Hemos hablado
ampliamente sobre la situación de muerte, dolor, incertidumbre y confinamiento
en el que nos encontramos. También hemos reiterado hasta la saciedad que esto
había sido organizado desde las alturas para restringir nuestras libertades y
llevarnos a un estado más de manipulación y control, plan programado por los
“amos del mundo” e implantado por sus marionetas, los políticos. Hasta aquí
todo claro.
En este post quiero
alertar sobre la manipulación espiritual, es decir, las meditaciones grupales
mundiales que se están organizando para abrir portales dimensionales, armonizar
el planeta y sanarnos colectivamente. Me refiero a todo tipo de meditaciones
colectivas, sean meditaciones angélicas, de canalización, meditaciones
ecológicas, meditaciones cuánticas, meditaciones de crecimiento, de protección,
o de cualquier tipo que nos podamos imaginar, porque las hay para todos los
gustos y tendencias. Cuidado con estos rituales seudoespirituales que aglutinan
a gente de buena fe, pero incauta, que abre la puerta de su mente y su corazón
sin saber a quién y pone su ENERGÍA a disposición de ciertas entidades que lo
necesitan para sus fines.
No necesitamos ABRIR
PORTALES, ni acelerar su apertura. Todo se producirá a su debido tiempo de
manera natural. Las rosas florecen cuando se dan las condiciones propicias. La
primavera no nos necesita para volver cada año. Las puertas dimensionales se
abrirán sin nuestro permiso y nuestras “magias y rituales” cuando llegue su
hora. La prisa es una de las cadenas humanas que nos hace pasar por la vida sin
fijarnos en los detalles importantes, tan pendientes de llegar a la meta.
Los libros y las
charlas de SALVADOR FREIXEDO están hoy más vigentes que nunca. Él nos enseñó a
defendernos y nos dio algunas pautas para estar alertas y salirse del rebaño.
En estos momentos es necesario mantener la paz y la armonía en nuestros
corazones, conectar con nuestro silencio, con nuestra esencia, con lo más
profundo de nosotros, sentir nuestra alma, quizá un poco olvidada. Recomiendo
meditar y orar, pero solos en familia o en nuestra comunidad, pero no prestarse
a experimentos globales de muy dudoso origen e intenciones nada claras a pesar
del disfraz.
Bendiciones y un gran
abrazo.
Carlos Gost
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