Aquellos que lo ven con ojos sucios, con maldad, retorcimiento, deberían buscar dentro de sí mismos cuales son las razones para que sea así. Pero eso se puede sanar pues el sexo con amor es belleza, es compartir, es entrega, es comunicar… no hay que ver culpabilidad ni miedo en nuestros actos, el sexo solo es el juego del amor. Sanarse poco a poco e ir volviendo a lo natural nos mantiene alejados de la enfermedad y demás perturbaciones mentales y emocionales.
La magia es el arte de manejar las Energías Universales, de la naturaleza y particulares. Cuando hablamos de magia sexual, hablamos de un conocimiento acerca del uso consciente de la energía sexual en nosotros, un manejo normalmente desconocido, para el hombre cotidiano.
Hay varias claves en esto, y una es reconocer que somos el sexo, que la sensación sexual somos nosotros, es decir que no es algo separado, el sexo y yo, por ejemplo, pues la dualidad solo existe en la mente del ignorante. Una vez reconocido esto iremos más allá, tratando de descubrir la íntima relación existente entre sexualidad y éxtasis místico. El goce sexual esespiritual y sagrado, aunque nuestra cultura lo ha degradado a un simple acto reproductivo, mecánico, a veces con cierto placer genital y en muy pocos casos, con un goce que va más allá de lo orgánico, llegando a lo emocional, etc. Para el mago el sexo es arte, poesía, música, éxtasis, arrobamiento, devoción, adoración, entrega.
Y la clave está en el manejo de su energía sexual , la cual cuida como su propio ser, ya que allí se sitúa la imagen del hombre perfecto. Allí está el Cristo. El que tenga oídos que escuche, porque aquí sí que hay sabiduría. Dentro de esa compenetración con lo mágico – artístico, uno comienza a apreciar la belleza del cuerpo, como manifestación de lo divino, como expresión de lo interno. Así la mujer es la Divina Madre, la eterna amante, la Shakti, la esposa de Shiva.El hombre es Shiva, el Espíritu Santo.
Son en realidad expresiones de fuerzas internas que el humano tiene a su alcance. El goce sexual, el momento de mayor intensidad, son el mismísimo Espíritu Santo y la Divina Madre, en su manifestación física. Quien vea el sexo como algo sucio o liberador del estrés o lujurioso, simplemente está enfermo. Y por tanto, actuará de manera lujuriosa yendo de cama en cama, de flor en flor, o bien, lo reprimirá. En ambos casos las enfermedades mentales, complejos, huidas, prejuicios, condicionamientos, miedos, neurosis, psicosis, rupturas del yo, crisis de identidad, narcisismos, etc. están aseguradas.
Antiguamente el Tantra, la magia sexual era enseñada en secreto, en los templos de iniciación, y según cuentan algunos adeptos, sólo se le enseñaba este arte al discípulo despierto. En la actualidad deberás encontrar un Maestro/a serio para aprender adecuadamente y superar las pruebas que te pondrá para ser aceptado.
Lo cual nos viene a recalcar la importancia del tema, y la seriedad con la que debe de abordarse. No se trata de volvernos gimnastas sexuales, sino de ingresar en un mundo de percepción y sensibilidad, que el hombre común no accede. Para ello es menester cambiar la forma de pensar, y sentir, especialmente ésta última. El ser humano actual, y sobre todo el que vive en occidente, necesita modificar la estructura de su pensamiento y sentimiento, para poder ingresar en los mundos internos, donde el conocimiento y la vivencia son fenómenos directos, y no requieren evaluación, o discusión, no exigen toma de partido, sino integración y plenitud.
La absurda idea de tener una relación sexual lineal, donde ambos partícipes van en busca de algo, llamado orgasmo, pero que ni siquiera es como creen, el momento de mayor goce, resulta por demás limitadora, y por lo tanto, nos aleja del verdadero éxtasis sexual. El éxtasis es una experiencia incomunicable, es algo místico y a la vez sexual. Son dos aspectos de una misma cosa.
La energía que produce el éxtasis sexual, es la misma que nos lleva al éxtasis místico. Decíamos anteriormente que en la energía sexual está la imagen de nuestra perfección, lo que en la Kábala se llama el Adam Kadmon.
Cuando no perdemos la energía sexual, esta retorna hacia adentro y hacia arriba, para formar nuestros vehículos superiores de conciencia, los cuerpos internos. Una vez formados estos cuerpos internos, el humano entra en una dimensión de la vida totalmente desconocida para la humanidad. Pero la cristalización de este nuevo humano es toda una creación, una creación que se asemeja a la formación del universo, ya que somos un universo.
