Bueno y malo no son
absolutos; llamamos a un extremo bueno y al otro malo, o a un extremo bien y al
otro mal, de acuerdo con el uso de los términos.
Luz y oscuridad son
polos de la misma cosa, con muchos grados entre ellas. La escala musical es lo
mismo; comenzando con «do» os movéis hacia arriba hasta que alcanzáis otro
«do», y así sucesivamente, siendo las diferencias entre los dos extremos del
cuadro las mismas, con muchos grados entre los dos extremos. La escala de color
es lo mismo, siendo la única diferencia entre el violeta alto y el rojo bajo de
vibraciones más altas o más bajas. Grande y pequeño son relativos. Igual lo son
ruido y silencio; duro y blando siguen la regla. Igualmente agudo y romo.
Positivo y negativo son dos polos de la misma cosa, con incontables grados
entre ellos.
Bueno y malo no son
absolutos; llamamos a un extremo de la escala bueno y al otro malo, o a un
extremo bien y al otro mal, de acuerdo con el uso de los términos. Una cosa es
«menos buena» que la cosa más arriba en la escala; pero esa cosa «menos buena»,
a su vez, es «más buena» que la siguiente cosa bajo ella; y así sucesivamente,
siendo regulado el «más o menos» por la posición en la escala.
Y así es en el plano
mental. «Amor y odio» son considerados generalmente como cosas diametralmente
opuestas una a la otra, enteramente diferentes, irreconciliables. Pero
aplicamos el principio de polaridad; encontramos que no hay tal cosa como amor
absoluto u odio absoluto, como distintos uno del otro. Los dos son meramente
términos aplicados a los dos polos de la misma cosa. Empezando en cualquier
punto de la escala encontramos «más amor», o «menos odio», conforme ascendemos
la escala; y «más odio» o «menos amor» conforme descendemos -siendo esto verdad
no importa de qué punto, alto o bajo, podamos comenzar-. Hay grados de amor y
odio, y hay un punto medio donde «gusto y disgusto» se vuelven tan débiles que
es difícil distinguir entre ellos. Coraje y miedo caen bajo la misma regla. Los
pares de opuestos existen en todas partes. Donde encontráis una cosa encontráis
su opuesto, o sea los dos polos.
«Todo es dual, todo tiene polos; todo su par de opuestos; los semejantes y desemejantes son los mismos; los opuestos son idénticos en naturaleza, difiriendo sólo en grado; los extremos se tocan; todas las verdades, son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.» El Kybalión.
El espíritu y la materia no son más que polos de las mismas cosas, siendo los planos intermediarios cuestión de grados vibratorios meramente. EL TODO y los muchos son los mismos, residiendo la diferencia solamente en el grado de manifestación mental.
KYBALION
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