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jueves, 30 de abril de 2015

Estas son las 5 heridas emocionales que te hicieron en la infancia.


Los problemas vividos de los 0 a los 7 años con nuestros progenitoresexplican en un alto grado cómo será nuestra futura calidad de vida y cómo ello influirá en nuestro bienestar y ante nuestras dificultades. Es aquí donde se generan 5 tipos de personalidad partiendo de las 5 heridas de la infancia básicas: injusticia, rechazo, abandono, traición y humillación.
Si tuviste dificultades con tu progenitor de sexo contrario, tendrás dificultad para recibir amor, mientras que si tu progenitor del mismo sexo no ha sido un buen modelo, tendrás dificultad para expresar amor y amarte a ti mismo. Y esas dificultades, con toda probabilidad, se perpetúan en la edad adulta a no ser que sean sanadas.
# 1 Herida de la infancia: rechazo
Es una herida muy profunda que cuando la sufres, te sientes rechazado en tu interior y vives una idea equivocada respecto al derecho a existir. Se origina y es mucho más intensa cuando es producida por el progenitor del mismo sexo. Suele suceder cuando el bebé llega por sorpresa y en la primera etapa del proceso uno o los dos progenitores lo viven como un fastidio en ese preciso momento, o bien porque existe verdadero rechazo por parte de uno de ellos.
Los pensamientos son principalmente de rechazo, de no ser deseado y también de descalificación hacia uno mismo.
Su principal conducta es la de huidizo. Tiende a huir de las situaciones desagradables. No es muy partidario a socializar y tiende a abandonar lo que inicia. No se apega a las cosas ni a las personas. Considera sus relaciones y su dinero útiles aunque no le generan placer.
No sirvo para nada, lo que digo no le importa a nadie, no sé para que participo, no tengo capacidad para hacer esto, soy malo para esto, nadie me escucha… Éstos son los tipos de pensamientos que tiene y la forma de expresarse ante una dificultad.
Requiere trabajar las situaciones que le generan pánico, sus miedos internos y sus temores.
Afecta a la persona en el nivel del SER.
# 2 Herida de la infancia: abandono
Generalmente se origina a raíz de los padres que están ausentes la mayoría del tiempo, que trabajan todo el día o ante la llegada de un nuevo hermano. También sucede cuando te aíslan en una parte de la casa la mayor parte del tiempo. Es mucho más intenso cuando se vive con el progenitor del sexo opuesto.
Sus pensamientos son de aislamiento, de abandono y de víctima. Se orientan en un alto grado hacia la soledad.
Su principal conducta es la de dependiente. Su mayor temor es la soledad y no soporta estar a solas consigo mismo; al final acaba estando solo. Es retraído, no le gusta el contacto con los demás. Genera un verdadero drama ante una mínima situación sin importancia. Solicita y busca el apoyo de los demás ante los conflictos.
No estoy dispuesto a soportarlo más, nadie me apoya en esto, nadie me ayuda, prefiero estar solo, tú verás lo que haces, si abandonas no vuelvas…, son sus modos de comunicarse ante un problema.
Requiere trabajar sus temores más intensos, su miedo a la soledad y su rechazo al contacto físico.
Afecta al TENER y al HACER.
# 3 Herida de la infancia: humillación
Ocurre en cualquier ámbito durante la infancia. Se da en las situaciones repetitivas en las que te avergüenzan, te gritan, te humillan y te comparan. Se genera tanto en el entorno familiar como en el entorno social. Se hace más fuerte cuando estas conductas provienen de la madre.
Los principales pensamientos son de abandono, de comparación y de rebajarse a los demás (soy una basura). Los procesos mentales se enfocan en querer poner solución a los problemas de los demás abandonando los intereses propios, cosa que hace justificar y reafirmar su humillación.
La conducta principal es de dependiente. Es orgulloso, rígido y masoquista, generando cierto placer en el sufrir. Necesita estar atado a otras personas y cargar con los problemas de los demás.
No lo merezco, no soy digno, soy muy poca cosa para esto, no tiene importancia… son algunos modelos que usa habitualmente para expresarse
Requiere trabajar la dependencia, la libertad y el desapego. Es lo que más desea y a la vez lo que más teme.
# 4 Herida de la infancia: traición
Surge en la infancia cuando el niño se siente traicionado por alguno de sus progenitores. La manera principal de traición es cuando sus padres no suelen cumplir las promesas que hacen al hijo. Se intensifica cuando la conducta se sufre con el progenitor del mismo sexo.
Los principales pensamientos son de traición lo que genera que deriven en sentir envidia de los demás por no merecer lo que tienen. Suelen ser muy rígidos con la consecuencia de ser difícil poder cambiar la manera de pensar.
La principal conducta es la de controlador. Le gusta tener el control sobre los demás para así evitar ser traicionado. Su carácter es fuerte para justificar su capacidad de control y le gusta manejar grupos. Los mayores miedos del controlador son el disociarse de sí mismo y separarse o perder a su pareja.
Suele confirmar sus principales temores provocando que se produzcan.
Permíteme terminar, aún no he acabado de hablar, ¿me entiendes, verdad?, ten confianza en mí, déjame que lo haga solo, yo lo sé hacer bien, justamente es lo que quiero, exactamente es lo que tienes que hacer, tienes lo que te mereces, es la forma común de comunicación del controlador.
Requiere trabajar su paciencia, su tolerancia y vivir el momento presente. Aprender a estar sólo y a delegar responsabilidades de manera efectiva y confiadas son sus principales retos.
# 5 Herida de la infancia: injusticia
Se origina en un entorno en el que los progenitores son fríos en sus relaciones y de conductas severas. Ocurre en la infancia cuando comenzamos a vivir nuestra integridad como persona. Los padres comienzan a exigir demasiado al hijo. Es más fuerte si el origen es con el progenitor del mismo sexo.
Suelen ser estrictos consigo mismos y tener pensamientos de comparación con los demás y con ciertos indicios de auto-sabotaje. Buscan la exactitud. No es posible que otros tengan lo que a mí me ha costado tanto trabajo, son pensamientos que suelen rondar por su cabeza.
Su principal conducta es la rigidez. Intentan ser muy importantes y proyectar fuerza y poder. Fanáticos del orden y de conducta perfeccionista, solo confían en sí mismos y les cuesta tomar acción. Le gusta dar órdenes y dirigir.
Justamente eso es lo que quiero, exactamente es lo que debes hacer, creo que es justo, estás de acuerdo conmigo… es la manera de comunicar más común.
Requiere trabajar su desconfianza y su rigidez mental. Generar flexibilidad y confianza hacia los demás es su mayor reto.
Ahora que ya conoces las 5 heridas de la infancia que pueden estar afectando a tu bienestar y sus personalidades asociadas, ¿cuáles de ellas te caracterizan?
Comenzar por analizar estos tipos de conductas y reconocerlos en nosotros mismos es el primer paso para sanarlos. ¿Qué vas a hacer ahora?
http://soyespiritual.com/

SER DUEÑO DE TU PROPIO PODER


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Ser dueño de tu propio poder, tu poder de ser auténtico, de ser quien realmente eres, trata de hecho, de apropiarte de tu libert
ad. De muchas maneras, has cedido tu poder y/o libertad por tu forma de hablar ,de pensar y ser.

