Deja de compararte con otras personas.
Retira tu foco de lo que tienen. Su éxito. Su felicidad.
Sus maravillosas relaciones. Sus logros. Su abundancia.
Cuando comparas, experimentas limitación, envidia; resistencia a ti, al lugar donde te encuentras, a lo que tienes.
Te sientes alejado de donde deberías estar, lejos de casa, lejos de la vida.
Pero la vida es aquí; la vida nunca está lejos.
Retira tu atención de los demás e invítala a lo más cercano, a donde estás, a la respiración, a las sensaciones en el cuerpo. Siente tu conexión con la tierra, tu arraigo en la presencia. Permítete sentir lo que sientes - tristeza, ira, incluso desesperación. Deja que esos huéspedes antiguos se muevan el día de hoy. Tú no los creaste y no es tu trabajo deshacerte de ellos.
Tú no eres una ‘persona’ fija en el tiempo y espacio, sino un cuenco, una capacidad presente para cada pensamiento, cada sentimiento, cada esperanza, cada sueño, cada ola de tristeza y dicha.
Tu abundancia reside en tu aliento, amigo, en tu cercanía con la tierra, en tu originalidad, en tu corazón abierto, en tu habilidad de reír ante la seriedad de este mundo.
Eres inmenso, y más allá de la comparación.
- Jeff Foster
http://universo-espiritual.ning.com/
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