar. Tu única oportunidad será definitivamente la de formar un nuevo hábito de pensamiento que te sostendrá cuando estés preocupado y con la guardia abajo, así como cuando estás conscientemente atendiendo el negocio. Este nuevo hábito de pensamiento tiene que ser adquirido definitivamente y la fundación de el mismo puede ser vertida en un lapso de pocos días. Y la forma de hacer eso es ésta.
Plano de fundación
Toma la resolución de dedicar una semana exclusivamente a la tarea de construir un nuevo hábito de pensamiento, y durante esta semana deja que todo lo demás en la vida no tenga importancia al lado de esto. SÍ así lo haces, entonces dicha semana será la semana más significativa de toda tu vida. Será literalmente el punto de giro para ti. Si lo haces, se puede decir con seguridad que toda tu vida cambiará para mejor. Es más, es imposible que nada quede como era anees.
Esto no significa simplemente que serás capaz de enfrentar tus dificultades actuales con una mejor actitud; quiere decir que las dificultades se irán. Esta es la manera científica de cambiar tu vida, y, al estar de acuerdo con la Gran Ley, no puede fallar. ¿Te das cuenta ahora de que, al trabajar de esta manera, no tienes que cambiar las condiciones? Lo que pasa es que aplicas la Ley y, entonces, las condiciones cambian espontáneamente. No puedes cambiar las condiciones directamente —haz tratado de hacerlo muchas veces y has fracasado—, pero si entras a la DIETA MENTAL DE LOS SIETE DÍAS, las condiciones tienen que cambiar para ti.
La prescripción
Esta, entonces, es tu prescripción: Durante siete días ni por un segundo te vas a permitir permanecer en ninguna clase de pensamiento que sea negativo. Tienes que observarte por toda una semana como si fuera un gato que acecha al ratón, y bajo ninguna circunstancia permitirás que tu mente permanezca en ningún pensamiento que no sea de la clase positiva, constructiva y optimista. Esta disciplina será tan fuerte que no la podrías mantener conscientemente por mucho más que una semana, pero tampoco te estoy pidiendo que lo hagas. Una semana será suficiente porque, para entonces, el hábito del pensamiento positivo comenzará a establecerse. Algunos extraordinarios cambios para mejor ya habrán comenzado a entrar en tu vida, animándote considerablemente; y entonces el futuro se cuidará por sí solo. La nueva forma de vida será tan atractiva y tanto más fácil que la anterior que encontrarás que tu mentalidad se alineará casi automáticamente.
Disciplina fuerte
Pero los siete días van a ser enérgicos. No te haría entrar a esto sin contabilizar antes el costo. El mero ayuno físico será cuestión de niños en comparación, aún si tienes un muy buen apetito. La forma más agotadora de gimnasia militar combinada con marchas de treinta kilómetros será cosa suave en comparación con esta tarea. Pero es sólo por una semana de tu vida, y definitivamente recambiará todo para mejor. Por el resto de tu vida aquí en la Tierra de hecho por toda la eternidad— las cosas serán completamente distintas y inconcebiblemente mejores que si no hubieras pasado por esta actividad.
Los comienzos
No comiences a la ligera. Piensa al respecto por un día o dos antes de comenzar. Entonces, comienza, y que la gracia de Dios sea contigo. Puedes comenzar cualquier día de la semana y en cualquier momento del día, primera cosa en la mañana, o después de desayuno, o después de almuerzo, no importa; pero una vez que hayas comenzado no podrás parar por los próximos siete días. Esto es esencial. Toda la cuestión es tener siete días de ininterrumpida disciplina mental a fin de hacer que la menee definitivamente se enfile por una nueva dirección de una vez por todas.
Manejo del fallo
Si tu partida es mala, o siquiera si lo haces bien durante dos o tres días y entonces por alguna razón "te caes" de la dieta, lo que tienes que hacer es dejar el plan por completo durante varios días, y entonces comenzar de nuevo después de haber descansado.