Por ejemplo, cuando dices o piensas algo como, “Esa persona me hace enfadar”, has cedido tu poder /libertad de decidir si estar o no enfadado, a esa persona. Has dicho que no tienes poder, y que esa persona tiene el poder de decidir cuando te enfadarás.
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Puedes elegir no hacerlo nunca más.
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Sería más adecuado decir algo cómo, “Me enfado cuando esa persona hace eso”. De esa forma, llegas a comprender que eres tú el que te ha hecho enfadar, y también que puedes decidir sentirte enfadado, o sentir algo distinto.
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Nadie más que tú “hace” que te sientas enfadado, o triste, o deprimido, o feliz, o sexy, o aburrido, etc. A partir de ahora estás en el proceso de decidir por ti mismo sobre tu vida, tus opciones, tus acciones, tus sentimientos, y lo que ves, ¿por qué no adueñarte del poder de tomar decisiones a todos los niveles?
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Presta atención a las palabras que utilizas, porque ellas forman las bases de tus formas de pensamiento. Escucha tus palabras, y date cuenta si ellas reflejan o no tu libertad de decidir por ti mismo, qué sientes o qué haces.
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¿Dices, “Déjame hacer esto”, pidiendo permiso o expresas tus deseos diciendo, “me gustaría hacer esto”, o incluso “Voy a hacer esto?”. ¿Dices, “Esa persona me manipula” o “Me permito a mí mismo ser manipulado”? Cualquier cosa que hayas estado haciendo que no haya funcionado para ti, puedes elegir no hacerla nunca más.
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¿Te has reprimido de expresar lo que realmente querías por lo que pensabas que alguien pudiese pensar? Entonces, has cedido el control de tu poder de palabra a esa persona.
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Eres libre, lo sabes. ¿Estás deseando ser dueño de tu libertad?
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¿Te has reprimido de mirar algo o a alguien por lo que otra persona pudiese pensar? Entonces, le has cedido tu libertad de elección de ver lo que quieres, a esa persona.
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¿Te has reprimido de hacer lo que querías por lo que otra persona pudiese pensar? Has cedido tu libertad de acción. Te has reprimido de hablar, de actuar, de ver lo que era autentico para ti. La visión clara se relaciona con permitirte ser auténtico, y confiar en ello – de hecho, insistir en ello.
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Al ser dueño de tu libertad, también debes desear reconocer la libertad de los demás. Nadie te da tu libertad – ya es tuya. Sólo depende de ti ser libre. De la misma forma, tu no das a los demás su libertad. Tu sólo puedes reconocer que ellos la tienen.
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Cuando haces algo, los demás son libres de sentirse cómo ellos elijan acerca de lo que tú haces. Para ti, sin embargo, solamente estás siendo auténtico, y actuando con amor y libertad según tus motivaciones. Si eres malinterpretado, puedes elegir aclarar el malentendido a través de la comunicación. No es necesario que cambies tu forma de Ser por la forma en que los demás se sienten. Si eliges cambiar, debe ser porque tiene sentido para ti hacer las cosas de distinta forma.
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De la misma manera, si otra persona hace algo por lo que tú eliges no sentirte bien, esa es tu opción. Esa persona, también, es libre. Si el no sentirse bien es el resultado de un malentendido, puede aclararse a través de la comunicación. No supongas nada. Pregunta, y entonces lo sabrás.
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Si el no sentirse bien es el resultado de apegos que necesitas liberar en tu camino hacia la claridad y la libertad, puedes encontrar otra forma de pensar y de sentir dónde te sientas mejor, en la cual no estás decidiendo lo que otra persona haría de distinta manera, sino preferiblemente lo que tú necesitas hacer de otra forma.
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Si esperas que la otra persona cambie su forma de Ser por la forma en que te sientes, entonces estas queriendo controlar a esa persona. Si no quieres ser controlado, ¿estás deseando cesar de controlar?
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Quizás en el pasado, cuando mirabas una situación que no considerabas óptima, habías decidido lo que la otra persona debería haber hecho de forma distinta, o que debería hacer de diferente en el futuro. Cuando te apropias realmente de tu poder y de tu libertad, eso ya no lo haces más – si no, solo decides lo que podrías haber hecho de distinta manera entonces, y lo que puedes hacer de distinto a partir de ahora, en el futuro. Cuando eres sincero acerca de esta cuestión, tus pensamientos se incluyen también en el proceso. Mientras te encuentres pensando lo que otros harían, o pensarían, o sentirían, no eres totalmente dueño de tu poder o de tu libertad.
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Si quieres ser dueño de tu libertad, ¿estás deseando reconocer la libertad de los demás también? Entonces, puedes comprender que no haces a los demás tristes, si no que ellos pueden decidir sentirse de esa forma cuando tú haces algo. Tú no les haces felices, si no que ellos optan por sentirse así cuando tú haces algo.
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No importa lo que hagas, digas, algunas personas lo aprobaran, y otras no. Tienes la libertad de decidir con qué personas estarás. Si decides estar con los que te juzgan, puedes sentirte como una mala hierba en un jardín, sintiéndote constantemente como si necesitases defenderte a ti mismo y a tu forma de Ser.
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En cambio, puedes elegir estar bien cuando te juzguen, sabiendo que solamente estás siendo quien tú eres, y que los demás son libres de sentir lo que quieran acerca de esto. Pueden estar juzgándote bajo sus estándares, pero tú estas viviendo bajo tus propios estándares.
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También puedes elegir estar con esas personas que no te juzgan, y en cambio, te aprecian por quien eres. Puedes sentirte más libre, y más relajado cuando eres auténtico, siendo quien realmente tú eres. Comprenderás que tú no eras una mala hierba, sino solamente una flor en el jardín equivocado.
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Quizás, en el pasado, tendías a cambiar, a ser alguien distinto de quien eres realmente, para ser amado, para obtener amor. Si quieres saber que eres querido por quien tu eres, entonces sé quien realmente eres, y deja que sea esa la imagen que se ama.
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El amor no puede ser solicitado. Debe fluir libremente, y darse libremente. Entonces, sabrás que ese amor es auténtico. Si tú creas una imagen a fin de ser amado, y la gente ama esa imagen, con eso no te sentirás amado por quien realmente eres.
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Si las expresiones de amor se solicitan, se piden, entonces no sabes en realidad si se manifestarían en caso de que tú no la pidieras.
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Todavía no estarías seguro del amor. Date cuenta cuando las expresiones de amor proceden libremente de los demás, cuando tú eres auténtico. Entonces, sabrás que llegan porque los otros eligen expresar su amor, y sabrás que es auténtico. Cuando sabes que el amor está ahí, ábrete y siéntelo.
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A veces, las expresiones de amor son malinterpretadas, porque nos han enseñado distintas formas de expresar el amor que sentimos. La forma en que algunas personas expresan su amor, es a veces malinterpretada como amor que se quita. Los malentendidos pueden resolverse a través de la comunicación, de modo que las expresiones de amor al final pueden ser esas en las que destaca la experiencia de la persona que las recibe, algo que les hace sentir bien.
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Acuérdate de expresar tu amor de esa forma, también. Expresa tu amor de la forma en que te gustaría que los demás expresasen su amor por ti, de una forma en que el resultado sea que se sientan bien, y de una forma en que tú serías feliz cuando lo recibieras.
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Tienes el poder y/o libertad de ser quien realmente tú eres, de estar dónde quieres estar, con quien realmente te gustaría estar (si a ellos les gustaría realmente estar contigo), haciendo lo que realmente quisieras hacer. Los demás, también, tienen el mismo poder /libertad.
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Si honestamente te encuentras incapaz de decir, “Amo donde estoy, Amo con quien estoy, Amo lo que estoy haciendo”, entonces algo tiene que cambiar. Tienes el poder y/o libertad de hacer que cambie.
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Si es una situación dónde no te sientes feliz, tienes tres opciones:
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-Cambia la situación.
-Reordénala.
-Cambia la forma en que ves la situación.
-Deja la situación, y encuentra otra.
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Si la situación, por ejemplo, es tu trabajo, puedes cambiarlo de manera que lo que estés haciendo signifique más para ti. O, puedes verlo de otra forma en la que te sientas mejor y por lo tanto te sientas feliz en esa situación (pero debe ser auténtica para ti). Si no haces ninguna de estas cosas, entonces quizás necesitas hacer algo distinto, en un trabajo distinto, de manera que desees cada día invertir tiempo y energía en él.
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Si es tu hogar, ¿ te sientes como en casa en él? Si no, reordénalo de forma que lo parezca. O de otra forma, elige verlo como que es realmente perfecto para ti ahora. En caso contrario, múdate.
