Páginas

Páginas

jueves, 30 de abril de 2015

AMOR MUNDANO VERSUS AMOR DIVINO




El amor de nuestra personalidad hacia otros, que es el que aplicamos a nuestra familia y amigos raramente no es un amor condicionado.
Es muy difícil dar amor cuando no somos correspondidos en nuestros intereses personales y sociales. Aún con nuestros seres mas allegados cuyo amor debiera ser incondicional, fallamos en brindarles de forma desinteresada lo que realmente les haría más felices si no interpusiéramos nuestra personalidad llena de conceptos egoístas.
En cambio el amor divino es autónomo e independiente, no exige, no condiciona y perdona. Cuando existe la conexión completa de toda nuestra identidad unificada y alineada hasta nuestra Primera Perfecta Presencia, desde donde permitimos que fluya libremente toda la energía que nos viene de ella, nos atraviesa y se proyecta hacia el exterior en nuestro mundo físico, nos encontramos con que somos independientes, somos individualizaciones de lo perfecto y no necesitamos nada más.
Podemos dar sin ser ofendidos y esta virtud como cualquier otra no es un logro de nuestra personalidad, sencillamente es una parte indisoluble de la Naturaleza de Dios.
Esto es un poco difícil de entender sin embargo el perfecto amor nos rodea y abarca todo el universo, no hay un solo electrón ni dentro ni fuera de nosotros que no tenga en su núcleo el amor Divino del Padre.
Cada virtud que cualquiera de nosotros pensamos que tenemos no es parte de nuestra personalidad, ella ya existe en Dios por lo que únicamente la estamos extrayendo de El y compartiendo con el resto de la humanidad.
El permite en nuestro libre albedrío que cualquier humano que desee desarrollar cualquier virtud, se sienta en posesión de ellas como parte de su naturaleza, pero si ese sentir dado por Dios se mantiene de forma constante y consciente enfocada en su verdadero origen, muy pronto se verán unificadas todas las partes inferiores y superiores del ser, dando como resultado la exteriorización de lo Divino en el mundo de la forma, como lo hizo Jesús y muchos otros que hoy en día son Seres Ascendidos, cuando cumplieron con su plan Divino sobre la tierra.
El amor es luz, es radiación de energía pura y cuando de forma consciente la mantenemos radiando somos un conducto directo de Dios produciendo Paz, Felicidad, Alegría, Belleza, Bienestar y Opulencia.
EL AMOR ES EL PRINCIPIO SIN FIN Y LO ABARCA TODO
http://soyluzenelcamino.blogspot.com.es/

No hay comentarios:

Publicar un comentario