Debe evitarse a toda costa el estarse subiendo y bajando —como quien dice. Recuerda que Ríp Van Winkle en la obra de teatro hizo el voto solemne de abstinencia total de bebidas alcohólicas, sólo para aceptar prontamente un trago de parte del primer vecino que se lo ofreció, diciendo calmadamente: "No voy a contar éste." Bueno, en la DIETA MENTAL DE LOS SIETE DÍAS. este tipo de cosas simplemente no trabajará. Tienes que positivamente contar toda caída, y ya sea que lo hagas o no, la Naturaleza sí lo hará. Doquiera que se de una caída, tienes que abandonar la dieta completamente y volver a comenzar otra vez.
Diagrama de dificultades
Ahora, a fin de prever dificultades (si esto es posible), vamos ahora a considerarlas en detalle. Primero que todo, ¿que quiero decir con eso de pensar negativamente. Bueno, un pensamiento negativo es cualquier pensamiento de fracaso, desengaño o problema; cualquier pensamiento de crítica, despecho, envidia o condenación de otros, o de auto-condenación; cualquier pensamiento de enfermedad o accidente; o, en pocas palabras, cualquier clase de limitación o pensamiento pesimista. Cualquier pensamiento que no sea de carácter positivo y constructivo es un pensamiento negativo. Sin embargo, no te ocupes mucho de la cuestión de clasificación; en la práctica, nunca tendrás dificultad alguna en saber si un pensamiento en particular es positivo o negativo. Aún si tu cerebro trata de engañarte, tu corazón te susurrará la verdad.
El carbón y la manga
Segundo, tienes que tener bien claro que lo que este plan requiere es que no abrigues cosas negativas, que no te quede; en ellas. Observa esto cuidadosamente. Lo que importa no son los pensamientos que te vienen sino aquellos que tú decides abrigar. No importa qué pensamientos te puedan venir, siempre y cuando no los consientas. Es el consentir un pensamiento o quedarse en él lo que importa. Por supuesto que muchos pensamientos negativos vendrán a ti en el curso del día. Algunos de ellos sencillamente parecerá que flotan a la deriva dentro de tu mente por cuenta propia, y estos vienen a ti desde la mente de la raza.
Otros pensamientos negativos te serán dados por otras personas -ya sea en conversación o por su conducta— o, quizás, recibirás noticias desagradables por teléfono o carta, y verás crímenes y desastres en los periódicos, radio o televisión. Sin embargo, estas cosas no importan en tanto que no te quedes en ellas. De hecho, son justamente estas cosas las que proveen la disciplina que va a transformarte durante esta trascendental semana. Cuando el pensamiento negativo se presenta lo que hay que hacer es rechazarlo.
Apartarse del periódico; expulsar el pensamiento de la cara hiriente o el comentario estúpido, o lo que sea. Cuando el pensamiento flote al interior de tu mente, inmediatamente sácalo y piensa en otra cosa. Lo mejor de todo es pensar en Dios, como se explica en La Llave de Oro. La analogía perfecta nos la dará el caso de un hombre que está sentado al lado de una fogata cuando un carbón encendido sale volando y le cae en la manga de la camisa. Si se sacude el carbón encendido de inmediato, sin siquiera un momento de retraso para pensar al respecto, no habrá daño alguno. Pero si, por la razón quesea, permite que el carbón se quede allí aunque sea tan sólo por un momento, el daño habrá sido hecho y será una tarea problemática la de remendar la manga, igual ocurre con un pensamiento negativo.
Ahora bien, ¿qué de esos pensamientos y condiciones negativas que son imposibles de evitar en el punto en que te encuentras hoy día? ¿Qué de los problemas ordinarios que tienes que enfrentar en la oficina o en casa? La respuesta es que tales cosas no afectarán tu dieta en tanto que no las aceptes por cuenta de temerles, de creer en ellas, de sentirte indignado o triste por ellas, o por darles algún poder.