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Si crees realmente que estos cambios son demasiado inmensos para ti, que “no puedes hacerlos”, es porque tú has cedido tu poder y/o libertad. No es que no seas capaz de realizar estos cambios, si no que no has elegido hacerlo. Aún tienes el poder de crear tu vida de la forma en que realmente te gustaría que ésta fuese. Tienes el poder y/o libertad de cambiar lo que no ha funcionado para ti, cambiar lo que no ha resultado en tu ser tan feliz como te gustaría que fuese.
¿Estás con gente con quien realmente no disfrutas estar? Si es así, has cedido tu poder de ser feliz a ellos.
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No tienes que hacerlo nunca más.
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Si has cedido tu poder, puedes recuperarlo. Aún es tuyo. Aprópiate de él.
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Tu poder y/o libertad también incluye tu opción de cambiar los patrones dentro de ti mismo que reconoces que no han sido óptimos, que son el resultado de una percepción equivocada, y de formas limitadas de comprender.
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Tus apegos y adicciones están entre tu y tu libertad. Cuando eres libre, eres capaz de decidir en cada momento qué te gustaría hacer, y qué tiene sentido hacer. No te permites a ti mismo ser controlado por programas pasados.
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Cuando eres adicto a algo y no lo obtienes, no te sientes bien. El grado de tu malestar muestra el grado de apego o adicción. Puedes elegir no dar tu poder a tus apegos, o al objeto de tus apegos. El desapego es libertad.
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No se trata de desprenderse. Desprenderse es alejarse de todos los sentimientos. El desapego permite sentimientos positivos de alegría cuando tienes algo. Cuando hay algo que no tienes, eres capaz de focalizar tu atención en lo que tienes.
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Si, por ejemplo, estas apegado a una cena con langosta, y no puedes cenar langosta, no eres libre de disfrutar lo que tienes. Cuando no estás apegado, puedes disfrutar una ensalada, un bistec, o si dispones de langosta, realmente disfrutarla, también.
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Si estás apegado o eres adicto a una persona, cuando estás con ella, pasas tiempo preocupándote por cuando no estarás con ella, y cuando ellos no están, pasas tiempo echándoles de menos, y no estando presente con la gente que están contigo. Eso no es libertad.
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Tienes el poder y la libertad de estar totalmente presente dondequiera que estés, disfrutando de lo que este ocurriendo.
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Los demás no tienen que cambiar su forma de Ser por tus apegos, y tú no tienes que cambiar tu forma de Ser por las adicciones de los demás.
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Tú asumes la responsabilidad total de ti mismo, y cualquier cosa que pienses, hagas o digas y reconoces que los demás tienen la responsabilidad por cada cosa que elijan pensar o hacer o decir.
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No decidas qué piensan los demás, o que harán en una situación dada, porque de hecho, realmente no lo sabes, esa es su responsabilidad. Solo necesitas examinar tu propia conciencia y lo que ocurre en ella.
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Los demás son libres para querer lo que quieren y tú eres libre de decir sí o no a eso. Es correcto para ellos quererlo y es correcto para ti el no quererlo. De la misma forma que eres libre de querer lo que quieres y los demás son libres de no querer lo mismo. Cuando ambos queréis lo mismo, hay un acuerdo libre y entonces es probable que algo suceda. Si no, puedes estar de acuerdo en no estar de acuerdo y cada uno puede encontrar la felicidad y la satisfacción a su manera.
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Cada persona tiene derecho a tener su propia opinión y sus propios pensamientos y deseos y tú , eres libre.
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Revisa tu película, en la que no eres solamente el protagonista, sino también el director. Y también eres el público. ¿ Cuáles eran los efectos de tus acciones y palabras? ¿ Podrías haber escrito un mejor guión para ti mismo? Si es así, ¿ qué hubieses hecho de otra manera? ¿ Podrías haber actuado con más amor, más comprensión?
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Revive la situación en tu mente, haciéndola distinta, y mira el final diferente. Decide que si la situación se presenta de nuevo, la revivirás de la nueva forma. Dedícate a esa decisión. Entonces, has cambiado para mejor, porque era tu elección, y has aprendido lo que necesitabas.
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Asimismo, debes darte cuenta de que las cosas ocurren de la forma que tiene que ocurrir, con la química de las personas involucradas, para obtener el resultado que necesita ocurrir. La próxima vez, sin embargo, serás capaz de lograr el mismo resultado con más armonía.
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Continua haciendo esto hasta que seas honestamente capaz de dar a tu película y a tu carácter grandes repasos. ¡Si vieras esa película en el cine, hubieses pensado que era una película fabulosa, con una estrella inspiradora tú! Hubieses recomendado la película a tus amigos y disfrutaríais viéndola de nuevo.
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Date cuenta de cuáles son tus motivos para hacer las cosas. ¿Cuáles son tus motivaciones? En una situación dada, ¿estás escogiendo el miedo o la libertad? ¿Estás haciendo las cosas porque realmente las has elegido, o las estas haciendo ,o no haciendo, por miedo? Confía en tus instintos y en lo que es auténtico para ti, y haz lo que realmente quieras hacer.
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¿Te contenías de ser quien realmente eres porque pensabas que tenías que hacerlo, y luego te dabas cuenta que realmente no tenias que haberlo hecho? Entonces, la base de tu decisión y tus acciones era el miedo. Toma la decisión de que no tienes que hacerlo nunca más. Puedes ser quién realmente eres, y la gente te disfrutará aún más. Cuando haces lo que realmente quieres, algo maravilloso ocurre.
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¿Es el amor tu motivación, o es la culpa? ¿Haces las cosas para evitar sentirte culpable, porque te sentirías culpable no haciéndolas? O actúas claramente, haciendo lo que realmente quieres hacer, como una expresión de amor.
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Si has estado teniendo como motivaciones el miedo o la culpa, ¿quieres seguir de esa manera? No tienes porqué, lo sabes.
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Puedes hacer una elección consciente, una profunda decisión, no tener miedo o culpa o ira controlando tu vida, si no actuar como un Ser conscientemente libre. Cuando lo haces, a partir de ese momento, si descubres que tu decisión va a ser de una cierta forma, o hacer (o no hacer) una cierta cosa basada en el miedo, la culpa o la ira, dedícate a tomar una decisión distinta. Entonces, no estas permitiéndote ser controlado por los patrones pasados de ser o hacer, sino viviendo realmente tu libertad.
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Eres realmente libre. Solamente tienes que adueñarte de tu libertad, y ser libre. No solamente te sentirás mejor y disfrutarás tu vida mucho más, sino que también liberarás patrones que se asociaban con visión distorsionada. Vas a volver a la claridad.
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Eres libre de pensar de la forma que elijas, y amar de la forma que elijas, y actuar de la manera que elijas.
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La gente que te ama disfruta viéndote feliz de la forma en que realmente te gusta ser feliz, siendo la expresión más llena de tu Ser, siendo auténtico, siendo todo lo que tú puedes ser. La gente que te ama realmente quiere que tengas éxito.
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Pero, depende de ti.
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Tienes el poder y la libertad de ser auténtico, de ser feliz, de tener éxito, de estar satisfecho.
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Mira claramente lo que es auténtico para ti. Y vívelo.
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Mientras nos han enseñado que es algo bueno ser nosotros mismos, de hecho, también necesariamente, nos han enseñado de muchas maneras que no tenemos que ser nosotros mismos para complacer a los demás y que es bueno complacerles, hacer feliz a los otros.
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Entonces, parece ser una elección entre hacer feliz a los demás, por un lado, y siendo nosotros mismos, hacernos felices a nosotros mismos, por el otro lado.
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Si has estado eligiendo no ser tu mismo para que otros fueran felices, has decidido que complacer a los demás era más importante que ser realmente tú mismo. Esta era una bonita expresión de tu amor, pero con un coste elevado para ti, y tu facilidad de Ser, y tu salud. La facilidad de Ser se asocia con la salud. No ser tu mismo requiere una inversión de energía, que también se conoce como estrés, un elemento no saludable desde ningún punto de vista.
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Lo que tiene mayor sentido es cambiar tus prioridades de forma que ,ser auténtico, sea lo más importante y de hecho, una parte necesaria de cualquier proceso de sanación.
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Aún puedes disfrutar expresando tu amor de cualquier forma que funcione para ti y saber la importancia de ser auténtico. Siendo tu mismo. Siempre. Con claridad y amor.
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Por Martin Brofman, Ph, D.
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Fuente: trabajadoresdelaluz.ar

