DESEO
Capitulo VII
Esta emoción abarca desde un leve deseo hasta lo obsesivo, en el anhelo de algo o alguien. También se expresa como en la codicia, la obsesión, el hambre, la envidia, los celos, el aferrarse, el acaparamiento, la crueldad, la fijación, el frenesí, la exageración, la sobre- ambición, el egoísmo, la lujuria, la posesividad, el control, la glorificación, la insaciabilidad y el materialismo.
"Nunca se está satisfecho". "Nunca es suficiente". "Debo tener".
La cualidad subyacente de esta emoción es su impulsividad. Cuando estamos en el efecto del deseo, ya no somos libres. Estamos controlados por el, dirigidos por el, esclavizados y llevados de la oreja por el. Una vez más, el punto esencial de la libertad es el de si hemos elegido conscientemente cumplir un deseo determinado, o si simplemente estamos siendo dirigidos inconscientemente por programas y sistemas de creencias.
El Deseo Como Obstáculo A menudo hay una falta de comprensión de la función del querer y desear. La ilusión principal se ve en la afirmación: "La única manera en la que conseguiré lo que quiero es deseándolo; si me dejo llevar por mi deseo, no conseguiré lo que quiero." En realidad, lo contrario es cierto. El deseo, especialmente el deseo fuerte (es decir, el anhelo), con frecuencia bloquea lo que queremos conseguir. ¿Por qué es esto así? En realidad, la manera por la que algo llega a nuestra vida es porque lo hemos elegido.
Fue el resultado de nuestra intención, o tomamos una decisión.
Ha llegado a nuestra vida, a pesar del deseo. El desearlo fue en realidad un obstáculo para su realización o adquisición.
Esto es porque el deseo literalmente significa, "yo no tengo."
En otras palabras, si decimos que deseamos algo, estamos diciendo que no es nuestro. Cuando decimos que no es el nuestro, ponemos una distancia psíquica entre nosotros y lo que queremos.
Esta distancia se convierte en un obstáculo que consume energía. Lo imposible se vuelve posible tan pronto como estemos totalmente entregados. Esto se debe a que el querer bloquea el recibir y da lugar al miedo por no conseguirlo.
La energía del deseo es, en esencia, una negación de que lo que queremos es nuestro por pedirlo. Esta es una forma diferente de ver el logro de metas a la que estamos acostumbrados por la programación de nuestro mundo. Estamos acostumbrados a representar la ambición y el éxito asociados al trabajo duro y las clásicas virtudes de la " ética Protestantes". Estas incluyen el auto-sacrificio, el ascetismo, un gran consumo de esfuerzo y empeño, mantener la nariz en la muela, apretarse el cinturón, adaptarse, y toda la severidad del trabajo duro.
Cuando miramos todo este panorama, parece difícil, ¿no es así? Bueno, lo es. Se trata de luchar, y de la lucha resulta el bloqueo que hemos puesto en nuestro propio camino debido al deseo. Comparemos el arduo camino de la conciencia inferior para lograr las metas con un estado superior de la conciencia en el que hemos reconocido y dejado el deseo, y estamos en un estado más libre.
En un estado más libre, lo que se elige se manifiesta en nuestra vida sin esfuerzo. Entregamos la emoción del deseo y, a cambio, simplemente elegimos la meta, visualizándola amorosamente, y permitiendo que suceda porque vemos que ya es nuestra. ¿Por qué es ya nuestra? En un estado inferior de conciencia, el universo es visto como un sacrificio negativo, frustrante, y reacio. Es como un padre malo, mezquino. En un estado más elevado de conciencia, nuestra experiencia del universo cambia. Ahora se vuelve como un padre que da, ama, provee incondicionalmente y que quiere que tengamos todo lo que queremos, y está para que le pidamos.
Esto está creando un contexto diferente. Está dando al universo un significado diferente. Aunque el mundo puede ser mezquino y hostil para las demás personas, no hay ninguna razón por la que debamos creer ese paradigma. Cuando lo adquirimos, hacemos que sea así en nuestra vida. A medida que experimentamos el dejar ir de los deseos, empezamos a ver que lo que hemos elegido vendrá a nuestra vida casi por arte de magia.
"Lo que mantenemos en la mente tiende a manifestarse". Como se dijo antes, durante una época de desempleo supuestamente alto, algunas personas no sólo se empleaban sino que tenían dos o tres trabajos. Esta era una manera sorprendentemente nueva de ver el mundo cuando fue abordada por primera vez.
Había esperanza en que fuera cierta, pero también un escepticismo que decía: "Esto no es posible en la práctica". Un pasado estricto de "ética Protestante" lo hacía difícil de creer; sin embargo, había voluntad de tener la mente lo suficientemente abierta como para darle una oportunidad. Esta fue la experiencia inicial de dejar ir el deseo. Las metas personales fueron escritas, seguido por un abandono del deseo por ellas. Suena paradójico, pero ese es el proceso: identificar los objetivos y luego dejar ir el deseo por ellas. Uno de los objetivos que había mantenido en mente durante varios años era un apartamento en la ciudad de Nueva York, porque los compromisos de trabajo requerían una gran cantidad de desplazamientos y dinero invertido en habitaciones de hotel.
