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lunes, 4 de mayo de 2015

Sobre el verdadero Amor... El Amor Incondicional ¿QUÉ ES EL AMOR? Anthony de Mello


El amor de verdad es algo no personal, pues se ama cuando el yo programado no existe ya. Esforzarme por ver cómo eres tú, y comprenderte y aceptarte tal cual eres: eso es el amor. Esto no excluye que tengas preferencias. Yo prefiero la relación con personas determinadas porque esa relación es más gozosa, pero esa preferencia ha de dejarme libre para gozar con la amistad de los demás, para escuchar los demás instrumentos.
Cuando amas de verdad a una persona, ese amor despierta el amor a tu alrededor. Te sensibilizas para amar y comienzas a descubrir belleza y amor a tu alrededor.
El enamoramiento, en cambio, es de lo más egoísta. El amor de verdad es un estado de sensibilidad que te capacita para abrirte a todas las personas y a la vida. Y, cuando amas, no hay nada más fácil que perdonar.
Aceptar a las personas que todo el mundo rechaza, y no porque no veas sus fallos, sino precisamente porque los ves como realmente son, de dónde proceden y cómo se parecen a los tuyos, que ya tienes aceptados.
Aceptas también no tener razón, escuchando las razones de los demás con interés. Y, sobre todo, sabes responder al odio con amor, no porque te esfuerzes en ello, sino como milagro de la comprensión del amor verdadero, que ve a la persona tal cual es.
Las tres señales de estar despierto son: perdonar, aceptar y responder ante todo con amor.
Anthony de Mello
soyluzenelcamino.blogspot.com.es

LA RIQUEZA DEL SILENCIO por Anthony de Mello



"El silencio es la gran revelación", dijo Lao-tse.
Estamos acostumbrados a considerar la Escritura como la revelación de Dios. Y así es. Con todo, quisiera que, en este momento, descubrierais la revelación que aporta el silencio. Para recibir la revelación de la Escritura tenéis que aproximaros a ella; para captar la revelación del Silencio, debéis primero lograr silencio. Y ésta no es tarea sencilla.Vamos a intentado en este ejercicio.
Que cada uno de vosotros busque una postura cómoda y cierra los ojos
Voy a invitaros a guardar silencio durante diez minutos. Intentaréis, en primer lugar, hacer silencio, el silencio más total, tanto de corazón como de mente.
Cuando lo hayáis conseguido, quedaréis abiertos a la revelación que trae consigo el silencio.
Al final de los diez minutos os invitaré a que abráis los ojos y a que compartáis con el resto, si así lo deseáis, lo que habéis hecho y experimentado en este tiempo.
Para compartir con el resto lo que habéis hecho y lo que os ha ocurrido, que cada uno cuente los intentos que hizo para lograr el silencio y en qué medida lo ha conseguido. Que describa ese silencio, si es capaz. Que cuente algo de lo que ha pensado y sentido durante este ejercicio.
Las experiencias de la gente que se somete a este ejercicio son infinitamente variadas. Muchos descubren, para sorpresa suya, que el silencio es algo a lo que no están acostumbrados en absoluto. Hagan lo que hagan, son incapaces de detener el constante vagar de su mente y de acallar el alboroto emocional que sienten dentro de su corazón. Otros, por el contrario, se sienten cercanos a las fronteras del silencio. En ese momento sienten pánico y huyen. El silencio puede ser una experiencia aterradora.
Con todo, no existe motivo para desanimarse. Incluso esos pensamientos alocados pueden ser una revelación. ¿No es una revelación sobre ti mismo el hecho de que tu mente divague? Pero no basta con saberlo. Debes detenerte y experimentar ese vagabundeo. El tipo de dispersión en que tu mente se sumerge, ¿no es acaso revelador?
En este proceso hay algo que puede animarte: el hecho de que hayas podido ser consciente de tu dispersión mental, tu agitación interior o tu incapacidad de lograr silencio, demuestra que tienes dentro de ti al menos un pequeño grado de silencio, el grado de silencio suficiente para caer en la cuenta de todo esto.
Cierra los ojos de nuevo y percibe tu mente dispersa durante dos minutos...Siente ahora el silencio que te hace posible concienciar la dispersión de tu mente...
Hay que constuir el silencio mínimo que tienes dentro de ti. A medida que crezca te revelará más y más cosas sobre ti mismo. Esta es su primera revelación: tu propia identidad. En esta revelación, y a través de ella, alcanzarás cosas que el dinero no puede comprar, tales como sabiduría, serenidad, gozo, Dios.
Para alcanzar estas realidades a las que no se puede poner precio no basta con reflexionar, hablar, discutir. Es preciso actuar. Poner manos a la obra ahora mismo.
Cierra los ojos. Busca el silencio durante otros cinco minutos.
Cuando termines este ejercicio, trata de ver si los esfuerzos que has realizado en estos últimos minutos han sido más o menos positivos que los anteriores.
Observa si el silencio te ha revelado ahora algo que no habías percibido anteriormente.
No pretendas encontrar algo sensacional en la revelación que el silencio te regala: luces, inspiraciones, perspectivas. Limítate a observar. Trata de recoger todo lo que se presenta a tu conciencia. Todo, aunque sea trivial y ordinario, lo que te sea revelado. Quizás toda la revelación se reduzca a caer en la cuenta de que tus manos están húmedas, a hacerte cambiar de postura o a tomar conciencia de que estás preocupado por tu salud. No importa. Es realmente valioso que hayas caído en la cuenta de todo esto. Es más importante la calidad de tu toma de conciencia que sus contenidos. A medida que mejore la calidad, tu silencio será más profundo. Y a medida que tu silencio se profundice experimentarás un cambio. Y descubrirás, para satisfacción tuya, que revelación no es conocimiento racional.
Revelación es poder; un poder misterioso que transforma. ..........
Anthony de Mello en Sadhana, un camino de oración.
http://soyluzenelcamino.blogspot.com.es/