La vivencia de lo sexual como una comunión espiritual con nuestra pareja nos permite fusionarnos con nuestro Dios interno, con la totalidad, con eso que nunca dejamos de ser, la Eternidad. La clave no es solo encauzar la energía hacia adentro, sino que se necesita de un estado del alma diferente al cotidiano, por eso hablábamos de cambiar la forma de pensar y sentir. Requiere que estemos enamorados, pero no dependientes, de nuestra pareja, ya que como decía antes, esto no es una gimnasia sexual. Además de entregarse a ella sin miedo a nada, sin superioridades ni inferioridades ni manipulaciones de ningún tipo. Por eso, antes de empezar a estudiar esta magia el adepto/a debe aprender, comprender y practicar el DharmaShivaíta, sin ello ningún Maestro/a serio le aceptará.
Con este arte amatorio estamos trabajando con la serpiente sagrada, la Divina Madre, Kundalini, que habita en el coxis, en el chakra básico, adormecida, pero esperando despertar, cuando sienta los llamados del absoluto. Toda la información existente sobre el tema enfatiza el punto de no eliminar la energía sexual, lo que ocurre en el humano con la eyaculación.
Es de gran importancia subrayar la idea oriental de que el hombre de occidente no conoce el orgasmo. Cree que esa sensación placentera post-eyaculatoria es el orgasmo, pero no lo es. El orgasmo en oriente es el mismo éxtasis, dicha, ananda. Lo que siente el hombre común es la sensación de alivio que se genera cuando se desbloquea la energía. Cualquier energía bloqueada que se libera produce placer, y por consiguiente es aceptada de buen agrado, pero aquí estamos tratando de ir más adentro, a las raíces mismas de la comunión con lo divino, donde podemos participar de la sensación de éxtasis.
Por eso decía que no se trata solo de aplicar una técnica de no eyacular, o retener el semen o fluidos vaginales, sino que se trata de una actitud interna, que nos permita fundirnos con la totalidad. Si no experimentamos eso, no estaremos practicando magia sexual, sino un acto sexual más o menos rebuscado.
Se trata de transmutar la energía creadora, sublimarlo, ascenderlo por la columna vertebral, llenando el aura con ese fuego divino, para comenzar una creación interior. Esa creación nos lleva a cristalizar nuestros vehículos internos, también llamados Cuerpos Solares, Superiores o Koshas, como se diría en sánscrito. Y esa energía se encuentra en el semen y en los fluidos vaginales, tanto los menstruales como los no menstruales, por tanto, debemos aprender a extraer la energía de esos fluidos y ascenderla por el monte Meru. Si reprimimos el orgasmo, no hay energía, y si eyaculamos o perdemos muchos fluidos tampoco hay energía, en el equilibrio está la virtud y la armonía.
Los hombres que no eyaculan nunca, o eyaculan demasiado a menudo, se aseguran problemas con su próstata y a la larga, cáncer. Las mujeres que tienen demasiados fluidos vaginales, o pierden demasiado menstruo o es excesivamente escaso, tanto de lo mismo se puede decir. La espiritualidad no está en lo que eyaculas o dejas de eyacular sino en tu actitud interior, en tu absoluta consciencia omniscente en el aquí y ahora. Sólo cuando hay consciencia, sólo cuando Shiva está despierto, Shakti, la energía le sigue, va hacia Él devota y amorosa.
Recordemos que existe un cuerpo astral superior, medio e inferior. Esos cuerpos tienen su diseño en la energía sexual. Cuando la serpiente despierta, comienza su labor de regeneración y creación de esos cuerpos. En el acto de Magia Sexual la pareja se magnetiza mutuamente. Los plexos se cargan y potencian con el intercambio de caricias amorosas. Es importante lograr una muy buena excitación afín de sutilizar el alma y abrir el espíritu a la energía divina que comienza a llenar a ambos consortes.
La apertura emocional que nos pone en contacto con la Voluptuosidad, es la entrada al reino de la Alta Magia, el Edén Bíblico. Estas sensaciones son el alimento que el alma necesita para enfrentar la experiencia vital. En vez de tener una relación rápida y que se corta abruptamente por la irrupción del “orgasmo”, el Mago se deleita danzando con su esposa en las aguas de la diosa Venus, el Orgasmo Cósmico.
Es ostensible la tremenda dificultad que presenta el estudio de la Magia Sexual. No resulta nada fácil querer mostrar como “aprendible y visible” el yoga sexual, el Maithuna, con su gobierno de las más delicadas corrientes de nervios y las múltiples influencias subconscientes, infraconscientes e inconscientes sobre el ánimo.
