IV
CONCIENCIA, INTELIGENCIA, VOLUNTAD
117. Sí, Yo conozco la multitud de pensamientos que, confundiéndose entre sí se han ido agolpando a tu mente a medida que has estado leyendo: las dudas y ansiosas preguntas, el vago temor que, imperceptiblemente casi se tornó en una creciente esperanza de que este destello de Mi significado, que ha comenzado a penetrar la oscuridad de tu humano intelecto, luzca con más brillo, para que así
puedas ver claramente la Verdad, que, instintivamente, sientes está oculta en Mis Palabras.
118. Nuevamente Yo te digo que este YO SOY que aquí habla es tu Verdadero Ser, por lo cual se hace necesario que, al leer estas páginas, te des cuenta de que eres Tú, tu propio Ser Verdadero, el que las está hablando a tu humana conciencia, con el propósito de que ella comprenda plenamente el significado de tales palabras.
119. Y también te repito que éste es el mismo YO SOY, es la Vida, el Espíritu que anima todo lo viviente en el Universo, desde el más pequeño átomo al más grande Sol; que este YO SOY es la Inteligencia en ti y en tu hermano y hermana, y
que, al mismo tiempo, es la Inteligencia que hace que todo viva, crezca y llegue a ser lo que está destinado que sea.
120. Pero tú todavía no puedes comprender cómo este YO SOY puede ser uno y al mismo tiempo ser el YO SOY tuyo y el YO SOY de tu hermano, e igualmente, la Inteligencia en la piedra, en la planta y en el animal.
121. Sin embargo, si prosigues leyendo, y te esfuerzas seriamente por comprender Mí significado, podrás ver todo claramente, para lo cual necesitas poner mucha atención a estas Mis Palabras, y obedecer las instrucciones que aquí
mismo te doy; si así lo haces, entonces, muy pronto llevaré a tu conciencia una Luz que habrá de iluminar los más escondidos y apartados rincones de tu mente, expulsando de ella, como consecuencia natural, la multitud de erróneos
conceptos, ideas y opiniones humanas, que, por ahora, ensombrecen tu intelecto.
122. Alí, pues, atiende cuidadosamente.
123. YO SOY Tú, el Verdadero Ser Tuyo, Todo lo que tu realmente eres. Ese que te crees ser no es el que eres. Ese es sólo una ilusión, una sombra del Real Tú, el cual es YO, tu Ser inmortal y Divino.
124. YO SOY ese punto de conciencia enfocado en tu mente humana, que se llama a si mismo "Yo". YO SOY ese "Yo", y eso que tú llamas tu conciencia es en realidad Mi conciencia, aunque en menor graduación, es decir, "reducida", para
adaptarse a la capacidad de tu mente humana. Pero aun así, sigue siendo Mi Conciencia, y sabe que cuando ya puedas expulsar de tu mente sus falsos conceptos, ideas y opiniones, limpiándola o vaciándola totalmente de ellos, para que, gracias a esa limpieza, pueda Mi conciencia hallar condiciones propicias para expresarse libremente, entonces Me reconocerás y habrás do comprender que tú nada eres, como no sea un centro focal de Mi conciencia, un conducto o medio por el cual Yo ya puedo expresar Mi significado, exteriormente, en la materia.
125. Pero tú no puedes comprender esto, y, en consecuencia, no puedes creerlo, pero te será posible sólo cuando Yo prepare completamente a tu mente, convenciendo a tu intelecto de la verdad de ello.
126. Se te ha dicho que cada célula de tu cuerpo tiene una conciencia y una inteligencia propias; y que si no fuera por esa conciencia, no podría ejecutar el trabajo que todas y cada una de ellas llevan a cabo tan inteligentemente.
127. Pero debes saber que cada célula está rodeada de millones de otras células, y que cada una desempeña inteligentemente su propia labor, estando dirigidas todas, evidentemente, por la conciencia unida de todas ellas, es decir, por la inteligencia grupal que forman, la cual es la que dirige y gobierna dicha labor de cada una; siendo, en consecuencia, esta inteligencia grupal la inteligencia del
órgano, al que integran las células que en él están comprendidas. Igualmente hay otras inteligencias de grupo en otros órganos, cada uno de los cuales comprende
otros millones más de células, y esos órganos, en conjunto, conforman tu cuerpo físico.