CUANDO EL SUEÑO TERMINA por Osho



Muchos tendrían que sentir celos de ti. El saber que todo ha fallado es el comienzo de un nuevo viaje.
El saber que 'Todo lo que he conseguido se ha perdido' es el comienzo de una nueva búsqueda de algo que no se puede perder.
Cuando uno está completamente desilusionado del mundo y todos sus éxitos, sólo entonces uno se vuelve espiritual.
Quizás no estés todavía consciente de ello, pero hay algo que se está agitando, una nueva alegría está surgiendo tras la cortina de la tristeza — la alegría de una nueva búsqueda, de una nueva aventura, de una nueva vida, de una nueva forma de ser.
'No puedo percibir su final - ¿o es que no tiene fin?'
Hay un principio de la mente y hay un final de la mente, hay un principio del ego y hay un final del ego, pero no hay un principio para ti y un final para ti. Y no hay un principio para el misterio de la existencia y no hay final para ti.
Es un proceso continuo. Más y más misterios te están esperando, de ahí la emoción y el éxtasis.
Siéntete estático al saber que la vida no tiene fin, que cuando has alcanzado una cima, de repente otra cima te está retando — una más alta, más difícil de escalar, más peligrosa de alcanzar. Y cuando has llegado a esa otra cima, habrá otra; una tras otra. Son los eternos Himalayas de la vida.
Sólo piensa en un punto al que en algún momento llegaste, y del cual ya no queda nada. Estarías entonces completamente aburrido; ¡el aburrimiento sería entonces tu único destino! Y la vida no es aburrimiento, es una danza. La vida no es aburrimiento, es júbilo, exuberancia.
Muchas muchas cosas van a ocurrir, y muchas muchas cosas siempre quedarán por ocurrir. El misterio nunca termina, no puede terminar. Por eso se le llama misterio, ni siquiera puede ser conocido. Nunca se convertirá en conocimiento, por eso se le llama misterio, algo en él es eternamente escurridizo. Y en esto radica toda la alegría de la vida. El gran esplendor de la vida es que te mantiene eternamente ocupado, buscando, explorando. La vida es exploración, la vida es aventura.
El éxtasis es nuestra propia naturaleza; no estar estático es sencillamente innecesario. Estar extático es natural, espontáneo. Estar estático no requiere ningún esfuerzo, se necesita de un gran esfuerzo para sentirse desdichado.
Por eso te ves tan cansado, porque el sufrimiento es en verdad un trabajo pesado; mantenerlo es realmente difícil; porque estás haciendo algo en contra de la naturaleza. Estás yendo contra corriente — esto es el sufrimiento.
¿Y qué es la dicha? Ir con la corriente — tanto así que toda separación entre tú y el río simplemente se pierde. Tú eres el río. ¿Cómo puede ser difícil? Para dejarte llevar por la corriente no necesitas nadar; simplemente flotas en la superficie del río y la corriente te lleva hacia el océano. La corriente te empuja de forma natural hacia el océano.
La vida es un río. No la fuerces y jamás te sentirás desdichado.

