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martes, 24 de marzo de 2015

EL CAMINO AL DESPERTAR




Todos sus problemas son problemas de su cuerpo: comida, vestido, cobijo, familia, amigos, nombre, fama, seguridad, supervivencia, etc. Todos estos pierden su significado en el momento en que usted se da cuenta de que usted no puede ser un mero cuerpo.
Al despertar, la sensación de ser, de «yo soy» es lo primero que emerge.
Pregúntese de dónde viene, o sólo obsérvela con calma.
Cuando la mente permanece en el «yo soy» sin moverse, usted entra en un estado que no puede ser verbalizado (descrito) pero que puede ser experimentado.
La sensación de «yo soy» está siempre con usted, sólo que usted le ha adjuntado todo tipo de cosas; cuerpo, sensaciones, pensamientos, ideas, posesiones etc. Todas esas auto identificaciones son extraviatorias. Debido a ellas usted se toma por lo que usted no es.

¿Entonces qué soy yo?
Es suficiente con saber lo que usted no es.
No puede haber ninguna cosa tal como conocimiento de sí-mismo, pues lo que usted es no puede ser descrito, excepto como negación total.
Todo lo que usted puede decir es: «yo no soy esto, yo no soy eso».
Usted no puede decir «esto es lo que yo soy». Lo que usted puede señalar como «esto» o «eso» no puede ser usted mismo.
Usted no es nada perceptible o imaginable. Sin embargo, sin usted no puede haber ni percepción ni imaginación.
Usted observa al corazón sentir, a la mente pensar, al cuerpo actuar; el acto mismo de percibir muestra que usted no es lo que usted percibe. ¿Puede haber percepción, experiencia, sin usted?
Toda cosa experimentada es una experiencia. Y en toda experiencia surge el experimentador de ella.
La esencia es la raíz, el fundamento, la «posibilidad» atemporal (sin tiempo) y aespacial (sin espacio) de toda experiencia.
Usted no necesita llegar a la esencia, pues usted es la esencia.
Ella vendrá a usted si usted le da una oportunidad.
Abandone su apego a lo irreal y lo real caerá en su propia cuenta rápida y suavemente.
Deje de imaginarse que usted es o que usted hace esto o aquello y la comprehensión de que usted es la fuente y el corazón de todo amanecerá en usted.
Con esto vendrá un gran amor que no es elección o predilección, ni apego, sino un poder que hace a todas las cosas dignas de amor y amables.
Sri Nisargadatta Maharaj

LAS 7 REGLAS DE PARACELSO.



LAS 7 REGLAS DE PARACELSO.
“La suerte no existe y el destino depende
de los propios actos y pensamientos”
1.- Lo primero es mejorar la salud.
Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un tratamiento. Bañarte diariamente, es un hábito que debes a tu propia dignidad.
2.- Desterrar absolutamente de tu ánimo, por más motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza.
Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores por natural bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la base de sus discursos u ocupaciones. La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.
3.- Haz todo el bien posible.
Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.
4.- Hay que olvidar toda ofensa, más aún: esfuérzate por pensar bien de tu mayor enemigo.
Tu alma es un templo que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y perfecto en sí, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.
5.- Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada.
Esto te fortifica enérgicamente y te pone en contacto con las buenas influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas ideas, susceptibles de cambiar toda una existencia. Con el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente por una voz interior que te guiara en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia. Ese es el daimon de que habla Sócrates.
6.- Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales.
Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras. Por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es regla de suma importancia.

7.- Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el día de mañana.
Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. Jamás te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños. Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo. El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el desastre. Si estudias atentamente a las personas de buena suerte, veras que intuitivamente, observan gran parte de las reglas que anteceden. Muchas de las que allegan gran riqueza, muy cierto es que no son del todo buenas personas, en el sentido recto, pero poseen muchas virtudes que arriba se mencionan. Por otra parte, la riqueza no es sinónimo de dicha; puede ser uno de los factores que a ella conduce, por el poder que nos da para ejercer grandes y nobles obras; pero la dicha más duradera solo se consigue por otros caminos; allí donde nunca impera el egoísmo. Jamás te quejes de nada, domina tus sentidos; huye tanto de la humildad como de la vanidad, la humildad sustrae fuerzas y la vanidad las paraliza.
http://universo-espiritual.ning.com/

