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domingo, 15 de marzo de 2015

Libro Enseñanzas Taoista Maestro Hua Hu Ching (Capitulo 22-32)










22 
¿Cómo puede verse la Unidad divina?
¿En hermosas formas, en pasmosas maravillas, en inspiradores milagros?
El Tao no está obligado a presentarse de esta forma.
Siempre está presente y siempre está disponible.
Cuando se agota el lenguaje y se disuelve la mente, se manifiesta por sí mismo.
Cuando se cultivan la claridad y la pureza, se revela a sí mismo.
Cuando la sinceridad es incondicional, se desvela a sí mismo.
Si deseas ser vivido por él, lo verás en todas partes, incluso en las cosas más ordinarias.
23
La suprema verdad no puede expresarse en palabras. Por ello, el maestro supremo no tiene nada que decir.
Simplemente se dona a si mismo como servicio, y nunca se preocupa.
24
La conciencia sutil de la verdad del universo no ha de considerarse como un logro.
Pensar en términos de logro es colocarla fuera de tu propia naturaleza.
Esto es erróneo y engañoso.
Tu naturaleza y la naturaleza entera del universo son la misma cosa: indescriptible, pero eternamente presente.
Ábrete simplemente a esto.
25
No todos los caminos espirituales conducen a la Unidad Armoniosa.
De hecho, la mayoría son rodeos y distracciones y no otra cosa.
¿Por qué no confiar en la evidencia y simplicidad del Camino Integral?
Viviendo con sinceridad incondicional, erradicando toda dualidad, celebrando la igualdad de las cosas, cada uno de tus momentos morará en la verdad.
26
Existen dos clases de bendiciones.
La primera consiste en las bendiciones mundanas que se ganan haciendo buenas obras.
Estas tienen relación con la mente y, por tanto, están confinadas al tiempo y al espacio.
La segunda consiste en la bendición integral que recae sobre quienes realizan la conciencia de la Gran Unidad.
Esta conciencia te libera de los vínculos de la mente, el tiempo y el espacio para volar libremente a través de la armonía ilimitada del Tao.
Existen igualmente dos clases de sabiduría.
La primera es la sabiduría mundana, que consiste en una comprensión conceptual de tus experiencias.
Como es posterior a los mismos acontecimientos, necesariamente te impide tu comprensión directa de la verdad.
La segunda, la sabiduría integral, implica una participación directa en cada momento: el observador y lo observado se disuelven en la luz de la conciencia pura, y no existen conceptos ni actitudes mentales para disminuir esa luz.
Las bendiciones y la sabiduría que corresponden a quienes practican el Camino Integral y conducen a otros a el, son mil millones de veces mas grandes que todas bendiciones y sabidurías mundanas combinadas.
27
No pienses que un ser integral tiene la ambición de iluminar a los que no son conscientes o de elevar a las personas mundanas al reino de lo divino.
Para él, no existe yo y el otro, y, por ello, nadie a quien elevar; ni cielo ni infierno y, por tanto, ningún destino.
En consecuencia, su única preocupación es su propia sinceridad.
28
Es tentador considerar los vastos y luminosos cielos como el cuerpo del Tao.
Sin embargo, eso sería un error.
Si identificas el Tao con una forma particular, nunca lo verás.
29
No pienses que puedes alcanzar la conciencia total y la completa iluminación sin una disciplina y prácticas apropiadas.
Eso es egomanía.
Los rituales adecuados canalizan tus emociones y la energía de la vida hacia la luz.
Sin la disciplina para practicarlos, caerás constantemente retrocediendo en la oscuridad.
He aquí el gran secreto:
Lo mismo que la elevada conciencia de la verdad sutil se obtiene por medio de la conducta virtuosa y de las disciplinas constantes, también es mantenida por medio de ellas.
Los seres altamente evolucionados conocen y respetan esta verdad.
30
Las palabras nunca pueden portar en sí mismas la belleza de un árbol; para comprenderlo, debes verlo con tus propios ojos.
El lenguaje no puede captar la melodía de una canción; para comprenderla debes oírla con tus propios oídos
Lo mismo ocurre con el Tao: la única forma de entenderlo es experimentándolo directamente. La verdad sutil del universo es inexpresable e impensable.
Por ello, las enseñanzas supremas son sin palabras.
Mis propias palabras no son la medicina, sino una receta, no un destino, sino un mapa para que lo alcances.
Cuando llegues allí, silencia tu Mente y cierra tu boca.
No analices el Tao.
Esfuérzate, por el contrario, en vivirlo: en silencio, sin división, con todo tu armonioso ser.
31
El Tao no va y viene.
Está siempre presente en todas partes, lo mismo que el cielo.
Si tu mente está nublada, no lo verás, pero eso no significa que no esté allí.
Cualquier infelicidad es creada por la actividad de la mente.
¿Puedes abandonar palabras e ideas, actitudes y expectativas?
En este caso, el Tao surgirá a la vista.
¿Puedes permanecer en calma y mirar dentro? En este caso, verás que la verdad está siempre disponible, siempre sensible.
32
El ego dice que el mundo es vasto y que son minúsculas las partículas que lo forman.
Cuando las minúsculas partículas se juntan, aparece el vasto mundo.
Cuando se dispersa el vasto mundo, dice, aparecen las partículas.
El ego está hechizado por todos esos nombres e ideas, pero la verdad sutil es que mundo y partícula son lo mismo; ni el uno es vasto, ni la otra es minúscula.
Cualquier cosa es igual a cualquier otra cosa. Los nombres y los conceptos solamente bloquean tu percepción de esta Gran Unidad.
Por ello, es sabio ignorarlas.
Quienes viven dentro de sus egos están continuamente desconcertados: luchan frenéticamente por conocer si las cosas son grandes o pequeñas, si existe o no un propósito para juntarse o dispersarse, si el universo es ciego y mecánico o la creación divina de un ser consciente. En realidad, no existen fundamentos para tener creencias o hacer comentarios sobre estas cosas. Por el contrario, mira tras ellas y discernirás la verdad profunda, silenciosa y completa del Tao. Acéptalo totalmente y desaparecerá tu desconcierto

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