NUESTRO SER




Nuestro Ser, quiero decir el que somos en realidad, vive en multitud de dimensiones, en cada una con un objetivo concreto. Cada uno tenemos una personalidad, que es la suma de millones de células, organizadas en órganos necesarios para la vida. ¿Cada una de ellas es ajena al resto? Nuestra personalidad reside en cada una de ellas, pero si una célula muere, ¿muere la personalidad, o ésta sobrevive creando nuevas células? Del mismo modo a un nivel más global, incluyente, nuestra alma tiene multitud de experiencias vitales, encarnaciones, cada una cumple una función necesaria para la vida del alma. A un nivel aún más incluyente, el espíritu engloba a diferentes almas, éstas cumplen una función, igualmente vital, para el espíritu que las ha creado. Y dicho espíritu no es más que una "célula" de un cuerpo mayor cumpliendo una función vital. Toda célula en la dimensión en que se mueve, no está aislada sino que está conectada al Ser. La diferencia reside en ser consciente o no de esta conexión y en colaborar o no conscientemente en la expansión infinita y experimentación de la Vida de Ser, que solemos llamar Dios. Cuando salimos del aislamiento (egoísmo) somos receptivos a otras dimensiones, es lo que han venido demostrando muchas "células" a través de la historia humana -amad, dicen esas voces-. Y la Vida se expande tanto hacia "arriba" como hacia "abajo"; en el interior de tu cuerpo como en el interior de la Tierra, que también es un cuerpo, del que somos cada uno una célula. Hay vida en Todo, pues Todo es vida. Si expandimos nuestra conciencia las barreras desaparecen y lo oculto se muestra, pero no más de lo que podamos "soportar", no sea que tanta luz nos fulmine.

ES HORA



Cuando la Vida me llamó y me dijo,
“Ya es hora de tu regreso”,
sentí que un fuego abrasador recorría todo mi cuerpo.
Siempre esperé este momento y sin embargo le temía.
Un salto al vacío, a la nada.
La pérdida de todo lo que soy.
Los recuerdos ya no aparecen.
Las imágenes no me dicen nada y se alejan.
Sólo siento el silencio,
la angustia del instante en que no hay nada,
peor que la más triste soledad.
Parece hacerse eterno el momento,
ni siquiera la oscuridad existe.
Simplemente… nada.
¿Qué espero?
Mi mente se agotó.
Nada espero,
ni aún siquiera desespero.
Me siento
y en mi silencio cierro mis ojos
y sólo escucho mi corazón,
mi única compañía.
¿Un instante?
¿Una eternidad?
No sé,
todo se borró,
desapareció.
Mi cuerpo ya no es mi cuerpo,
mi alma ya no es mi alma.
Soy,
sin cuerpo,
sin alma.
El Todo y la Nada.
Soy en el no ser.
Existo sin existir.
Vivo en la muerte y la muerte me da la vida.
Permanezco en la impermanencia.
Soy el Todo.
Soy la Nada.
Soy.
Ángel Hache
http://escrito-en-el-viento.blogspot.com.es/