Me perdono y me libero



Me perdono y me libero

Una fuerte dependencia de cualquier cosa exterior a mi es adicción. Podemos ser adictos a las drogas, a los fármacos, al alcohol, al sexo, al tabaco; también puede tener adicción a culpar o juzgar a los demás, adicción a la enfermedad, a las deudas, a ser victima, a ser rechazado. No obstante, puede superar estas adicciones. Ser adicto es ceder mi poder a una substancia o a un habito. Siempre puedo recuperar mi poder. ¡Este es el momento en que recupero mi poder!. Elijo adquirir el habito de saber que la vida esta aquí, para mi. Estoy dispuesta a perdonarme y seguir adelante. Tengo un espíritu eterno que siempre ha estado conmigo, y que esta presente en este momento.
Me relajo, me libero, me acuerdo de respirar y voy dejando marchar los viejos hábitos mientras practico los nuevos.
~Louise Hay~

Libro Enseñanzas Taoista Maestro Hua Hu Ching (Capitulo 34-44)



Libro Enseñanzas Taoista Maestro Hua Hu Ching (Capitulo 34-44)
Publicado en Universo Espiritual Comunidad.GRUPO TODO TAO
http://universo-espiritual.ning.com/
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Todas las cosas del universo van de lo sutil a lo manifiesto y regresan de nuevo.
Tanto si se trata de la forma de una estrella o de una persona, el proceso es el mismo.
Primero, existe la energía sutil.
A continuación, se hace manifiesta y cobra vida. Después de un tiempo, la vida se acaba, pero la energía sutil continúa, bien volviendo al reino sutil, en donde permanece, o uniéndose de nuevo a las cosas manifestadas.
El carácter de tu existencia viene determinado por las energías a las que te conectas.
Si te unes a energías toscas, amar a una persona, odiar a un clan, rechazar una experiencia o condescender habitualmente en otra, llevarás una serie de vidas pesadas y encadenadas.
Esto puede continuar durante un largo y aburrido tiempo.
El proceder del ser integral es unirse a las cosas más elevadas.
Aferrándose a lo que es refinado y sutil, atraviesa los reinos refinados y sutiles.
Si entra en el mundo, lo hace ligeramente y sin apego. De este modo, puede ir a cualquier lado sin dejar siquiera el centro del universo.
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El conocimiento intelectual existe dentro y fuera del cerebro.
Como el cerebro es parte del cuerpo, que debe un día perecer, esta serie de hechos, por grandes e impresionantes que sean, también perecerán.
Sin embargo, la percepción interna es una función del espíritu.
Como el espíritu te sigue ciclo tras ciclo de vida, muerte y renacimiento, tienes la oportunidad de cultivar la percepción interna de forma continua.
Refinada con el tiempo, la percepción interna se hace pura, constante e inalterable.
Éste es el principio de la inmortalidad.
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Es completamente posible para ti lograr la inmortalidad y experimentar la alegría y, la libertad absolutas para siempre.
La práctica de la virtud sin distinciones es medio para alcanzar este fin.
Practicando la bondad y la generosidad, tu vida se armoniza de manera natural con el Camino Integral. Armonizando tu vida con el Camino Integral, empiezas a eliminar las barreras ilusorias entre personas y sociedades, entre oscuridad y luz, entre vida y muerte.
Al eliminar estas ilusiones, obtienes la compañía de los seres espirituales supremos.
En su compañía, estás protegido de las influencias negativas y tu energía vital no puede ser disuelta. Es así como logras la inmortalidad.
Recuerda: no se trata de que quienes cultivan la plenitud de sí mismos no encuentren dificultades en la vida.
Se trata de que ellos entienden que las dificultades constituyen el camino mismo hacia la inmortalidad: no obstante, afrontándolas con calma y abiertamente, aquéllos se desarrollan y, evolucionando alegremente en respuesta a las mismas, se hacen tan naturales, tan completos y tan eternos como el mismo Tao.

