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viernes, 4 de marzo de 2016

"¿Por qué a mí?"


Un ángel acarició estas palabras para que lleguen a tu corazón de una manera simple y pura. Este mensaje viene a sanar las heridas con amor, a través de la luz de la comprensión. Al no existir divisiones, si te ayudo me ayudo y nos hacemos más conscientes. Aún retumba en mi interior el lacerante ardor de tu pregunta, que contiene el abismo más profundo del dolor y posee el bello don de humanizar: "¿Por qué a mí?".
Resulta incomprensible que la combinación de estas nueve letras pueda abrir las puertas hacia un mundo desconocido, donde experimentamos los límites insospechados de nuestro propio sentir de una manera tan intensa. Como si fuesen las manos de un viejo sabio, los signos de interrogación contienen, al mismo tiempo, el cielo y el infierno. Nadie te está castigando. Estás experimentando la existencia en toda su dimensión.
Aunque en medio del aturdimiento la razón sostenga lo contrario, tu espíritu sabe que detrás la rabia, la impotencia y el llanto, aguarda el renacer. Las vivencias más duras conducen a la fe. La comprensión llega a través de la entrega. ¿Me creerías si te digo que por más que tu corazón pueda lucir maltrecho y agrietado nunca fuiste abandonado tan siquiera un solo instante? Cuesta asimilar que todo acontece sin errores. Sos amado.
No resistas. Entrar de lleno en el dolor te dará el impulso necesario para salir del pozo. Al resurgir del abismo tus prioridades y valores serán otros. Serás aún más sensible, verás a través del alma y permanecerás centrado en la insondable riqueza de tu mundo interior. Cuando el temporal haya pasado, agradecerás al sufrimiento por las lecciones recibidas. Sabrás que dentro de la desgracia anida la gracia que te hizo más humano.
Al terminar de escribir este mensaje, una nube tomó forma de ángel, el Sol brilló y las flores liberaron su más fina fragancia para que esparza estas palabras en tus heridas abiertas. Vamos rumbo a una era dorada donde experimentar el dolor ya no será necesario. Otro será el sentir que reinará en tu corazón cuando recuerdes con alegría el sentido de esta frase, que tal vez hoy te lastime: "¿Por qué a mí?".
(Por Julio Andrés Pagano)

Sirvamos


Traigo en la pasión de estas firmes palabras mi legado más profundo, para dejar en tu interior la relumbrante certeza de que nuestro peregrinar tiene un sentido que escapó a la razón, pero dejó en el corazón una transformadora enseñanza que nos eleva y hermana en la luz de nuevo tiempo. Ahora la existencia nos anima a servir, para experimentar lo aprendido con otro grado de entendimiento. Servir es sentir en otro cuerpo. Sigamos despertando y religando. Sirvamos.
Un mayor nivel de conciencia implica, también, un mayor nivel de responsabilidad. Es por eso que habiéndonos despertado, habiéndonos humanizado, debemos ayudar a que más personas puedan abrirse, vibrar en el amor y florecer, al saber que lo que llaman caos o destrucción es un maravilloso e insondable proceso de transformación que a todos nos invita a fluir, en vez de resistir, para trascender las fronteras que nos mantienen separados de nuestra esencia divina.
Por ley de vibración cruzarán nuestro sendero quienes estén despertando. Sus miedos, dudas y preguntas traerán a nuestra memoria el eco de los primeros pasos, pues servir permite revivir el camino recorrido. En cada palabra, acción o expresión que manifestemos, desde el corazón, veremos reflejado nuestro proceso interno. En ese mágico abrirse para compartir, en esa sana y necesaria interacción, ganaremos en comprensión al contemplar que lo vivido fue perfecto.
Conscientes de que la separación es una ilusión que cocrean los sentidos, por cada uno que se abra y sienta, notaremos un mayor gozo y apertura. Al animarlos a que confíen, recordaremos que también pasamos momentos duros en donde todo carecía de sentido. Cuando abracemos, reviviremos el valor del apoyo en la oscuridad de la confusión. En ese recordar, en ese palpitar, habrá una hermosa y sutil activación que llenará de luz el corazón, dotándolo de eterna gracia.
Vivimos instancias reveladoras en donde la solidaridad, la compasión y el amor incondicional movilizarán nuestras hebras más sensibles. Persistamos en nuestro peregrinar, pues servir es abrirse a un nuevo nivel de evolución, en el que todo está dispuesto para ayudarnos a crecer si aceptamos jugar a develar las enseñanzas ocultas. Ascendemos a una nueva dimensión, donde el corazón nos recuerda que somos Uno. Avancemos vibrando. Religuemos amando. Sirvamos.
Por Julio Andrés Pagano