Cuando piensas, tú estás separado de la existencia-(OSHO)



Pensar no implica una relación, no es un puente, no es comunicación; es una barrera. Cuando no piensas te sientes relajado, vinculado; estás en comunión. Cuando hablas con alguien no te has relacionado. La misma conversación se convierte en la barrera. Entre más hablas, más te alejas. Si estás con alguien en silencio, te has relacionado. Si el silencio es realmente profundo y no hay pensamientos en tu mente, y las dos mentes están silenciosas, sois uno.
Cuando estás en silencio con alguien más, sois uno. Cuando estás en silencio con la existencia, eres uno con ella.
Esta técnica te dice que estés en silencio con la existencia y sabrás entonces lo que significa Dios. Sólo hay un diálogo con la existencia y se da en silencio. Si hablas con la existencia, te equivocas. Entonces te enredas en tus propios pensamientos.
Prueba con este experimento. Pruébalo con cualquier cosa, incluso con una roca. Permanece en silencio con ella; tómala en tu mano y permanece en silencio, y habrá una comunión. Irás profundamente dentro de la roca y la roca irá profundamente dentro de ti. Tus secretos serán revelados a la roca y la roca te revelará a ti sus secretos. Pero no puedes usar con ella un lenguaje. La roca no conoce lenguaje alguno.
Al confinarte en los pensamientos estarás padeciendo. No confinado, más allá de los pensamientos, alerta, consciente, atento, pero despejado de pensamientos, serás disfrute, serás dicha”.
Osho, El Libro de los Secretos