Toda condición negativa que el deber hace que tengas que manejar no afectará tu dieta. Ve a la oficina o realiza los trabajos domésticos sin permitirles que te afecten (“Ninguna de estas cosas me mueve”), y todo estará bien. Supongamos que estás almorzando con un amigo que no para de hablar negativamente. No trates de callarle o de Otra forma reprenderle. Déjalo que hable pero no aceptes lo que dice y tu dieta no será afectada. Supongamos que al regresar a casa eres recibido con gran cantidad de conversación negativa. No digas un sermón, sencillamente no lo aceptes. Recuerda que es tu consentimiento mental lo que constituye tu dieta.
Supónganlos que atestiguas a un accidente o un acto de injusticia. Digamos que en vez de reaccionar aceptando la apariencia y respondiendo con lástima o indignación, te rehúses a aceptar la apariencia a su valor nominal; haz lo que puedas para corregir las cosas, dale el pensamiento correcto, y déjalo allí. Todavía estarás en la dieta.
Por supuesto que servirá de mucho si puedes tomar los pasos necesarios para evitar encontrarte con aquellas personas que despiertan el diablo en ti. Es mejor que mientras estés en la dieta evites a la gente que te crispa los nervios o que se antagoniza, o que ce aburre; pero si es imposible evitarle, entonces tienes que poner algo adicional de disciplina —eso es todo.
Supongamos que tienes una ordalía particularmente especial ante ti la semana que entra. Bueno, si tienes el suficiente encendimiento espiritual, sabrás cómo hacerle frente de la manera espiritual; pero, para nuestro actual propósito, creo que yo esperaría y comenzaría la dieta tan pronto como haya concluido dicha ordalía. Como dije antes, no comiences la dieta a la ligera sino que piénsala bien primero.
Se alborotan las dificultades
Concluyendo, te quiero decir que a menudo la gente encuentra que el comenzar esta dieta pareciera alborotar toda clase de dificultades. Pareciera como si todo comenzara a ir mal al mismo tiempo. Esto podrá parecerte desconcertante pero, en realidad, es un buen signo. Quiere decir que las cosas se están moviendo; y, ¿no es ese justamente el objetivo que tenemos en mente? Supongamos que todo tu mundo pareciera sacudirse de las bases para arriba. Quédate impávido, déjale que se sacuda, y cuando haya terminado de sacudirse la imagen se habrá vuelto a armar a sí misma en algo mucho más aproximado al deseo de tu corazón.
El punto arriba mencionado es vitalmente importante y más bien sutil. ¿Acaso no ves que justamente abrigar tales dificultades es, de por sí, un pensamiento negativo que probablemente ce ha sacado de la dieta? El remedio, por supuesto, no está en negar que tu mundo se está sacudiendo en apariencias, sino en rehusarse a tomar la apariencia de la realidad. “No juzguéis según las apariencias sino juzgad con justo juicio.” Juan7:24
Mantén tu pensamiento positivo, optimista y bondadoso mientras que la imagen externa se está sacudiendo. Manténlo así a pesar de todas las apariencias, y la gloriosa victoria estará asegurada. Todo lado de tu vida cambiará radicalmente para mejor.
Y finalmente, recuerda que nada dicho o hecho por otra persona puede posiblemente sacarte de la dieta. Sólo tu reacción a la conducta de la otra persona puede hacer eso.
Emmet Fox

PALABRAS DE PAZ




PALABRAS DE PAZ
Todo está condicionado.
Mi progreso no está basado en mí ni en mi entendimiento, sino en los patrones establecidos por este mundo.
Y ese es el cambio fundamental que se necesita
para que puedas encontrarte contigo mismo.
El criterio tiene que cambiar.
Tú eres la fuente de la alegría.
¡El Dios que estás buscando está dentro de ti!
La paz que necesitas no es la paz mundial, sino la paz dentro de ti.
La verdad no está en el fondo del océano,
o encima de una montaña, sino en tu propio corazón.
(Prem Rawat-Maharaji).

LA MONTAÑA



Cuanto más ascendía por la montaña, más tenía la sensación de ir hacia el interior, pero de qué. Miraba el imponente paisaje, montañas cuyas cumbres lucían nevadas, impolutas. ¿Quién podría sobrevivir en estas tierras?