La respuesta que buscabas

¿Qué pasa en tu interior? Te esforzaste demasiado. Superaste tus límites. Fuiste más allá de lo posible. Subiste a la cima con tu último aliento, confiando en lo no visible, y aún no sale el Sol. ¿Acaso es desilusión lo que muestran tus ojos? ¿Estás preguntándote de qué valió tanto sacrificio? Aunque pueda parecerte una locura, la respuesta la encontrarás al descender la montaña.
Comprendo que puedas enojarte. Tanto dolor y entrega para subir y ahora hay que bajar. ¿Suena incomprensible, no? ¿Por qué la sonrisa se escapó de tu rostro? ¿Descender suena a derrota? ¿No ver el Sol implica que subir no valió la pena? Este es el instante en donde se ponen a pruebas las enseñanzas recibidas. Cada paso que te animes a dar te volverá más luminoso.
Ascender es animarse a dejar. Descender es retomar lo dejado sin apegos. Si creíste que subiendo trascendías la opinión de los demás, sólo bajando, y reuniéndote con quienes te criticaban, podrás saber si lograrás moverte sin que las palabras te hieran.
¿Creés que así estás retrocediendo? El que baja no es el mismo que quien sube. La montaña que uno asciende no es la misma por la que uno desciende. La transmutación ocurre en múltiples direcciones. No hay separación entre el hombre y la montaña.
La Verdad no anida en las alturas, allí sólo se consigue mayor claridad para poder percibirla. Subir y bajar son excusas para movilizarnos y mantenernos despiertos. El Sol que fuiste a contemplar no se veía con los ojos. Ahora lo sabés, podrías haberlo visto sin dar un solo paso. Sólo tenías que mirar en la dirección correcta, hacia el centro exacto de tu propio corazón.
Si ascender te humaniza, descender te otorga alas. Nada podrá retenerte ahora. Sos libre como el viento. Aunque desde abajo no lo parezca, la trampa más sutil está en la cima. Ahora que regresaste, conocés la respuesta: sólo descendiendo se asciende más alto, porque se trasciende el apego a la cima. Esta es la respuesta que buscabas para volver a sonreír.
(Por julio Andrés Pagano)

Amá

Amá
Centrado en mi corazón, trasciendo los límites de la razón y creo con estas letras cristalinas un portal dimensional que es capaz de hacerte vivir qué tan profundo se puede ir a través de las palabras para hacerte sentir acompañado. Poco a poco este texto se abrirá, como si fuese una bella y delicada flor, dejando ver en su interior la luz de la nueva humanidad que entre todos vamos gestando al elegir continuar vibrando en la frecuencia del amor. No te detengas. Amá.
Hilos de luz comienzan a danzar. Fluyen con los armónicos sonidos de una música celestial que los anima a concebir formas sagradas. Cada figura se funde con las demás, revelando que todo es Uno. Este fascinante entrelazamiento luminoso genera ahora una refulgente esfera dorada que suavemente te guía hacia tu espacio interior más inocente y puro, donde reina una infinita sensación de paz, plenitud y libertad. El portal dimensional se abre. Todo tu corazón lo siente.
Un vibrante campo de energía sutil va plasmando en imágenes a todos aquellos hermanos que intensamente trabajan para ayudar a humanizar. Desde una perspectiva más elevada, pueden verse como si fuesen puntos de luz que clarifican la trama que sustenta la vida. Cada uno sabe que también hay otros que contra vientos y mareas hacen su tarea, y eso los alienta a no bajar los brazos, pues la Tierra necesita de firmes canales que le aporten vibraciones más refinadas.
Por donde mires, sólo verás amor. Estás dentro de un reluciente espacio destinado a recordar que amar es el camino para regresar al Hogar. Amando iluminamos. Amando despertamos. Amando celebramos. Sólo tenemos que darnos el permiso de amar para que otras personas adviertan que en vez de llorar podrían reír, al comprender que el amor enseña sin que medie la insensatez, la marginación, el miedo o el sufrimiento. Amar es la clave que activa el cambio.
Por amor estas palabras abrazaron tu espíritu y te llevaron hacia tu cielo interno, de modo que sepas que estás acompañado en esta sensible y audaz labor de alumbrar amando. Confiá. Vas bien. La humanidad renace gracias al empuje de más seres como vos, que superan obstáculos y se animan a volar, abriendo el corazón, para irrigar gotas de consciencia que resplandecen y enriquecen la existencia. No existe fuerza más poderosa que el amor. Continuá volando. Amá.
(Por Julio Andrés Pagano)