No adores a un hombre barbudo en el cielo, o la imagen de un ídolo que viene impresa en un libro. Hazte devoto de cada inhalación, de cada exhalación, de la brisa de invierno que acaricia tu rostro, del tráfico matutino en la estación del metro, del simple sentimiento de estar vivo, de nunca saber qué surgirá en el momento siguiente. Ve a Dios en los ojos de algún extraño, el Cielo en todo desorden y en lo cotidiano. Venera el suelo en donde estás parado. Haz de cada día una danza, con lágrimas en tus ojos, mientras contemplas lo divino de cada momento, ve lo absoluto en todas las cosas relativas, y permite que te llamen loco. Déjalos que se rían de ti y te señalen. Eres el yogui de los congestionamientos y de las sobras de cada manzana mordida, eres el yogui de la soledad y de los indescriptibles cielos azules de invierno, eres el yogui de los sueños rotos, obsesionado con la verdad y con la devoción y con la esa alegría que no tiene explicación, y no puedes ser salvado en este momento.
- Jeff Foster
- Jeff Foster
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