Hacía largo tiempo que había iniciado este viaje, pero nada sale como uno desea, quizás algo en mí me guiaba, y yo, ya sin objetar nada, me dejaba llevar.
Cuando niño, uno imagina una vida de adulto donde todo está en orden, siguiendo las estelas dejadas por los antepasados, dando sólo un paso más en la supervivencia de la especie humana. Quizás no haya grandes pretensiones, salvo algún sueño que uno siente que nunca se hará realidad, un destino anodino. Pero en lo más profundo de mi ser algo se revela y se niega a aceptar tal existencia…
Casi sin darme cuenta me vi envuelto en una espiral de situaciones que derrumbaron mi estatus mental. Acontecimientos, que sin pretenderlos, me “hablaban” de otra realidad que convivía con ésta. No ha sido obra de un día ni dos, sino de años, décadas… Un hecho inexplicado llevaba, no a otro, sino a un “acoso y derribo” y cuando todo parecía volver a la estabilidad, vuelta a empezar. Ocurrían en días y fases lunares concretas, queriendo decir que hay una inteligencia tras ellos, que la casualidad nada tiene que ver en todo esto. Me negaba una y otra vez a encajarlo, de nada me servía.
De este modo emprendí un viaje precedido de un extraño sueño, en que mi muerte parecía ser el eje central, me equivoqué…
Me llevó a rincones del planeta, que más bien eran mis propios “rincones”. Pude ver cara a cara toda la podredumbre que se escondía agazapada, esperando el momento propicio para ver la luz y apoderarse de ella. ¡La luz! ¡Qué palabra…! La luz que parecía guiarme se apagaba, de tal modo que durante un tiempo sólo percibía sombras, las mías. No me dejaban vivir en paz…, el mundo se había convertido en mi enemigo y luché contra él. Y éste me tragó.
Era necesario emprender este peregrinaje a la fuente pasando por las cloacas. Me resistía a vivir una agonía perpetua y saqué fuerzas de mi flaqueza. Supe el valor de la voluntad, había vivido demasiado tiempo sin conocerlo, guiado por fuerzas ajenas a mí, por la inercia de una civilización que vive su propia tribulación, que también era la mía.
Cuando toqué fondo, en la noche más oscura, en que mis propios demonios se presentaron cara a cara, antes ocultos tras una apariencia angelical, supe que iba a morir. Mi muerte fue sólo el comienzo. Un chasquido, un fogonazo de luz, hizo que todo cambiara… Un acto de voluntad… ¡la mía!, determinó el giro inesperado. Y las sombras desaparecieron como si nunca hubieran estado. Mi inconsciencia, mi existencia dormida estaba despertando a otra realidad y ésta estaba aquí, donde siempre estuvo.
Así es como me encontré ascendiendo a la cumbre de mi montaña interior.
Y en este paisaje, aparentemente inerte, supe que estaba y está lleno de vida. Esperas que la experiencia de la ascensión sea tan personal que en ella no haya nadie, quizás por la fuerza de la costumbre, de la “vieja costumbre”, pero no fue así. Ni siquiera iba sólo, pues otras y otros peregrinos estaban, un tiempo, como yo, caminando por estrechas sendas, y cuando éstas desaparecían, escalando con las propias manos, siempre con la mirada puesta, no en la cumbre, sino compartiendo con quienes estaban al lado, viviendo su propio ascenso, su metamorfosis. Ya no importaba el destino, el trayecto en la montaña se había transformado en el propio fin. De este modo experimenté en mí el renacimiento, me convertí en la misma montaña, me fusioné con ella y comprendí que estaba formada y habitada por quienes emprendieron su propio peregrinaje a la fuente tiempo atrás.
La Luz ilumina el interior de la montaña, fuera, en su cumbre, la nieve perpetua refleja los rayos del sol como un faro que nos guía en la noche oscura del alma. Tras ésta, hay un amanecer colmado de vida, la muerte ha quedado atrás.
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