Somos arrastrados como
nubes a través de nacimientos y muertes.
El camino de la
ignorancia y el camino de la iluminación lo recorremos soñando.
Sólo una cosa permanece
todavía en mi memoria, incluso después de despertar:
el sonido de la lluvia
que escuchaba una noche en mi retiro de Fukakusa.
Dogen
He aquí la historia de
Tokujo, el barquero, y de su discípulo Kassan. Durante veinte años Tokujo
recibió educación del Maestro Tosen practicando za-zen con él. Antes de morir,
Tosen le dio el shiho. Entonces Tokujo se hizo barquero y durante treinta años
estuvo aguardando al verdadero discípulo. El poema dice:
«Quería pescar un gran pez,
pero ningún pez nadaba
en aquellas aguas demasiado puras.»
Para hacerse sus cañas
de pescar había cortado todos los bambúes de la selva y se disponía a
replantarlos cuando, un día, un hombre llamado Kassan llegó a la orilla del
río. Inmediatamente Tokujo comprendió que este hombre era «el» gran pez.
- ¿De dónde vienes?
- No vengo de ninguna
parte
El discípulo parecía
interesante.
- Así pues, ¿quién te
ha educado?
- Za-zen me ha educado.
Un gran mondo tuvo
lugar. Tokujo quería conocer a fondo al nuevo discípulo y, a guisa de respuesta
a las palabras de Kassan, Tokujo le echaba cada vez al agua.
- Tus respuestas,
aunque sean exactas, no son justas, es lo mismo que golpear a un asno.
Y de un puntapié,
Tokujo echaba a Kassan al agua. Cuando Kassan abría la boca para responder,
Tokujo gritaba:
- ¡No quiero discutir
contigo!
Y plof... volvía a
echarlo al agua. Kassan obtuvo un gran satori. Entonces Tokujo lo sacó del agua
y, dulcemente, le tomó de la mano.
«¡Hace treinta años que aguardo este
momento!
¡Hoy un gran pez ha mordido el anzuelo!
Mi pesca, pues, ha terminado.»
Tokujo transmitió el
shiho a Kassan y le dio su kesa. Entonces, bruscamente, la chalana volcó y
Tokujo murió. Las historias de la transmisión son siempre singulares. Kassan,
el gran pez, llegó a ser un gran Maestro Zen
Taisen Deshimaru
Un día que estaba
lloviendo, Kyosho el maestro dijo a un monje:
- ¿Qué es ese sonido
que se oye ahí fuera?
- El sonido de la
lluvia, maestro.
Era una respuesta
sincera, y el maestro sabía desde el principio de qué se trataba. A
continuación, sin embargo, añadió:
- Todos los seres están
confundidos, están siempre persiguiendo los objetos externos, sin encontrar el
yo real.
Seccho comenta:
Una sala vacía y el
sonido de la lluvia;
en verdad, una pregunta
difícil de responder incluso para un maestro experimentado.
Colección de la roca
azul
En tiempos de la dinastía
T'ang, un monje preguntó a Joshu:
- Se afirma que el
camino perfecto no conoce dificultades; sólo que aborrece la discriminación.
¿Qué se quiere decir con ausencia de discriminación?
Joshu respondió:
- «Por encima de los
cielos y por debajo de los cielos yo soy el Único Reverenciado»
- Todavía una
discriminación...
- ¡Oh, inútil! ¿Dónde
está la discriminación?
D. T. Suzuki
El Zen y la cultura
japonesa
Dos seguidores del zen
estaban un día discutiendo sobre la doctrina. Uno, llamado Chokei, decía:
- Incluso de un arhat
plenamente iluminado puede decirse todavía que abriga algo de las tres pasiones
que envenenan (avaricia, ira y locura), pero en cuanto a Buda, nunca hace una
afirmación errónea. Cualquier cosa que afirme es la verdad absoluta. ¿Qué dices
a esto?
Hofuku respondió:
- ¿Cuál es esa
afirmación de Buda?
- El sordo no puede
oír.
- Estás bajando a un
nivel secundario.
- ¿Cuál es entonces,
según tú, la afirmación de Buda?
- Toma una taza de té,
hermano monje.
Transformación de la
lámpara
Citado por D. T. Suzuki
Fuente: Osho ulaab
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