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Una persona superior cuida del bienestar de todas las cosas.
Lo hace aceptando la responsabilidad de la energía que manifiesta, tanto activamente como en el reino sutil.
Cuando mira un árbol, no ve un fenómeno aislado, sino raíces, tronco, agua, tierra y sol: cada fenómeno relacionado con los demás, y el árbol, surgiendo de este estado de relación.
Mirándose a sí mismo, ve la misma cosa. Árboles, animales, humanos o pájaros: insectos, flores y pájaros:
Estas son imágenes activas de las energías sutiles que fluyen desde las estrellas a través del universo. Encontrándose y combinándose entre sí y con los elementos de la tierra, hacen surgir todas las cosas vivas.
La persona superior comprende esto y entiende que sus propias energías desempeñan un papel en ello.
Comprendiendo estas cosas, respeta a la tierra como a su madre, al cielo como a su padre, y a todas las cosas vivas como a sus hermanos y hermanas.
Cuidándolos, sabe que se cuida a sí mismo. Dándoles a ellos, sabe que se da a sí mismo. En paz con ellos, está siempre en paz consigo mismo.
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¿Por qué correr en pos de la verdad?
Esta vibra en cada cosa y en cada no cosa, desde la punta de tu nariz.
¿Puedes estar en calma y ver la verdad en la montaña?, ¿en el pino?, ¿en ti mismo?
No creas que la descubrirás acumulando más conocimiento.
El conocimiento crea duda, la duda te hace tener hambre de más conocimiento.
No te puedes saciar comiendo de este modo. La persona sabia se alimenta de algo más sutil: Se alimenta de la comprensión de que lo que tiene nombre nació de lo que no tiene nombre, de que todo ser fluye del no ser, de que el mundo que se puede describir emana de una fuente indescriptible.
Encuentra esta verdad sutil dentro de su propio ser y llega a estar completamente satisfecho. Así pues, ¿quién puede permanecer tranquilo y contemplar el ajedrez del mundo?
Los insensatos siempre están haciendo movimientos impulsivos, pero los sabios saben que la victoria y la derrota se deciden por algo más sutil.
Saben que existe algo perfecto antes de que se haga ningún movimiento.
Esta perfección sutil se deteriora cuando se aprenden acciones artificiales; así pues, conténtate con no alterar la paz.
Permanece en silencio.
Descubre la armonía en tu propio ser. Acéptala totalmente.
Si puedes hacer esto, lo obtendrás todo y el mundo sanará de nuevo.
Si no puedes hacerlo, te perderás para siempre en la sombra.
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Si vas en búsqueda del Gran Creador, volverás con las manos vacías.
El origen del universo es en última instancia incognoscible, un gran e invisible río que fluye eternamente a través de un fértil valle.
Silencioso y no creado, crea todas las cosas. Todas las cosas nacen del reino sutil al mundo manifestado mediante la relación mística del Yin y el Yang.
El dinámico río Yang empuja hacia delante, el tranquilo valle Yin es receptivo, y mediante su integración nacen las cosas a la existencia.
A esto se conoce como el Gran Tai Chi.
El Tai Chi es la verdad integral del universo. Todo es un Tai Chi: tu cuerpo, el cuerpo cósmico, la forma, la apariencia, la sabiduría, la energía, las uniones de las personas, la dispersión del tiempo y de los lugares.
Todo ello nace mediante la integración del Yin y del Yang, se mantiene y se dispersa sin la dirección de ningún creador.
Tu creación, tu autotransformación, la acumulación de energía y sabiduría, la disminución y el término de tu cuerpo: todas estas cosas tienen su lugar por sí mismas sin la acción sutil del universo. Por ello, no es necesario el esfuerzo agitado. Sé simplemente consciente del Gran Tai Chi.