AMOR MUNDANO VERSUS AMOR DIVINO




El amor de nuestra personalidad hacia otros, que es el que aplicamos a nuestra familia y amigos raramente no es un amor condicionado.
Es muy difícil dar amor cuando no somos correspondidos en nuestros intereses personales y sociales. Aún con nuestros seres mas allegados cuyo amor debiera ser incondicional, fallamos en brindarles de forma desinteresada lo que realmente les haría más felices si no interpusiéramos nuestra personalidad llena de conceptos egoístas.
En cambio el amor divino es autónomo e independiente, no exige, no condiciona y perdona. Cuando existe la conexión completa de toda nuestra identidad unificada y alineada hasta nuestra Primera Perfecta Presencia, desde donde permitimos que fluya libremente toda la energía que nos viene de ella, nos atraviesa y se proyecta hacia el exterior en nuestro mundo físico, nos encontramos con que somos independientes, somos individualizaciones de lo perfecto y no necesitamos nada más.
Podemos dar sin ser ofendidos y esta virtud como cualquier otra no es un logro de nuestra personalidad, sencillamente es una parte indisoluble de la Naturaleza de Dios.
Esto es un poco difícil de entender sin embargo el perfecto amor nos rodea y abarca todo el universo, no hay un solo electrón ni dentro ni fuera de nosotros que no tenga en su núcleo el amor Divino del Padre.
Cada virtud que cualquiera de nosotros pensamos que tenemos no es parte de nuestra personalidad, ella ya existe en Dios por lo que únicamente la estamos extrayendo de El y compartiendo con el resto de la humanidad.
El permite en nuestro libre albedrío que cualquier humano que desee desarrollar cualquier virtud, se sienta en posesión de ellas como parte de su naturaleza, pero si ese sentir dado por Dios se mantiene de forma constante y consciente enfocada en su verdadero origen, muy pronto se verán unificadas todas las partes inferiores y superiores del ser, dando como resultado la exteriorización de lo Divino en el mundo de la forma, como lo hizo Jesús y muchos otros que hoy en día son Seres Ascendidos, cuando cumplieron con su plan Divino sobre la tierra.
El amor es luz, es radiación de energía pura y cuando de forma consciente la mantenemos radiando somos un conducto directo de Dios produciendo Paz, Felicidad, Alegría, Belleza, Bienestar y Opulencia.
EL AMOR ES EL PRINCIPIO SIN FIN Y LO ABARCA TODO
http://soyluzenelcamino.blogspot.com.es/