128. Ahora bien. Tú sabes que eres Tu el Ser, el principio Inteligente que dirige el trabajo de los órganos de tu cuerpo, bien sea que tal dirección la efectúes consciente o inconscientemente; sabe, también, que cada célula de cada órgano es realmente un Centro focal de esta Inteligencia directriz; y que cuando esta Inteligencia se retira, las células se dispersan, y tu cuerpo físico muere, no existiendo ya más como organismo viviente.
129. ¿Pero quién es este Tu que dirige y controla las actividades de tus órganos, y, consecuentemente, las de cada una de las células que los componen?
130. Tú no podrías decir que es tu "yo" personal, humano, quien lleva a cabo tal labor, porque tú, personalmente, apenas puedes de ti mismo controlar conscientemente la acción de un solo órgano de tu cuerpo.
131. Debe ser, entonces, tu YO SOY Impersonal, que es ~ que verdaderamente eres Tú, sin embargo el que no eres tú.
132. ¡Escucha!
133. Tú, el YO SOY de ti, eres a Mí lo que la conciencia de las células de tu cuerpo es a la conciencia de tu YO SOY.
134. Tú eres, como quien dice, una Célula de Mi Cuerpo, y tu conciencia (como una de Mis células) es a Mí lo que la conciencia de una de las células de tu cuerpo es a Ti.
135. Por esto, la conciencia de las células de tu cuerpo debe ser Mi Conciencia, tal como Tu conciencia es Mi Conciencia; por ello, Nos -la célula, Tú y Yo- tenemos que ser Uno en conciencia.
136. A pesar de lo cual, tú no puedes, por hoy, dirigir o gobernar, conscientemente, ni una sola de las células de tu cuerpo; mas, cuando ya puedas, a voluntad, entrar a la conciencia del YO SOY tuyo, y conocer su identidad
conMigo, entonces podrás gobernar, no sólo cada una de las células de tu cuerpo, sino la de cualquier otro cuerpo que desees controlar.
137. ¿Qué sucede cuando tu Inteligencia deja de tener control sobre las células de tu cuerpo? El cuerpo se desintegra, las células se separan, y su trabajo, por esa vez, se ha terminado. Pero ¿mueren las células o pierden su conciencia?
No; simplemente; duermen o descansan por cierto tiempo, y después de ese período, se unen a otras células, formando nuevas combinaciones, y, tarde o temprano, vuelven a aparecer en otras manifestaciones de vida, ya sea dentro del
reino mineral, vegetal o animal; mostrando con ello que aun conservan su conciencia original, y que sólo esperan la acción de Mi Voluntad para reunirse y constituir un nuevo organismo, con el objeto de hacer la labor que les marque la
nueva Inteligencia que en él surgió al constituirse, y por medio de la cual Yo deseo manifestarMe.
138. Entonces, ¿es la conciencia de la célula una conciencia común a todos los cuerpos, mineral, vegetal, animal y humano? ¿Está, a la vez, cada célula quizá adaptada por la experiencia para ejecutar una cierta clase general de trabajo?
139. Sí, tal conciencia de la célula es común a las células de todo cuerpo, no importa de qué clase sea éste, porque ella (la conciencia de la célula) es una conciencia Impersonal, y no tiene otra finalidad que ejecutar el trabajo que se le tiene asignado. Vive sólo para trabajar dondequiera que se le necesite. Cuando ha terminado ya de construir una forma, emprende la labor de construir otra, bajo la dirección siempre de alguna Inteligencia, a la que Yo deseo que sirva.
140. Así es, igualmente contigo.
141. Como una de las células de Mí Cuerpo, tú tienes una conciencia que es Mi Conciencia, una inteligencia que es Mi Inteligencia, y también una voluntad que es Mi Voluntad. Tú no posees ninguna de ellas por ti mismo. Son todas Mías, y
para Mi uso solamente.
142. Ahora bien, Mi conciencia, Mi inteligencia y Mi voluntad son completamente Impersonales, razón por la cual son comunes a ti y a todas las células de Mi Cuerpo, así como también lo son todas las células de tu cuerpo.
143. YO SOY totalmente Impersonal, y, por el hecho de serlo, al operar en ti, Mí conciencia, Mi inteligencia y Mi voluntad, así como en las otras células de Mi Cuerpo, a la ves que constituir el YO SOY de ti y de esas otras células, tienen que
hacerlo Impersonalmente, así como operan Impersonalmente en las células de tu cuerpo. Por tanto, YO y el YO SOY de ti y de tu hermano, así como la conciencia e
inteligencia de todas las células en todos los cuerpos, somos UNO.
144. YO SOY la Inteligencia directriz de Todo, el Espíritu animante, la Vida, la Conciencia de toda materia, de toda sustancia.
