Hay ocasiones en que todo se viene abajo. Y a veces, en medio de todo ese desastre, nos sentimos perdidos, abandonados, sin esperanzas. Se siente como si nuestro camino estuviera lleno de obstáculos, como si hubiéramos perdido nuestro hogar.
Pero, espera. Si las cosas no se hubieran venido abajo, ¿cómo hubieras podido recordar Eso que nunca se viene abajo? ¿Qué no la conmoción de todo ese desastre te obligó a hacer un alto, respirar, y contemplar verdades más profundas? ¿Qué no esa devastación te hizo recordar tu verdadero camino, un camino que jamás puede tener obstáculos?
Construiste tu mundo con cosas que eran transitorias, impermanentes, no esenciales para tu felicidad.
Pero, espera. Si las cosas no se hubieran venido abajo, ¿cómo hubieras podido recordar Eso que nunca se viene abajo? ¿Qué no la conmoción de todo ese desastre te obligó a hacer un alto, respirar, y contemplar verdades más profundas? ¿Qué no esa devastación te hizo recordar tu verdadero camino, un camino que jamás puede tener obstáculos?
Construiste tu mundo con cosas que eran transitorias, impermanentes, no esenciales para tu felicidad.
El desmoronamiento de tu mundo ahora se siente un tanto cruel, como si se tratara de un castigo del Universo, una broma de mal gusto. Pero hay compasión ahí. La vida está tratando de despertarte de tu letargo espiritual. Te dice: no construyas tu mundo en aquello que cambia, que no dura, que no es esencial. Construye tu mundo en la comprensión profunda de tu verdadera naturaleza. Construye tu mundo sobre la base más sólida que hay. Construye tu mundo en el amor.
Deja que lo impermanente te recuerde lo que es esencial.
- Jeff Foster
Deja que lo impermanente te recuerde lo que es esencial.
- Jeff Foster
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