Un pequeño apartamento en la ciudad -el llamado pied-à-terre- sería una solución económica. "Apartamento en la ciudad de Nueva York" fue escrito como una meta. Cuando se utiliza esta forma de lograr los objetivos, incluimos todos los detalles, tantos que parezca imposible para la mente racional el lograrlo.
De manera que, el apartamento ideal fue detallado: razonablemente tasado, en la Quinta Avenida, en los bloques de los 70s, justo al lado de una de las entradas a Central Park, al menos ocho o nueve pisos de altura y en la parte trasera para que el ruido de la calle se redujera al mínimo, y no mayor de dos habitaciones y media.
Al día siguiente en el trabajo, estuve ocupado como siempre, con una gran carga de trabajo, reuniones y visitas de pacientes. Entre las reuniones y los pacientes, la sensación de querer el apartamento sería reconocida y dejada.
Y, a medida que el día avanzaba, el apartamento fue olvidado.
A las 4:30 P.M, después del último paciente, se produjo de repente el impulso de ir en coche a la ciudad. A pesar del hecho de que era ostensiblemente hora punta, el camino estaba despejado y el coche tardó sólo media hora. El coche circuló hasta la 73 con Lexington, dirigiéndose lo mas cerca posible a una inmobiliaria.
Mas bien mágicamente, había encontrado aparcamiento justo enfrente de la inmobiliaria. El agente al escuchar el anuncio de que deseaba un apartamento en la Quinta Avenida, me miró sorprendido y dijo: "Bueno, ¡usted sin duda está de enhorabuena! Hace exactamente una hora encontré el único apartamento en alquiler en toda la Quinta Avenida, en la calle 76, en un noveno piso. Es un piso trasero, dos cuartos y medio, y el alquiler es razonable (alquiler con gastos $ 500.00 al mes).
Acaba de ser pintado y se puede mudar en cualquier momento".
Así que me acerqué y vi el apartamento. Se ajusta exactamente a la descripción de la meta. ¡El contrato de arrendamiento se firmó en el acto! Así, a las 24 horas de intentar la técnica del dejar ir en un objetivo personal específico, el objetivo era una realidad.
Había sido algo que era casi imposible de encontrar, y sin embargo, sucedió exactamente como se había imaginado, sin esfuerzo, y sin emociones negativas. Fue una experiencia fácil y alegre. Esta no es una experiencia inusual sino típica, porque en este caso el deseo fue moderado y pudo, sin mucho esfuerzo, ser entregado totalmente. Estar totalmente entregado, lo que significa es que era aceptable que sucediera lo del apartamento, y que no lo hiciera. Debido a que se entregó totalmente, lo imposible se hizo posible, manifestándose sin esfuerzo y rápidamente. Todos podemos dudar de este mecanismo y volver la vista atrás en relación a las cosas que queríamos y que se lograron a través de la ambición, el deseo, el anhelo, e incluso la obsesión, el querer frenético. La mente dice: "Bueno, ¿y si hubiera dejado el deseo de esas cosas? Si no fuera por el deseo, ¿cómo las habría conseguido?" La verdad es que podrían haber llegado de todos modos, sólo que sin la ansiedad (el miedo a no conseguirlas), sin todo el gasto de energía, sin todo el esfuerzo, sin todo el ensayo y error, y sin todo el trabajo duro. "¡Bien!" dice la mente, "si lo conseguimos sin esfuerzo, ¿qué hay del orgullo por el logro? ¿Deberíamos sacrificar eso?" Bueno, sí, tendríamos que renunciar a la vanidad de todo ese sacrificio y trabajo duro que pusimos en ello. Tendríamos que dejar el sentimentalismo sobre el auto-sacrificio y todo el dolor y el sufrimiento que tuvimos que pasar para lograr nuestros objetivos.
Esta es una perversión peculiar en nuestra sociedad, ¿no? Si de repente tenemos éxito casi sin esfuerzo, la gente nos envidia.
Lo que realmente les molesta es que no hayamos tenido que pasar por todo tipo de angustias, dolor y sufrimiento para llegar allí.
Su mente cree que esa angustia es el precio que hay que pagar por el éxito. Echémosle un vistazo a esta creencia. Si no fuera por la programación negativa que nos ha hecho creer lo contrario, ¿por qué deberíamos pagar algún coste de dolor y sufrimiento para lograr cualquier cosa en nuestra vida? ¿No es esa una visión bastante sádica del mundo y el universo? Otros bloqueos para el logro de lo que queremos y deseamos, por supuesto, son la culpa inconsciente y la pequeñez. Curiosamente, el inconsciente nos permitirá tener sólo lo que creemos que nos merecemos. Cuanto más nos aferremos a nuestra negatividad y a la pequeña imagen de sí mismos que resulta, menos pensamos que nos merecemos, y mas nos negamos inconscientemente a nosotros mismos la abundancia que fluye tan fácilmente a los demás.
Esa es la razón del dicho: "Los pobres se hacen más pobres y los ricos se hacen más ricos". Si tenemos una visión de escasez de nosotros mismos, entonces lo que merecemos es la pobreza, y nuestro inconsciente se encargará de que tengamos esa realidad. Al renunciar a nuestra pequeñez y revalidar nuestra inocencia interior, y a medida que dejemos de resistir nuestra generosidad, franqueza, confianza, amor y fe, el inconsciente iniciará automáticamente la organización de las circunstancias de la vida para que empiece a fluir la abundancia en nuestra vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario