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sábado, 18 de junio de 2016
TU DIOS (Francesco)
Francesco
Tu Dios.
* Testimonios
Siempre me he preguntado, tras leer varias experiencias en el Argentina Seikyo. ¿Cómo puede ser que se cure una enfermedad a través de la práctica? Es algo que nunca pude comprender. Ahora que me toca vivir esta situación estoy en condiciones de responderme esa pregunta y lo quiero compartir con todos ustedes.
El 12 de julio comencé a trabajar en el Hipódromo de Palermo. Antes de ingresar a trabajar hice el examen pre ocupacional correspondiente, en donde todo parecía estar bien. El 16 de agosto fue cuando me interné por primera vez. Recuerdo que ese día mi cuerpo, débil y flaco, ya no respondía más. Fuimos a la guardia de la Clínica de los Virreyes, en donde me dijeron que debía quedarme internado. Un estudio determinó que tenía leucemia.
Los médicos informaron que necesitaba dadores de sangre.
Más de 100 dadores aparecieron amorosamente Todos ellos, a quienes estoy muy agradecido, hicieron una buena causa en sus vidas y en la mía. Hasta ahora utilicé muy poco de esa sangre que me donaron.
Toda la fuerza que me enviaba cada persona que me quería me hacía estar tan bien. El hecho de que uno esté enfermo no implica que deba estar mal. Así es como lo vivo yo, lo vivo con alegría aunque parezca loco; mi Maestro Daísaku Ideda me enseñó esto y lo estoy poniendo en práctica.
En el hospital transformé varias cosas, entre ellas cantar mis canciones sagradas frente a mi mamá. Incluso la invitaba a que cantara daimoku conmigo. En la primera internación mi mamá no vivía conmigo ¡y ahora sí! Esta enfermedad ha hecho que cambiara nuestra relación. También cambié yo. Ella, desde que me enfermé, está siempre a mi lado. Es un poco insoportable pero me hace bien su compañía.
Con respecto a la salud todo estaba en orden. Sólo apareció en mi brazo una tromboflebitis, que es una infección en una vena. Me hacía tener fiebre, lo cual no era bueno para mi enfermedad. Tuvieron que operarme y estar 25 días más internado. Sabía que eso era un obstáculo que tenía que superar.
Pensaba en que me tenía que curar por toda la gente que me quiere. De todas formas la determinación de curarme ya la había tomado desde aquel día en que me enteré de que tenía leucemia. Mi Fe crecía día con día. Ya no invocaba por mi enfermedad. Si no, por ejemplo, por que me enteré de que un amigo andaba mal y mi daimoku era para él. Invocaba por que mis hermanos tenían problemas que realmente los hacían estar mal. Invocaba en forma de agradecimiento a todos, etc.
Mi enfermedad la dejé de lado, estaba en buenas manos.
Estaba en las manos de mi Dios. Y sabía que él me curaría.
Todo salió muy bien, soporté excelente la primera dosis de quimioterapia; por fin, tras haber estado un mes y veinte días internado, estoy de vuelta en mi casa.
Tres o cuatro días después llegó un telegrama a mi casa en donde me informaban que estaba despedido. Otro obstáculo que debía enfrentar. Si bien éste no era sobre mi salud, el hecho de que me despidieran podía provocarme que estuviera mal y eso no era bueno para mi estado de ánimo. Al enterarme de la situación estaba desconcertado; me preguntaba: ¿cómo pueden hacerme esto? Mi tratamiento duraría seis meses.
Y no tendríamos dinero para pagar el tratamiento.
La verdad es que son muy costosas las drogas de quimioterapia, ni vendiendo mi casa podría cubrir los gastos que éstas ocasionaban.
Ahora, y tras haber superado los obstáculos que han aparecido, siento cómo mi rezo y mi Fe son como el rugido de un león.
No tomo como algo malo atravesar todo esto porque me sirve para responder a mí pregunta, así como también para en un futuro poder ayudar y alentar a otras persona que pasen por circunstancia similares.
La respuesta de cómo es posible que uno a través de la práctica de la oración pueda superar una enfermedad es simplemente. Hay que vivirlo, hay que sentirlo, es algo difícil de explicar con palabras: uno puede decir muchas cosas, pero la veracidad de la Fe lo comprueba con su propia vida. Es algo como el pelo, o las uñas, uno no ve cómo crecen y sin embargo de repente crecieron. El tiempo pasa y en un abrir y cerrar de ojos todo esto que me pasa será un recuerdo y una experiencia para contar. Frases que hay que tener en cuenta Pase lo que pase, invoquen su oración.
La idea es disfrutar de todo. Es un placer que me pinchen, aunque me duela, pero ese pinchazo, esa sangre que me sacan será para estudiarla y curarme, es algo bueno. Si me van a curar que me pinchen todas las veces que sea necesario.
Cada vez que tenía que estar internado mi madre soportaba internarse conmigo, lo cual es algo que valoro muchísimo. Siempre me acompañó en todo momento y eso es un beneficio maravilloso. Por eso es que les pido por favor que hagan lo posible por hacer felices a sus padres.
