Tu poder está en tu amar.
No en tu fuerza bruta.
No en tu cuenta bancaria o en tu reputación siempre cambiante.
No en tus increíbles cuentos de conquistas y ganancias personales.
Ni tampoco en tu intelecto, o en tu mente brillante.
No en tu fuerza bruta.
No en tu cuenta bancaria o en tu reputación siempre cambiante.
No en tus increíbles cuentos de conquistas y ganancias personales.
Ni tampoco en tu intelecto, o en tu mente brillante.
Sino en el hecho de estar dispuesto a dejar que tu corazón se rompa hoy.
En tu valentía al abrirte para los demás, en dejar que te importen.
Para sentir lo que sienten.
Para sentir alegría, o tristeza, o la más deliciosa de las dudas.
Para quedarte con ellos, pero sin tratar de corregirlos.
En tu valentía al abrirte para los demás, en dejar que te importen.
Para sentir lo que sienten.
Para sentir alegría, o tristeza, o la más deliciosa de las dudas.
Para quedarte con ellos, pero sin tratar de corregirlos.
Para ser el espacio en donde todo pueda surgir.
Ese es tu poder;
tu capacidad para ofrecer un santuario,
para que la vida anide en tu gigante corazón.
Ese es tu poder;
tu capacidad para ofrecer un santuario,
para que la vida anide en tu gigante corazón.
Para acoger la impotencia y el desamparo.
Para respirar en tu vientre, en tu pecho,
en tu cabeza, en tus tensos hombros.
Para respirar en tu vientre, en tu pecho,
en tu cabeza, en tus tensos hombros.
Para erguirte victorioso allí;
abarcando todo de ti en un tierno abrazo.
abarcando todo de ti en un tierno abrazo.
Diciéndote a ti mismo:
Cariño, estoy aquí.
Estoy aquí, por fin.
Cariño, estoy aquí.
Estoy aquí, por fin.
- Jeff Foster
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