El reino de Dios anunciado a los pobres




El agua cambiada en vino en Cana era sólo un preludio. El gran
cambio llegaría inmediatamente después. Y aquel grupo de trece
hombres silenciosos y unas pocas mujeres iban a ser sus primeros
testigos. Ahora bajaban silenciosos, preguntándose aún si habían
vivido un prodigio o un sueño. Camino de Cafarnaún daban vueltas y
vueltas en sus cabezas a lo ocurrido y no lograban llegar a conclusión
alguna. Miraban a aquel hombre joven que les parecía silencioso y
que caminaba rápido como quien sabe que le espera una enorme
aventura, y no lograban adivinar lo que había al otro lado de sus ojos.
Pero, cuanto más lo pensaban, más se daban cuenta de que lo que les
desconcertaba no era tanto el que hubiera cambiado el agua en vino,
como el que lo hubiese hecho con una tan asombrosa naturalidad:
como quien juega, como quien tiene verdadero «poder» sobre las
cosas de este mundo. No, no era un embaucador. No había rodeado
su gesto de juegos de manos, de brillos y esplendores. No intentó
siquiera conclusión alguna de aquello que no podía recibir otro
calificativo que el de «milagro». No se esforzó en sacar provecho de lo
ocurrido. Fue tal el asombro entre cuantos lo presenciaron que nadie
se arrodilló, ni se decidió a formular el menor comentario. Aunque
bastantes sintieron dentro de sí algo que se parecía mucho a la fe. ¿Era
un Dios? Nadie se atrevió a hacer esta suposición que, a alguien tan
monoteísta como los judíos, no podía menos de parecerle una blasfemia.
¿Era un profeta del Dios único? En todo caso, algo reconocían
todos sin dudarlo: una presencia misteriosa había pasado por sus
manos de carpintero. Y, ahora, él se alejaba de Cana como tratando
de huir del lugar del prodigio, intentando poner sordina a los comentarios,
regresando a ser el oscuro caminante que era.
Pero ya nunca lograría pasar inadvertido. Lo ocurrido en Cana
corrió de boca en boca por toda Galilea. No se hablaba de otra cosa
en mercados y sinagogas, aun cuando en muchos casos se añadieran
las inevitables exageraciones de la imaginación de la gente. —«¿Y
dices que, con solo su palabra, cambió en vino seiscientos litros de
agua?». —«Sí, sí, yo lo vi con mis ojos». —«¿Y no será que estabais
todos demasiado borrachos como para enteraros de lo que bebíais?
Has dicho que, antes, os habíais tragado ya todo el vino preparado
por los novios, que no debió de ser poco». —«No, no, estábamos lo
suficientemente sobrios como para distinguir. Y lo comprobaron los
criados y el maestresala que no habían probado la bebida. Os lo digo:
es él, es él». —«¿El? ¿Quién? —«El esperado, el que anunciaron los
profetas». —«¿Aún mantienes esas esperanzas? ¡Demasiadas veces
hemos sido engañados ya! ¡Demasiados mesías nos han visitado en
estos años, que nos ilusionaron para decepcionarnos poco después!
No, no. Es tarde. El mundo está ya sobradamente corrompido como
para que sigamos pensando que esto puede cambiar. Dios se ha ido de
este mundo. Se ha alejado, aburrido de nosotros. Es de noche. No nos
queda nada que esperar».
Lo negaban muchos. Al hombre siempre le cuesta aceptar precisamente
lo que más espera y necesita. Habían alimentado tantas alegrías
que temían albergar en su alma una más que se les pudiera
convertir, una vez más, en amargura. No, no. Es preferible no hacerse
ilusiones, no creer. Pero, luego, por la noche, en el silencio, todos se
hacían la misma pregunta: «¿Y si esta vez fuera verdad?» Habrían
dado sus vidas por poder responderse afirmativamente. El hombre no
ha sido hecho para vivir en la decepción. Y, quién más, quién menos,
todos precisan algo en lo que creer y una esperanza por la que luchar.
Y, para un pueblo ardiente como el judío, toda bandera de esperanza
se difundía como un incendio devastador. Pero ni siquiera los más
optimistas sospechaban la revolución que estaba acercándose.
Revolución. No debemos vacilar al emplear esta palabra, tan
manoseada, tan desprestigiada, manchada por tanta sangre a lo largo
de la historia. Pero es la palabra que mejor define lo que estaba
naciendo. Porque el giro más alto, más brusco, más radical que el
mundo ha conocido, iba a producirse allí, a orillas del mar de
Tiberiades.
Desgraciadamente, lo mismo que la grasa y el tiempo convierten a
un vigoroso joven en un señor adiposo, así los tópicos y la mediocridad
han ido deteriorando, reblandeciendo, ablandando, lo que entonces
ocurrió. Y, cuando alguien nos cuenta los comienzos de la
predicación de Jesús, enseguida nos imaginamos un clima de caramelo:
el «dulce» maestro empezó a decir «dulces» palabras, tan bellas
como aburridas. Y nos disponemos a dormirnos, como en los sermones
Y, sin embargo, entonces no fue así. Fue, en todo menos en la
violencia, como el estallar de una guerra. Quienes hemos vivido
alguna en años infantiles lo comprendemos bien: alguien levanta una
bandera, lanza un pregón, suena una trompeta, el mundo se llena de
gritos (¡«A las armas! ¡La patria está en peligro!») y los corazones se
ponen en pie; corren a alistarse los combatientes; despiertan los
dormidos; la voz de alerta corre de casa en casa; se multiplican las
angustias y las esperanzas; las gentes abandonan sus rutinas, sus
empleos, sienten que el alma les crece; todo parece herido por una
tremenda vocación de muerte o de victoria. Algo ha entrado en juego.
Nadie saldrá de la guerra como entró en ella. Todo va a cambiar.
Así debió de ser. La voz de Jesús tocaba a rebato a la orilla del
lago y crecieron los rumores, las voces, las llamadas y la gente corrió a
escuchar aquella convocatoria misteriosa, a la vez que magnífica, que
incitaba a algo grande.
Nos cuesta imaginarlo, acostumbrados como estamos a vivir en
tanta siesta. Preferimos inventarnos una voz ronroneadora que dice
palabras melifluas, invitadoras a la paz y no a la guerra, adormecedoras
y no incitantes.
Y, sin embargo, para aquellas gentes galileas, la llamada de Jesús
(«Se ha cumplido el tiempo, se acerca el reino de Dios») debió de
sonar, en el contexto social de la época, como una campana que ponía
en pie los corazones. No invitaba ni a defenderse, ni a matar, pero no
era, por ello, menos radical o revolucionaria. Porque lo que anunciaba
era, nada más y nada menos, que había que cambiar las mismas
raíces del mundo.
De pronto —y por primera y única vez en la historia— llegaba
alguien dispuesto a responder a tantas preguntas para las que nadie
encontraba respuesta. El hombre —lo sabemos— es el único animal
que tiene su alma construida con preguntas. ¿Por qué la vida? ¿Por
qué la muerte? ¿Para qué sirve el dolor? ¿Por qué, de los 3.400 años de
los que tenemos datos históricos suficientes, nada menos que 3.166
han estado dominados por guerras en algún rincón del planeta,
mientras que los otros doscientos años «pacíficos» sólo sirvieron para
preparar las guerras siguientes? ¿Por qué el corazón del hombre tiene
tantos deseos de paz y se alimenta de odio? ¿Por qué unos aplastan a
otros y por qué los otros sólo sueñan con la vuelta de la tortilla en la
que ellos sean los aplastadores? ¿Por qué el hombre tiene tanta
necesidad de Dios, y cuando le encuentra, se aparta de él y le olvida?
¿Por qué la soledad nos come el alma? ¿Qué queda de nosotros
cuando nos vamos? ¿Qué hay al otro lado? ¿Nos ama alguien?
Preguntas, preguntas. Una infinita letanía de preguntas que lanzamos
al aire sin que nadie parezca contestarnos.
Y he aquí que, cuando nadie lo esperaba, alguien llega con
respuestas, anuncia un mundo nuevo y distinto e invita a la aventura
de recibirlo y construirlo. Alguien que, además, no trae respuestas
teóricas, sino que está dispuesto a embarcarse en vanguardia de la
gran aventura, a inaugurar en su carne y su persona ese reino nuevo
que anuncia. Sus contemporáneos tuvieron, por fuerza, que sentir
primero un asombro, después un desconcierto, finalmente un entusiasmo.
Por fin llegaba algo distinto, lo que todos soñaban sin
atreverse a esperarlo del todo. Sí, sonó entonces como un clarín de
combate. Un clarín, cuyo grito no se ha extinguido y sigue aún
sonando para cada uno de los seres humanos. Para mí. Para ti.

