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viernes, 29 de enero de 2016

Melodía del alma

Sintiendo la frecuencia del amor, creo a través de estas resplandecientes palabras una celestial melodía, que hace de la magia, la belleza y la alegría sus sanadores instrumentos. La luz de sus armónicos sonidos ilumina nuestros latidos, llenándolos de confianza, ternura y paz. La música nos invita a volar.
Nuestras células se abren para que podamos pintar un inmenso arco iris, con cada una de nuestras acciones, dejando en todos los corazones un sentimiento de hermandad.
Esta cálida y movilizadora canción tiene un brillo muy especial, pues porta la esencia luminosa de las estrellas para que recordemos observar la majestuosidad del universo.
Es mediante esta cautivante y maravillosa contemplación que logramos expandir nuestra visión, dando vida a la consciencia cósmica.
Hay nuevos planos vibratorios que podemos alcanzar con el simple hecho de cambiar el foco de atención, y dejar que el corazón sea nuestro sabio maestro y noble guía.
Todo está entrelazado. Todo forma parte de un sutil entramado, que de tan inmenso escapa a nuestro poder de comprensión, por eso es que esta melodía nos eleva y expande, a través del amor, para que vibremos bien alto en busca de los rayos del Sol.
Volar nos lleva a oxigenar en la clara luz de la nueva Tierra, de modo que al descender no olvidemos agradecer por tener el alto honor de ayudar a transmutar la densidad en campos de fe, que humanizan la existencia.
Las angelicales notas musicales que tonifican y dinamizan esta canción, cruzan nuestro camino en un momento muy especial. Vienen para brindarnos calma y darnos una familiar contención, de manera que sigamos centrados en nuestra alada luz interior, ya que, por más que nuestros actos cotidianos parezcan no importar, desde el cielo puede verse que vamos alumbrando.
Es el amor que ponemos, en todo lo que hacemos, lo que marca la diferencia e ilumina sin cesar.
Reír nos empodera y al mismo tiempo nos libera de la tristeza, la angustia y el temor.
Por eso, para que volvamos a disfrutar, estos sentidos sonidos nos permiten recordar que en la escuela de la vida es hora de aprender a celebrar en medio de la confusión y el caos. Si somos capaces de hacerlo, ya nada podrá detenernos. Confiá.
Esta es la melodía del alma, su fuerza redentora nos impulsa a crear áreas relucientes, en donde el amor pueda sentirse y se vivencie la Unidad.
(Por Julio Andrés Pagano) 
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