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viernes, 26 de junio de 2015

Pastilla de Felicidad





Amado Corazón: Tú no estás solo. Jamás lo has estado y nunca lo estarás. Dios está contigo en cada segundo de tu vida, más cerca de tus propios pensamientos. Sólo es tu idea la que te hace creer que Dios te puede abandonar, pero eso es imposible.

Déjame explicártelo: Dios está en el aire que estás respirando y te da la vida. Si te pones la mano en el corazón, verás que ese latido de vida es Dios en tu corazón. El sol que nos viene a alumbrar cada mañana es una bendición de Dios para ti, para que vivas y seas feliz.



¡Tú no tienes por qué estar triste nunca! El estado natural del hombre es alegría. Lo que pasa es que vivimos quejándonos por todo lo malo en vez de dar las gracias por todo lo bueno que tenemos, y esto no s entristece. ¡¡¡Comienza ya!!! A dar gracias por el aire que respiras, por cada objeto de vestir o de adorno que llevas en el cuerpo, por cada pedacito de comida que te llevas a la boca, por cada canción que te sabes. Cada vez que pienses en quejarte, busca algo por lo cual dar gracias a Dios. Acostúmbrate a decir: “Gracias Padre” por todo. Verás como comienza a cambiar tu mundo.

Comienza a sonreírle a todo, ya que (no importa lo que la gente pueda decir) es mejor sonreír que estar mal encarado. Sonríele al policía, al médico, al abogado, al barrendero, al ascensorista, al cajero, a los que cocinan, al chofer, a la enfermera. Sonríele al mundo y veras que el mundo te sonreirá de vuelta.

El rencor y el odio es la madre de la infelicidad. ¡¡¡Comienza a perdonar ya!!! A todo el mundo, no importa lo que te hayan hecho o dicho. Eso es problema del que condena, el tuyo es el de perdonarlos. Diles: “Te doy mi amor y mi perdón”.

Si hablan mal de ti, si te critican o te condenan… eso no importa. De los más grandes seres se han dicho las peores cosas. Piensa: “Si eso es lo que dicen, ¿dónde está lo que hacen? Yo soy un ser que hago y sólo se entiendo con los que hacen, no con los que dicen. Decir… pues, cualquiera ‘dice’; para Hacer hay que Saber, y yo soy un ser de acción”.

Si has perdido algo, te han robado… o lo has perdido todo, eso tampoco importa. Acuérdate que lo verdaderamente valioso y eterno en ti nadie te lo puede quitar. Me refiero a tu Ser y tu derecho soberano de sentir y de pensar. “Lo maravillosos de cuando todo se pierde es que solamente nos queda Dios”.

Acostúmbrate a bendecir en vez de maldecir o decir malas palabras, y verás que las cosas se transforman. Di constantemente “Dios te bendice”, a todas las cosas y a todas las personas, no importa lo que sean, hagan o digan.

Cada vez que no sepas qué hacer y estés desesperado y no te acuerdes de nada, repite simplemente el nombre de Dios tantas veces te sea necesario… y… ¡verás milagros!

por Rubén Cedeño

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