EL DRAMA COSMICO Y EL EVANGELIO DE JUDAS




El Drama Cósmico y el Evangelio de Judas
El Drama cósmico es un acontecimiento universal que se repite en cada mundo del espacio infinito, tanto en el Macrocosmos como en el Microcosmos hombre, el ser humano debidamente preparado debe realizar lo que el Logos Solar hace en forma magistral en el espacio infinito.
El Cristo Intimo nace un 24 de diciembre a media noche para amanecer el 25. El nace débil, pequeño, más debe crecer, hacerse hombre, conforme el iniciado va eliminando los elementos indeseables que en su interior carga, va creciendo internamente. El Cristo Intimo debe desarrollarse dentro de cada uno, en principio el iniciado no siente cambio alguno, pero conforme va desintegrando los elementos indeseables (los animales del establo), se va formando el verdadero y auténtico hombre que tiene que vivir el Drama Cósmico tal como está escrito en los cuatro Evangelios. (Mateo, Marcos, Lucas, Juan)
Los tres traidores: Judas, Pilatos y Caifás lo llevan a la muerte, las multitudes de “yoes” lo llevan a la cruz. Judas el demonio del deseo es el que cambia al Cristo Intimo por todos los placeres del mundo (las famosas 30 monedas de plata), Pilatos el demonio de la mente que a cada instante se está lavando las manos, justificando sus errores. “nunca es culpable de nada”, le traiciona, le hace colocar la corona de espinas en sus sienes y le flagela con más de 5000 azotes y Caifás, el demonio de la mala voluntad que vende los sacramentos y prostituye el Templo, también traiciona al Cristo Intimo.
Estos tres traidores no son solamente históricos, se encuentran dentro de cada uno de nosotros, son de actualidad palpitante, traicionando a nuestro Ser a cada instante. El Cristo cuando se humaniza dentro del vientre materno se convierte en el Jesucristo Intimo (Jesús o Jeshuá significa Salvador). El Jesucristo Intimo es el que cuenta. Jesús como Salvador vino a traer la doctrina del Cristo Intimo, en la misma forma que el Buda Gautama Sakia Muni trajo la doctrina del Budha Interior. El Cristo no es un personaje meramente histórico, es una fuerza que está más allá de la personalidad, del ego y de la individualidad, es una fuerza como la electricidad que puede originar nuevas manifestaciones, que palpita en cada átomo como palpita en cada sol. El acontecimiento de la historia crística no es de ayer, es del presente, es para vivirla dentro de uno mismo.
En las sagradas escrituras se habla de los 12 Apóstoles, se dice que eran 12 pescadores y que seguían a Jesús de Nazareth, esos 12 apóstoles tampoco son solo históricos, se encuentran también interiormente, este preciso instante. Son 12 partes fundamentales de nuestro propio ser. Todas las partes autónomas y auto-concientes del Ser deben trabajar en la Auto-Realización Intima del Ser, sin embargo mientras no se hayan desintegrado todos los elementos indeseables que en nuestro interior cargamos, la auto-Realización Íntima de cada una de las partes del Ser, resulta imposible.
Dentro de sí, en forma latente, encontramos a Judas no aquel personaje que entrega al Cristo por las monedas de plata, es un Judas diferente, un Judas que entiende a fondo la cuestión del ego. Un Judas cuyo evangelio nos lleva a la disolución del mí mismo. En la edad media existió el grupo de los Iscariotes los cuales estudiaban en secreto el Evangelio del Maestro Judas. Debemos entender que existe Judas como uno de los tres traidores del Cristo, empero también hay el Judas como Iniciado, como Maestro que entrega su Evangelio y como parte de los 12 apóstoles es el Judas Intimo.
Judas Iscariote es el más destacado Maestro, el más exaltado adepto que anduvo con Jesús de Nazareth. nos enseña con claridad lo que es la destrucción del ego, la Doctrina de la desintegración de los defectos de tipo psicológicos, la aniquilación Budhista, eso es lo extraordinario, ese es el Evangelio de la verdad de este gran Maestro. Por esta razón se ahorcó para indicar que el ego debe decapitarse y luego convertirse en cenizas, como sucede con el mito de Perseo, cortando la cabeza a la medusa y entregándola a Atenea la Diosa protectora de los griegos, quien es una representación de la Madre Divina, es ella la que reduce a polvo el ego animal. Igual sucede con la decapitación de Juan Bautista, solicitada a Herodes por Salomé quien en este caso vienen a representar el homicidio y las pasiones humanas que tanto el hombre como la mujer cargamos en nuestro interior.
Judas no es como muchos piensan, un hombre que traicionó a su maestro, en realidad hizo un papel. El mismo Jesús de Nazareth se lo preparó y lo aprendió de memoria, lo ensayó varias veces para no contradecir en nada a las escrituras sagradas y lo representó a conciencia, públicamente. Cada uno de los 12 apóstoles debía representar un papel en escena, Judas no quería ejecutar el que le había sido asignado, sin embargo lo hizo porque así debía de ser. No ha recibido honores, sin embargo ha sido odiado, insultado y lo más asombroso es que ama a la humanidad, entregó su vida por todos nosotros sin distinción alguna, nos enseñó el camino de la disolución del ego y sin embargo no ha habido una palabra de alabanza, no ha habido justicia para él, nadie se conduele de él que cumplió con su Drama en la época de Jesús. Para poder comprender el Evangelio de Judas es necesario estudiar a Zacarías.
Su sacrificio no terminó con el Drama de Jesús el Cristo, renunció este gran maestro Judas a toda felicidad a todo reconocimiento, vive actualmente en los mundos infiernos trabajando por los perdidos, por los que no tienen remedio. Enhorabuena sale a la luz pública y para bien de la humanidad este testimonio de la Verdad del apóstol Judas. Es tiempo de conocer el verdadero significado de los tres factores de la Revolución de la Conciencia encerrados en el Drama Cósmico. Es tiempo de reflexionar sobre el verdadero y auténtico sacrificio por los demás que los grandes maestros a través del tiempo nos han enseñado con su vida y obra de diferentes maneras.

EL SUEÑO Y EL DESTINO

 

Caminaba por el bosque, el frío y la noche le acechaban, sólo le quedaba superar el precipicio que todos los días recorría; pero hoy intuía que algo saldría diferente, aun así siguió sus pasos, no había luna y la oscuridad lo iba cubriendo todo.

El bastón le iba guiando sus pasos al borde del precipicio, un mal paso y él y toda su vida caerían sin remedio.

Seguía a tientas despacio, pero el destino quería participar esa noche.

Un búho asustado se le abalanzó haciendo que sus pies perdieran el equilibrio. Su cuerpo comenzó a tambalearse. Soltó el bastón y resbaló, cayendo junto con piedras que le iban golpeando por todas partes. Perdió la consciencia y creyó soñar viéndose subiendo por una escalera. A ambos lados, vacío y oscuridad. Frente a él una pequeña luz tenue que parecía llamarle, se sintió atraído por ella.
Según subía la luz aumentaba, hasta que sin darse cuenta se encontró rodeado de ella. El aire parecía echar chispas, era como el rocío de la mañana, todo a su alrededor vibraba. Sentía en su piel este contacto y al respirar su cuerpo rejuvenecía, su vello se erizaba y una inmensa paz colmaba cada célula de su cuerpo. Tocaba un suelo alfombrado de hierbas y hojas caídas de los inmensos árboles cuyas copas se perdían en el cielo.

Debo estar soñando, -pensó-. Siguió caminando hasta lo que parecía una inmensa pradera con gente yendo de un lado otro, sin que parecieran darse cuenta de su presencia.
Se acercó a un grupo que, apartado, permanecía sentado en círculo sobre la hierba. Sus integrantes estaban abstraídos en sus pensamientos, sin embargo vio cómo se iba formando una burbuja de luz, sólo contemplarla le hacía sentirse mucho mejor. Apreció como ésta le iba cubriendo por completo. Tras un instante de adormecimiento, contempló su existencia desde antes de haber sido fecundado por sus padres; el proyecto de vida en el que tantas ilusiones puso, comprendió en que se había quedado; sus estudios, sus amigos, sus esfuerzos en vano y los logros alcanzados. El día en que recogió el diploma que le marcaría toda su vida… Todo volvió al presente, detalle por detalle, alegrías y tristezas, conquistas y derrotas.