13-12-04 - Llego al hospital con el fin de continuar mi tratamiento de quimioterapia, lo cual no puede concretarse debido a una infección en el medio que tenían para pasarme la medicación (catéter) correspondiente al ciclo de quimioterapia que me tocaba pasar. Esa infección fue solucionada con antibióticos y luego sí, se cumplió lo estimado. No hubo otro gran inconveniente. He pasado las fiestas en el hospital.
El 01-01-05 regreso a mi casa con un ciclo más cumplido… El 06-01-05 festejo mi cumpleaños junto a mi familia.
Dos días después, iras haberme quedado a dormir en la casa de un amigo, me empiezo a sentir mal, por lo cual al mediodía del día siguiente mi madre decide llevarme al hospital, en donde paso toda la tarde hasta que…
... Abro tos ojos y me encuentro con dificultad para respirar y escucho la voz de un doctor decir: "¡¡Aguanta, Diego, aguanta!!"
Mi mamá había estado muy asustada y antes de todo lo que cuento a continuación había llamado a mi padre y a mis hermanos diciendo que me estaba muriendo.
Había estado más de diez días en coma, con respirador artificial; completamente inconsciente.
Mi cuerpo estaba podrido, y los médicos habían dictaminado mi final, anunciando a mis seres queridos que tan sólo me quedaban unas pocas horas de vida.
Mi cuerpo estaba podrido, emanaba olor, estaba de otro tamaño y color. Yo no estaba adentro de mi cuerpo. Ahí volver en mí, me di cuenta de que algo raro había sucedido ya que mis últimos recuerdos quedaron en el hospital de Clínicas, en donde antes de todo lo ocurrido me dolía mucho la panza… Por esa razón es que hoy en día tengo una gran cicatriz en el estómago. Y tengo marcas, estrías y cicatrices en varias partes de mi cuerpo que antes no tenía.
Me desperté e inmediatamente me pregunté: "¿Qué hago aquí?" Más tarde y de a poco me fui enterando de todo. Una doctora me informó de que la enfermedad que padecía ya no estaba más en mí. ¡Estaba en remisión completa! Tampoco tenía enfermos los órganos.
En el primer contacto que tuve con mi hermano luego de despertarme del coma le dije que yo volví para demostrar la veracidad de Dios. Hoy en día anhelo que cada persona pueda darse cuenta de que con lo que tiene puede ser feliz. De corazón a corazón.
Lo que ha pasado mi familia y amigos durante el periodo en el cual yo estaba mal fue terrible. Todos estuvieron presentes en todo momento y al despertarme le di una gran alegría a mucha gente y desconcerté a todos los médicos porque estos decían que no quedaba nada para hacer.
Lo feo para mí fue la recuperación de todo esto. Tener que usar pañales o no poder moverme con facilidad es algo muy feo que tuve que padecer, pero ahora estoy muy bien. Disfruto de la vida con el propósito de ayudar a todas las personas que encuentre mal.
Actualmente me encuentro con la posibilidad de escribir un libro, justamente con el fin de ayudar a personas que pasan situaciones similares a las mías. Esto es gracias a la madre de un amigo, quien ha escrito unos cuantos libros los cuales son todo un éxito en otros países.
Me he comprado una trompeta.
Deseo avanzar con la fuerte convicción de que puedo conmover el corazón de la gente transmitiéndoles Esperanza, coraje y también alegría.
Actualmente me siento muy bien de salud. No tengo malestares y a verme al espejo realmente disfruto mucho de mi imagen (toda lo que pasé produjo la caída del cabello). Me creció el pelo y los músculos también.
* Testimonio de Diego Tebele. 2 años, Buenos Aires, Argentina.
—Mami, quita esta historia, es deprimente, no puedes hacerle eso a Damián, con esta enfermedad cruel y a esta edad, ¡no puede morir! —dijo Robert.
—Pero es un libro —dijo su mamá Yohana.
—Cámbialo má, ¡por favor! —dijo Robert mientras le ayudaba a pasar en la computadora el capitulo.
—Ok, haré que reviva, regresará sano y todo será parte de un milagro. Dos meses después se enfermó Diego, el mejor amigo de Robert.
—Dime mi hijo va a vivir, —preguntó el padre de Diego a Yohana queriendo encontrar una cuota de Esperanza en la escritora.
—Tu hijo no esta aquí, yo siento que está en el Cielo. Está en un buen lugar. Salvo que… Salvo que pase como en mi libro, —dijo Yohana.
—Y que pasó en tu libro, —preguntó el padre, mucho más animado.
—Hay una historia igual, el personaje se llama Damián. El personaje está a punto de morirse, y revive milagrosamente. Pero si ocurre en los libros puede ocurrir en la realidad.
Y el padre siguió repitiendo como un mantra: y si ocurre en los libros puede ocurrir en la realidad
Y la autora no dijo nada, sólo se quedó pensando que las historias de los libros son historias nada más,
Y pasaron quince días y ocurrió el milagro: Diego, como Damián, revivió.
... Y entonces por qué no creer en los milagros, si los milagros siempre están.
Extracto de "Francesco decide volver a nacer de Yohana Garcia"
http://trabajadoresdelaluz.com.ar/
http://rosacastillobcn.blogspot.com.es/
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