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lunes, 16 de noviembre de 2015

LA ALQUIMIA SUPREMA VOL I (Escrito 1º)






Osho, ¿qué tipo de sociedad es capaz de desarrollar individuos en los cuales la mente subconsciente sea utilizable y fácilmente suprimible? 
  
 Este es un problema complejo, multidimensional, pero pueden abordarse algunos puntos básicos. Uno: una sociedad adecuada es posible sólo si los niños no son educados en el antagonismo, la dicotomía  entre el cuerpo y la conciencia. Lo primero es que no deben ser educados en base a esto. No se les debe decir a los niños, «Tú vives en el cuerpo». No se les debe decir, «Tú posees el cuerpo». Se les debe decir, «Tú eres el cuerpo». 
Y cuando digo que se les debe decir, «Tú eres el cuerpo,» no me refiero a una concepción materialista. Realmente, un ser espiritual sólo puede nacer de esto. La unidad no debe ser alterada. 
El niño nace como unidad, pero lo escindimos en dos.
La primera separación se da entre el cuerpo y la conciencia. Sembra-mos las semillas de la esquizofrenia. Nunca seremos ya capaces de recobrar fácilmente la unidad perdida. Cuanto más crezca, más crecerá la separación y una persona con la separación entre él mismo y su cuerpo es una persona que no es normal. Cuanto mayor sea la distancia, más loco estará, porque, de nuevo, cuerpo y mente son una falacia lingüística. Somos psicosomáticos: cuerpo-mente simultáneamente. 
No es posible separarlos. No son dos, son una sola onda. 
De modo que para una sociedad sana lo primero es no crear mentes esquizofrénicas, no crear mentes divididas, porque la primera división se da entre mente y cuerpo y luego le siguen las demás. Ya has tomado un camino para dividir. La mente será dividida luego y el cuerpo también será dividido. 
Este es un hecho extraño. Me pregunto si tú percibes que estás dividido en consciencia y cuerpo. Más tarde, se divide al cuerpo en superior e inferior, y el inferior es malo y el superior es bueno. ¿En dónde empieza el superior y en dónde comienza el inferior? Nunca nos sentimos cómodos con nuestro cuerpo inferior. ¡Nunca! Por eso es por lo que existe tanta tontería con las ropas. ¡Tanta tontería! No podemos ir desnudos. ¿Por qué? Porque en el instante en que vas desnudo tu cuerpo es uno. Tenemos dos clases de ropas, unas para la zona inferior y otras para la parte superior. Esta división en los vestidos se halla conectada básicamente con la división del cuerpo. 
Si estás desnudo, ¿Qué es lo inferior y qué es lo superior? ¿Y cómo divides? ¡Si eres uno! 
Aquellos que dividen al hombre no están preparados para que el hombre se encuentre cómodo en su desnudez. Y esto es sólo un comienzo porque hay más desnudez por dentro. Si no estás dispuesto a desnudar tu cuerpo exterior, a ser auténtico, no serás nunca auténtico con otras capas más profundas. ¿Cómo vas a serlo? Si no puedes enfrentarte con tu desnudez corporal, ¿cómo puedes encarar tu consciencia desnuda? 
Este ropaje no es sólo ropaje. Sustenta una filosofía, una filosofía muy insana. Así el cuerpo es dividido, luego la mente es dividida, luego lo consciente, lo inconsciente, lo subconsciente, y las divisiones siguen surgiendo. En un principio el niño nace como una unidad, y el mismo niño muere como una multitud, ¡Cómo una multitud! ¡Absolutamente una casa de locos! Todo el mundo ha sido dividido y entre esas divisiones hay un conflicto constante, una lucha y la energía es así disipada.
Y en verdad nunca mueres: te matas a ti mismo. Todos nosotros estamos suicidándonos, porque está disipación de energía es suicidio. Es muy raro que una persona muera. ¡Muy raro! Todo el mundo se mata a sí mismo, se envenena. 
Los métodos difieren, los trucos para matarse a uno mismo varían, pero el comienzo es siempre la división. 
Por eso una buena sociedad, una sociedad moral, una sociedad religiosa, no permitirá que sus hijos sean divididos.
Pero, ¿cómo creamos una división? ¿Cómo empezamos? ¿Cuándo empieza el proceso de división? 
Los psicólogos son ahora totalmente conscientes de que en el instante en que el niño se acaricia sus genitales, sus órganos sexuales, la división da comienzo. En el instante en que el niño se toca, en que se acaricia sus órganos sexuales, la sociedad al completo se percata de que algo que está mal va a suceder.
Los padres, el padre y la madre, los hermanos, toda la familia, todos comienzan a ser conscientes de ello. En sus ojos, en sus gestos, con sus gesticulaciones, todos afirman, «No, no te toques». 
El niño no es capaz de entender esto. El o ella son una unidad. No puede concebir el porqué no puede acariciar su cuerpo. ¿Qué hay de malo en ello? No sabe que el hombre ha nacido en el pecado. No sabe de Biblias, no sabe de religiones, no sabe de maestros, de profesores de moral, no sabe de mahatmas. No puede percibir el porqué una parte del cuerpo debe  ser evitada. 
El problema se magnifica porque los órganos sexuales son la parte más sensitiva del cuerpo y la más placentera. Acariciarlos es la primera experiencia placentera para el niño, la primera expe-riencia de su propio cuerpo: que el cuerpo es capaz de proporcionar placer, que el cuerpo es placentero, que el cuerpo tiene un valor. Los psicólogos dicen ahora que hasta un niño de tres meses es capaz de crear un orgasmo; el más profundo. Puede sentir sus órganos sexuales en su clímax, y todo su cuerpo comienza a vibrar. Esta es la primera experiencia de su cuerpo, pero acaba por ser envenenada porque sus padres no la toleran. ¿Por qué no pueden tolerarla? Porque a ellos no se la toleraron. No hay ninguna razón para ello. Sólo porqué a ellos no les fue permitido. 
