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viernes, 5 de junio de 2015

LIBRO Desde el Otro Plano ((Paul Éluard) CAPITULO II





LIBRO Desde el Otro Plano ((Paul Éluard) CAPITULO II

Hoy os dejo el Segundo Capítulo de este relato, Desde el Otro Plano, dedicado a aquellos de mente abierta, capaces de cuestionarse hasta sus creencias más queridas, que estén dispuestos a descubrir sus condicionamientos y, tal vez, tener otra visión de lo que siempre ha sido tomado por cierto, o de aquello que quieren que nos tomemos por cierto (el siguiente capítulo el viernes próximo).

Capitulo 2
No estamos aquí porque seamos libres,
si estamos aquí es porque no lo somos.
(Matrix Reloaded)

− ¿Cómo va Saha? Preguntó abreviando el nombre.
− Calmado y tranquilo.
− Yo creo que todavía no está preparado para volver, hay que darle más tiempo para descansar y recuperarse. ¿Crees que con el dolor que sufrió en su última existencia está preparado para regresar? ¿Ya vuelves a tener hambre de su energía, de sus emociones, sus luchas y sus experiencias…?
Arakik hizo ademán de decir algo pero Amfas le calló.
− El problema con un alma especialmente fuerte e intensa es que proporciona una energía también más fuerte e intensa, porque su lucha es exactamente eso, más fuerte e intensa, incluso sus cuerpos son más energéticos por contagiarse de la energía de su alma, alcanzando sus experiencias un despliegue de emociones que vibran a unos niveles muy superiores, pero te vuelves mucho más dependiente de ellas como le pasa a Arakik.
Arakik sabía que le estaban reprochando haberse adjudicado esa alma que, dado su carácter y su origen, estaba destinada a pertenecer a un hermano del rango de Amfas.
− ¿Te ha contado Arakik de donde viene el alma que le alimenta?
− No señor.
− Creemos que viene de una región del espacio que llamamos Darkata, donde hay una civilización de Sembradores de Mundos sobre la que no tenemos acceso. Hace tiempo perdieron este mundo y, por esa razón, a lo largo del tiempo algunos de entre ellos han pasado a otros planos intentando desde ahí influir en los receptáculos de almas, buscan por esta puerta trasera romper nuestro equilibrio. Deberían haber aprendido que eso no es posible pero, de tarde en tarde, aparece alguno creyendo que puede hacer algo para cambiar el orden establecido, así apareció Sahaxanan, o Saha como prefiero llamarlo.
Y, al pronunciar interiormente la palabra Saha, sentí que Aganan notaba como lo hacía con un sentimiento de odio o repugnancia y que eso no era casual, quería que conociera como sentía. Cambiando el tono y la emoción, que se hizo más frío, Amfas prosiguió:
− O sea que quieres que Saha vuelva a encarnar… Supongo que habrás encontrado un buen plan para su alma para convencerlo de que le interesa hacerlo.
− Así es, creo que va a ser fácil que comprenda el interés para su evolución de ese plan y volver en este momento.
− El interés en su evolución… —Repitió Amfas con ironía— Menos mal que no sabe cual es el interés real de su evolución… Explícanos, Arakik cuantas vidas lleva Saha en este planeta.
− Dieciséis, con esta serían diecisiete,
− Son pocas, realmente pocas… ¿Pero cuantas ha podido tener antes sin alimentar a ningún tipo de predador, existencias despiertas y conscientes, conservando sus recuerdos vida tras vida sin que nadie ni nada los borrara y viviendo existencias que aquí serían de cientos y cientos de ciclos?
− Nadie lo sabe… Sin embargo, por ciertos indicios, podría haber tenido las suficientes para que, de ser uno de los nuestros, su color energético fuera de un azul profundo, casi a un paso del índigo o a punto de serlo.
− Saha, es un alma cuyo verdadero nombre ignoramos, pero que cuando llegó aquí se hizo llamar Axnati, si ahora le hemos llamado Sahaxanan es para eliminar cualquier lazo con su anterior existencia que pudiera llevarle a recordar quién o qué fue, y cual fue el propósito que le trajo hasta nosotros. Cuando llegó aquí lo hizo con un color energético verde esmeralda, carecía de un origen claro, pero no le hicimos muchas preguntas dado su rango y porque observamos como con prontitud y maestría captó un alma por si mismo y empezó a guiarla. Buscó para esa alma planes y desafíos duros, complejos, esos que les llevan a vivir experiencias que generan una enorme energía en su lucha por la supervivencia o para, simplemente, alcanzar cierta felicidad, hasta ahí su trabajo era admirable pero… Sigue tú Arakik.