Liberarse de la concupiscencia animal, no reprimiéndola sino entregándose a ella para trascenderla, en aras de la espiritualidad es fundamental en la Magia Sexual, si es que en verdad queremos encontrar el hilo de Ariadna del ascenso, el áureo bramante que ha de conducirnos de las tinieblas a la luz, de la muerte a la inmortalidad. Cierto sabio dijo enfáticamente lo siguiente:
“Obra la Magia Sexual transfigurando corporalmente y procura una acentuación ideal a lo sexual en el alma“.
Por eso son capaces de Magia Sexual sólo los seres que tratan de superar el dilema dualista entre el mundo anímico y el de los sentidos, quienes dotados de íntima “vela”, se hallan absolutamente libres de cualquier clase de hipocresía, mojigatería, negación y devaluación de la vida.
El amor es la llave que abre la puerta y no la razón. La pérdida de la energía kundalínica simboliza la pérdida del amor divino que encarna el verdadero hombre, por eso pierde fuerza. Este trabajo mágico con el sexo es lo que se llama Castidad, lo cual no debe confundirse con Celibato. La castidad es el manejo consciente de la energía sexual, dentro de una ciencia espiritual, que es a la que accede el iniciado. Esto le permite despertar la serpiente Kundalini.
Quien no lea, y practique durante años, las escrituras sagradas hindúes y tibetanas lo mejor que puede hacer es callar y aprender a escuchar a aquel que se encuentre versado en ellas. La soberbia ignorancia que existe en este tema en Occidente es algo a la orden del día, algo que debería acabar.
Lo cual nos viene a recalcar la importancia del tema, y la seriedad con la que debe de abordarse. No se trata de volvernos gimnastas sexuales, sino de ingresar en un mundo de percepción y sensibilidad, que el hombre común no accede. Para ello es menester cambiar la forma de pensar, y sentir, especialmente ésta última. El ser humano actual, y sobre todo el que vive en occidente, necesita modificar la estructura de su pensamiento y sentimiento, para poder ingresar en los mundos internos, donde el conocimiento y la vivencia son fenómenos directos, y no requieren evaluación, o discusión, no exigen toma de partido, sino integración y plenitud.
La absurda idea de tener una relación sexual lineal, donde ambos partícipes van en busca de algo, llamado orgasmo, pero que ni siquiera es como creen, el momento de mayor goce, resulta por demás limitadora, y por lo tanto, nos aleja del verdadero éxtasis sexual. El éxtasis es una experiencia incomunicable, es algo místico y a la vez sexual. Son dos aspectos de una misma cosa.
La energía que produce el éxtasis sexual, es la misma que nos lleva al éxtasis místico. Decíamos anteriormente que en la energía sexual está la imagen de nuestra perfección, lo que en la Kábala se llama el Adam Kadmon.
Cuando no perdemos la energía sexual, esta retorna hacia adentro y hacia arriba, para formar nuestros vehículos superiores de conciencia, los cuerpos internos. Una vez formados estos cuerpos internos, el humano entra en una dimensión de la vida totalmente desconocida para la humanidad. Pero la cristalización de este nuevo humano es toda una creación, una creación que se asemeja a la formación del universo, ya que somos un universo.
La vivencia de lo sexual como una comunión espiritual con nuestra pareja nos permite fusionarnos con nuestro Dios interno, con la totalidad, con eso que nunca dejamos de ser, la Eternidad. La clave no es solo encauzar la energía hacia adentro, sino que se necesita de un estado del alma diferente al cotidiano, por eso hablábamos de cambiar la forma de pensar y sentir. Requiere que estemos enamorados, pero no dependientes, de nuestra pareja, ya que como decía antes, esto no es una gimnasia sexual. Además de entregarse a ella sin miedo a nada, sin superioridades ni inferioridades ni manipulaciones de ningún tipo. Por eso, antes de empezar a estudiar esta magia el adepto/a debe aprender, comprender y practicar el DharmaShivaíta, sin ello ningún Maestro/a serio le aceptará.
Con este arte amatorio estamos trabajando con la serpiente sagrada, la Divina Madre, Kundalini, que habita en el coxis, en el chakra básico, adormecida, pero esperando despertar, cuando sienta los llamados del absoluto. Toda la información existente sobre el tema enfatiza el punto de no eliminar la energía sexual, lo que ocurre en el humano con la eyaculación.
Es de gran importancia subrayar la idea oriental de que el hombre de occidente no conoce el orgasmo. Cree que esa sensación placentera post-eyaculatoria es el orgasmo, pero no lo es. El orgasmo en oriente es el mismo éxtasis, dicha, ananda. Lo que siente el hombre común es la sensación de alivio que se genera cuando se desbloquea la energía. Cualquier energía bloqueada que se libera produce placer, y por consiguiente es aceptada de buen agrado, pero aquí estamos tratando de ir más adentro, a las raíces mismas de la comunión con lo divino, donde podemos participar de la sensación de éxtasis.