145. Y, si puedes comprenderlo, Tú, el Real tú, el Impersonal tú, estás en todo y eres uno en todo; estás en Mí y eres uno en Mí; lo mismo que YO SOY (y estoy) en ti y en todos, y de ahí que esté expresando Mí Realidad por ti y por todos.
146. Esa voluntad que llamas tu voluntad ya no es por más tiempo tuya en lo personal, como tampoco lo son esa conciencia y esa inteligencia de tu mente, ni la de las células de tu cuerpo.
147. Esa voluntad no es sino una pequeña porción de Mi Voluntad, que Yo te permito que uses en lo personal. Pero ten presente que, a medida que vas despertando al econocimiento de un poder o facultad mayor de tu interno, y
comienzas a usarlo conscientemente, entonces Yo te concedo eso más de Mi Infinito poder.
148. Sabe que cualquier poder y el uso que de él se haga, nunca traspasan los limites del grado de reconocimiento o comprensión que se tenga del uso de Mi Voluntad.
149. Sabe, también, que tu voluntad y todos tus poderes son únicamente fases de Mi Voluntad, la cual Yo reduzco, a fin de adaptarla a tu capacidad, para que, de ese modo, puedas usarla.
150. Pues, si yo pusiera a tu disposición todo el poder de Mi Voluntad, antes que supieras hacer de él un uso consciente, ello, en vez de beneficiarte, aniquilaría tu cuerpo por completo.
151. Por eso es que, para probar tu fuerza, y, más a menudo, para mostrarte los resultados del mal uso de Mi Poder, Yo algunas veces te permito cometer un pecado, según se le llama, o bien equivocarte. Yo permito aún que te
enorgullezcas con la sensación de Mi Presencia en tu interno, cuando se manifiesta como conciencia de Mi poder, de Mi inteligencia y de Mi amor en ti; sí, Yo permito que los tomes y los uses para tus propósitos privados. Pero no por
mucho tiempo, pues no siendo tú lo suficientemente fuerte para controlarlos, pronto te dañan a ti mismo, y, al arrastrarte con su fuerza, te derriban en el fango, y desaparecen de tu conciencia por esa vez.
152. Pero sabe que YO SOY (o estoy) siempre ahí, para levantarte después de la caída, a pesar de que tu, en ese momento, no te des cuenta de ello; primero,
avergonzándote, y, en seguida, poniendo en orden tus asuntos, y haciéndote proseguir tu camino, al darte a conocer la causa de tu caída; y, finalmente, cuando ya estás lo suficientemente humillado, haciéndote ver que esos poderes que toman incremento en ti, por el uso consciente que haces de Mi voluntad, de Mi inteligencia y de Mi amor, se te conceden, pero sólo para que ese uso sea en Mi servicio, y de ninguna manera para tus propios fines personales.
153. ¿Piensan, acaso, las células de tu cuerpo, y los músculos de tu brazo, distinguirse a sí mismos como dueños de una voluntad desligada de tu voluntad y una inteligencia distinta de la tuya?
154. No, no conocen más inteligencia que la tuya, ni más voluntad que la tuya.
155. Después de cierto tiempo, podrás darte cuenta de que tú eres solamente una de las células de Mi Cuerpo; que tu voluntad no es tuya precisamente, sino Mía; que la conciencia e inteligencia de que dispones son Mías completamente, y que tú no eres determinada persona, como crees, sino que tú,
en lo personal, eres una forma física con un cerebro humano, que Yo he creado con el propósito de expresar en la materia una idea, de la cual sólo es posible expresar mejor cierta fase, mediante esa forma particular, la tuya.
156. Todo esto puede ser para ti, por ahora, difícil de aceptar, y puede que hasta protestes enérgicamente, diciendo que eso no puede ser así, pues que toda tu naturaleza se rebela, instintivamente, contra tal rendimiento o subordinación de
ti mismo hacia un poder invisible y desconocido, a pesar de lo Impersonal y Divino que sea.
157. Mas no temas por eso, pues sólo tu personalidad es la que así se rebela. Si tú continúas en la actitud de seguir prestando atención, a la vez que estudiando Mis Palabras, muy pronto todo se hará claro para ti, y de cierto Yo
descubriré ante tu comprensión interna muchas maravillosas verdades, que por ahora te son imposibles de comprender. Y, entonces, tu Alma se regocijará grandemente, y entonará alabanzas, y bendecirá estas palabras por el mensaje
grandioso que ellas encierran.
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