− Al observar ese alma me sorprendió que, con muy pocas existencias, había abierto muchas puertas a su verdadera consciencia que deberían haber seguido cerradas. Lo cual en el ambiente en que vivía su receptáculo con mucha escasez y dureza no era lógico, porque como sabes eso dificulta el despertar de la consciencia. Así que con cuidado y discreción analicé esa alma, pero no detecté en ella ninguna fuerza especial, ningún origen que indicara nada diferente al resto de los miles de millones que están a nuestra disposición, ¿por qué esta estaba despertando a esta velocidad? Cuando no observé en esa alma razón alguna para ese desarrollo miré en su entorno, pero tampoco había nada ni nadie especial que pudiera estarle influyendo, así que sólo quedaba mirar donde era menos lógico: En su maestro, su guía. Llevaba ya cierto tiempo con nosotros y rastrear su origen era difícil, interrogarle impensable, además de porque no sabía con quién me habría tenido que enfrentar porque me hubiese descubierto…
− Y no quería pedir ayuda a sus hermanos mayores porque quería ese alma para él, interrumpió Amfas con una marcada emoción de reproche.
Como inclinándose en señal de sumisión siguió:
− Así que estuve atento y observé que, cuando llegó el momento de muerte del cuerpo que albergaba el alma que guiaba no dejó que ese alma se detuviera junto al cuerpo, que tuviera las dudas y preguntas normales, la ansiedad, la culpa, la sensación de pérdida y todo lo demás que sienten en ese momento las almas al darse cuenta de cuanto les quedó por experimentar, por vivir… No dejó que contemplara lo que había dejado, que se quedará apegado a las cosas de la vida a través de sus condicionamientos, sus deseos, temores o frustraciones y que se lanzara a él en el momento de mayor zozobra, acogiéndolo con su luz y fortaleciendo los lazos que debían unirle con su maestro, no hizo nada de eso que es lo estipulado y debido, sino que tiró de él con fuerza para alejarlo de allí y liberarlo… Eso me permitió capturar a Saha.
− ¿Cómo sucedió? Interrumpió Aganan.
− Cuando salió del plano energético de este mundo, con ese alma prácticamente liberada, le intercepté junto con otros hermanos a los que había prevenido de mis dudas. Le pregunté por qué había hecho eso, pero cuando se dio cuenta que había sido descubierto sucedió algo sorprendente, en vez de buscar eludir la responsabilidad directamente reconoció lo que había hecho y dijo desafiante que quería ver qué sucedía cuando un alma se liberaba. Le pregunté si se daba cuenta del perjuicio que había causado a nuestra comunidad, que eso tenía un precio que debería de pagar y más porque estaba demostrando un orgullo ridículo, que no correspondía con lo que había hecho y debía ser castigado con las reglas de la comunidad: Perder su rango energético y como su falta había sido especialmente grave someterse a encarnar en un cuerpo físico. Si no sabía vivir como guía y experimentar la existencia a través de otros, debería sufrirla en primera persona.
− Con esto Saha tuvo una elección y la posibilidad de escapar de lo que tendría que haber sucedido, encerrarlo en una jaula energética hasta el fin de los tiempos, así quizás hubiésemos podido aprender de él, pero no lo hiciste porque querías ese alma para ti, para vivir sus experiencias y tomar su energía, y por eso le permitiste seguir fingiendo que era parte de nuestra comunidad. ¿No fue por eso por lo que te hiciste acompañar de otros de tu nivel, para poderlo capturar si se enfrentaba a ti?
− Es cierto que temía las consecuencias si eso llegaba a suceder, pero no lo hizo y se sometió a encarnar, y como yo había descubierto su falta por nuestras reglas tenía el derecho sobre él, a ser su maestro, procediendo según lo establecido: Buscar un receptáculo para que encarnara y reducir su consciencia para hacerle olvidar.
Se detuvo, como si al recordar le costara seguir.
− Y entonces, cuando eliminábamos su memoria y mientras caía en la inconsciencia se hizo evidente que no era uno de los nuestros, en ese momento su energía se liberó y expandió como una gran luz de un azul muy oscuro e intenso que desapareció en el espacio, eso no hubiese pasado con ninguno de nosotros. Además, junto con ese estallido de luz y mientras se desvanecía su memoria, aparecieron una sucesión de imágenes imprecisas pero muy brillantes que nos mostraron lo que creemos era su origen, de donde venía, no sabemos por qué sucedió eso, por qué al final hizo algo que le delató, pero es posible que fuera un impulso para intentar conservar esos recuerdos, o despedirse de ellos ante el dolor o el terror de darse cuenta de la realidad en la que iba a sumergirse.
− ¿No pudisteis averiguar más de él?
− Esto no es algo que suceda a menudo, es extraordinariamente raro, no es algo sobre lo que hayamos aprendido lo suficiente para controlarlo.
− Y con comportamientos como los tuyos es menos posible que aprendamos nunca, añadió con emoción amenazadora Amfas.
− Nunca antes había tenido constancia de una caída de nivel energético como esta, sabía que sucedía pero, ¿es suficiente con eliminar su memoria para que no tenga ya poder alguno? Intervino Aganan.