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Las leyes naturales del universo son inviolables:
La energía se condensa en sustancia.
Los alimentos se toman por la boca y no por la nariz.
La persona que olvida respirar se amorata y muere.
Sencillamente, no pueden descartarse algunas cosas.
Forma parte también de la ley cósmica el que lo que dices y lo que haces determina lo que sucede en tu vida.
La persona ordinaria piensa que esta ley es externa a sí misma y se siente encerrada y controlada por ella.
Así pues, sus deseos perturban su mente, su mente perturba su espíritu, y ella vive en una constante agitación consigo misma y con el mundo.
Gasta toda su vida en la lucha.
La persona superior* reconoce que ella y la ley sutil son una misma cosa.
Por ello, se desarrolla de acuerdo con ella, actuando con moderación y clarificando su mente. Al comportarse de este modo, se encuentra en armonía con todo lo que es divino y está iluminado.
Pasa sus días bebiendo de la serenidad y respirando satisfacción.
Esta es la verdad profunda y simple: Eres el dueño de tu vida y de tu muerte. Lo que haces es lo que eres.
*En el sentido de "sabio", persona realizada o de "espíritu superior".
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Bueno y malo, yo y los otros, vida y muerte: ¿Por qué afirmas estos conceptos? ¿Por qué los niegas?
Hacer cualquiera de estas dos cosas es ejercitar la mente, y el ser integral sabe que las manipulaciones de la mente son sueños, espejismos y sombras.
Si mantienes una idea, otro luchará contra ella. Muy pronto los dos estaréis en conflicto con un tercero y con el tiempo, tu vida se convertirá toda ella en parloteo y contradicción.
Intenta, por el contrario, mantener tu mente sin división.
Disuelve todas las ideas dentro del Tao.
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Nada es absoluto en la región de los pensamientos ni de las ideologías.
Si te apoyas mucho tiempo en uno de ellos, este se desmorona.
Por esta razón, no hay nada más fútil y frustrante que confiar en la mente.
Para llegar al inconmovible, debes hacerte amigo del Tao.
Para lograrlo, silencia tu pensamiento.
Deja de analizar, de dividir, de hacer distinciones entre una cosa y otra.
Ve simplemente lo que eres dentro del universo, y acepta todas las cosas y a todos los seres como parte de tu cuerpo infinito.
Cuando te das cuenta de que algo que haces a otro es algo que te haces a ti mismo, has entendido la gran verdad.
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En la Antigüedad, las personas vivían vidas holísticas. No exageraban la importancia del intelecto, si no que integraban la mente, el cuerpo y el espíritu en todas las cosas. Esto les permitía llegar a ser maestros del conocimiento, en vez de ser víctimas de los conceptos. Si aparecía un nuevo invento, indagaban los problemas que podría causar, así como las ventajas que ofrecía.
Apreciaban los antiguos métodos que habían demostrado ser eficaces, y apreciaban los nuevos métodos si podían demostrar su eficacia. Si quieres dejar de estar confuso, imita a los antiguos: unifica tu cuerpo, tu mente y tu espíritu en todo lo que hagas. Escoge alimentos, vestidos y techo de acuerdo con la naturaleza.
Confía en tu propio cuerpo para trasladarte. Deja que tu trabajo y tu ocio sean la misma cosa.
Ejercita lo que desarrolle todo tu ser y no sólo tu cuerpo. Escucha música que conecte las tres esferas de tu ser. Elige dirigentes por su virtud y no por su riqueza o poder. Sirve a los demás y desarróllate al mismo tiempo.
Entiende que el verdadero crecimiento procede de afrontar y resolver los problemas de la vida en armonía contigo mismo y con los demás. Si sigues estos simples y viejos procederes, estarás continuamente renovado.
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Ésta es la naturaleza de la mente no iluminada: Los órganos sensoriales, que están limitados en su alcance y capacidad, recogen información al azar.
Esta información parcial se convierte en juicios, que están basados en previos juicios, que, a su vez, están habitualmente basados en ideas insensatas de cualquier otra persona.
Estos falsos conceptos e ideas se acumulan así en un sistema de memoria altamente selectivo. Distorsión sobre distorsión: la energía mental fluye constantemente a través de canales deformados e inadecuados, y cuanto más se utiliza la mente, más confuso se vuelve uno.
Para eliminar la contrariedad de la mente, no sirve para nada hacer algo; esto sólo refuerza los mecanismos de la mente.
Por el contrario, disolver la mente es un asunto de no-hacer:
Evita simplemente apegarte a lo que ves y piensas.
Abandona el concepto de que estás separado de la mente omnisciente del universo.
Entonces puedes recuperar tu percepción interior pura y ver a través de todos los espejismos. No sabiendo nada, serás consciente de todo. Recuerda: como la claridad y la iluminación están dentro de tu propia naturaleza, se recuperan sin moverte ni un centímetro.

MI CUERPO ESTÁ SANO FELIZ Y EN PAZ Y YO TAMBIÉN.



MI CUERPO ESTÁ SANO FELIZ Y EN PAZ Y YO TAMBIÉN.

La buena salud es mi Derecho Divino. Me abro para recibir todas las energías sanadoras del Universo.Sé que cada célula de mi cuerpo es inteligente y conoce la manera de sanarse.Mi cuerpo está siempre trabajando para la salud perfecta. Ahora dejo marchar todo lo que me impide mi perfecta curación, aprendo nutrición y doy a mi cuerpo alimentos buenos y completos. Vigilo lo que pienso y sólo tengo pensamientos sanos, libero, borro y elimino todos los pensamientos de odio, envidia, celos, miedo, autocompasión, vergüenza y culpa. Perdono a todas las personas que creo que alguna vez me han hecho daño. Me perdono por haber hecho daño a otras personas y no haberme amado más en el pasado. Amo a mi cuerpo. Envío amor a cada órgano, hueso, músculo y parte de mi cuerpo. Impregno de amor todas mis células, agradezco a mi cuerpo la buena salud que he tenido en el pasado.
Acepto la buena salud y la curación aquí y ahora.
~Louise Hay