Desde el "ayer" a nuestro "hoy" han pasado exactamente 789 años. Entonces el amor más puro, absoluto e incondicional se manifestó en el corazón de un hombre y una mujer. Eran otros tiempos, pero su amor era eterno, atemporal. Fueron santificados, tratados de Maestros, se les subió a los altares y miles de seguidores, de seres humanos igualmente convencidos de que el Amor es la única fuerza creadora existente, fueron prolongando hasta nuestros días esa entrega incondicional.
También en su nombre se levantaron templos de piedra, cuando el único templo de ellos, en su corazón, era EL, el Amado, personificado en cada criatura viviente.
Hoy ellos dos están más vivos que nunca. Aunque no salgan en las noticias, ni sean populares ni aplaudidos, todo lo contrario, muchas veces, casi siempre pasan inadvertidos, hay miles, millones de corazones que siguen amando desde el anonimato, entregando todo lo que son, con los piés descalzos pero con las manos llenas de amor.
Para ellos, y todos los que vibramos así, el único templo es la tierra, y el único altar el Corazón humano.
El Amor sigue caminando descalzo... inadvertido... pero muy contundente.
Francisco y Clara no siguen vivos en las iglesias, ni en el recuerdo de un santoral cristiano. Ellos viven, palpitan en tu corazón, hermano, en el mío, en el de todos.
Sol y Luna
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