Con esto. el cuerpo es escindido y la mente y el cuerpo son divididos. El niño se vuelve temeroso, asustado y nace la culpa. El los acariciará, pero ha de esconderlo. Hemos hecho del chiquillo un criminal. Lo hará porqué es natural, pero se sentirá atemorizado por si alguien está o no está mirando, por si la mamá está o no está presente.
Si no hay nadie los acariciará, pero ahora este tocar no le causará el mismo placer que le podía haber propor-cionado, porque la culpa está presente. ¡El está asustado! ¡Está temeroso! 
Este miedo continúa durante toda su vida. Nadie está cómodo con su experiencia sexual. El miedo continúa. Se sumergirá muchas, muchas veces en la experiencia sexual, pero nunca percibirá su plenitud ni su profundo éxtasis. Nunca lo sentirá, se ha vuelto algo imposible. Habéis envenenado la misma raíz y él se sentirá culpable. 
Nos sentimos culpables debido al sexo; somos pecadores debido al sexo. Habéis creado vosotros mismos la división, la división fundamental que consiste en que en el cuerpo, has de escoger: unas partes son buenas y otras son malas. ¡Qué tontería! 
O todo el cuerpo es bueno o todo es malo, porque no hay nada que esté separado en el cuerpo. La misma sangre circula por todo el cuerpo; el mismo sistema nervioso está presente. Todo es uno por dentro, pero para el niño ahora hay una división. Y otra cosa: habéis envenenado su primer gozo. A partir de ahora nunca será dichoso. 
La gente acude diariamente a mí y yo sé que su problema fundamental no es la meditación; su problema básico no es la religión. Su problema básico es el sexo. Y me siento impotente para ayudarles, porque si en verdad deseo ayudarles, no acudirán a mí de nuevo. Se asustarán de mí porque en realidad están asustados del sexo. ¡De modo que no se debe hablar de sexo! Habla sobre Dios, habla sobre lo que sea, pero nunca hables de sexo. ¡Y su problema no es, para nada, Dios! Si el problema fuera Dios, podrían ser ayudados fácilmente, pero Dios no es el problema. Su problema fundamental sigue siendo el sexo. Y son incapaces de disfrutar de algo porque no pueden disfrutar del primer regalo que la naturaleza, que la fuerzas Divinas, les han entregado. No tienen el primer regalo de felicidad, de modo que no pueden disfrutar. 
He percibido en innumerables ocasiones que la persona que no es capaz de disfrutar del sexo no puede penetrar en lo profundo de la meditación, pues siempre que aparece la felicidad se asusta. La asociación es profunda. Así has creado una barrera. Y ahora él dividirá también a la mente, porque él no es capaz de aceptar la parte sexual de la mente. El sexo es cuerpo y mente. ¡Todo es ambas cosas! En ti, todas las cosas incluyen ambos aspectos. Recuérdalo constantemente. El sexo es ambas cosas, mente y cuerpo, de modo que si la parte mental del sexo ha de ser eliminada, esta parte suprimida entrará a formar parte del  incons-ciente. Las fuerzas, los pensamientos, las prédicas moralizadoras que la suprimen, formarán el subconsciente. Una muy pequeña parte de la mente, la cual es consciente, permanecerá a tu alcance. Es útil para la rutina diaria, para nada más. No es útil para vivir en profundidad. Puedes existir; eso es todo. Puedes vegetar, puedes ganar dinero, puedes construir una casa, un modo de vivir, pero no puedes saber lo que es la vida porque, de la totalidad de la mente, nueve partes de diez son negadas. Nunca puedes ser completo, y sólo un completo total es santo. A menos que estés completo, nunca podrás ser santo. (  * N. del T. juego de palabras en inglés entre «whole»  = total  y «holy»  = santo) 
Por eso lo primero, lo más elemental que debe hacerse para crear una nueva sociedad, una sociedad religiosa, es no crear división. Este es el mayor pecado: el crear división. Dejemos que el niño crezca como una unidad. Dejemos que crezca como unidad, a gusto con todo lo que forma parte de él, y cuanto antes sea capaz de trascenderlo todo, antes será capaz de trascender el sexo, antes será capaz de trascender la naturaleza instintiva. Pero será capaz de trascenderlos como unidad, nunca como división. Esta es la clave. Podrá trascenderlos porque será tan completo, tan poderoso, tan indivisamente uno, que podrá trascender cualquier cosa. 
Podrá desprenderse de todo aquello que se convierta en una molestia. De todo lo que se convierta en obsesión, podrá desprenderse. El será fuerte, uno. Suya será una gran energía sin dividir, ¡Podrá cambiarlo todo! Pero un niño dividido no es capaz de hacer nada. En realidad, en un niño dividido, la mente consciente es una parte menor, y el inconsciente es la mayor. Durante toda su vida un niño dividido lucha contra una gran energía utilizando una menor. Está condenado a ser derrotado siempre. Y luego se sentirá frustrado. Y luego dirá, «De acuerdo, este mundo es sólo miseria». 

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