Tras contemplar su vida todo pareció haber desaparecido, el paisaje, la gente… Ahora se encontraba ante una inmensa sala cuyas paredes eran de cristal de roca, la luz se reflejaba formando múltiples arco iris de colores desconocidos. Un ser vestido con una túnica azul, pareció surgir de la nada, éste se acercó a él y le dijo:
«Bienvenido eres siempre a tu hogar, toma y ponte la túnica que te guardamos desde tu última partida al mundo de la ilusión. Como ves, algunas cosas han cambiado desde entonces, muchos han ascendido hasta aquí y aún más están a punto de hacerlo. La luz y el amor están venciendo sobre la ignorancia y el egoísmo, no te dejes llevar por las apariencias. Ese es su fuerte, que el desánimo os deje abatidos y débiles, dispuestos a sucumbir a los deseos más viles e inhumanos. No, hermano, la luz está tomando posiciones en los corazones de almas cansadas de sufrir, prestas por fin a escuchar sus dictados y éstos sólo les reclaman: “Dad amor allá donde la vida os sitúe”. Aún queda mucho por hacer y por ello has de volver. Esta vez recordarás quién eres y transmitirás la luz donde vayas.»

Unos pastores gritaban: ¡Está vivo, respira!

Poco a poco volvió en sí, dolorido. Quizás alguna costilla rota. Suerte, ¿suerte?, que un ciprés fue amortiguando la caída y unos matorrales le acogieron.

Se levantó con ayuda de los pastores y junto a ellos comenzó a caminar, recordando el “sueño” que había tenido.

Unas palabras se repetían en su mente sin cesar:
“Dad amor allá donde la vida os sitúe”.

Ángel Hache

http://escrito-en-el-viento.blogspot.com.es/

EN UNO DE TANTOS PRINCIPIOS



En la sala del Consejo de Ancianos se estaba tomando una decisión crucial. ¿Era el momento adecuado para tomar contacto y establecerse en el planeta, que en gestación, alumbraría por fin seres capaces de acoger almas provenientes de otros mundos?
No todos estaban de acuerdo, el riesgo del fracaso era grande y el tiempo para que los autóctonos alcanzaran cierto autoconocimiento de sí mismos demasiado largo. ¿Esperar o emprender el “descenso”? Implicarse podría ser considerado como una agresión si no era bien comprendida la labor que se iba a encomendar a quienes aceptaran el reto.
A lo lejos una luz brillaba en el horizonte nocturno, no era una estrella, sino el planeta más próximo al suyo. Unos ojos lo contemplaban con inquietud y también con un profundo amor. El era un “explorador de la conciencia”, y sabía que allí se estaba debatiendo un profundo conflicto entre dos fuerzas aparentemente opuestas. La naturaleza animal había llegado al límite de su progresión, mas la humana estaba abriendo, por fin, los ojos a un mundo virgen.
Desde aquí –se decía–, contemplar tal alumbramiento de vida era visto como un regalo sin igual. Sabía de las dificultades del proceso, él mismo las había vivido, y por ello, su amor, se acrecentaba más y más. La Tierra daba un paso de gigante. El Ser que la conformaba, al igual que el Ser que eran todos en su planeta, formaban parte junto con otros de Uno, que aunque les trascendía, se sabían fusionados a Él. Había experimentado en sí mismo la fusión con esta Presencia: sus conciencias se habían fundido. Una gota de agua no es distinta al océano en que vive –le gustaba repetir una y otra vez cuando era preguntado por los más jóvenes estudiantes de la conciencia.
Llamado por un anciano del Consejo, un viejo amigo suyo, no tardó en presentarse. Su alma le decía que esta vez sí era el momento. No se equivocó. Tanto él, como otras y otros, fueron invitados a participar en el proyecto “Tierra”. No lo dudó, aceptó. Pudo haber elegido un destino más allá de la Presencia, en sistemas solares y galaxias donde también tenía una cita pendiente… pero sería en otra “realidad”: su decisión era inapelable.
Sabía que entrar otra vez en la dimensión del espacio-tiempo, tan “lejano” ya para él, era un acto que le devolvía a la experimentación del sufrimiento, de la separación de su ser, su conciencia, de la Presencia. Era el modo en que habían elegido algunos para asentarse en la Tierra. Empezar otra vez desde cero, como un autóctono de ésta. Otros optaron por la plena consciencia…
Así pasó durante millones de años de la Tierra por muchas experiencias. Encarnaciones, lo llamarían en su nuevo hogar, pero bien sabía que su vida es una sola. Olvidó su origen, pero no su propósito, que aunque dormido en un principio, esperaba el momento del despertar, como espera la semilla sembrada en invierno las lluvias y el calor de la primavera para brotar y florecer. Cuando una semilla germina, las que están a su lado, consecuencia de su vibración, emprenden el mismo camino… Esta era y es su misión. Es el calor del amor que les habita quien obra el “milagro”. Todo pensamiento, él lo sabía muy bien, crea vida, y el amor es el pensamiento más puro que cualquier ser pueda imaginar. La imaginación es el pilar de la vida.
Su despertar, como el de sus congéneres terrestres, fue gradual. Recordar su origen podría ser un obstáculo más que un trampolín. Vivir encerrado cuando se ha sentido la libertad puede hacer que la locura llegue por implosión. Algo diferente a sus parientes planetarios, pues estos sí que partían de cero realmente, aunque su florecimiento les abría la puerta del Ser que les dio la vida y su sentido de ser, nunca experimentarían tal agonía y sí su propia fusión, su personal “ascensión”.
Ya no sabía si pertenecía a este u otro mundo. En realidad ya no le importaba, se sentía y siente habitante de la Eterna Presencia. En sueños revivía una y otra vez escenas incomprensibles; acertijos que no llegaba a esclarecer. Cuanto más se preocupaba menos comprendía, así pues, dejó a un lado las elucubraciones y se centró en lo que consideraba esencial: ser. “Ser, es todo cuanto tienes que hacer” –escuchaba en el silencio.
Y siendo, recordó su origen. Y supo que tras ese origen, se ocultaban infinitos principios. Que tras cada noche, se gesta un nuevo amanecer. Oscuridad y luz son las dos caras de una misma moneda.
Hoy, aquí, muchas flores están abriéndose gracias al sol que las calienta; dicho calor no proviene del que vemos cada día, sino del sol que alimentamos con el amor que somos capaces de compartir y habita muy dentro de cada una y uno, pues la Eterna Presencia todo lo habita, todo ES. Muchas de ellas un día decidirán dejar caer sus semillas en mundos inhabitados, a las que cuidarán y morarán, serán Uno con ellas…, será uno de tantos principios.
Ángel Hache
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