− Hay quien tiene la estúpida creencia de que todo lo que se ha experimentado a lo largo de existencias, aunque no se recuerde, tiene algún valor, no dándose cuenta de que es como tener una enorme biblioteca de la cual no tienes la llave, aquello que no recuerdas no existe, las almas encarnadas, como nosotros o cualquier entidad o es memoria o no es nada, sin memoria no se es nada y con cada vida en la que un alma encarna, al no recordar, tiene que volver a empezar de nuevo.
− Pero sabemos que una marca energética les va quedando.
− Sólo si no hemos sabido dosificar debidamente las experiencias que queremos que experimenten, sino volverán y volverán sin siquiera un rasguño en su alma, sin una sola marca. Además, en realidad eso tampoco les ayuda demasiado, cuando más profunda es esa marca menos capacidad tienen para integrarse en el mundo y más para sufrir. Por esa razón, para evitar que alguna despierte debemos alternar vidas sencillas y fáciles, aburridas para nosotros pero con felicidad accesible y suficiente para ellas, con vidas que aporten los desafíos y luchas que más experiencias de vida y energía nos proporcionan.
− ¿Y por qué aceptaría encarnar? Preguntó Aganan.
− Supongo que es porque ese tipo de almas están convencidas de que pueden cambiar las cosas, tienen esa esperanza, e imagino que al no lograrlo como se había propuesto creyó que podría hacerlo encarnando, así que en vez de huir o enfrentarse aceptó seguir intentándolo desde dentro, por decirlo de alguna forma.
− Y de alguna forma lo está logrando, ¿no le cuentas cual ha sido el resultado hasta el momento? Intervino Amfas.
Sentí la incomodidad de Arakik al tener que contestar.
− No lleva ni veinte vidas, nada para un alma que con ese tipo de cuerpo físico puede volver miles de veces sin acercarse siquiera a la mínima consciencia, y cada vez que se le ha presentado la oportunidad ha roto el orden establecido, ha desafiado las jerarquías asentadas, se ha enfrentado con quién estuviera en el poder y todo no para, como debería ser, obtener su propia seguridad y tener una mejor existencia, sino para proporcionar mejores vidas a los que le rodean, así como desvelar cosas que debían mantener ocultas…
− En otras palabras y como era de esperar —interrumpió Amfas—, no acepta las reglas que nuestros Aliados han asentado. A las almas que tiene a su alrededor no sólo las libera de cargas, de experiencias de dolor, sufrimiento, sino que las ayuda incluso a deshacer sus condicionamientos sin ser siquiera consciente de que lo hace. Arakik obtiene muchas satisfacciones, porque Saha con sus luchas por la supervivencia y su empeño en salirse de los límites establecidos le proporciona una energía muy elevada, pero aliviando la carga de quienes le rodean sólo provoca problemas, no hago más que recibir quejas de otros muchos que piden que se tomen medidas más drásticas, que no se deje a Saha reencarnar hasta que no sepamos que no va a volver a interferir.
− Espero que eso no vuelva a suceder, el plan que he preparado no deja margen para ello.
− Lo único que espero es que sea una existencia amable, feliz y fácil, porque sabes por experiencia que ha sido ya capaz de torcer alguno de tus planes en el pasado cuando le has forzado demasiado.
− Eso era algo que nunca antes me había sucedido con ningún alma.
− Eso era lo lógico, pero no en este caso. Espero que hayas respetado la regla de alternar planes que originen vidas fáciles con complejas y en este caso sea fácil y feliz, que no le dé de qué pensar demasiado, si les das un premio de vez en cuando siempre vuelven a por más, si sufren en exceso empiezan a pensar en abandonar, y eso no podemos permitirlo.
− Quizás sería bueno que lo revisaras para aprobarlo antes de presentárselo a Saha.
Amfas se tomó su tiempo antes de responder, pude sentir cómo Arakik se tensaba y que lo percibía y disfrutaba de ello. No, no te daré esa satisfacción −sentí que pensaba para sí−, tú mismo serás el que tengas que asumir tus errores.
− No creo que sea necesario, lo único que debe ser necesario es que sepas que ahora mismo tienes dos opciones: La primera, dejar más tiempo a Saha para descansar, tal como yo desearía hicieras y creo que se merece y nos conviene… La segunda, seguir adelante con el plan que has elaborado para su alma, pero entonces hay una condición: Si te vuelves a equivocar y da un sólo problema más, o se acerca mínimamente a la posibilidad de darse cuenta, o hacer que otros despierten o lo que sea que se salga de lo que esperamos que debe de suceder… Entonces perderás tu guía sobre Saha.
Esta vez fue Arakik quien guardó silencio, como si meditara pesadamente la respuesta, no podía haber nada físico en ese ser de energía, pero si lo hubiese habido hubiese dicho que tragaba saliva.
− Creo que ha llegado el momento para Saha.

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