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lunes, 3 de agosto de 2015

El ego sobredimensionado



El ego sobredimensionado es difícil de soltar, porque este tiene que ver con una necesidad de protección y supervivencia arcaica y subconsciente. El ego no es tu problema, como tampoco tu actitud, comportamiento, carácter o personalidad_ Todo ello es la consecuencia de un estado mental en donde predominan los juicios de valor que han establecido que no eres lo suficientemente bueno o digno, por tanto, al carecer de valor, surge el temor_ ya que no puedes aspirar a ser reconocido e integrado (amado).
Has llegado a la conclusión nefasta de que existe algo malo contigo, por tanto te identificas con la noción del pecado _ A partir de entonces el ego es sinónimo del rechazo sistemático hacia tu persona, te repiten hasta el cansancio que tú no eres nadie_ de ahí surge entonces la necesidad egoíca por sentirte amado.
Por un lado te autosometes y por el otro eres presa fácil de manipular por el temor y la culpa. Te dicen que necesitas un salvador que fue fabricado y promovido por personas, instancias, grupos o instituciones que usan esquemas egoícos.
Todo aquello que te desvaloriza para crearte una necesidad, y que luego se te vende como la solución siempre y cuando te sometas a una voluntad externa pertenece al mundo del ego.
El amor que se predica en estos ámbitos es una mentira, siempre te encontrarás con un amor condicionado de principio a fin. Amar y tener la necesidad por sentirte amado son dos realidades completamente distintas, tienen diferentes patrones vibratorios y sus resultados son bien diferentes.
Cuando experimentas temor, dolor o culpa, te encuentras en la matrix de la mentira. EL amor es la energía que te expande, dinamiza, fortalece y permite creer en ti. El amor es la energía que te convierte en un creador autosustentable que puede hace sinergia con su entorno para vivir en equilibrio. El temor te vuelve un ser dependiente de por vida, te degradan, someten hasta volverte casi un esclavo. Las instancias que promueven el ego no desean que despiertes a tu libertad, derechos y poder real.
© Ari Shemoth

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