La búsqueda implacable
para hallar la propia luz interior
En algunos seres
humanos se activa el mecanismo psíquico de la Búsqueda y, por tanto, el anhelo
de encontrar la paz interior y de hallar respuestas a los grandes interrogantes
de la vida. Es un gran misterio por qué sucede en unas personas y en otras no,
pero hay seres humanos que sienten una profunda insatisfacción existencial, un
gran vacío interior, y no se resignan a no hallar la libertad interna y la
Sabiduría.
Desde su descontento y
sus agujeros psíquicos, desde su profunda soledad de seres humanos, desde su
ansia por completarse y mejorarse, hay seres humanos que se abocan a la
aventura del espíritu y emprenden la larga marcha hacia la autorrealización.
Tal es el caso del protagonista de uno de mis relatos espirituales más
queridos, conmovedores e inspiradores, titulado “Ananda, el yogui errante”.
En Benarés, la ciudad
más santa e insólita de la India, nace Devendrenath en el seno de una familia
brahmín, la casta más privilegiada de la India en esa época. Su apacible
infancia discurre junto a sus hermanos y su padre, un hombre viudo, muy devoto
y sencillo. Desde niño, Devendranath se plantea los grandes interrogantes
existenciales: ¿quién realmente soy?, ¿cuál es el sentido, significado y
propósito de mi vida?, ¿es posible encontrar la auténtica paz interior y la
bienaventuranza espiritual? Impulsado
por la imperiosa necesidad de hallar respuestas y evolucionar, comienza una
extenuante peregrinación por los caminos de la Madre India, que también le
alienta para la peregrinación interior, el viaje hacia su Fuente interna.
Va de maestro en
maestro, en una búsqueda implacable para hallar la propia luz interior. Toma el
sobrenombre de Ananda, gozo espiritual. No ceja en su empeño de buscar,
indagar, adiestrarse espiritualmente. Es la suya la búsqueda irrefrenable del
Sentido, del Conocimiento más allá del conocimiento ordinario.
Es un yogui errante,
curtiéndose en el desapego, la independencia, la ecuanimidad. Conoce muchos
mentores y también los deleites de la pasión amorosa con Lilavati.
Caminar, caminar,
caminar… Hacer de la vida un viaje hacia afuera y hacia adentro.
Ramiro Calle
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