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martes, 14 de julio de 2015

YO MEREZCO





YO MEREZCO
Siempre se le da énfasis al dar, pero también es importante saber recibir. Sin esta capacidad, el círculo del Amor quedaría incompleto, pues dar y recibir son las dos caras de una misma moneda.
Si alguien nos hace un favor o nos da un regalo valioso, podemos caer en el miedo a sentirnos en deuda. Entonces en lugar de recibir de corazón abierto, acabamos sintiéndonos incómodos y preocupados por poder retribuirle.
Pero en muchas ocasiones lo único que se nos pide es recibir, y al hacerlo ya estamos dando: le estamos dando al otro la oportunidad de hacer algo por nosotros.
Pedir es otro aspecto de la capacidad de recibir. Decir de un modo directo y claro lo que queremos o necesitamos es estar dispuesto a recibir del otro, de la vida o del universo. Pero en lugar de pedir sin dudas y temores, en muchas ocasiones nos quejamos de la falta de ayuda y apoyo. Sin embargo, los demás no pueden ni deben adivinar lo que necesitamos; es nuestra responsabilidad comunicarlo.
Detrás de la incapacidad de recibir puede estar escondida la falta de merecimiento: en lo más hondo sentimos que no merecemos ser tenidos en cuenta, no merecemos ocupar el lugar que nos corresponde, y que es sólo dando que recibiremos atención y afecto.
Para sentirse merecedor es importante amarse a uno mismo, incondicionalmente. Y es esencial comprender que no merecemos recibir por lo que damos o hacemos. En realidad todos nos merecemos lo mejor de la vida por lo que somos: seres de pura luz, Amor y bondad, aún cuando nos cueste reconocerlo.
Para sanar este patrón puedes mirarte a los ojos en el espejo y con Amor y convicción afirmar en voz alta: “Yo merezco”. Verás qué íntegro te sientes. Pero si no te lo crees, o te sientes triste y te dan ganas de llorar, hazlo. Expresa esa emoción, y mientras lo hagas quizás te vengan recuerdos de aquellas situaciones en las cuales te inculcaron que no mereces. Pueden ser episodios de Tu infancia, o más recientes… Es igual, al liberar la emoción y la creencia, te estás sanando a ti mismo.
Otra práctica importante es que te atrevas a pedir. Comienza con las personas con las cuales sientes confianza. Pídeles ayuda en tus tareas diarias, pide consejo a algún amigo, pide lo que sea que necesites, y hazlo sin miedo ni culpa. Te sorprenderás al ver cuánta gente está dispuesta a darte, si lo permites.
Tú eres valioso e importante, tú ocupas un lugar irreemplazable en el universo. De no ser así, no estarías aquí, en este mundo, y no estarías leyendo este texto…
– Enriqueta Olivari –

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