Por eso decía que no se trata solo de aplicar una técnica de no eyacular, o retener el semen o fluidos vaginales, sino que se trata de una actitud interna, que nos permita fundirnos con la totalidad. Si no experimentamos eso, no estaremos practicando magia sexual, sino un acto sexual más o menos rebuscado.
Se trata de transmutar la energía creadora, sublimarlo, ascenderlo por la columna vertebral, llenando el aura con ese fuego divino, para comenzar una creación interior. Esa creación nos lleva a cristalizar nuestros vehículos internos, también llamados Cuerpos Solares, Superiores o Koshas, como se diría en sánscrito. Y esa energía se encuentra en el semen y en los fluidos vaginales, tanto los menstruales como los no menstruales, por tanto, debemos aprender a extraer la energía de esos fluidos y ascenderla por el monte Meru. Si reprimimos el orgasmo, no hay energía, y si eyaculamos o perdemos muchos fluidos tampoco hay energía, en el equilibrio está la virtud y la armonía.
Los hombres que no eyaculan nunca, o eyaculan demasiado a menudo, se aseguran problemas con su próstata y a la larga, cáncer. Las mujeres que tienen demasiados fluidos vaginales, o pierden demasiado menstruo o es excesivamente escaso, tanto de lo mismo se puede decir. La espiritualidad no está en lo que eyaculas o dejas de eyacular sino en tu actitud interior, en tu absoluta consciencia omniscente en el aquí y ahora. Sólo cuando hay consciencia, sólo cuando Shiva está despierto, Shakti, la energía le sigue, va hacia Él devota y amorosa.
Recordemos que existe un cuerpo astral superior, medio e inferior. Esos cuerpos tienen su diseño en la energía sexual. Cuando la serpiente despierta, comienza su labor de regeneración y creación de esos cuerpos. En el acto de Magia Sexual la pareja se magnetiza mutuamente. Los plexos se cargan y potencian con el intercambio de caricias amorosas. Es importante lograr una muy buena excitación afín de sutilizar el alma y abrir el espíritu a la energía divina que comienza a llenar a ambos consortes.
La apertura emocional que nos pone en contacto con la Voluptuosidad, es la entrada al reino de la Alta Magia, el Edén Bíblico. Estas sensaciones son el alimento que el alma necesita para enfrentar la experiencia vital. En vez de tener una relación rápida y que se corta abruptamente por la irrupción del “orgasmo”, el Mago se deleita danzando con su esposa en las aguas de la diosa Venus, el Orgasmo Cósmico.
Es ostensible la tremenda dificultad que presenta el estudio de la Magia Sexual. No resulta nada fácil querer mostrar como “aprendible y visible” el yoga sexual, el Maithuna, con su gobierno de las más delicadas corrientes de nervios y las múltiples influencias subconscientes, infraconscientes e inconscientes sobre el ánimo.
Liberarse de la concupiscencia animal, no reprimiéndola sino entregándose a ella para trascenderla, en aras de la espiritualidad es fundamental en la Magia Sexual, si es que en verdad queremos encontrar el hilo de Ariadna del ascenso, el áureo bramante que ha de conducirnos de las tinieblas a la luz, de la muerte a la inmortalidad. Cierto sabio dijo enfáticamente lo siguiente:
“Obra la Magia Sexual transfigurando corporalmente y procura una acentuación ideal a lo sexual en el alma“.
Por eso son capaces de Magia Sexual sólo los seres que tratan de superar el dilema dualista entre el mundo anímico y el de los sentidos, quienes dotados de íntima “vela”, se hallan absolutamente libres de cualquier clase de hipocresía, mojigatería, negación y devaluación de la vida.
El amor es la llave que abre la puerta y no la razón. La pérdida de la energía kundalínica simboliza la pérdida del amor divino que encarna el verdadero hombre, por eso pierde fuerza. Este trabajo mágico con el sexo es lo que se llama Castidad, lo cual no debe confundirse con Celibato. La castidad es el manejo consciente de la energía sexual, dentro de una ciencia espiritual, que es a la que accede el iniciado. Esto le permite despertar la serpiente Kundalini.
Quien no lea, y practique durante años, las escrituras sagradas hindúes y tibetanas lo mejor que puede hacer es callar y aprender a escuchar a aquel que se encuentre versado en ellas. La soberbia ignorancia que existe en este tema en Occidente es algo a la orden del día, algo que debería acabar.
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